Detector de mentiras

Detector de mentiras
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Instrumento de medición utilizado para el registro de respuestas fisiológicas.

Detector de mentiras. Instrumento de medición utilizado para el registro de respuestas fisiológicas.

Concepto

Conocido además como máquina de la verdad o polígrafo es un tipo particular de instrumento de medición utilizado para el registro de respuestas fisiológicas. El mismo registra las variaciones de la presión arterial, el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la respuesta galvánica o conductancia de la piel, que se generan ante determinadas preguntas que se realizan al sujeto sometido a la prueba.

También posee la capacidad de medir parámetros como el movimiento del interrogado, de cara a evitar posibles contramedidas durante el interrogatorio.

Funcionamiento

Los defensores del polígrafo afirman que el sustrato bioquímico de las emociones se encuentra correlacionado de forma directa con la reactividad corporal; que la linealidad estímulo → pensamiento → emoción → adecuación anatomofisiológica → respuesta es un ciclo que inalterablemente se presenta en cualquier proceso conductual humano; que es posible medir las reacciones corporales de las emociones; y que para cada estado emocional, existe un espectro psicofisiológico bien definido ligado a la actividad emotiva del sujeto.

La discordancia del contenido de emisión de datos y su correlación con pensamientos alternos en su evocación emotiva, provocan la variación de las constantes orgánicas. Las medidas de esta disonancia, son valoradas en las pruebas de polígrafo. Está claro que la conceptualización de mentira es diferente para cada sujeto y los niveles basales son individuales y diferenciados pero la tensión emotiva que provoca el conocimiento propio de la verdad modifica ostensiblemente la progresión orgánica de una persona que engaña sobre un aspecto específico.

Consideran, por tanto, notorios los indicadores de medida de discordancia del pensamiento, al valorar que la inexactitud conceptual en las emociones provocadas ante un tema específico y la activación compleja de neurotrasmisores modifica las constantes orgánicas. Es imposible saber qué piensa la persona, pero creen poder medir la reacción corporal que un sujeto muestra ante la presentación de un tema. La evidencia forense en la prueba de polígrafo, pues, sería la medida de la reacción fisiológica correspondiente de eventos comparados en la memoria del sujeto y la emisión de respuestas específicas.

Confiabiabilidad

Detector de mentira-"confiabilidad"

Prácticamente desde su aparición, el polígrafo, o detector de mentiras, siempre ha estado envuelto en polémica. Fue inventado en 1938 por un policía precisamente para investigar un crimen, el campo donde más controversia ha despertado.

Algunos sistemas judiciales, en más de 90 países, los permiten mientras que otros limitan su uso a nivel judicial pero sí para pruebas de empleo o de capacitación psicológica, por ejemplo. Por culpa de estas máquinas, en los países en los que sí puede ser usado como evidencia ante un tribunal muchos inocentes han acabado entre rejas y otros muchos culpables en libertad, lo que ha dado lugar a numerosas críticas y a cuestionar si pueden ser usados como prueba definitiva.

El principal problema en torno al polígrafo radica en que hay varias maneras de realizar el test para averiguar si el sujeto está mintiendo y cada una de esas maneras aporta resultados completamente diferentes.

Según un estudio de la National Academy of Sciences de Estados Unidos el polígrafo en sí es sorprendentemente preciso, entre el 85 y el 89% de fiabilidad. Sin embargo ese mismo estudio señala que para realizar investigaciones criminales o recabar pruebas concluyentes el polígrafo no acaba de ser adecuado pues pese a la fiabilidad tiene un margen de error demasiado grande, un intervalo de confianza demasiado amplio.

Según la Universidad Autónoma de Madrid, esa fiabilidad está por encima de muchas otras técnicas forenses que sí se consideran abiertamente como útiles para una investigación, como algunos métodos de identificación de ADN. Los jueces españoles, pese a estar regulado y permitido, tampoco acaban de confiar en el aparato y además, según la legislación española curiosamente el imputado tiene ‘derecho’ a mentir si así lo desea, con lo que podría rechazar a hacerse una prueba de polígrafo o aunque se le hiciese no tendría validez legal.

En repetidas ocasiones se ha conseguido enganañar al polígrafo y muchos de sus principios y de los argumentos en los que se apoyan las acusaciones están basados en pura pseudociencia. El polígrafo puede llegar a medir ciertos parámetros y esos en concreto con la fiabilidad y el margen de error que antes comentábamos.

El detector de mentiras, en definitiva, no es un instrumento fiable para conocer la verdad, o al menos en su totalidad y usarla con un propósito determinado, como en un juicio. Puede servir para presionar, intimidar o hacer creer que se ha obtenido un resultado fiable para hacer confesar al acusado pero nunca apoyar todo el peso de una sentencia en el resultado de una prueba.

Examen

Siempre ha existido la búsqueda de la verdad. Doscientos años antes de Cristo, los chinos tenían una prueba. Reunían a los sospechosos y, después de recoger sus declaraciones, les daban a todos un puñado de arroz para que se lo tragaran.

El que no podía era el culpable. Fisiológicamente, cuando una persona miente, se le seca la boca y no puede pasar el arroz. Los egipcios tenían otra prueba: metían a los sospechosos en un cuarto oscuro donde había un camello con la cola manchada de negro y les decían que tenían que jalarle la cola.

Si eran culpables, el camello gritaba y, si eran inocentes, no. Cuando las personas salían, los que tenían la mano manchada de negro eran inocentes y los que las tenían limpias eran culpables porque habían tenido miedo de que el camello gritara cuando le agarraran la cola . Con el paso de los años, los científicos empezaron a estudiar esto, pero logros concretos llegan a partir de 1921.

Qué mide

Los cambios en la respiración, la carga eléctrica en la piel, el volumen de sangre –cuando uno miente, las arterias se contraen y este disminuye– y el ritmo del corazón, que cambia cuando se miente. En la pantalla se ven todos estos datos y el experto los interpreta. El poligrafista es el verdadero detector de mentiras.

Aplicación

El polígrafo tiene su uso más amplio en los organismos de inteligencia y de policía, donde se ha utilizado para determinar si una persona miente o no. En este caso se sustenta en la teoría de que las respuestas fisiológicas de una persona cambian de forma medible cuando miente.

En Europa se usa fundamentalmente en la asignación de algunos puestos de trabajo. En Estados Unidos sí sirve como prueba de descargo contra el sospechoso.

Cabe recalcar que el polígrafo no es un instrumento que detecte mentiras, ya que no está diseñado para eso, sino para medir el cambio de flujo de corriente que se transmite a través del dedo índice de cada mano y la placa del dedo. No es un instrumento capaz de detectar las mentiras, ya que solamente dectecta las respuestas fisiológicas del organismo.

D.T. Lykken creó la técnica del conocimiento de la culpabilidad, utilizando información que sólo sabe la persona culpable.

De acuerdo con la asociación norteamericana que promociona su uso, 80 proyectos de investigación comenzados en 1980 y que incluyen más de 6000 exámenes poligráficos, arrojan una fiabilidad del polígrafo del 98%.

Validados por los departamentos de Justicia y Defensa de Los estados Unidos con la certificación de la American Polygraph Association, los nuevos polígrafos computerizados son usados actualmente por agencias gubernamentales como el U.S. Secret Service, F.B.I., C.I.A., D.E.A., Policías Locales, fiscalías etc., así como por gabinetes privados de investigación, a la vez que son denigrados por la Academia de Ciencias y en general las organizaciones científicas.

Fuentes