El Águila Negra

El Águila Negra
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El Águila Negra.jpg
NombreJosé Roque Ramírez
Nacimiento16 de agosto de 1887
Tacajó, Holguín,Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento1977
México
Causa de la muerteDerrame Cerebral
ResidenciaMéxicoBandera de los Estados Unidos Mexicanos México
Nacionalidadcubana
Ciudadaníacubana
OcupaciónTimador y Estafador

El Águila Negra (José Roque Ramírez). Timador y estafador nacido en la localidad holguinera de Tacajó, su verdadero nombre era José Roque Ramírez y llegó a convertirse en uno de los grandes estafadores internacionales de todos los tiempos, fue sin duda un sagaz timador y estafador que llegó a burlar a la policía de buena parte del mundo. Muere en ciudad de México en 1967 sin que la policía de país alguno, supiera dónde guardó su mal habido caudal.

Síntesis biográfica

José Roque Ramírez es el nombre verdadero de El Águila Negra. Nació el 16 de agosto de 1888, en la localidad holguinera de Tacajó.

Trayectoria

Desde muy joven trabajó la tierra sin éxito alguno, luego se traslada a la ciudad de Guantánamo, lugar este donde se inicia en la vida delincuencial, pasaba billetes falsos de 20 dólares; ya que en esa época no existía la moneda cubana, lo descubren, pero pudo evadir la acción policial escondiéndose en Boca de Samá, ya en este lugar su madre lo enseñó a leer y a escribir y allí, durante tres años, se mantuvo tranquilo y olvidado, es capturado cuando visita su pueblo natal para ver cómo andaban las cosas. Lo capturan y le imponen una condena de 12 años de privación de libertad, fue a parar a la Cárcel Provincial de Oriente, sita entonces en la calle Marina número 12, en Santiago de Cuba.

Es en ese establecimiento penal donde entabla relación con El Murciélago, un gaditano de nombre Leonardo Tejeda Legón, condenado a 30 años. Tejada se convierte en su maestro y le enseña todas las trampas posibles en los juegos de cartas y lo instruye en el difícil arte de engañar al prójimo. Poco antes de morir, El Murciélago lo declaró su heredero y le cedió, como único legado, un grueso cinturón de cuero el cual contaba en su doble forro, decenas y decenas de monedas de oro.

En la misma prisión El Águila Negra empieza ya a hacer de las suyas y orquesta una gran estafa la cual consistía en enviar cartas a hombres ricos de otras localidades de un cuantioso tesoro cuyo escondite guarda en secreto un oficial preso. Se necesitaba de mucho dinero para sacarlo de la cárcel, pero a cambio el oficial, tan pronto estuviera en la calle, estaba dispuesto a compartir su fortuna con los que lo ayudaran. Las cartas van escritas en el papel timbrado del doctor José Roque Ramírez, abogado con domicilio en Marina número 12, la misma dirección de la cárcel, tiempo después es descubierto por el juez municipal de Arroyo Blanco Pedro Roca, extrañado de no recibir aviso por los más de 3 000 pesos que invirtió en el negocio, tomó el tren con destino a Santiago. Dos años más vinieron a sumarse a su condena .

No cumple su condena al ser indultado por el presidente Mario García Menocal a causa de una carta que El Águila Negra remitió a la esposa de un ministro del presidente Menocal.

Ya en libertad pone en práctica todo lo aprendido con el El Murciélago lo cual le permiten salir vencedor en cuanto juego de naipes participa. En Sagua la Grande, de una sola sentada, acopia 5 000 pesos, y 6 000 en Ciego de Ávila.

Parte a conocer el mundo y el puerto mexicano de Veracruz será su destino. De ahí, elegante y con buenos modales, bien vestido y con una conversación fácil y amena, emprenderá las travesías, siempre en camarotes de lujo, que lo llevarán a Barcelona, Londres, Manila, Shanghái, California, Buenos Aires y varios países más. En todos estos países comete sus fechorías y estafas. En Canadá le birla un cuarto de millón de dólares a una anciana a la que había jurado amor eterno. En la Guayana francesa juega a las cartas con el Gobernador General de la colonia y lo despoja de varios miles de dólares. En la Pampa, Argentina deslumbra a patrones y peones. Se hace llamar Belisario Roldán y es un rico magnate petrolero de Tampico. Los gana a todos con su verbo locuaz, su cordialidad, su gentileza. Se muestra como un caballero opulento y generoso que sabe hacer regalos fantásticos a los ricos y sorprender a los que lo sirven con propinas insospechadas. En Bahía Blanca, también en la Argentina, adquiere caballos de pura sangre y más de mil toros con destino a su granja experimental, en México, y se escabulle antes de pagarlos. No se marcha de la Argentina sin estafar a un importante joyero bonaerense por más de 60 000 dólares.

En la ciudad haitiana de Puerto Príncipe se presenta como un diplomático mexicano interesado en adquirir, por instrucciones de su gobierno, grandes cantidades de café. Es ahora el señor Castañón y pone en su mirilla a un caficultor francés radicado en la isla, el señor Berard, viejo, arisco, egoísta y ambicioso. Le compra todo un cargamento del grano, que no le paga, pero que llega a su destino, en Veracruz. Enseguida le ofrece 100 000 dólares por su posesión y le explica el motivo. Ha descubierto en ella un entierro de barras de oro. No accede el francés a la venta, pero está dispuesto a compartir las ganancias con el cubano. Busca Roque Ramírez un detector de metales, opera el aparato, perciben sus señales y excavan. Cincuenta lingotes salen de la tierra. Raspa Roque uno de ellos y Berard, estremecido, recoge las limallas que luego analizará un joyero. No hay duda posible: es oro puro.

Como nadie en Haití lo compraría, Castañón otorga un voto de confianza al francés y lo insta a que viaje a Nueva York, donde la Casa Morgan se perfila como un comprador seguro. Le pide un favor, que le anticipe 30 000 dólares para emprender cierto negocio no previsto en su presupuesto. Da Berard gustoso el dinero e invita al cubano a que se instale en su residencia hasta que regrese. En Nueva York el fiasco fue total. Eran de bronce los 49 lingotes que llevaba. El que sí era de oro puro había quedado en poder de El Águila Negra, que pidió conservarlo como recuerdo.

El intento de estafar al Coronel Pedraza, el cual fracasa al ser reconocido por un oficial del ejército le costó a El Águila Negra dos años de cárcel, sale de la cárcel debido a la anmistía general concedida por Fulgencio Batista.

En 1943 regresa a México y se instala en su lujosa residencia de Chapultepec. Lleva esa vez, producto de sus estafas, unos 270 mil dólares consigo. Dos policías cubanos, Jacinto Hernández Nodarse y Luis Torres Catá, le siguen los pasos. La justicia cubana lo reclama y a sus requerimientos la policía de México lo detiene en más de diez ocasiones. Gasta Roque Ramírez una fortuna en abogados que retardan una y otra vez la extradición hasta que, por orden del Ministro de Gobernación, lo confinan en la prisión de Lecumberri. Alega Roque Ramírez su condición de ciudadano mexicano, pero son falsos los documentos con que pretende avalar su ciudadanía y Cuba demuestra que no se trata de dos sujetos con el mismo nombre, sino de un solo hombre con dos personalidades.

Llega a Cuba producto de su extradición el 6 de agosto de 1944 y sentenciado a una larga condena, la cual no cumple en su totalidad y sale de prisión en el año 1954, producto de la gestión de un oficial del ejército de Batista el cual intercede por su persona y logra su indulto.

Muerte

Se traslada a México con toda su familia a pasar sus últimos años. Fallece en el año 1977 víctima de un derrame cerebral.

Fuente

Quintana Bermúdez, Ángel. El Aquila Negra y Otras Historias. 2da ed. Holguín: Ediciones Holguin,2012.