Domingo French

Domingo French
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NombreFrench y Urreaga, Domingo María Cristóbal
Nacimiento21 de noviembre de 1774
ciudad de Buenos Aires,
virreinato del Perú,
Imperio español Bandera del Imperio Español
Fallecimiento4 de junio de 1825 (50 años)
ciudad de Buenos Aires,
República Argentina Bandera de Argentina
Causa de la muertedesconocida
ResidenciaBuenos Aires
Nacionalidadargentina
Títulogeneral revolucionario

Domingo French

fue un militar y político argentino, protagonista de primer orden en los hechos históricos acaecidos en la Guerra de la Independencia Argentina entre ellos la Revolución de Mayo.

Síntesis biográfica

Nació en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina; el 21 de noviembre de 1774. Su casa natal, construida en 1762, aún se encuentra en Defensa 1062, aunque los historiadores afirman que poco queda de sus materiales originales. El patio de la casa es hoy una galería donde operan una gran cantidad de pequeños locales de antigüedades. Fue protagonista de primer orden en los hechos históricos acaecidos en la Argentina de su tiempo, entre ellos el rechazo a las invasiones inglesas (1806-1807) y la Revolución de Mayo de 1810. Sus comienzos fueron más modestos, desempeñándose como cartero. La primera Invasión Inglesa lo impulsó hacia la carrera militar, contribuyendo, al lado de Pueyrredón, a la Organización del Cuerpo de Húsares del cual, en premio a su comportamiento en las acciones de la reconquista, fue nombrado Teniente el 8 de octubre de 1806.

Comienzos

Durante su adolescencia repartía su tiempo entre los estudios y el comercio, actividad a la que se dedicaba su padre. En 1802 se convirtió en el primer cartero de Buenos Aires. Sus comienzos fueron más modestos, desempeñándose como cartero. La primera Invasión Inglesa lo impulsó hacia la carrera militar, contribuyendo, al lado de Pueyrredón, a la Organización del Cuerpo de Húsares del cual, en premio a su comportamiento en las acciones de la reconquista, fue nombrado Teniente el 8 de octubre de 1806. En 1807 fue ascendido a ayudante Mayor, grado con el que combatió en las Jornadas de la Defensa, siendo promovido a Sargento Mayor el 29 de octubre de 1807. En 1808 el Virrey Liniers le extendió los despachos de Teniente Coronel graduado de Infantería.

Hacia principios de 1810, integró una sociedad secreta para organizar la revolución, junto con Nicolás Rodríguez Peña, Manuel Belgrano, Juan José Paso, Hipólito Vieytes, Agustín Donado, Alberti, Terrada, Darragueira, Chiclana, Castelli, Beruti, Viamonte y Guido, entre otros. Las reuniones se realizaban en la casa de Vieytes, en la de Rodríguez Peña o en la Quinta de Orma. Junto con Antonio Beruti lideraron un grupo conocido como “los chisperos”. Las noches previas a la jornada histórica del 25 de mayo, y especialmente la del 20, esta fuerza de choque, compuesta por cerca de 500 jinetes, recorrió la ciudad con antorchas, atemorizando a muchos y ganándose el odio de los partidarios del virrey. Se decía que French y Beruti pertenecían a la masonería, que eran pendencieros y que no disimulaban su gusto por el vino, las barajas y los placeres nocturnos de las orillas. Se sabe también esto lo descubrió más de uno trágicamente que era certeros con el arcabuz y el cuchillo.

La Revolución

El día 25 de mayo de 1810 amaneció nublado, bastante frío, y en el aire latía la tensión que se viviría horas después. Desde muy temprano, las milicias urbanas regulares se apostaron en los alrededores del Cabildo. Lo mismo hizo el improvisado escuadrón de orilleros reunidos por Domingo French. El virrey Cisneros colocó centinelas sobre las bocacalles de la calle Liniers (enfrentada a la calle Victoria, sobre la que está el Cabildo) para impedir el paso a toda persona que no estuviera invitada a la reunión en que se decidiría el destino del virreinato. Pero, en las puertas del Cabildo, eran los soldados y los orilleros los que intervenían para decidir quién entraba y quién se quedaba afuera del edificio. Los hombres de French, de maneras no siempre tan correctas como las de los soldados, provocaban la ira de los que se veían impedidos de seguir su camino hacia la sala principal.

Dentro del grupo más beligerante se repartieron cintas para identificar a los opositores a Cisneros. La tradición oral, recogida por Mitre y Vicente Fidel López, les asignan los colores celeste y blanco de los patricios, luego utilizados en la bandera nacional, lo cual lleva a afirmar al ilustre historiador Octavio Amadeo: “la Bandera es hija de Belgrano y nieta de French”. Los jinetes llegaban y partían a gran velocidad llevando y trayendo mensajes. Los vendedores de pasteles empezaron a acercarse, tratando de encontrar la mejor ubicación para una jornada que prometía buenas ventas. Dos españoles salieron al balcón del Cabildo y dirigieron una mirada despectiva hacia el grupúsculo que ocupaba la plaza. "Otra vez están ahí esos bandoleros", dijo uno lo suficientemente alto como para ser escuchado. A media mañana, casi 200 personas ya se habían reunido frente al Cabildo. Un número pobre, si se considera lo que estaba a punto de decidirse y se recuerda que esta ciudad cobijaba a 44 mil habitantes, siendo españoles apenas 2.300.

Al frente de su Regimiento, llamado 3º de Infantería, se destacó su participación en el ejército sitiador de Montevideo hasta la terminación de la guerra. Después de ésta, le correspondió ser el portador de la documentación oficial relativa a la captura de la plaza, así como también el portador de los trofeos capturados al enemigo, entre ellos dos banderas que entregó personalmente al Santuario Nacional de "Nuestra Señora de Luján". Posteriormente fue designado Gobernador Intendente de Montevideo. En 1815 fue destinado al Ejército del Alto Perú, al mando de una División, incorporándose después de Sipe-Sipe y llegando a ser General en Jefe Interino.

El exilio

Cuando Belgrano reasumió, fue su principal colaborador. Luego, volvió a actuar en política, militando en el Partido Federal, frente a los Monarquistas. Por esta causa, Pueyrredón lo desterró a Estados Unidos Regresó a Buenos Aires a principios de 1818, reponiéndole el Directorio su grado y empleo de Coronel Mayor. Figuró en 1820 entre los principales defensores de Buenos Aires frente a los montoneros, actuando como Jefe de Estado Mayor del Ejército mandado por el General Soler, batiéndose en Cañada de la Cruz, al frente de su Regimiento de Dragones.

Muerte

La enfermedad que padecía desde 1816 fue minando su organismo hasta determinar su fallecimiento el 4 de junio de 1825 en Buenos Aires a la edad de 50 años, disponiendo el coronel Dorrego la erección de un monumento sepulcral en la Recoleta. Hasta hoy, se ignora el lugar del cementerio donde descansan sus restos.


Fuentes