El cine cubano en la década de 1980

El cine cubano en la década de lo 80
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En esta década también triunfó un cine de género, que además de establecerse sobre las bases de la nítida comunicación con amplias capas del público nacional, permitió establecer baluartes del cine cuestionador y reflexivo.

El cine cubano en la década de lo 80. El Cine constituye por virtud de sus características un instrumento de opinión y formación de la conciencia individual y colectiva, y puede contribuir a hacer más profundo y diáfano el espíritu revolucionario y a sostener su aliento creador. Paso a paso, con mucha entrega y talento, el nuevo cine cubano fue naciendo para orgullo de quiénes lo hacían y de quiénes lo disfrutaban.

Un poco de historia

Con el triunfo de la Revolución cubana, en los primeros días de 1959, se creó en Cuba un departamento cinematográfico dentro de la Dirección de Cultura del Ejército Rebelde. Éste departamento fue el antecesor de lo que se convertiría en el ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos), fundado en marzo de 1959, como resultado de la primera ley de cultura. Desde los primeros días de enero de 1959 se evidenció la importancia que el nuevo gobierno revolucionario iba a confiar al 7mo arte. A partir de ahí cada década tuvo su significación en el desarrollo del cien cubano. Con la creación y puesta en marcha del ICAIC, bajo la dirección de Alfredo Guevara, surge la posibilidad de crear en Cuba un cine entendido como “el más poderoso y sugestivo medio de expresión artística, y el más directo y extendido vehículo de educación y popularización de las ideas”, según rezaba en la Ley que instauraba a la que ha sido, hasta hoy, la principal entidad productora de cine en Cuba. En estos primeros tiempos, todo el cine cubano se agrupaba en tres grupos: didáctico, documental y de ficción, aparte del departamento de dibujos animados, creado en 1960, al igual que el Noticiero ICAIC Latinoamericano, realizado por Santiago Álvarez. Por lo general, los cineastas, a fin de aprender el oficio, pasaban del género didáctico al documental y de ahí a la ficción. Poco a poco el cine cubano se fue desarrollando donde cada década tuvo su significación.

Década de los 80

Después del llamado quinquenio gris de la cultura cubana (período entre 1971 y 1976), hay un aumento del ritmo de producción de cine en el ICAIC en los ochenta, después que en el primer lustro se promediara una cifra de 3 largos de ficción al año, cifra de producción considerablemente baja, resultado entre otras razones, de la muy prolongada y costosa realización del largometraje Cecilia (1981-1982). Dirigida por Humberto Solás, Cecilia es una libre adaptación al cine que hizo su realizador de la novela Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde, piedra angular de cubanía en nuestra novelística del Siglo XIX. El largometraje motivó que se impusiera de inmediato otra estrategia temática y productiva en el ICAIC. En los años siguientes predomina la comedia de costumbres de corte populista, dirigida a criticar y/o satirizar determinados segmentos de la realidad socio-cultural y económica del país. La mayor parte de estas películas son obras de realizadores de cine que se formaron en el Noticiero ICAIC latinoamericano, herederos de sus pautas estéticas y temáticas. Otras películas realizadas en este período han devenido iconos de nuestra cinematografía, véase Clandestinos de Fernando Pérez y Papeles secundarios de Orlando Rojas, por citar algunos títulos realmente sigificativos.

En términos generales cabría afirmar que en este decenio triunfa el cine de género, establecido sobre bases de franca comunicación con el público nacional, que además permitió establecer baluartes para un cine mucho más cuestionador y reflexivo.

Realizadores

Los cineastas Fernando Pérez, Orlando Rojas, Juan Carlos Tabío,Rolando Díaz, debutan en el largometraje de ficción, mientras que la ya pretigiosa escuela documental cubana abría sus puertas a realizadores como Enrique Colina, y Jorge Luis Sánchez. Enrique Pineda triunfa con La bella del Alhambra. A todo este fenómeno se unían una vez más nombres emblemáticos de nuestra cinematografía: Humberto Solás, Oscar Valdés y Santiago Álvarez que jugaron un papel fundamental en el desarrollo del cine cubano en esta etapa.

Filmes

Entre 1980 y 1989 el ICAIC participó en la creación de setenta largos de ficción, 44 de ellos dirigidos por cubanos. Estos primeros años de los ochenta, tienen entre sus películas más sobresalientes: Cecilia I y II, Se permuta, Hasta cierto punto, Los pájaros tirándole a la escopeta, Clandestinos, La Bella del Alhambra, Una novia para David, Un hombre de éxito y muchas otras que se pudiera mencionar. En esta etapa se consiguió dinamizar la producción a partir de la incorporación de una serie de nuevos nombres en el largo de ficción y se reactivó el contacto con el público masivo, sobre todo mediante una serie de comedias costumbristas y contemporáneas. Se intentaba sobre todo restituirle al cine su lugar como parte del arte popular, y muy bien que lo consiguieron, puesto que en este período se encuentran algunos filmes cubanos mencionados como los más taquilleros de todos los tiempos.

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