Cursiva

Cursiva
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Concepto:Estilo de escritura cuyas características más comunes son la inclinación de sus letras y la concatenación de las mismas.

En el marco de la tipografía, la cursiva o letra cursiva es un estilo de escritura cuyas características más comunes son la inclinación de sus letras y la concatenación de las mismas en una palabra; por extensión, se llama cursiva (también itálica o bastardilla) a todo tipo de letra inclinada. Este estilo permite escribir con una mayor velocidad.

Tipografía

Carta escrita en Inglaterra en 1894, mostrando un ejemplo de la cursiva inglesa de ese período.
Carta de Panchito Gómez Toro al patriota cubano José Martí, en letra cursiva.[1]

Tipográficamente, la cursiva es un estilo de escritura cuyas características más comunes son la inclinación de sus letras y la unión de las mismas en una palabra; por extensión, se llama cursiva (también itálica o bastardilla) a todo tipo de letra inclinada. Este estilo permite escribir con una mayor velocidad.

En tipografía, la cursiva es un estilo de escritura que se caracteriza por poseer caracteres inclinados y finos, en contraste con los tipos romanos, verticales y más gruesos. Aunque los libros más modernos y los materiales de lectura están impresos en caracteres romanos, la cursiva suele intercalarse para hacer resaltar secciones especiales: prefacios, encabezamientos, citas, palabras extranjeras, títulos de libros y de obras de arte, y palabras o frases que el autor desea resaltar.

Las cursivas son muy inclinadas, nos hacen referencia a la escritura caligráfica.

Las cursivas inglesas nacen de la escritura común con pluma de acero derivada del siglo XIX.

Origen

Lo cierto es que su origen (y, por lo tanto, su definición) está en la escritura a mano apresurada. De hecho, la palabra «cursiva» proviene de cursum (currere, curris, cucurri), que significa ‘correr’ en latín, por ser el tipo de letra obtenida al escribir con cierta agilidad. De esta manera, existe una relación de reciprocidad entre las letras de tipo cursivo y la agilidad en su escritura: la escritura ágil «cursiviza» la grafía, y la letra cursiva agiliza la escritura.

El impresor veneciano Aldo Manuzio desarrolló la cursiva en 1500, utilizando como base la forma de caligrafía humanista italiana. En 1522 el calígrafo Vicentino desarrolló una versión más amplia y clara por lo que se le considera el padre de la cursiva moderna.

Paleografía

Paleográficamente, las letras de tipo cursivo se oponen a las letras caligráficas o redondas, hechas (en teoría) con más detenimiento y más correctamente elaboradas. Por supuesto, eso no quiere decir que la letra cursiva esté hecha de una forma más descuidada o sea menos estética. De hecho, algunas de las letras más complejas y elaboradas son, precisamente, cursivas como el caso de la normal.

¿Está en desuso la cursiva?

Escribir a mano, con un lápiz o lapicero, está en desuso. «Estoy tan acostumbrada al celular y la computadora que no me salen las letras».[2]

¿Cuál es el problema?

¿Qué los niños y jóvenes no entienden la utilidad de seguir escribiendo a mano y que los maestros no siempre registran este asunto como un problema más del aprendizaje?[2]

¿El problema de la caligrafía es anterior a que llegaran las computadoras a las escuelas?

En el mundo interno e íntimo de una persona, el mundo de los sentimientos más profundos, ¿existe alguna diferencia entre escribir a mano o escribir mediante un teclado de computadora o de celular?[2]

En Italia, la Sociedad de Pediatría alertó que la caligrafía está en vías de extinción debido al uso cada vez más extendido de los teclados.[2]

El uso de la mano tiene una parte muy grande de representación cortical, así como lo visual tiene su parte. Cada parte del cuerpo da órdenes al cerebro. Si cada vez se usa menos la escritura manual, hay riesgo de que el cerebro funcione distinto. La escritura permite la organización de estructuras a nivel cerebral que hacen memorizar las palabras, la sintaxis; una cantidad de datos que luego van a ser elaborados para estructurar el pensamiento, afirma un neurólogo infantil.[2]

Opiniones de especialistas

Un especialista, profesor de Neurología en la Universidad de Buenos Aires (Argentina) y miembro de la Royal Society of Medicine (de Londres), deja abierto el problema:

Un niño escribiendo con letra cursiva utilizando un lápiz y papel.
Si se tiene en cuenta que a las personas, para mantenerse jóvenes, se les recomienda que hagan crucigramas, ejercicios manuales, palabras cruzadas y que ejerciten sus manos y sus funciones intelectuales, podría pensarse en que sí habría jóvenes con cerebros cada vez más viejos. Pero como no se ha investigado lo suficiente sobre los cambios que producirán las nuevas funciones que se van desarrollando con la tecnología, hoy no es posible dar una respuesta única.[2]

Para la psicopedagoga Gabriela Dueñas, que trabaja en el Instituto Lasalle (Buenos Aires), pensar que la falta de uso de la mano puede repercutir negativamente en el pensamiento es exagerado:

¿Por qué no pensar que con el celular, por ejemplo, se utilizan los pulgares ―que con la escritura a mano casi no los movíamos― y que, tal vez, esto ponga en marcha nuevas zonas cerebrales?[2]

La especialista advierte que los cambios siempre «provocan una revolución» en el mundo educativo y «ante la incertidumbre, muchos tienden a cerrarse a lo desconocido».[2]

Fuentes

  • «Letra cursiva», artículo publicado en marzo de 2012 en el sitio web Library Kiwix.