Demonio

Demonio
Información sobre la plantilla
Demonios-1.jpg
Concepto:Del griego daimon y daimonion, Latín daemonium. Demonio: Nombre general de los espíritus malignos, ángeles caídos (expulsados del cielo). El jefe de estos ángeles rebeldes es Lucifer o Satanás

Demonio. En las creencias hebreas, cristiana e islámica, nombra el espíritu supremo del mal que durante un tiempo inmensurable ha regido el universo de los espíritus del mal y es una oposición constante a Dios así como enemigo de la humanidad e incitador a los males que éstos cometen.

La palabra viene, a través del término daeminium del latín eclesiástico, del griego daimonion, un adjetivo que significa ’calumnioso’ utilizado también en griego clásico como un nombre que identifica a una persona como un calumniador.

Historia

El término se utilizó en la traducción griega de la Biblia, la Septuaginta, no para referirse a los seres humanos sino más bien como traducción del ha-satan hebreo (el satán), una expresión utilizada al principio como título de un miembro de la corte divina que actuaba de espía errante de Dios recogiendo información de los humanos en sus viajes por la Tierra.

Como algunos aspectos de esta figura espiritual tal vez se formaron de la experiencia con los servicios secretos reales del antiguo Oriente Próximo, no es de sorprender que Satán también fuera visto como un personaje que intentara provocar la sedición punible allí donde no hubiera ninguna, actuando así como un adversario de los seres humanos para separarlos de Dios.

En toda especulación en torno a Satán, el mayor problema que se presenta es el del origen y la naturaleza del mal.

Otras consideraciones

En la tradición judía, y por ende en el primer pensamiento cristiano, el título se convirtió en un nombre propio. Satán empieza a ser considerado como un adversario, no sólo de los seres humanos sino también e incluso sobre todo de Dios.

Esta evolución es probablemente el resultado de la influencia de la filosofía dualista persa con sus opuestos poderes del bien (Ormuz) y del mal (Ahriman). Pero tanto en el modelo judío como en el cristiano, el dualismo siempre es provisional o temporal, y el demonio en última instancia está sometido a Dios.

En los escritos de la secta de Qumran recogidos en los Manuscritos del Mar Muerto, el demonio aparece como Belial, el Espíritu de la Maldad.

El pensamiento rabínico

En algunas tendencias del pensamiento rabínico, Satán está ligado al "impulso del mal" que, de alguna manera, resulta así personificado. Esta personificación es una variante judía de la suposición antigua y generalizada de que los seres humanos pueden estar sometidos a fuerzas malévolas distintas a sus conciencias. Así, tanto en el judaísmo como en el cristianismo se cree que los seres humanos pueden estar "poseídos" por el demonio o por sus servidores, los diablos.

La esencia de las enseñanzas cristianas sobre el demonio es, tal vez, que Jesucristo rompió el poder que tanto él como sus servidores tenían sobre toda la humanidad (la "posesión" de algunos es un síntoma del dominio general sobre todos) y que en la crucifixión el demonio y sus secuaces, explotando lo peor de ellos mismos, fueron, por paradójico que resulte, llevados a su última derrota.

Edad media

En la edad media, el demonio jugó papeles importantes en el arte y el folclore, siendo casi siempre visto como un animal humano perverso e impulsivo con una cola y cuernos, acompañado algunas veces por sus diablos subordinados. La idea de que estos últimos podían penetrar en los cuerpos y las almas de los seres humanos sirvió la mayoría de las veces para diferenciar al ser poseído del normal más que para indicar algo sobre el estado general de la humanidad.

La complejidad, el misterio y la naturaleza combinada del mal han llevado a algunos pensadores a creer que hay que encontrar un lugar para el demonio incluso en el pensamiento moderno. El islam, que acepta el judaísmo y el cristianismo como inspirados por Dios, extrae su concepto del demonio de las mismas fuentes. Se menciona a Iblis, el demonio, en el Corán, donde es el único ángel que se niega a inclinarse ante Adán. Por lo tanto, Alá le maldice pero le deja libre para tentar al incauto, como así hace en el relato coránico del Jardín del Edén.

En la teología Católica

En la teología Católica esta palabra ha llegado a significar casi lo mismo que diablo y denota a uno de los espíritus malignos o ángeles caídos. Y de hecho, en algunos lugares del Nuevo Testamento donde la Vulgata, en acuerdo con el griego, tiene daemonium, muchas versiones traducen diablo. La distinción precisa entre los dos términos en el uso eclesial puede ser vista en la frase usada en el decreto de el Cuarto Concilio Luterano:

"Diabolus enim et alii daemones" (El diablo y los otros demonios)

todos son demonios, y el jefe de los demonios es llamado el diablo.

Esta distinción es observada en el Nuevo Testamento de la Vulgata, donde diabolus representa al Griego diabolos, y en casi todas las instancias se refiere a Satán mismo, mientras que sus ángeles subordinados son descritos en concordancia con el Griego, como daemones o daemonia.

En la teología protestante

En la mayoría de las iglesias cristianas protestantes, o sea, los evangélicos que no aceptan las definiciones y descripciones que hace el Papa y la Cátedra Romana de estas cuestiones espirituales, se hace una diferenciación algo distinta entre los términos demonio y diablo, considerando que éste último es el primer demonio y a su vez, el líder de ellos.

En otras palabras, la casi totalidad de congregaciones protestantes entienden que la Biblia explica, por textos como Apocalipsis 12:9, que los ángeles rebeldes al ser vencidos y desterrados del Tercer Cielo, se convirtieron en ángeles caídos, espíritus inmundos, huestes espirituales de maldad o simplemente demonios.

Posibles confusiones

No existe ningún texto bíblico que lleve a pensar que las almas humanas de personas malvadas podrían convertirse en demonios. Ni tampoco la creencia, muy común en otras religiones no cristianas, de que los demonios pueden ser buenos y malos; los teólogos entienden que al ser esos seres aquellos ángeles rebeldes que fueron expulsados del Cielo, son criaturas espirituales despojadas de toda luz, que originalmente tenían; por lo tanto son entidades de pura maldad pero sin embargo limitados, pueden tentar a la humanidad pero no los pueden obligar a pecar.

Hábitat, y destino según la Biblia

Contrario a la creencia generalizada de que los demonios habitan en el Infierno y que allí Satanás tiene un trono, los evangélicos interpretan que Mateo 25:41 aclara que esa será la prisión temporal de esos seres durante el Reino Milenial de Cristo y que en la actualidad (Efesios 6:12) habitan en la atmósfera y en el espacio llamados respectivamente El primer y El segundo cielo.

La excepción de esta regla son un número indeterminado de estas criaturas, (Judas 1:6) que están atados en el abismo o Tártarus, debajo del Infierno). En un futuro, luego del Juicio Final, Satanás, los demonios y los humanos no redimidos serán hechados en el Infierno definitivo, el llamado Lago de Fuego.

Sinónimo de ser humano malvado

El término demonio también es utilizado para referirse a aspectos malignos o miedos íntimos del ser humano, generados a través de comportamientos o instintos que hacen daño al mismo individuo o a otras personas; refiriéndose a ellos como "demonios internos" del ser humano.

En el argot de las personas que viven en el inframundo de la delincuencia, y en ocasiones hasta las personas comunes y corrientes, usan el término "esa persona es un demonio" para referirse a un criminal en extremo malvado o sea un asesino, violador, pederasta, etc.

Véase también

Bibliografía

  • Jewish Encyclopedia Demonology
  • Muchembled, Robert (2002). «IV». Historia del Diablo. Siglos XII-XX. Fondo de Cultura Económica. p. 131. ISBN 978-968-16-6557-9.
  • Tausiet, María (ed.) (2004). «II». El Diablo en la Edad Moderna. Marcial Pons. Ediciones de Historia. ISBN 84-95379-87-2.
  • Russell, Jeffrey Burton (1986). Mephistopheles. The devil in the Modern World (en inglés). Ithaca, Cornell sUniversity Pres.
  • Baruch Spinoza: Tratado breve, parte II, cap. 25 - De los demonios.
  • Wundt, W. (1906). Mythus und Religion, Teil II (Völkerpsychologie, Band II). Leipzig.
  • Castaneda, Carlos (1998). The Active Side of Infinity. HarperCollins NY ISBN 978-0-06-019220-4

Fuentes