Destacados jefes militares en la Gran Guerra Patria de 1941-1945 (libro)

Destacados jefes militares en la Gran Guerra Patria de 1941-1945
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Autor(a)(es)(as)N. Svetlishin
ColecciónEditorial Progreso
ImprentaImpreso en la URSS
Primera edición1985
ISBN0504040000-345
Notas
Traducido del ruso por R. Vidiella

Destacados jefes militares en la Gran Guerra Patria de 1941-1945. Texto que recoge la biografía de jefes militares que participaron en las operaciones de las Fuerzas Armadas Soviéticas en las batallas de la Gran Guerra Patria, ejemplos del desarrollo creador de la estrategia, el arte operativo y táctico, la destreza militar y el heroísmo, llegando a la victoria sobre el arte militar fascista .


Introducción

La Segunda Guerra Mundial, preparada y destacada por los círculos más reaccionarios y agresivos del imperialismo, no tiene precedente en la historia de la humanidad por sus dimensiones, ensañamiento, pérdidas humanas y materiales. En ella participaron cuatro quintas partes de la población del globo terráqueo, y las acciones militares se desenvolvieron en tres continentes y sobre espacios del Océano mundial. De todas las guerras habidas, ésta fue la más sangrienta y destructiva. La humanidad pagó al dios Moloc el enorme precio de más de 50 millones de vidas.

Las llamas de la Segunda Guerra Mundial flamearon por espacio de seis largos años. Los Estados del bloque fascista-militarista: Alemania, Italia, Japón y otros intentaron por las fuerzas de las armas abrirse camino hacia el dominio mundial. Su objetivo político militar consistía en acabar con la Unión Soviética, el primer país socialista en el mundo. Su propósito era privar de libertad e independencia a muchos países. Así, sobre toda la humanidad descendería por largos años la sombría noche de barbarie y obscurantismo. Se precisaron colosales recursos, fuerzas y medios de los países y pueblos de la coalición antihitleriana para desbaratar los dementes planes de los agresores.

La Gran Guerra Patria de la Unión Soviética (1941-1945) fue el episodio de mayor envergadura en la Segunda Guerra Mundial, ya que tomó sobre sí el golpe más recio de las fuerzas de la Alemania Hitleriana. Fue precisamente en el Frente Oriental donde se destruyó el poderío militar de la Wehrmacht, se aniquiló el fascismo en encarnizados combates y, ya después, al militarismo japonés. Ahí tuvieron lugar los combates más importantes que cambiaron de modo radical el curso de la Segunda Guerra Mundial. Ahí comenzó el amanecer de la Victoria sobre el fascismo y se consiguió el triunfo. Durante 1.418 días y noches se sostuvieron encarnizadas batallas en el extenso frente que se extendía desde el Mar de Bárents hasta el Mar Negro. El pueblo soviético que entró en combate cuerpo a cuerpo con la monstruosa máquina de guerra hitleriana, tuvo que poner en máxima tensión todas sus fuerzas y experimentar el dolor por el revés sufridos en el frente, cuando el enemigo llegó a las puertas de Moscú, bloqueo Leningrado y se lanzó sobre las orillas del Volga y las zonas premontañosas del Cáucaso. A pesar de las inverosímiles dificultades no pudieron doblegar el espíritu combativo del Ejército Soviético ni debilitar el estoicismo de su pueblo. El estoicismo y valentía del los combatientes soviéticos se pusieron de manifiesto en los primeros días de la guerra que fueron los más difíciles. El pueblo y el ejército dirigido por el Partido Comunista, tanto en el frente como en la retaguardia, demostraron un heroísmo, abnegación, valor, estoicismo e intrepidez masivos, sin precedentes en la historia de las guerras. Las etapas históricas de mayor significación en el camino hacia la victoria durante la Gran Guerra Patria librada por el pueblo soviético contra la Alemania fascista fueron las batallas de Moscú, Stalingrado y la de Kursk, que demostraron ante el mundo entero el poderío indestructible del Estado soviético y de sus Fuerzas Armadas, su capacidad para destruir el bloque fascista.

En los encarnizados y arduos combates que tuvieron lugar en en el otoño de 1941 e invierno de 1942 en los alrededores de Moscú, lugar en el que se enfrentaron las agrupaciones principales de las tropas soviéticas y alemanas fascistas, el enemigo fue derrotado, arrojado de los alrededores de la capital soviética y obligado a pasar a la defensa en casi todo el frente soviético-germano. La victoria ante las puertas de Moscú, significó el principio de un viraje completo en la guerra, disipó el mito sobre la insensibilidad del ejército fascista alemán y enterró definitivamente el aventurero plan hitleriano del "blitzkrieg".

El mundo creyó en la posibilidad real de derrotar al agresor, lo que ayudó a fortalecer la coalición antihitleriana y debilitar el bloque de los Estados fascistas, así como a incrementar el movimiento de liberación en los países europeos ocupados. Después de la derrota en las afueras de Moscú, la Alemania hitleriana se vio ante la necesidad de llevar acabo una guerra prolongada para la que no estaba preparada.

Aprovechándose de la ausencia del segundo frente en Europa, el mando hitleriano trasladó grandes reservas de Europa Occidental al frente soviético-germano, lo que permitió a las tropas fascistas alemana desencadenar, en el verano de 1942, la ofensiva en Dirección Suroeste con el fin de cortar el Volga que era una vía importante de comunicación, tomar Bakú –importante frente de petróleo-, conquistar el Cáucaso y obligar a la Unión Soviética a capitular. Sin embargo, el plan estratégico de Hitler fracasó al igual que en 1941. Las tropas soviéticas, en intensos combates defensivos, gastaron y desangraron las agrupaciones enemigas, deteniéndolas a continuación en el Volga y en las zonas premontañosas del Cáucaso. El mundo entero, conteniendo la respiración, observaba la batalla que se libraba en el Volga. En todas partes la gente sentía y comprendía que era allá donde se decidía el resultado de la guerra. A consecuencia de la aplastante derrota sufrida por las tropas fascistas en Stalingrado durante el invierno de 1942-1943, la iniciativa estratégica había pasado en forma irreversible a manos del mando soviético. En Stalingrado no sólo habían sido liquidados los ejércitos selectos hitlarianos, sino que también había sido quebrantada la moral de los fascistas. Y aunque la guerra continuó por espacio de más de dos años, el curso ulterior de los acontecimientos estaba predeterminado en gran medida. La enorme ola destructora de la agresión fascista que llegara a orillas del Volga y ala Cordillera Principal del Cáucaso fue desviada en sentido inverso.

En el verano de 1943 fracasó el último intento de los hitlarianos para recuperar la iniciativa estratégica perdida. En la batalla de Kursk –una de las más importantes de la Segunda Guerra Mundial- las tropas fascistas alemanas sufrieron una derrota arrolladora. Se desplomó la estrategia ofensiva del bloque fascista creándose condiciones propicias para desencadenar la ofensiva general de las Fuerzas Armadas Soviéticas. Con la derrota de los alemanes en Kursk y con la salida de las tropas soviéticas al Dniéper concluye el camino radical en el curso de esa guerra. El bloque fascista se vio forzado a pasar a la defensa en todos los teatros de la Segunda Guerra Mundial y se crearon condiciones apropiadas para el desembarco de las tropas anglo-estadounidenses en Italia. Se incrementó el Movimiento de Resistencia en los países de Europa esclavizados por el fascismo.

En la etapa culminante d la guerra de Europa, en 1945, el Ejército Soviético desarrolló una poderosa ofensiva estratégica, llegando por completo a derrotar las tropas fascistas alemanas. Uno de los factores más importantes y decisivos para la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania hitleriana y el Japón militarista, ha sido el papel rector del Partido Comunista que al asumir toda la responsabilidad por el destino de la Patria socialista, puso en movimiento todas las fuerzas morales y materiales del país para derrotar por completo al agresor. En los frentes y en la retaguardia, en los territorios temporalmente ocupados por el enemigo el partido se manifestó como única fuerza combativa, de movilización y dirección, como el jefe político del pueblo soviético.

En la región central de Alemania fascista culminaban el avance las tropas del 1 y 2 Frentes de Bielorrusia y del 1 Frente de Ucrania que eran dirigidos por renombrados jefes militare soviéticos. Es lógico que fueran precisamente los Mariscales de la Unión Soviética G. Zhúkov, I. Kóniev y K. Rokossovski, quienes defendieron Moscú y Stalingrado, los que condujeron tales frentes hasta el mismo Berlín. De las ruinas de Stalingrado a los muros de Berlín llegó también con su 8 Ejército de la Guardia General V. Chuikov (después mariscal de la Unión Soviética). Su voluntad, experiencia militar y su táctica de ataque en combates cayeron con grupos de asaltos –táctica aprendida en la defensa de la fortaleza del Volga- venció en Berlín.

El profundo conocimiento del arte militar, los amplios horizontes estratégicos y las atrevidas decisiones operativas de los jefes militares soviéticos eran muy superiores a los de generalato de la Alemania fascista. Sus atrevidas, valientes y hábiles decisiones, que se apoyaban en el heroísmo de masas, en la maestría del soldado soviético y en el poderío del Estado socialista, así como su inflexibilidad y firmeza en la dirección de las tropas con miras a conseguir los objetivos propuestos, condicionaron en gran parte la victoria sobre el fascismo alemán y el militarismo japonés.

Los apuntes biográficos que contiene el presente libro se distinguen por el carácter convincente de su argumentación, así como por la objetividad y fidelidad de los hechos que se describen. El autor al agotar en forma amplia fuentes literarias, documentales y materiales relacionados con encuentros personales, no sólo muestra con plenitud las actividades, sino que crea también imágenes imborrables de los más destacados jefes militares soviéticos, dándonos la oportunidad al mismo tiempo d e conocer el sello particular creativo de cada uno de ellos.

La presente obra revela las características más destacadas del arte militar soviético sobre la base de ejemplos concretos referentes a las operaciones más aleccionadoras de la guerra pasada y del genio estratégico de los jefes militares soviéticos. Abundan documentos poco conocidos o desconocidos por completo. Todo aquel que lea este interesante libro no sólo tendrá una gran satisfacción espiritual, sino que se informará sobre muchos aspectos nuevos.

Palabras a los lectores

Cada época histórica crea su propio tipo de jefe militar con sus cualidades personales particulares, sobre cuya formación ejerce una decisiva influencia las condiciones sociales y políticas concretas, el carácter de la guerra, así como los medios y métodos de conducción de la misma.

Un jefe militar del estado socialista es un fiel hijo de su pueblo que aplica en la práctica, entre las tropas, la ideología y la política del Partido Comunista y del Estado. Sus principales cualidades personales deben ser: inteligencia clara, flexibilidad de pensamiento, capacidad para prever los acontecimientos, erudición militar, capacidad organizativa, saber apoyarse en la experiencia y conocimientos de los subordinados, fuerza de voluntad, valor, decisión, arriesgarse con prudencia y estar listo a tomar la plena responsabilidad por sus acciones. Un jefe militar soviético se distingue también por sus cualidades morales especiales como son el convencimiento ideológico, la madurez política, el amor a la Patria, la capacidad de ver el mundo interior de los soldados y de animarlos a protagonizar hazañas. Se distingue también por su honestidad, justicia y molestia.

Todas esas cualidades deben complementarse y congojarse de manera constante, si un jefe militar cuenta con una voluntad férrea, con valor y decisión pero no cuenta con la capacidad de razonar en forma creativa, entonces sus acciones conducirán inevitablemente a errores que podrán tener serias consecuencias. Y al revés, si cuenta con un profundo pensamiento teórico, pero carece de fuerte voluntad, valor y decisión, tampoco podrá tener éxito. Por esta razón se dice que los jefes militares, que realizan como es debido, todas las complejas funciones en la dirección de las tropas durante la lucha armada, tienen talentos de jefes. Una expresión característica del talento estratégico es saber adoptaron rapidez decisiones concretas y ponerlas en práctica procurándose las máximas ventajas, con el fin de conseguir el fin señalado. Para ello no es suficiente tener sólo como es debido, pensar en forma creativa, poder prever los acontecimientos. Los conocimientos se deben saber aplicar como es debido, pensar en forma creativa, poder prever los acontecimientos, contar con el sentido de la intuición que permita orientarse en una situación compleja de combate.

El talento de un jefe militar no se puede apreciar sin tomar en cuenta los objetivos en nombre de los cuales se manifiesta. El marxismo-leninismo rechaza por completo la afirmación de los teóricos burgueses en el sentido de que el talento es algo nato, independiente del medio, que es el que hace surgir dicha personalidad, del carácter de su actividad y de las condiciones sociales concretas. Rechaza también la idea misma de que el talento estratégico sea de los "elegidos", un don natural o divino. En realidad, las particularidades individuales y las cualidades personales que caracterizan a un determinado jefe militar se forman y desarrollan en las condiciones sociopolíticas en las que nació, creció y se formó como individuo. Son en realidad esas condiciones las que favorecen el desarrollo de las actitudes naturales congénitas y sus particularidades personales, como también las pueden frenar.

La actividad de un jefe militar debe de estar subordinada a sus convicciones ideológicas y políticas y se manifiesta en el servicio a su pueblo y país. La experiencia histórica es testigo de que solamente puede ser jefe el que posee capacidad de previsión científica, pues esta persona es la que corresponde por completo a las exigencias de una situación militar. Prevenir el curso y el resultado de la guerra armada es sumamente difícil. Ello se debe a múltiples circunstancias: a la amplitud de espacio y al dinamismo y complejidad de las acciones combativas; a la gran cantidad de casualidades de diversa índole que surgen porque las partes beligerantes ocultan sus fuerzas, medios e intenciones; a la falta de datos precisos sobre el enemigo. Además existen otros factores que ejercen su influencia sobre el grado de prevención del jefe. Y, sin embargo, esa previsión existe. No en vano Lenin, que era un gran maestro en la previsión, decía: "La profecía milagrosa no es más que una fábula. La científica, en cambio, es un hecho" F. Engels, uno de los fundadores del comunismo científico que contribuyo de manera invaluable en la solución de los problemas relacionados con la guerra, señalaba que los jefes sensatos que gozan de autoridad son necesarios no sólo cuando las tropas avanzan y obtienen victorias, sino también en los momentos de los revés cuando los ejércitos son derrotados y se ven en la obligación de retroceder. El decía que: "el sentido común de algún general puede frecuentemente salvar un ejército derrotado de la peor de las consecuencias posibles de una derrota…"

En las acciones de un jefe militar la dirección de las tropas que están bajo sus órdenes ocupa un importante lugar. Durante las acciones combativas la dirección de las tropas es un verdadero arte. Lo principal de la dirección consiste en garantizar la victoria sobre el enemigo en el lapso de tiempo más corto, con las menores pérdidas posibles y conservando la capacidad de las tropas para llevar a cabo operaciones ulteriores. Es bien sabido que en el curso de la lucha armada actúan dos posibilidades radicalmente opuestas: la victoria o la derrota. Que una de esas dos posibilidades se conviertan en realidad, depende no sólo de las condiciones objetivas –de la correlación de fuerzas y medios de las partes beligerantes-, sino también de las cualidades personales del jefe que encabeza las tropas, de su capacidad organizativa. Lenin señalaba que: "… todo combate entraña la posibilidad abstracta de la derrota, y no hay otro medio de disminuir esta posibilidad que preparar organizadamente el combate". Es precisamente el jefe militar el que realiza la preparación y la dirección de las batallas. Esa función exige de él grandes dotes de organizador, además de una intensa actividad intelectual. Se debe de tener en cuenta también que los procesos de la dirección se llevan a cabo en unas condiciones en las que tanto el jefe como sus subordinados se someten a enormes peligros. No se puede pensar en las actividades fructíferas de los jefes militares soviéticos sin el apoyo constante de los órganos políticos y de las organizaciones del partido. Cuanto más estrechas son sus relaciones, tanto más éxito tiene la dirección de las tropas y más sólida es la autoridad de los jefes.

Esas son en síntesis, las principales cualidades del jefe militar de hoy y las exigencias que la guerra le presenta. Este libro está dedicado a poner de relieve todas sus cualidades en los ejemplos mismos de la vida y obra de los destacados jefes militares soviéticos de la época de la Gran Guerra Patria de 1941-1945.

Los más destacados

  • Mariscal de la Unión Sovietica Gueorgui Zhúkov
  • Mariscal de la Unión Sovietica Fiodor Tolbujin
  • General de Ejercito Nikolai Vatutin
  • Mariscal de la Unión Sovietica Andrei Yeriómenko
  • Comisario del Pueblo de la marina de Guerra de la URSS Nikolai Kuznetsov

Fuente

Svetlishin, N. Destacados jefes militares en la Gran Guerra Patria de 1941-1945. Editorial Progreso, Moscú: 1985.