El rescate de los cadáveres de la Masacre de Cabañas

El rescate de los cadáveres de la Masacre de Cabañas
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País(es) involucrado(s)
Cuba
Líderes:
Octavio Campos y José benito Díaz


El rescate de los cadáveres de la Masacre de Cabañas

Al triunfo de la Revolución, prácticamente estaba todo el pueblo en busca de los desaparecidos. Los familiares fueron los primeros que comenzaron a indagar por todos lados y por indicios y por los interrogatorios que le hicieron a los soldados que sabían habían participado en las redadas fueron conociendo así donde podrían encontrarse.

Después, hubo campesinos que de inmediato dieron cuenta de enterramientos que habían encontrado. En la zona de San Claudio, en el lugar conocido por Arroyo Seco habían aparecido los restos de Octavio Campos y José benito Díaz. Florencio Rivera (Ture) los había encontrado y avisó a la familia .Los perros, los puercos y las auras prácticamente habían dado fin a sus cuerpos sin vida.

Entierros en La Conchita

En la zona de La Conchita, los hermanos Joaquín y Juan Alberto Echazábal (Simón) dieron cuenta de un enterramiento que habían descubierto en su finca. La casa de Simón había sido campamento de un numeroso grupo de soldados a cuyo mando se encontraban el Cabo Lara y el teniente Cazola .Los vecinos y familiares de los alrededores a la casa de Simón habían sido testigos de espantosos gritos y quejidos nocturnos acompañadas de ofensas y palabrotas de los soldados, señal de que estaban torturando a alguien.

La evidencia de los posibles crímenes .junto a auras tiñosas sobrevolando el lugar y el hedor que emanaba del lugar, habían llevado a los Echazábal hasta allí para confirmar lo que suponían, unos días después de haberse retirado la tropa que ocupaba la casa de Simón.Y fue entonces que descubrieron el siniestro hallazgo que confirmaba lo que la familia sospechaba:a los que tanto habían oído gritar por las noches, los habían matado y enterrado allí mismo.

A unos 120 metros de la casa, entre dos palmas reales, en un hoyo y pequeño montecito de guásimas, se encontraba la improvisada sepultura. Lo que allí habían sepultado estaba casi a flor de tierra y los Echazábal tuvieron que terminar de taparlos con tierra, guano y ramas para que los perros y las auras no dieran cuenta del enterramiento. Para mayor vileza de los enterradores, sobre el abultamiento de tierra Simón reconoció el pico y la pala de su propiedad que habían utilizado para tales menesteres.

Enterramientos en Guasimal

Pero los otros cadáveres continuaban sin aparecer .Unas dos semanas después de haber reportado los primeros casos, comenzaron a informar sobre nuevas evidencias de enterramientos Las sepulturas las habían hecho casi a flor de tierra, en fosas comunes y en la Finca Guasimal, en el valle de San Claudio. Unos 14 días después, campesinos de la zona informaron sobre dichas evidencias de enterramientos en aquella zona, donde cerca de allí los casquitos habían establecidos campamentos.

Y hasta esos lugares llegaron los familiares, los amigos y hasta la prensa en desesperado intento por saber a quienes encontrarían entre ellos. Gracias a los reporteros de Bohemia se conservan imágenes aterradoras del desentierro de estos valerosos mártires.

La Justicia revolucionaria

Una de las primeras medidas de la Revolución fue castigar ejemplarmente a los principales responsables de los crímenes cometidos por la tiranía batistiana. Los torturadores y asesinos victimarios de incontables patriotas a lo largo de nuestra historia, jamás habían tenido que rendir cuenta de sus hechos. Este elemental acto de justicia, que reclamaba unánimemente nuestro pueblo, dio lugar a una feroz campaña de prensa imperialista contra la Revolución.


Fuentes

  • “Cabañas 1958”, inédito; de Claro Alberto Echazábal González,