El beso (Pintura)

El beso (Der Kuss)
Información sobre la plantilla
El beso de Gustav.jpg
Datos Generales
Autor(es):Gustav Klimt
Año:1907-1908
País:Bandera de Austria Austria
Datos de la Pintura o dibujo
Estilo pictórico:Art Nouveau y Simbolismo
Técnica:óleo sobre lienzo
Dimensiones:180 X 180 cm
Localización:Wien, Oesterr. Galerie im Belvedere, Viena


El beso (original en alemán: Der Kuss) es una obra del pintor austríaco Gustav Klimt y probablemente su obra más conocida. Es un óleo sobre lienzo de 180 x 180 centímetros, realizado entre 1907-1908. Esta obra, que sigue los cánones del Simbolismo, es una tela con decoraciones y mosaicos y fondo dorado. Está expuesta en la Österreichische Galerie Belvedere de Viena.

Historia

La obra más famosa de Klimt es El Beso, exhibida por primera vez en la Exposición de Arte de 1908 junto a Las Tres Edades de la Mujer. En esa muestra se titulaba Los Amantes y fue adquirida al finalizar la exposición por el ministro de Educación, doctor Marchet, para la Galería Austrica, lo que fue interpretado como un "excelente servicio a nuestro arte moderno" por Ludwig Hevesi. La obra recibió una entusiasta crítica desde el primer momento, convirtiéndose en uno de los símbolos de la Secession, a pesar de estar ya roto el grupo.Las figuras de los amantes están representadas ante un fondo dorado que enlaza con los iconos bizantinos y rusos. La pareja se abraza ante un reducido prado repleto de florecillas, siendo difícil interpretar si están arrodillados o de pie. Ese prado finaliza de forma brusca, como si el pintor quisiera situar a los amantes al borde del precipicio.

Descripción

La pareja se enmarca también con una aureola dorada, vistiendo ambas figuras de ese color, adornadas sus vestimentas con rectángulos negros y grises el hombre -interpretados por Schorske como un símbolo fálico- y círculos de colores el de la mujer. El ceñido vestido nos presenta claramente las formas femeninas, dejando ver piernas, hombros y brazos, sujetándose la joven con los dedos de los pies para evitar el precipicio. Su cabeza presenta una escorzada postura, inclinada hacia atrás y vuelta de lado, mirando hacia la perspectiva del espectador a pesar de sus ojos cerrados. El hombre también presenta una escorzada postura, sujetando con sus manos la cabeza de la amada, dejando ver sólo la cabeza coronada de flores. Su ancho cuerpo y su actitud de dominio son dos elementos claves en la composición, interpretada por buena parte de los especialistas como una escena protagonizada por el propio Klimt y su buena amiga Emile Flöge.Quizá el elemento más extraño sea el precipicio, símbolo de peligro al que podía dirigirse la relación, por lo que la mujer se aferra con sus pies a la pradera.

El gesto de la mujer también ha sido interpretado como rechazo ante la agresión al que la somete el hombre, intentando evitar el dominio masculino sin un resultado positivo. Se podría considerar, en este caso, una muestra del "fracaso" de la lucha femenina por la emancipación que ya se estaba dando en aquellos momentos. Sin embargo, a lo largo de la carrera de Klimt se repite esta temática en varias ocasiones: El Amor, la Filosofía, el Friso Beethoven, el Friso Stoclet, interpretándose como el símbolo de la reconciliación de los sexos, sin personalizar en la figura del artista y Emile.Estilísticamente, nos encontramos en la obra que corona la llamada "fase dorada", etapa dominada por el decorativismo en la que las líneas sinuosas se adueñan del conjunto. La perspectiva tradicional tiende a desaparecer ante el empleo de la bidimensionalidad. Como si de un caleidoscopio se tratara, Klimt emplea sucesivas piezas de colores que recuerdan a los mosaicos de Ravena por los que el maestro sentía especial admiración. El resultado es una obra con la que el maestro alcanza el cenit de su arte.

Simbolismo y Arte Nouveau

Para entender la relevancia de El beso nos debemos fijar sobre todo en el estilo de Klimt y en el origen de este estilo. La Secesión fue paralela al Art Nouveau (Modernismo, en España), que se desarrolló en Francia con unas ideas nacidas de la misma raíz que el grupo de Klimt. Así pues, El beso sigue la estética de este estilo internacional, en su variante austriaca. Pero muchos consideran que Klimt era también simbolista, y la verdad es que esta obra, como otras del artista, agrupa elementos muy característicos de las dos corrientes. El carácter Nouveau se ve perfectamente en la forma y color decorativos, como en el intenso dorado de todos los elementos, el adorno de los vestidos o los detalles florales. El simbolismo está en el contenido de la obra y es la parte más sugerente. La forma con la que se relacionan las figuras con el fondo que las rodea hace del espacio una atmósfera irreal y misteriosa. La escena es antinatural; la posición forzada de la pareja, el espacio indefinido, la luz cegadora del dorado que llena el lienzo... Todo esto nos parece extraño porque no nos aclara el significado de lo que vemos, sino todo lo contrario. Nos vemos sumergidos en una escena la interpretación de la cual es completamente abierta, y por lo tanto transmite inquietud.

Símbolo de la secesión vienesa

En 1897 Gustav Klimt fue escogido presidente de La Secesión, movimiento artístico alternativo al arte conservador que había en la Viena de fin de siglo. Un grupo de artistas innovadores decidieron seguir con el ejemplo de otros movimientos europeos y dar un vuelco al arte y la cultura de su país, demasiado puritana y anticuada. Es así como nació La Secesión y con ella un arte revolucionario, lleno de formas y temas sugerentes. Klimt revelaría este espíritu a través de su pintura. El beso refleja la esencia de lo que predicó el grupo, y Klimt no perdió la oportunidad de ofrecer aquello que había aprendido y desarrollado años antes. Pese a las duras críticas de la aristocracia conservadora, el público lo recibió con gran entusiasmo, convirtiéndose en uno de los símbolos de La Secesión y de la Viena de principios de siglo.

Curiosidad

Una obra de Klimt, el retrato de Adele Bloch-Bauer, desbancó hace poco el lienzo de Picasso Chico con pipa, como el más caro de la historia del arte. El magnate de los cosméticos Ronald S. Lauder adquirió la obra por el desorbitado precio de 135 millones de dólares.

Fuentes