Elsa y Fred

Elsa y Fred
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Comedia, Comedia romántica | Bandera de Argentina Argentina, Bandera de España España
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NombreElsa y Fred
Otro(s) nombre(s)Elsa & Fred
Estreno2005
GuiónMarcos Carnevale, Lily Ann Martin, Marcela Guerty
DirectorMarcos Carnevale
Producción GeneralJosé Antonio Félez.
Dirección de FotografíaJuan Carlos Gómez
Director de ArteSatur Idarreta.
ProductoraCoproducción Argentina-España; Shazam / Tesela P.C.
PaisBandera de Argentina Argentina, Bandera de España España
Sitio web
http://www.elsayfred.com/

Elsa y Fred. Es una película argentina de género tragicomedia protagonizada por la actriz uruguaya China Zorrilla y el actor español Manuel Alexandre dirigida por el realizador argentino Marcos Carnevale, resultado de una coproducción hispano-argentina.

La película narra las [historia]s de dos ancianos: Elsa, una mujer argentina mitómana, manipuladora y atolondrada que vive en Madrid y Alfredo, un viudo español que se muda al mismo edificio que Elsa. Luego de un incidente cotidiano, los dos ancianos comienzan a conocerse y entre ellos nace un romance que ambos ven como la última oportunidad de ser felices.

Sinopsis

Elsa tiene 82 años, 60 de los cuales vivió soñando un momento que ya había sido soñado por Fellini: la escena de La dolce vita en la Fontana di Trevi. Alfredo es un poco más joven, y siempre fue un hombre de bien que cumplió con su deber. Al quedar viudo, desconcertado y angustiado por la ausencia de su mujer, su hija le insta a mudarse a un apartamento más pequeño, donde conoce a Elsa. A partir de este momento, todo se transforma. Elsa irrumpe en su vida como un torbellino dispuesta a demostrarle que el tiempo que le queda de vida es precioso y puede disfrutarlo como le plazca.

Crítica

La solidez técnica y narrativa del film. La habilidad de Carnevale para poder estar presente ausentándose, por ejemplo, al situar siempre la cámara en el punto justo, sin dejarle nunca tomar demasiado protagonismo. El equilibrio e inteligencia con que el guión compone a los personajes y plantea la evolución de la historia, tratando de esquivar la tentación de la caída en los lugares comunes. La deslumbrante labor de los actores, el español Manuel Alexandre y la uruguaya China Zorrilla (en unos de sus mejores papeles).

A través de estos cuatro factores fundamentales, la película se permite descansar en su estructura externa y olvidarse de ella, generando de este modo el marco ideal para que en pantalla aflore aquello que nada tiene que ver con lo material, y todo con el cine. Porque Elsa y Fred, juntos, son pura química y magia, y se convierten en socios de un sueño que atraviesa la pantalla. Ellos dos solos son capaces de desafiar a cualquier espectador prejuicioso (que mire con sospechas eso de una historia de amor entre gente mayor) a que se levante de su butaca y se retire del cine si es capaz de aburrirse o fastidiarse aunque sea un minuto.

Quizás las mayores virtudes de la historia que idearon el realizador Carnevale junto a Lily Ann Martin y Marcela Guerty tengan que ver con la valentía para abordar un tema muy repetido cinematográficamente, y con la capacidad para construir giros en favor del ritmo y la frescura de la narración, sin perder nunca de vista los parámetros básicos de verosimilitud que hacen a la trama.

El personaje que Zorrilla encarna magistralmente es decisivo para que la cinta pueda tomar un camino diferente al que tal vez podría esperarse de antemano. Su Elsa es pura energía, espontaneidad, picardía, alegría de vivir. Su cuerpo arrugado y unos cuantos dolores no son suficientes para ocultar un contagioso espíritu rebalzante de juventud. Fred, en cambio, ha tenido una vida monótona y rutinaria. Carga consigo la tristeza de haber perdido no hace mucho a su mujer, más que amada mujer, amada compañera. Cuando el azar cruza a los protagonistas, porque son vecinos, Elsa prácticamente se tira encima de Fred. Lo busca, casi lo acosa. Ha decidido apostar sus fichas a poder pasarla bien con ese hombre silencioso y honesto que tan bien le cae. Cada encuentro, cada salida, cada diálogo entre Elsa y Fred, no tiene desperdicio. La película va avanzando y por su-puesto, a medida que lo hace, los conflictos y la carga dramática de la historia ganan más espacio. Sin embargo, la esencia luminosa y fresca del film se mantiene hasta el final.

En esto tiene mucho que ver la coherencia en las elecciones y decisiones que toma el guión para la resolución de la trama. La película no se tiene que esforzar por endulzar ni minimizar el final: simplemente, el cierre es consecuencia natural de un fluir anterior. Elsa y Fred logran mostrar que el amor entre gente de la tercera edad es capaz de involucrar a la pasión, al erotismo, a los sueños. No necesitan negar su vejez para conseguirlo, mucho menos implorar la juventud pasada. Sin caer en estereotipos, la película se sostiene con solidez en la idea de que nunca es tarde para el amor; como sostiene el lema que reza la película, una cita de Pablo Picasso, “lleva tiempo llegar a ser joven”.

Básicamente, los personajes viven y disfrutan tanto como pueden del amor que pueden vivir. En este sentido, el principal mérito de la película es la firmeza con la que el realizador encara su abordaje al tema tratado. Si por sobre todas las cosas algo logran Elsa y Fred, eso es demostrar y hacer creer que el amor tiene entidad propia en la vejez: no es un asunto exclusivo de los jóvenes.

Fuentes