Edmund Emil Kemper

Edmund Kemper
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Asesino serial americano activo en California
NombreEdmund Emil Kemper
Nacimiento18 de diciembre de 1948
California, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Conocido por"El gigante mata-estudiantes"


Edmund Emil Kemper III. Más conocido por Edmund Kemper o el asesino de colegialas, es un asesino en serie activo en la década de los 70. Los asesinos en serie suelen ser personas normales, pero en su caso no era así, pues sus 2.05 m de estatura y sus 135 kg de peso lo convertían en una persona que destacaba de los demás, por eso también se le conocía como "el gigante mata-estudiantes".

Síntesis biográfica

Infancia

Edmund Emil Kemper III nació en Burbank, California el 18 de diciembre de 1948 hijo de Clarnell y Edmund Kemper Jr. quienes unos años más tarde se divorciaron. Hay que notar el hecho de que la señora era una prolífica casamentera, pues sumo hasta tres matrimonios a lo largo de su vida.

La separación de sus padres significó un duro golpe al joven Ed Kemper quien gozaba buena identificación con su padre, mas no con la madre con quien finalmente pasaría el resto de su tiempo. Tras el divorcio, Ed y sus otras dos hermanas, una mayor por 6 años y otra menor por 2 y medio se fueron a vivir a Montana con la señora Clarnell.

La infancia de Ed Kemper a quien apodaban Guy, fue de muchos sinsabores padeciendo constante abuso emocional de su madre. Con el tiempo nació en el gran odio hacia Clarnell quien decidió encerrar al chico en las noches temiendo que fuera a molestar sexualmente a sus dos hermanas. Y es que aquella era una familia de gigantes. La señora Kemper medía 1.80 metros mientras que el padre alrededor de los 2 metros. Por el tamaño de Ed y sus extrañas conductas, la madre tomaba las precauciones necesarias. En retrospectiva el mismo Ed Kemper cree que su madre tenía algo de razón en encerrarlo. Según testimonio de las hermanas, el chico tenía la mala costumbre de descabezar sus muñecas y de efectuar en todo momento extraños juegos donde simulaba su propia ejecución y muerte.

La gente de la escuela determinó que Ed Kemper era extremadamente fantasioso. Constantemente lo pillaban soñando despierto y por esta situación y seguramente por otras cosas, le fue impuesto asistir dos veces por semana con un psicólogo de la escuela. Para Kemper estas sesiones eran rutinarias, cosa de siempre y durante la primaria y la secundaria asistía con regularidad. Durante la consulta los consejeros hacían de todo menos tratar los asuntos importantes.

Sus primeras víctimas

Su primera víctima fue el gato de la familia. Lo entierró vivo y le cortó la cabeza, la cual lleva orgulloso a casa, donde la exhibe en su cuarto como un trofeo.

Era incapaz de expresar cualquier sentimiento de afecto y sus compañeros evitaban su presencia, pues les asusta la manera en la que Kemper les mira fijamente, sin pronunciar palabra.

A los 13 años mató a la segunda víctima de sus experimentos, otro gato. Mata al animal a machetazos y su madre descubre los restos del animal ocultos en el armario. Le había cortado el cráneo para exponer el cerebro y luego lo apuñaló innumerables veces.

El 27 de agosto de 1964 a los 15 años y tras escenificar una acre discusión con su abuela Ed Kemper tomó su rifle, el mismo que su abuelo le había obsequiado la Navidad pasada. Entonces Maude Kemper, su abuela, le dijo que no fuera a dispararle a los pajarillos y acto seguido Ed se volteó y le soltó un disparo a la cabeza y luego dos tiros más por atrás. Muy crecido y desarrollado físicamente, no tuvo problemas para mover el cadáver de su abuela. Cuando el viejo Ed Kemper regresó a la granja tras ir por un mandado, fue asesinado también. Edmund se había sentado a esperarlo pacientemente y tiempo después dijo que había decidido que su abuelo no debía enterarse que su nieto había asesinado a su esposa. No sabiendo que hacer, Ed llamó a su madre a Montana y ella le pidió que hablara a la policía. Una vez en custodia a la pregunta del porque lo había hecho simplemente respondió "Solo quise saber que se sentía matar a los abuelos..." Irónicamente la madre de Ed Kemper había advertido a su ex esposo que no se sorprendiera si un día su hijo mataba a sus abuelos.

Las autoridades lo internaron en un hospital de alta seguridad en Atascadero. En 1969 pese a la oposición de los psiquiatras, lo soltaron cuando tenía 21 años, para ponerlo de nuevo al cuidado de su madre.

Para aquel entonces ya medía 2,05 metros de estatura y pesaba unos 135 kilos.

El "gigante asesino" no elegía sus víctimas al azar, las sometía a un cuestionario escrupuloso preparando con anterioridad, una lista de características físicas y morales de sus futuras víctimas. Era absolutamente necesario que correspondiera a la imagen que tenía de las estudiantes que su madre le había prohibido frecuentar.

Asesinatos de Kemper

Tras salir de su reclusión, se metió en diferentes empleos menores en los cuales duro poco tiempo. Hay que notar que el gran sueño de Ed Kemper era convertirse en policía. Para su desventura, dada su estatura de más de 2 metros era inelegible para ocupar una vacante. Tuvo que conformarse con acercarse a los policías con quienes solía sentarse a comer y a platicar historias.

El 7 de mayo de 1972 Mary Anne Pesce y Anita Luchese desaparecieron sin motivo alguno, las llevó a un sitio apartado y allí las mató a puñaladas. Luego, trasladó los cuerpos a casa de su madre, les sacó fotografías, las descuartizó y les cortó la cabeza, al día siguiente entierra los cadáveres en las montañas cerca de las inmediaciones y arroja las cabezas a un barranco.

El 14 de Septiembre la desaparecida fue la señorita Aiko Koo, estudiante de danza que pedía aventón en el área de Berkley. De una manera similar, la recogió cuando hacía autostop, estrangulándola, violando el cadáver y llevándoselo a casa.

Mientras se entregaba a esta orgía criminal acudió a una de las evaluaciones psiquiátricas a las que debía someterse con regularidad, y fingió tal lucidez que según los peritos que lo examinaron, ya no representaba una amenaza para sí mismo ni para los demás. Ese día llevaba en el maletero de su coche la cabeza decapitada de su víctima más reciente.

Luego, el 8 de enero de 1973 Cindy Schall de 18 años desapareció cuando iba de aventón a sus clases en una escuela pública del lugar.

Ed espera otros cuatro meses antes de volver a matar. El 5 de febrero de 1973 desaparecieron otras dos muchachitas que pedían aventón. Se llamaban Rosalind Thorpe y Allison Liu, antes de llegar a su casa la ha matado, coloca el cadáver encima de su cama y lo viola. Desmembra el cuerpo en la bañera y arroja los restos al mar, la cabeza la entierra al pie de la ventana del cuarto de su madre.


Finalmente Kemper mata a su madre a martillazos mientras dormía, antes de decapitarla y de violar su cadáver. Más tarde pone la cabeza de su madre sobre la repisa de la chimenea y le lanza flechitas mientras la insulta.Esa noche telefonea a una amiga de su madre y la invita a cenar. Tan pronto como se sienta la golpea, la estrangula y la decapita.

Tras esto decide entregarse a la policía. El objetivo principal había desaparecido, dijo más tarde a la policía intentando explicar su decisión por entregarse. En sus confesiones posteriores reconoce que lo que más deseaba era saborear su propio triunfo sobre la muerte de los demás. Él vencía a la muerte y vivía mientras los demás morían. Esto actuaba sobre él como una droga, empujándolo a querer cada día más gloria en su victoria personal a la muerte.

Culpable y condenado

El 7 de mayo de 1973 Kemper es formalmente acusado de 8 asesinatos en primer grado. Como Kemper había cantado absolutamente todo sin la asistencia de un abogado, ahora para su abogado defensor le resultaba complicado argumentar locura o incapacidad para afrontar el juicio. Además estaba el hecho de la inteligencia y gran coherencia que Kemper tenía para expresarse. Cuando le preguntaron qué castigo pensaba que merecía, contestó que "la muerte por tortura".

Con ocho condenas por asesinato en primer grado, Kemper escapa a la pena de muerte porque acaba de ser abolida en el estado de California, donde más tarde fue restablecida.

Una entrevista con Kemper

En 1978, Robert Ressler (psicólogo y criminólogo que acuñó el término de "serial killer"), y John Douglas (Jefe de la unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI), que en aquella época estaban haciendo un estudio sobre la psicología del asesino en serie, decidieron interrogar a Kemper en su celda de California, en dónde se encontraba cumpliendo varias condenas de cadena perpetua.

El reo aceptó entusiasmado la entrevista, y tras entregar sus armas y firmar un documento que exime toda responsabilidad a las autoridades carcelarias de lo que pueda pasar en el interior, los dos hombres se encontraron cara a cara con aquel curioso asesino de talla descomunal y tupido bigote.Su inteligencia era como su talla, sobresaliente. Según los registros de la prisión, su cociente intelectual era de 145.

Allí les comentó que su madre siempre le había odiado, pues desde niño él se parecía a su padre. Cuando cumplió 10 años ya era un gigante para su edad, y como su madre temía que pudiera abusar sexualmente de su hermana, lo hacía dormir en un sótano que no tenía ventanas.

Recluido como un preso y obligado a sentirse culpable y peligroso cuando no había hecho nada malo, se fue obsesionando con la idea de matar. Cuando sus padres se separaron, mató y descuartizó a los dos gatos de la familia, (según los dos investigadores, la crueldad infantil hacia los animales es el rasgo principal de los tres que caracterizan la personalidad del asesino múltiple. Las otras dos son la piromanía y la enuresis o incontinencia urinaria durante el sueño).

Kemper trató una vez de entrar a formar parte de la Policía de Carreteras de California, pero lo rechazaron. (También esta característica es común en muchos de estos criminales. Si se tiene en cuenta que la mayoría de ellos son individuos fracasados y resentidos, no es de extrañar que en algún momento se ilusionen con la idea de convertirse en policías, que son los representantes de la autoridad e inspiran respeto).

Kemper les contó que posteriormente frecuentaría los sitios de reunión de los agentes y entablaba conversación con ellos, lo cual no sólo le hacía sentirse integrante del grupo sino que le proporcionaba información reservada sobre el avance de las investigaciones de sus crímenes.

Fuentes