Corbeta Vigilancia (Periódico)

Corbeta Vigilancia (Periódico)
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Director(ar):Cristóbal Murtra
CirculaciónSemanal
Fecha de Fundación3 de septiembre de 1820
PaísTrinidad,Las Villas, Bandera de Cuba Cuba

Corbeta Vigilancia. Primer periódico de Trinidad, Las Villas. Se publicó en 1820. Fue un periódico de interés general e información nacional y extranjera.

Historia

Fue el primer periódico de la villa de Trinidad. A continuación del título aparece el subtítulo de «Correo semanario-marítimo de Trinidad», con el lema «Verdad sabida y buena fe guardada»[1].

Más adelante tomó los títulos de «Correo político literario mercantil de Trinidad», «Correo de Trinidad», «El Correo».

Comenzó a salir semanalmente el 3 de septiembre de 1820, dato afirmado por la propia publicación en su edición del 3 de enero de 1841. A partir de 1823 se publicaba dos veces a la semana. El 2 de enero de 1842 aparece también con esa periodicidad. Desde el 5 de agosto de 1847 se hace diario. Fue fundado por Cristóbal Murtra, que también introdujo la imprenta en Trinidad y, además, fue quien solicitó y obtuvo el permiso para publicarlo.

Contenido

Fue un periódico de interés general e información nacional y extranjera. Reflejó en sus páginas la historia local de Trinidad, tanto en el aspecto histórico social como en el cultural.

Reprodujo trabajos de publicaciones cubanas de la época, entre ellos, especialmente, artículos de: El Lugareño (seud. de Gaspar Betancourt Cisneros) sobre educación y artículos costumbristas de José Victoriano Betancourt. También publicó poesías, relatos y críticas literarias.

Colaboradores

Colaboraron en sus páginas Rafael María de Mendive, que llevó a este papel muchas de sus mejores composiciones, Plácido (seud. de Gabriel de la Concepción Valdés), Felipe López de Briñas, Rafael Hernández de Alba, J. A. Llópiz, Teodoro Guerrero y otros autores que firmaban con los seudónimos Dásalo, Burquillos, El santanero. Además el geógrafo español José Imbernó y Navarro, fundador en Trinidad, en 1871, del periódico El Eco Español, enfrentado a los ideales cubanos de independencia.

En él colaboró también el poeta camagüeyano Esteban de Jesús Borrero, padre de Esteban Borrero Echeverría, quien muchos años después procrearía a Juana Borrero. Allí Esteban de Jesús publicó su primer poema, “Amira”.

Censuras

En algunas ocasiones, este periódico fue denunciado a la Junta de Censura por sus escritos injuriosos, no obstante su carácter semioficial, pues en sus columnas se publicaban asuntos y noticias oficiales, además de temas relacionados con la agricultura, el comercio y el fomento de la villa. Resulta de interés la publicación en sus páginas, suscrito por Francisco Lavalle, del trabajo titulado “Noticia histórica y geográfica de Trinidad”, el cual fue reproducido por el Faro Industrial de La Habana, en agosto de 1842.

Cada número de la publicación, bien fuera bajo el título de Correo político, literario y mercantil de Trinidad o Correo de Trinidad reflejaba quiénes eran el médico, el escribano y el diputado del mes que estaban, diríamos hoy, “de guardia”.

Fin de la publicación

Francisco Marín Villafuerte señala que el último número visto por él corresponde al 15 de octubre de 1868.[2]

Carlos M. Trelles indica que salió hasta 1869. [3]

Sólo se ha revisado, en forma incompleta, desde 1841 hasta 1854. El último ejemplar encontrado corresponde al 27 de diciembre.

Otros periódicos cubanos de la época

Algunas fuentes señalan como el primer periódico cubano a “Gaceta de La Habana”, que apareció en 1764, es decir, 26 años antes de las que se refieren a “Papel Periódico de la Habana”, que vio la luz el 24 de octubre de 1790.

Lo que si es indiscutible, es que el 24 de octubre se publica el primer número del “Papel Periódico de La Habana”, dirigido por Diego de la Barrera, publicación que divulgó numerosos “proyectos sobre agricultura, comercio, medicina, educación, policía, filantropía, bellas artes, erección de estatuas…,”. Y permitió, además, la primera manifestación en Cuba del periodismo como negocio.

Tuvo el privilegio de que en sus páginas colaboraron destacados intelectuales, entre los que sobresalieron Tomás Romay, Francisco de Arango y Parreño, Manuel Zequeira y José Agustín Caballero.

Luego, por citar solo algunos, aparece en agosto de 1805 “El Amigo de los Cubanos” , primer periódico que se publica en la provincia de Oriente; En septiembre de 1813 se publica el primer periódico de Matanzas: “El Patriota”; en diciembre de 1845 comienza a publicarse “La Hoja Económica”, el primer periódico impreso en Cienfuegos, etc… Ya en septiembre de 1858 se funda una revista quincenal “La Habana” por Adolfo Márquez Sterling. En ella colaboraron de forma muy destacada Antonio Bachiller y Morales, Cirilo Villaverde, Francisco de Armas y otros.

Posterior a estas publicaciones surgieron en toda la Isla una cantidad significativa de periódicos, incluso con diferentes perfiles, que satisfacían los intereses más variados de los lectores. Se debe recordar que existía la multiplicidad de inmigrantes extranjeros que residían en Cuba, europeos principalmente, y que demandaban mucho de ese servicio. Lo cierto es que el crecimiento de los periódicos criollos fue abrumador durante el siglo XIX. Una cifra confiable da el número de 210 títulos cubanos publicados durante toda esa centuria. De ellos, más de cien correspondían a La Habana, que era la capital política, religiosa, económica y militar de la isla.

Algunos con características destacables como “El filarmónico mensual” (1812) primer periódico musical; mientras que “Aurora” (1828), publicación nacida en la provincia de Matanzas, se conoce como el primero en divulgar crónicas de guerras extranjeras; “La Moda o Recreo Semanal del Bello Sexo” (1829), una de las primeras revistas de Moda en el Mundo, incluso antes que en España; “La voz del pueblo cubano” (1852) el primer periódico clandestino publicado en la Isla. “El Diablo cojuelo” (1869), entre tanto, fue el primero publicado en La Habana durante la libertad de imprenta decretada en enero de aquel año.

Como resultado de tanta demanda de conocimientos, en la calle de O’Reilly se creó en 1848 la primera Agencia de Periódicos Extranjeros, que recibía títulos de España, “Nueva Granada” (Colombia); el “Courrier” y el “Eco de Europa”, de Francia; la “Gaceta de Berlín” (de Alemania o la de Viena, de Austria); el “Texas Star” (de México), “El Ecuatoriano” y “Telégrafo” (de islas Minorca); el “Tribune” de Nueva York, el “Herald”, el “Post”, el “Time”, el “Morning Chronicle”, todos de Estados Unidos; “Il Mundo Ilustrado”, “la Gazeta de Milán” (de Italia) y otros que ofrecían en el periodo colonial cubano el derecho a la libre información y expresión.

Ya desde los años 80 del siglo XIX, el regreso de cientos de exiliados cubanos de los Estados Unidos, notablemente desde Florida, aportaron un influjo destacado a la “modernidad cubana”.

A partir de 1898, la ocupación estadounidense de la Isla contribuyó, indudablemente con más fuerza, a la introducción en Cuba de usos, costumbres y tecnologías que ejercieron una gran influencia en el cambio que se operaba en la sociedad civil cubana de la época. Uno de los productos de este proceso fue entonces, evidentemente, la existencia de una prensa escrita en idioma inglés que reflejó la importancia que la influencia estadounidense cobraba en Cuba. Podemos citar algunos: “The Havana Reporter”. Semanario. 1898; “The Times of Cuba”. 1898-1899; “The Havana Herald”. 1899; “The Havana Post”. 1902, etc

En la historia de Cuba nunca faltan los chinos, que también fundan el 20 de marzo de 1928 el diario “Kwong Wah Po”, que en español se traduce como “Brilla China”, que incluso se edita actualmente, en idioma chino, en Cuba. Circula con una tirada de 600 ejemplares al mes, y va dirigido a la colonia china con informaciones nacionales e internacionales. Es el órgano oficial del Casino Chung Wah, institución que agrupa a toda la comunidad china en la Isla. Ubicado en la calle San Nicolás, al lado del Restaurante “El Pacífico”, en el populoso Barrio Chino de La Habana.

La guerra “hispano-estadounidense”, tal como la consideraba la prensa estadounidense, es recordada como el producto de muchas fuentes fraudulentas y carentes de hechos concretos, y la ambición de dos hombres que crearon una guerra con el solo objetivo de vender periódicos: Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst.

Esta competición entre ambos en todo lo que se refirió a la cobertura antes y después de la guerra hispano-estadounidense, no fue más que una creación producto de buscar una historia más amarilla, escandalosa, y falta de veracidad, con el objeto de atraer más público. Cabe destacar que Pulitzer también olvidó mencionar que la batalla clave de la guerra hispano-estadounidense fue peleada por caballería afroamericana.

Durante los años de la Segunda Guerra Mundial la campaña antifascista que se llevaba mundialmente también tuvo ecos en Cuba. Durante ese período gubernamental Fulgencio Batista, le dio apoyo a los periodistas para fundar el Primer Colegio de Periodistas de América Latina (1943) y para hacer antes el Primer Congreso de Periodistas cubanos en el año 1941.

“Diario de la Marina”, “El Mundo” , “Información”, “Excelsior”, “El País”, “Prensa Libre”, “Avance” , “El Crisol”, “Alerta”, el “Havana Post”, etc., etc., etc.. no son más que algunos de los que se publicaban en la década del 50, en Cuba.

Bibliografía a consultar

  • Llaverías, Joaquín. «[Correo de Trinidad]», en su Contribución a la historia de la prensa periódica. T. 1. Prefacio de Emeterio S. Santovenia. La Habana, Talleres del Archivo Nacional de Cuba, 1957, p. 184, 186, 188, 190, 206-207, 209, 386-392, 394. (Publicaciones del Archivo Nacional de Cuba, 47).
  • Morín Villafuerte, Francisco. «[Corbeta Vigilancia]», en su Historia de Trinidad. Pról. de Rafael Rodríguez Altunaga. La Habana, Jesús MoCrónica (La Habana, 1949-?).

Referencias

  1. «Francisco Marín Villafuerte,Historia de Trinidad»,página 348,(La Habana, Jesús Montero, Editor, 1945)
  2. «Historia de Trinidad»,Francisco Marín Villafuerte, página 352 ,(La Habana, Jesús Montero, Editor, 1945)
  3. «Bibliografía cubana del siglo XIX»,Carlos M. Trelles, página 178 del tomo 1 (Matanzas, Imp. de Quirós y Estrada, 1911)

Fuentes