Monte Eiger (Suiza)

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Eiger
Información sobre la plantilla
Eiger.jpg
Localización
ContinenteEuropa
CordilleraAlpes berneses
País(es)Bandera de Suiza Suiza
Características
Máx. cota3970m

Eiger. Es una montaña de 3970 m de altura de los Alpes berneses de Suiza, que forma parte del conjunto Jungfrau-Aletsch-Bietschhorn declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2001. Es el pico más oriental de la cadena que se extiende cruzando el Mönch (4099 m) y la Jungfrau (4158 m). La ladera septentrional de la montaña se alza alrededor de 3 km sobre Grindelwald y otros valles habitados del Oberland bernés, y la cara meridional queda frente a la región del Jungfrau-Aletsch, cubierta por algunos de los glaciares más grandes de los Alpes.

El Eiger se menciona ya en documentos del siglo XIII pero no existen referencias claras del origen de su nombre. Las tres montañas de la cresta se llaman de izquierda a derecha el Ogro (Eiger), el Monje (en alemán Mönch) y la Doncella (en alemán Jungfrau, que se traduce como "Virgen" o "Doncella"). El nombre ha sido relacionado con el término latino acer, que significa "agudo" o "puntiagudo", pero más comúnmente con el alemán eigen, en el sentido de "característico". Dado que es una montaña mítica del alpinismo por la dificultad de su cara norte, en la que han muerto muchos montañeros, se justifica el nombre de "Ogro".

Descripción

El Eiger se encuentra 5,5 km al noreste de la Jungfrau, en la parte noreste de los Alpes berneses. A la misma distancia al norte queda el pueblo de Grindelwald, que está alrededor de 20 km de Interlaken. Al oeste hay otras localidades cercanas, en el valle de Lauterbrunnen. El Eiger se alza como una pila de roca continuada, tan inclinada que difícilmente la nieve queda pegada a sus laderas. La montaña no forma parte propiamente dicha de la cadena principal de los Alpes berneses. Es una enorme mole de piedra caliza, que se proyecta desde la masa granítica del Mönch cruzando el Eigerjoch, y los glaciares a ambos lados alimentan dos ramas de la misma corriente, el Lütschine, que se unen para desembocar en el Aar.

La impresionante pared de la Jungfrau, el Mönch y el mismo Eiger es el macizo más visible de los Alpes berneses desde muchos lugares al norte de los Alpes suizos. La región es uno de los principales destinos turísticos en los Alpes. Más altos son el Finsteraarhorn (4.270 m) y el Aletschhorn (4.190 m), que se encuentran unos 10 km al sur, pero son generalmente menos visibles y se hallan en medio de glaciares en zonas menos accesibles. La vertiente sur del macizo está formada solo por grandes glaciares: Aletsch, Fieschy Grindelwald inferior y está deshabitado. El lugar Patrimonio de la Humanidad abarca toda la zona, Jungfrau-Aletsch, comprendiendo las cumbres más altas y los mayores glaciares de los Alpes berneses.

Desde Kleine Scheidegg, un túnel de ferrocarril recorre el interior del Eiger y dos estaciones interiores proporcionan un fácil acceso a ventanas con vistas en la ladera de la montaña. El ferrocarril termina en el Jungfraujoch, entre el Mönch y la Jungfrau, en la estación de ferrocarril más alta de Europa. A 2.866 m dentro de la montaña queda la estación de ferrocarril de Eigernordwand, que está conectada a la cara norte por un agujero, que a veces se ha usado para rescatar a escaladores.

La espectacular Nordwand ("cara norte" en alemán) es una pared vertical de más de 1500 m de altura y 1800 m desde el valle de Grindelwald (cantón suizo de Berna). También se la llama Eigernordwand ("pared norte del Eiger"). Más precisamente es la cara noroeste, entre la arista oeste y la Mittellegi; por ser cóncava y por su orientación, es umbría y fría. En la parte superior hay una sección denominada la "Araña", un nevero en forma de estrella del que parte una serie de grietas heladas que recuerda a las patas de una araña. Ese nombre lo usó uno de los primeros escaladores de la cara norte, Heinrich Harrer, como título además de su libro sobre la escalada de la cara norte del Eiger, Die Weisse Spinne ("La araña blanca"). Es un ascenso que tiene lugares marcados con nombres evocadores, como la "Travesía Hinterstoisser" (Hinterstoisser Traverse en inglés/Hinterstoißer-Quergang), el "Nido de las Golondrinas" (Swallow's Nest/Schwalbennest), "Vivac de la muerte" (Death Bivouac/Todesbiwak), la "Rampa" o "Plancha" (Ramp/Rampe), la "Chimenea de la Cascada", "Travesía de los dioses" (Traverse of the Gods/Götterquergang), la "Araña" (Spider/Spinne), las "fisuras de salida" (Exit Cracks) y las "fisuras de Cuarzo", hasta enlazar con la "arista Mittellegi" (Mittellegigrat), al norte.

Es una de las seis grandes caras norte de los Alpes. Desde el año 1935, al menos 66 escaladores han muerto mientras intentaban subir por la cara norte, lo que le ha valido el apodo alemán de Mordwand, literalmente "Pared asesina", un juego de palabras sobre el nombre en alemán Nordwand. Actualmente sigue considerándose un formidable desafío, debido más a la creciente caída de rocas y los cada vez menores neveros que por sus dificultades técnicas, que no son de las mayores dentro del alpinismo moderno. A menudo en verano no se puede subir debido a la caída de rocas; cada vez más, los escaladores están eligiendo subirla en el invierno, cuando la desmenuzada pared está fortalecida por el hielo. Las rocas que se descomponen y caen con el calor son uno de los principales peligros de esta cara, ya que es una montaña que se disgrega o se desmorona. La inestabilidad de la cara se acreditó el 15 de julio de 2006, cuando alrededor de 700.000 metros cúbicos de roca se derrumbaron en el lado este. Era algo que se advertía desde hacía semanas, y además cayó en una zona deshabitada, por ello ni hubo heridos ni daños en edificaciones.

Primeros ascensos

La primera ascensión al Eiger se realizó sin gran dificultad por los guías suizos Christian Almer, Peter Bohren y el irlandés Charles Barrington el 11 de agosto de 1858, por una compleja ruta en la cara occidental. Empezaron a las 3:00 de la tarde desde Wengen. Barrington describe una ruta que en gran parte se sigue también hoy, discurriendo cerca del borde de la cara norte durante gran parte del camino. Alcanzaron la cumbre alrededor del mediodía, permanecieron durante unos 10 minutos y descendieron en alrededor de cuatro horas. Barrington narra la llegada a la cumbre, diciendo: "los dos guías amablemente me cedieron el lugar del primer hombre arriba". Su ascenso fue confirmado por la observación de una bandera dejada en la cumbre. Según la obra de Harrer La araña blanca, al principio Barrington pensaba hacer el primer ascenso del Cervino, pero económicamente no podía hacerlo y se quedó en la región del Eiger.

Escalada la montaña por la cara oeste, comenzaron a intentarse los ascensos invernales y otras caras. Así, la arista suroeste fue subida por vez primera el 14 de julio de 1871, por W. A. B. Coolidge, Meta Brevoort, Christian Bohren, Christian Almer y Ulrich Almer. El primer ascenso en invierno se hizo en 1890, por Mead y Woodroffe, con los guías Ulrich Kaufmann y Christian Jossi. Entre 1896 y 1912 se construyó el tren de cremallera del Jungfraujoch. La arista este Mittellegi fue ascendida por vez primera el 10 de septiembre de 1921 por Yuko Maki, Fritz Amatter, Fritz Steuri y Samuel Brauwand. En 1924 se hizo la primera ascensión esquiando por el glaciar del Eiger.

Primer ascenso a la cara norte

La reputación de que la Eigerwand era una cara inescalable terminó en el año 1938, cuando cuatro escaladores alcanzaron la cumbre por la que hoy se conoce como "vía de 1938" o "Heckmair" y está considerada como la ruta clásica. Esa cara norte se utilizó en aquella época por las autoridades nazis como una especie de desafío nacionalista, de manera que se estimaba que esa pared, la última gran cara norte que quedaba por conquistar, el último gran problema de los Alpes, debía ser lograda por jóvenes de raza aria. En principio eran dos grupos independientes. Los alemanes Heckmair y Vörg por un lado y los austríacos Harrer y Kasparek por otro. Harrer ni siquiera llevaba crampones. Empezaron a subir los austríacos. Al día siguiente empezaron los alemanes, que se les unieron usando la cuerda fija para cruzar la llamada Travesía Hinterstoisser. Decidieron unir sus fuerzas y subieron como un grupo de cuatro liderados por el experimentado Heckmair. Éste escribió más tarde: "Nosotros, los hijos del viejo Reich, unidos con nuestros compañeros de la Frontera Oriental para marchar juntos a la victoria". La expedición se vio constantemente amenazada por avalanchas de nieve. Ascendieron tan rápidamente como podían entre las caídas. Al tercer día estalló una tormenta y el frío fue intenso. Los cuatro hombres se vieron atrapados en una avalancha conforme subían "la Araña", pero todos tuvieron fuerza suficiente para evitar ser barridos de la pared. Los miembros alcanzaron con éxito la cumbre a las cuatro de la tarde del 24 de julio de 1938. Estaban tan cansados que sólo tuvieron fuerza para descender por la ruta normal a través de una feroz ventisca. En tres días habían logrado superar la cara norte del Eiger.

Fuentes