Diamante Hope

Diamante Azul de Hope
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Objeto Mítico
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Diamante
OrigenEstatua del templo de la diosa india Sita.
LugarIndia


Diamante Hope. Según las leyendas, su origen se encuentra en la India, donde se afirma que se encontraba engarzado en una estatua del templo de la diosa india Sita, de la que finalmente fue robado.

Primera aparición

Este diamante, al que se atribuía una maldición mortal, apareció por primera vez en Europa en 1942, en posesión del comerciante y contrabandista francés Jean Baptiste Terfenier. Consiguió grandes beneficios con su venta, pero permitió que el golfo de su hijo, derrochase la mayor parte del dinero. Según la leyenda, Tavernier acabo arruinándose a causa de un extraño conjuro en la que intervino un familiar, por el cual tuvo que huir a Rusia, lugar donde sería hallado muerto de frío y medio devorado por las ratas en 1689.

Años 1691-1707

La gema pasó después al fabuloso rey de Francia, Luis XIV. En 1691 el diamante reapareció debido a la realización de un inventario del tesoro real. Madame de Montespan, la amante de turno del rey, supo de su existencia y quiso que el soberano se la obsequiara. Poco después caía en desgracia y moría olvidada, en 1707. Además, durante los últimos años del siglo XVII Francia sufrió plagas y epidemias, lo que acrecentó la creencia de que atraía la desgracia y el infortunio.

En 1774, Maria Antonieta, esposa del rey Luis XVI de Francia se hizo con el diamante, y en alguna ocasión se lo prestó a la princesa de Lamballe. Al final, tanto Maria Antonieta como su marido Luis XVI de Francia murieron en la guillotina durante la Revolución Francesa. La princesa de Lamballe corrió la misma suerte que los reyes de Francia.

Durante las revueltas revolucionarias de 1792 la joya volvió a desaparecer, y la sangrienta leyenda de Hope se mantuvo viva. Se cuenta que Jacques Celot, un joyero francés, se obsesionó tanto con su belleza que acabó volviéndose loco y suicidándose. También se dice que el príncipe ruso Iván Kanitovski se la regaló a su amante parisina, a la que posteriormente mató de un tiró. Kanitovski también fue asesinado.

La maldición continúa

Entre los fallecidos por la maldición del diamante Hope también se incluye a Catalina la Grande de Rusia. Según narra la historia, la zarina lo llevó puesto poco antes de morir de una apoplejía. Cuando la joya reapareció, en 1812, lo hizo en manos de un joyero holandés afincado en Londres,Daniel Eliason, que talló de nuevo el diamante reduciéndolo a su tamaño actual. El hijo de Eliason le robó la gema y el joyero acabó suicidándose. Con su nuevo aspecto, el diamante Hope fue viajando por Europa y causando desgracias a sus propietarios, hasta que cayó en manos de Henry Thomas Hope, un banquero irlandés. Hope lo adquirió por tan sólo 30.000 libras y le otorgó su actual nombre. Su propio nieto murió en la más absoluta ruina.

Final de su largo viaje

El sangriento viaje del diamante Hope finalizó en 1949 al pasar a ser propiedad del joyero estadounidense Harry Winston, que compró la azulada gema a los herederos de McLean. Aunque su familia no sufrió nunca ninguna adversidad, Winston decidió donar la joya al Instituto Smithsonian el 10 de noviembre de 1958. Y parecía tener mucha prisa por deshacerse del diamante, ya que lo envío en un sobre de papel de estraza y por medio del servicio postal nacional.

Personas que lo tuvieron y murieron

Jean-Baptiste Tavernier (1689): muerto de frío y medio devorado por las alimañas. Nicolás Fouquet (1680): en prisión. Luis XIV (1715); gangrena. Princesa de Lamballe (1792): linchada. Luis XVI y María Antonieta (1793); decapitados en la Revolución Francesa. Catalina la Grande (1796): apoplejía/infarto. Wilhelm Fals; asesinado por su hijo Hendrik. Hendrik Fals (1830): suicidio. Jorge IV (1830): locura. Francis Beaulieu: hambre. Henry Philip Hope (1839): Henry Thomas Hope (1862): Jacques Colot (1904): suicidio por problemas mentales. Lorens Ladue: asesinada por su amante Iván Kanitowski. Príncipe Iván Kanitowski: asesinado por revolucionarios. Subaya Hamid (1908): asesinada por su esposo: Abdul Hamid II: depuesto en 1909 por la sublevación militar de los Jóvenes Turcos. Simón Montarides y familia: su carruaje cayó por un precipicio. Vincent McLean (1938): atropellado. Ned McLean (1941): locura. Elizabeth McLean (1946): sobredosis. Evalyn Walsh McLean (1947): morfinomanía Harry Winston (1958): ataque de corazón.

Fuentes