Costumbres funerarias (Antiguo Egipto)

Costumbres funerarias del Antiguo Egipto
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Concepto:Cultos y preparativos realizados por los antiguos egipcios para esperar la muerte.

Costumbres funerarias del Antiguo Egipto. Los numerosos eufemismos literarios y la falta de representaciones en el arte muestran el disgusto de los egipcios por la muerte. En el ánimo de mitigar este evento inevitable, instauraron un elaborado ritual funerario. No solo los reyes adquirían estatus divino tras la muerte sino que, desde finales del Reino Antiguo el hombre común ya pudo acceder a la otra vida tras la revolución en el culto funerario. Un difunto se transformaba en nṯr (dios) por medio de los rituales de la momificación y el entierro, los que incluían la ceremonia de apertura de la boca, etc.

Momificación

El vendado del cuerpo, imitando la reunificación del cadáver de Osiris, era el símbolo de la inminencia de la muerte y a la vez la transfiguración a un nuevo cuerpo. La colocación del cadáver momificado en el ataúd era simbólicamente realizado en los brazos de la diosa Nut, de modo que este naciera nuevamente.

Rituales de purificación, unción y apertura de la boca

El vertido de agua, tanto por su calidad de dadora de vida como por la de purificación, era parte de cada ritual. El cadáver, desecado primeramente o no, debía ser lavado (en la tienda de purificación) y luego ungida y vendada. Siete aceites sagrados utilizados en la unción son conocidos desde la primera dinastía. Los últimos ritos antes del enterramiento eran realizados por el sacerdote sem, quien ofrecía libaciones e incienso y realizaba el ritual de apertura de la boca frente a la momia para renovar sus facultades: abrir la boca, la nariz, los ojos y los oídos mediante la presentación de herramientas rituales sobre los orificios, mientras se mataba un buey y era ofrecida una pierna y el corazón al difunto o su imagen como parte del proceso de revivificación. Este ritual podía realizarse sobre la momia o una estatua del muerto y, por medio del uso de hechizos y gestos se lograba animar la imagen y habilitar al ka del difunto para consumir las ofrendas que le serían traídas. El difunto, al igual que los dioses, necesitaba sustento diario que era provisto por medio del ritual de las ofrendas. Las tumbas estaban equipadas con un área en las que podían ser hechas las ofrendas al difunto.

Luego del ritual de ofrendas el difunto junto a su imagen era colocado en la tumba. Una liturgia acompañante llena de plegarias y hechizos era realizada por los escribas lectores. El ritual era acompañado de música y danzas acrobáticas (quizás ecstáticas) en la entrada de la tumba, al igual que los gritos de las plañideras. El jener o grupo musical de la diosa Hathor, la dama de occidente, anunciaba quizás a la propia divinidad que recibiría al difunto en el inframundo y a la vez lo renovaría, probablemente también cargaba sexualmente la atmósfera, toda vez que el muerto necesitaba renacer hacia la otra vida.

Enterramiento

En las mastabas del Reino Antiguo consistía en un nicho de ofrendas ubicado en el extremo sur del lado este y más tarde evolucionó hacia una capilla de ofrendas más elaborada dentro de la propia mastaba. Una cámara dentro de la mastaba contenía una estatua del ka del difunto y servía como otro punto focal de las ofrendas. Posterior al Reino Antiguo, estas estatuas eran habitualmente ubicadas en capillas separadas cerca de los templos de las divinidades. Las tumbas excavadas en la roca incluían una capilla subterránea, la que contenía una estela votiva del difunto en la que aparecían su nombre y títulos. También se podía mostrar al fallecido frente a una mesa de ofrendas o recibiendo ofrendas de sus familiares. Las ofrendas eran depositadas en una mesa al frente de la estela.

El ritual de las ofrendas

El ritual de las ofrendas incluía la recitación de la fórmula de ofrenda, conocida como ḥtp-dj-nswt ("Una ofrenda que el rey da"). Ya que, según la teología egipcia, solo el rey podía hacer ofrendas a los dioses, cada vez que una ofrenda era dada, el oferente debía decir que era el rey quien las hacía, o el rey junto a los dioses para que estos luego la pasaran al difunto. La ofrenda en sí era llamada prt-ḫrw ("salida de la voz" u "ofrenda de invocación"), en referencia al rol de la recitación en el acto de proveer sustento al difunto. Incluso si las ofrendas no eran traidas a la tumba con solo recitar la fórmula un visitante mágicamente podía proveer al muerto con comida y bebida.

De modo que se hiciera perpetuo el suministro, cada egipcio debía crear un establecimiento funerario antes de su muerte, en el que se le proveía a una persona o grupo determinadas tierras a cambio de realizar el culto posterior a su muerte y contínuamente. Estos individuos eran los sacerdotes del ka (ḥm-kȝ), habitualmente el hijo mayor del difunto ocupaba esta posición. La creación de establecimientos funerarios fue común durante los reinos antiguo y medio, pero fue sustituido durante el Imperio Nuevo por establecimientos de estatuas. Esto consistía en dedicar estatuas del difunto a un templo y, este, a través de la misma, participaría de las ofrendas y los festivales diarios allí realizados.

Para la gran mayoría de los egipcios, las ofrendas funerarias eran hechas por los propios familiares o por aquellos contratados para asumir el ritual. Para algunos individuos que llegaron a destacar surante la vida, sin embargo, sus cultos funerarios llegaron a ser ostentosos y hasta equiparables con los de las divinidades. La gente común acudía a sus capillas a realizar ofrendas en la esperanza de recibir a cambio bendiciones y favores. El culto en la tumba de Isi, nomarca de Edfú durante la [[dinastía VI (Egipto)|dinastía VI]] continuó por seis siglos después de su merte.

Un amplio templo fue construido en Elefantina durante el Reino Medio en honor al nomarca Hekaib, de la dinastía VI. El culto a estos individuos divinizados era en esencia un asunto local, aunque algunos llegaron a tener relevancia nacional como es el caso de Imhotep, arquitecto jefe del rey Dyeser (dinastía III) que fue adorado como dios de la medicina y la sabiduría durante el período grecorromano, e incluso provisto de un linaje divino. Amenhotep hijo de Hapu, prominente oficial bajo el reinado de Amenhotep III ([[Dinastía XVIII ()|dinastía XVIII) fue igualmente adorado durante el período tolemaico con idénticos avatares.

El culto al rey difunto

El culto divino del rey comenzaba en vida del mismo, especialmente a partir del Imperio Nuevo, con Amenhotep III. Al igual que una estatua podía ser el receptáculo del ka del difunto, el rey era el recipiente del ka de Horus y por tanto objeto de culto. Este culto en vida se oficiaba diariamente tras el culto a los dioses en los templos y no puede considerarse culto a la personalidad individual del monarca, sino culto a la divinidad, al concepto de realeza deificada representada por el ka de Horus. Este culto, evidentemente, continuaba tras la muerte.

Desde inicios de la historia egipcia los enterramientos reales incluían un lugar donde el espíritu del monarca podía recibir ofrendas de comida y bebida. La evidencia más antigua del desarrollo de cultos funerarios reales constituyen las edificaciones mortuorias de los reyes predinásticos en Abidos. La pirámide escalonada de Dyeser (Zoser) en Saqqara (dinastía III) es el primer monumento funerario completamente articulado en la que aparecen claramente los conceptos de la divinidad real y los detalles del culto asociado. Los establecimientos piramidales reales introducidos desde la dinastía IV incluían complejos templarios situados en la zona oriental de la pirámide para el culto del rey difunto, representado por una estatua. Desde la pirámide del rey Userkaf (dinastía V) una estela de falsa puerta se convertiría en el punto focal de las ofrendas al ka del rey difunto.

Los reyes de la dinastía XVIII instauraron una nueva forma de enterramiento real, las tumbas excavadas en la roca del Valle de los Reyes en Tebas occidental. En las cercanías, a lo largo de la orilla occidental del Nilo atravesando Karnak, los reyes construyeron estructuras llamadas "templos funerarios" por los egiptólogos, aunque la conveniencia del término ha sido discutida por Gerhard Haeny. En estos templos el ka del rey difunto continuaría recibiendo las ofrendas, frecuentemente en compañía de Amón y Ra-Horajti. Templos conocidos como "casas de millones de años" fueron construidas por los reyes del Imperio Nuevo como lugares para el culto real antes y después de la muerte. El culto a los reyes difuntos no estaba limitado a los templos estatales: los constructores de tumbas del cercano poblado de Deir el-Medina erigieron capillas a los deificados Amenhotep I y a su madre Ahmose Nefertari, reverenciados como fundadores y patrones de la ciudad y, durante el Reino Medio, los mineros egipcios del Sinaí realizaron el culto del ya fallecido por mucho tiempo rey Seneferu (Keops).

Fuentes

  • Redford, Donald. [Ed.] The Oxford Encyclopedia of Ancient Egypt. Vol. I. Oxford: Oxford University Press, 2001.
  • Wendrich, Willeke [Ed.] Egyptian archaeology. West Sussex: Blackwell Publishing Ltd., 2010.