Ejército de Operaciones de España en Cuba

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Ejército de Operaciones de España en Cuba
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Ejército Español en Cuba
Ejército de Operaciones de España en Cuba.png
Oficiales españoles durante las guerras independentistas en Cuba.
Activa1542-1880
PaísBandera de Castilla y León.png Reino de España
FidelidadReyes de España
RamaEjército de tierra de España
TipoEjército colonial fiel a la Monarquía española
FunciónProteger la colonia española de Cuba
EspecializaciónInfantería, Caballería, Artillería
TamañoMás de 200 000 activos en la guerra del 95
Comandantes
Comandante actualCapitán general
Cultura e historia
LemaViva España
Guerras y batallas
Toma de La Habana
Conspiración de Aponte
Guerra de los Diez Años
Guerra Hispano-cubano-norteamericana

Ejército de Operaciones de España en Cuba. Brazo armado del gobierno colonial español que existía en la Capitanía General de Cuba. Este ejército fue el que enfrentó a las fuerzas mambisas durante las guerras por la independencia de Cuba (Guerra de los Diez Años, Guerra Chiquitay Guerra Necesaria).

En los años finales de este Ejército en Cuba, el Gobierno español habían enviado a suelo cubano unos 250 000 efectivos para fortalecer este brazo armado en la lucha contra las fuerzas mambisas, este llevó a la ruina al Imperio Español, el cual tuvo 71 000 bajas, quedando débil y sin quedo sin dinero para continuar la guerra.

Unidades primarias

Para un mayor control de la isla desde los años primeros del siglo XIX fueron creadas varias unidades militares que se distribuían por toda la isla:

Guerras

Guerra de los Diez Años

La Guerra de los Diez Años fue la gran escuela del Ejército Español. Entre los años 1868 y 1878 Cuba se convirtió en el principal escenario práctico en el cual se formó toda una generación de generales españoles que pasarían a jugar primero en ella, y posteriormente en la vida política y militar de España, importantes roles históricos.

En los campos de batalla de Cuba, y frente a un adversario pujante y audaz, los militares españoles, veteranos entre otras, de las campañas de Frica, Santo Domingo, Conchinchina, y de las propias guerras intestinas de la península, lograron acumular un respetable caudal de experiencias teórico-prácticas como militares.

En este periodo España envió a Cuba un total de 151 generales, divididos en: tres capitanes generales de ejército; siete tenientes generales; treinta y seis mariscales de campo; noventa y un brigadieres; y catorce generales de marina. La capitanía general de la isla cambió catorce veces de propietario; el gobierno de la capital (Segundo Cabo) en no menos de 22 oportunidades; y la jefatura del Estado Mayor de la Capitanía General no menos de 21. Este mal, provocador de inestabilidad, se trasladaba a todos los niveles jerárquicos de la cadena de mando. Los jefes más destacados, los más capaces y mejor fogueados en el laboratorio-escuela que constituyó la guerra de Cuba, eran sacados del ejército de la isla y enviados a servir al ejército en la Península Ibérica.

Al analizar la conducción de las acciones militares por el mando militar español durante la guerra, vale destacar que éste se caracterizó, en sentido general, por la participación directa de los principales jefes en las operaciones militares. El hecho de que ninguno de los quince generales españoles muertos en Cuba durante la guerra grande, por ejemplo, haya muerto en combate, no necesariamente implicaba que estos eludieran las acciones combativas. Una buena parte del generalato español obtuvo sus ascensos por méritos de guerra alcanzados en los combates y operaciones efectuadas contra el Ejército Libertador cubano. Muchos de aquellos generales llevaban en sus cuerpos las cicatrices dejadas por las armas cubanas.

Los jefes españoles por regla general salían a operar con sus fuerzas y con ellas enfrentaban al adversario, pero teniendo siempre muy en cuenta la necesidad de la preservación de la vitalidad del mando. Los más osados se lanzaban personalmente al combate al riesgo de sus propias vidas, y del probable éxito de las misiones encomendadas. El cuadro de jefes y oficiales del ejército español, militares de carrera en su gran mayoría, demostraban en el combate entereza y valor. Sus limitaciones fundamentales estuvieron dadas en el lento desarrollo y evolución de su pensamiento táctico, subordinados como estaban a concepciones estratégicas y tácticas que le impedían su desenvolvimiento operativo de manera independiente.

La guerra de los Diez Años constituyó una importante escuela formadora de cuadros para el ejército español. Cuba fue la gran academia de las armas del generalato español a fines del pasado siglo. El haber participado en ella constituía una carta de presentación y un aval muy valioso.

Además de los 151 generales que participaron en la Guerra de los Diez Años, otros 64 militares españoles veteranos de aquella gesta, alcanzaron posteriormente los grados de general. De los 46 nombramientos de Ministros de la Guerra hechos por el Gobierno español, entre 1885 y 1927, 26 correspondieron a veteranos de las guerras de Cuba, uno de ellos, nacido en la isla.

Durante esta guerra las fuerzas independentistas cubanas le propiciaron a los españoles 80,000 bajas definitivas, cuyas fuerza militar llegó a ser de 100 000 hombres, en una guerra que costó 700 millones de pesos al tesoro de la metrópoli[1].

Entre guerras

En Cuba en 1892, hay una guarnición de cerca de 20.000 hombres entre el Ejército y la Guardia Civil.

Fuerzas teóricas desplegadas en Cuba en 1892
Unidades Hombres
7 Regimientos de Infantería con dos batallones cada uno de cuatro compañías
(1241 hombres por regimiento)
8.701
12 Compañía de guerrillas 1.865
Escuadras de Santa Catalina del Guaso 118
Cuerpos del Orden y Brigada disciplinaria 306
2 Regimientos de Caballería de 4 Escuadrones 1.692
Escuadrón de voluntarios de Camajuaní 126
1 Batallón de Artillería con 6 Compañías 708
Compañía de reparaciones 67
1 Batallón Mixto de Ingenieros con 4 Compañías 432
1 Brigada de Sanidad 109
Otros servicios, oficinas, etc 439

Guerra Necesaria

Capitán General Arsenio Martínez Campos, el hombre fuerte del Imperio Español que organizo la defensa de la colonia cubana en 1895.

La Guerra Necesaria le trajo a España el envío a suelo cubano del mayor ejército que envió una potencia europea a América (250 000 efectivos) para tratar de mantener la colonia bajo su control. Esta guerra le ocasionó a los españoles 71 000 bajas y dejó débil al Imperio, el cual se quedo sin dinero y hombres para continuar la guerra. Para 1898 las tropas españolas solo conservaban el dominio de las ciudades, mientras las fuerzas revolucionarias eran dueñas de los campos y las comunicaciones interiores[2].

En 1898 el Ejército de Operaciones estaba compuesto de 185.000 hombres que forman 7 Divisiones, 16 Brigadas, 8 Medias Brigadas y 4 Guarniciones, a las que se unen 82.000 hombres de Voluntarios agrupados en[3]:

  • 49 Batallones, 29 Tercios y 148 Compañías de Infantería.
  • 14 Regimientos y 41 Escuadrones de Caballería.
  • 1 Regimiento, 2 Batallones, 2 Tercios y 5 Compañías de Artillería.
  • 1 Batallón de Ingenieros.
  • 1 Batallón, 2 Tercios y 3 Compañías de Infantería de Marina.

Por región las unidades estaban organizadas de la siguiente forma[4]:

  • Ejército de Operaciones de España en Las Villas
    • Infantería
      • 1º Batallón del Rgto. Saboya nº 6
      • 1º Batallón del Rgto. Luzón nº54
      • 1º Batallón del Rgto. Soria nº 9
      • 1º Batallón del Rgto. Zaragoza nº 12
      • 1º Batallón del Rgto. Extremadura nº 15
      • 1º Batallón del Rgto. Galicia nº 19
      • 1º Batallón del Rgto. Luchana nº 28
      • 1º Batallón del Rgto. Burgos nº 36
    • Otras unidades
      • Batallón de cazadores Cataluña nº 1
      • Batallón de Cazadores Barcelona nº3
      • Batallón Movilizado de Voluntarios de Pando
      • Escuadrón de Treviño del Rgto. de caballería Sagunto
      • 1ª y 2ª Sección de la 4ª Batería
      • 1ª Sección de la 5ª Batería del 5º Rgto. de Artillería de Montaña
      • 11ª y 17ª Compañías de Transporte a Lomo
      • 1ª Sección de la 9ª Compañía de transporte a Lomo
      • 2ª Compañía de Arrastre

Cerca de 200.000 hombres que en 1898 controlaban las grandes ciudades, los puertos y las zonas de terreno abierto donde se establecían fuertes destacamentos, quedando el resto de la isla en poder de los insurrectos.

El tipo de lucha a la que se enfrenta el Ejército en Cuba le obliga a cambiar sus tácticas de combate para poder hacer frente a la nueva situación, para ello Weyler reorganiza las fuerzas y adopta las medidas para combatir a los mambises similares a las que adoptó para combatir a los dominicanos. El propio Weyler lo expresaría así:

Con una hilera de flanqueadores que marchen por aquella vereda a cuatro o seis pasos unos de otros, siempre que estas veredas permitan el paso de un hombre y se hallen a unos doscientos pasos del camino que sigue la columna, impide que esta sea hostilizada, y si el enemigo ha tomado posición, como tienen que haberlo verificado a menos distancia, se le coge entre dos fuegos, cortándole la retirada.

Operaciones en Las Villas

Ante el incremente de las fuerzas cubanas independentistas mediante las expediciones mambisas lo que posibilitó crear organizadas unidades de operaciones militares bajo el mando único del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador, el ejército colonial español, con el Capitán General Arsenio Martínez Campos al frente, se vio obligado a enviar hacia Las Villas los 23 500 hombres desembarcados entre el 5 de octubre y el 30 de noviembre de 1895 para liquidar la insurrección y garantizar la zafra; así mismo trasladó hacia Santa Clara su cuartel general y reestructuró el ejército.

De esta forma los colonialistas buscaban acabar con el levantamiento en su primer año de lucha y evitar otra sangrienta guerra como la ocurrida entre 1868 y 1878. Para lograr esto las fuerzas españolas que operaban en la zona se estructura en dos cuerpos de ejército; uno en la provincia de Oriente y el otro en Las Villas y Ciego de Avila. Al frente del Segundo Cuerpo que abarcaba estos últimos territorios fue designado el Teniente General Don Sabas Marín González. Este cuerpo tenía dos divisiones: la primera abarcaba las Brigadas de Sagua, Cienfuegos y Santa Clara-Trinidad; la segunda, las Brigadas de Remedios, Sancti Spiritus y Ciego de Avila y el puesto de mando radicaba en Sancti Spiritus[5].

A esto hay que sumarle que se mantenía por parte de los ibéricos la organización del Cuerpo de Voluntarios, la guardia civil y guerrillas locales.

Véase también

Fuentes

Referencias