Francesco Mazzola

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Francesco Mazzola
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El Parmigiano2.jpg
NombreGirolamo Francesco Maria Mazzola
Nacimiento11 de enero de 1503
Parma, Bandera de Italia Italia
Fallecimiento24 de agosto de 1540
Casalmaggiore
NacionalidadItaliana
Otros nombresEl Parmigianino
OcupaciónPintor
Obras destacadasMadonna Cuello Largo, Cupido Tallando Arco, Visión de San Jerónimo, Esclava Turca, Palla Atiene, Condesa San Secondo.

Francesco Mazzola. Pintor renacentista de retratos, frescos religiosos, mitológicos y literarios en estilo manierista. Es uno de los artistas manieristas más sensibles, dulces y elegantes, cercano a la sensualidad y gracia únicas de Correggio.

Síntesis biográfica

Pintor, dibujante y grabador italiano. Nació el 11 de enero de 1503 en Parma. El sobrenombre de Parmigianino le viene a Francesco Mazzola por su ciudad de origen, Parma. Su padre Filippo, que murió cuando él era pequeño y dos de sus tíos eran pin­tores, pero la principal influencia temprana sobre su estilo fue la de Correggio. Hizo su primer aprendizaje en el taller de su tío, un modesto pintor de su villa natal.

Parmigianino fue excepcionalmente precoz y tenía solo dieciséis años cuando pintó su primer cuadro de altar, Bautismo de Cristo (Berlín). A continuación pintó frescos en San Juan Evangelista de Parma y una decoración al fresco con la historia de Diana y Acteón en la Rocca de Fontanellato, antes de trasladarse en 1524 ala Roma de Clemente VII. Allí obsequió al papa con tres obras: La Sagrada Familia con un ángel (Prado), Circuncisión (The Detroit Institute of Arts, Detroit) y Autorretrato en un espejo convexo (Kunsthistorisches Museum, Viena), y no tardó en verse aclamado como la reencarnación de Rafael. Clemente VII le encargó pintar al fresco las paredes de la Sala de los Pontífices del Vaticano, pero esa obra no se llegó a hacer. En su lugar, Parmigianino siguió pintando retratos -siempre una parte central de su producción-, empezó a suministrar diseños para grabados a buril y en camafeo, y quizá practicó el aguafuerte.

En 1526 se le encargó un cuadro de altar para San Salvador en Lauro, Virgen con el Niño y los santos Juan Bautista y Jerónimo (National Gallery, Londres) y estaba trabajando en él cuando en 1527 se produjo el Saco de Roma; los soldados irrumpieron en su estudio y tuvo suerte de escapar con vida. Tras el Saco marchó a Bolonia, donde realizó cuadros de altar para San Petronio (San Roque con un donante) y Santa Margarita (La Virgen con el Niño y santos, Pinacoteca Nazionale di Bologna), nuevos retratos y pinturas religiosas de formato menor. También siguió experimentando en el medio gráfico, seguramente por inclinación espontánea, pues no en vano fue uno de los dibujantes más prodigiosos y fecundos de todo el renacimiento.

Al parecer estaba de vuelta en Parma ya en 1530 y allí permaneció hasta el último año de su vida, dividiendo su tiempo entre el encargo de pintar la bóveda y el ábside de Santa María de la Empalizada, tarea de la que solo completó la primera parte con una magnífica decoración al fresco que muestra a las vírgenes prudentes y necias junto con las figuras en grisalla de Adán y Eva, Moisés y Aarón, y el cuadro de altar que se conoce como La Virgen del cuello largo (Galleria ­degli Uffizi, Florencia), que no llegó a terminar. En esas y otras obras de la misma década, como el Cupido (Kunsthistorisches Museum, Viena) y el llamado Retrato de Antea (Museo Nazionale di Capodimonte, Nápoles), se manifiestan el extraordinario alargamiento de la figura humana y la refinada ejecución que caracterizan su última manera.

Cuenta Vasari que su obsesión por la alquimia transformó al agraciado joven del temprano Autorretrato en un salvaje barbudo, pero estas obras finales no dan el menor indicio de que su autor hubiera enloquecido.

Recibió el encargo de decorar al fesco la iglesia de Santa María della Steccata, de Parma. En 1539, sus adelantos en la obra habían sido tan escasos que los comitentes le encarcelaron por incumplimiento de contrato.

Falleció, mientras cumplía condena, el 24 de agosto de 1540. El refinado artista, de aspecto casi efébico, fue enterrado con aspecto descuidado, barbudo, salvaje, con el pelo muy largo y desnudo, como había deseado.

Caracterización

Su trazo es firme y elegante. Su composición poco común: en efecto, puede colocar los personajes alrededor del cuadro mientras llama la atención sobre una decoración central. Las actitudes de sus figuras tampoco son convencionales y sus mujeres se distinguen por tener un cuello largo. Sus pinturas se destacan por el uso de formas y colores innovadores, con imágenes y figuras de apariencia estilizada y elegante. Sus obras más hermosas retratan Madonnas estilizadas, casi deformadas en su esbeltez. También dedicó una parte de su vida al estudio de la xilografía y el aguafuerte, técnicas que aplicó a sus propios dibujos. Su personalidad era delicada, amable, elegante...., pero indolente.

Obras

  • Pedro Maria Rossi, o Roscio, conde de San Segundo, óleo sobre tabla, 133 x 98 cm, 1533-1535
  • Camilla Gonzaga, condesa de San Segundo, y sus hijos, óleo sobre tabla, 128 x 97 cm, h. 1533-1535
  • Cupido, óleo sobre tabla, 148 x 65 cm
  • Santa Bárbara, óleo sobre tabla, 48 x 39 cm, h. 1522-1523.
  • La Sagrada Familia con un ángel, óleo sobre tabla, 110 x 89 cm, h. 1524
  • Cabeza de hombre con barba, sanguina sobre papel crema, 90 x 65 mm
  • Circe, pluma y tinta parda sobre papel, 125 x 77 mm

Galería

Fuentes