El Aurelio (Niquero)

El Aurelio (Niquero)
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Asentamiento rural de Cuba
EntidadAsentamiento rural
 • PaísBandera de Cuba Cuba
 • ProvinciaGranma
 • MunicipioNiquero

El Aurelio. Asentamiento rural cubano categorizado como caserío, ubicado en el municipio de Niquero en la provincia oriental de Granma.

Ubicación geográfica

Este caserío colinda al norte con Blanquizal, al sur con La Carmen, al este con Cuchillo y al oeste con Sevilla Abajo. Se encuentra localizado en los 20o04'38" de latitud Norte y los 77o29'52" de longitud Oeste.

Historia

Inicios

En los orígenes no había escuelas y los niños se trasladaban a pie hasta cuchillo para recibir la enseñanza. Había una bodega que abastecía a los barrios de La Carmen, Castro, Cuchillo y una parte de Sevilla Abajo. La compañía azucarera del central abarcaba todos los bateyes de Niquero y en esta había una grúa manejada por un señor llamado Aurelio, quién se ocupaba del alza y tiro de la caña para el basculador a través de la línea férrea y carretas y este nombre se fue popularizando, de ahí surge el nombre de la zona. Como la economía fundamental era la caña de azúcar, esto constituía fuente de empleo desde la década del veinte. Había dos barracones para haitianos y jamaicanos en muy malas condiciones, estos se establecían con sus familias para trabajar en la siembra, limpia y corte de caña y luego de finalizada la zafra emigraban a otros lugares buscando trabajo.

Las primeras familias que se asentaron en la zona fueron Enrique Fuentes, Jacinto Pérez y Faustino Moreno entre otros. Las condiciones de vida de las familias era muy penosa antes del triunfo revolucionario, las casas eran de guano y yagua con pisos de tierra, se alumbraban con candiles, los asientos eran bancos de tablas, las mujeres y los niños trabajaban en la siembra de frutas menores en las guardarrayas ya que las tierras eran propiedad de la Compañía Azucarera, la insalubridad y las enfermedades contagiosas y parasitarias abundaban en la zona y para traer un enfermo al poblado lo tenían que traer a pie o a caballo y además traer $3.00 para la consulta, muchas familias no tenían esa posibilidad y entonces visitaban centros espirituales que eran atendidos por Francisco Fernández y Carmen Pons, quienes les indicaban plantas medicinales para curar sus males o un bembé.

Las mujeres embarazadas eran asistidas por las parteras Caridad Chávez y Mariana Cedeño a las cuales iban a buscar a caballo a cualquier hora.

Luego del triunfo revolucionario

Después del triunfo de la Revolución, la vida cambió y se transformó para todos; la salud, la enseñanza, la cultura, la fuente de empleo, que fue en ascenso de forma considerable y la solidaridad y la confianza han sido siempre sinónimos de unidad. Por ello ha cumplido misión internacionalista en Angola, el combatiente de la zona Sergio Coello Agüero. La bodega, que era de la Compañía, pasó al Estado y este se encarga de surtirla con mercancías mixtas. La familia Rodríguez Naranjo dio parte de su vivienda para que instalaran una escuela a principios del triunfo de la Revolución. Para el llamado de 1961 de declarar a Cuba libre de analfabetismo, prestaron colaboración en esta zona los siguientes alfabetizadores:

En la actualidad

La comunidad cuenta con una escuela llamada José Fuentes Milanés y una pequeña cancha donde se practica el deporte escolar. También hay una bodega. En el censo de población y vivienda efectuado en la zona en los años 1998/99 se diagnosticó que cuenta con 77 habitantes y 23 viviendas y está considerado como un barrio disperso, ya que las casas están construidas a una distancia de 50m.

Tradiciones

Las corridas de cintas era uno de los pocos entretenimientos a que se dedicaban en la zona. Contaban con un terreno rústico de béisbol para la práctica de este deporte y los peloteros más sobresalientes fueron los hermanos Tomasito y Silverio Rodríguez, Victor Licea y Conrrado Sánchez, los cuales eran atendidos por el promotor deportivo Indio Yera.

Con el objetivo de recaudar fondos, se celebraban los fines de zafra, fiestas con el órgano La Rumba #1 y la música que siempre fue el deleite mayor de las familias campesinas y la pieza de órgano valía 10 centavos. Para celebrar las navidades y fin de año, debían pedir un anticipo de $10.00 y comprar las mercancías para estas ocasiones, tales como turrones, ron, frutas y algún que otro regalito; la tradición del macho asado, fricasé de pollo y viandas era costumbre para estos acontecimientos ya que todos criaban y cosechaban para el mantenimiento familiar.

Fuente