Empédocles de Agrigento

Empédocles
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Empédocles de Agrigento, destacado filósofo y poeta griego
NombreEmpédocles de Agrigento
Nacimientoaproximadamente 483 a.n.e.
Sicilia
Fallecimiento423 a.n.e.
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Ocupaciónfilósofo y poeta

Empédocles de Agrigento. Filósofo materialista de la antigua Grecia, ideólogo de la democracia esclavista. En su poema filosófico «De la Naturaleza», reduce toda la diversidad de las cosas a cuatro «raíces»: tierra, agua, aire y fuego. Esta teoría sobre los cuatro, elementos (o «principios» de la naturaleza se mantuvo en la filosofía antigua y medieval durante muchos siglos. Empédocles explicaba la unión y separación de los elementos por la acción de dos fuerzas opuestas: la de atracción y la de repulsión (la «amistad» y la «enemistad»). El predominio de una fuerza u otra explica los diferentes estadios en el desarrollo del universo. Tuvo gran significación histórica la conjetura de Empédocles acerca de la evolución, sujeta a ley, de los seres vivos como resultado de la selección natural de las combinaciones más viables.[1]

Síntesis biográfica

Empédocles nació en Agrigento. Sicilia, el año 495 a.n.e y murió probablemente en 435 a.n.e. Fue un destacado filósofo y poeta griego.

Su vida transcurrió en el seno de una familia ilustre, y llegó a ser jefe de la facción democrática de su ciudad natal. Su fama como científico y médico-taumaturgo, unida a su posición social, le permitió ocupar importantes cargos en la vida pública.

El final de su vida lo pasó exiliado en el Peloponeso. Se forjaron varias versiones en torno a su muerte, la más conocida de todas es aquella según la cual se habría arrojado al volcán Etna para ser venerado como un dios por sus conciudadanos.

Cosmología

Busto de Empedocles

Para Empédocles, la realidad es concebida como una esfera, lo cual sugiere que parte de la concepción de Parménides. La esfera de Empédocles equivale al Ser de Parménides, aunque a diferencia de éste último, no niega el valor de las apariencias porque para él, hay movimiento y hay pluralidad de seres. Lo que hace es introducir dentro de la esfera a la variedad: en su interior se encuentran los cuatro elementos.

Podría decirse pues, que inspirándose en Tales, Anaxímenes, Heráclito y Jenófanes, aúna de todos ellos sus elementos primigenios. Cada uno de estos elementos es eterno e imperecedero, pero al mezclarse entre sí dan lugar a la diversidad de seres y cambios que se observan en el mundo.

La mezcla de los elementos es producido por dos fuerzas cósmicas: el amor y el odio. Son fuerzas que también se encuentran en el hombre y que al explicar en su lucha todo cuanto sucede, determinan la visión trágica que Empédocles tiene de la existencia.

Teoría de las cuatro raíces

Cuatro raices

Postuló la teoría de las cuatro raíces, a las que Aristóteles más tarde llamó elementos, juntando el agua de Tales de Mileto, el fuego de Heráclito, el aire de Anaxímenes y la tierra de Jenófanes las cuales se mezclan en los distintos entes sobre la tierra.

Estas raíces están sometidas a dos fuerzas, que pretenden explicar el movimiento (generación y corrupción) en el mundo: el Amor, que las une, y el Odio, que las separa. Estamos, por tanto, en la actualidad, en un equilibrio. Esta teoría explica el cambio y a la vez la permanencia de los seres del mundo. El hombre es también un compuesto de los cuatro elementos.

La salud consiste en cierto equilibrio entre ellos. El conocimiento es posible porque lo semejante conoce lo semejante: por el fuego que hay en nosotros conocemos el fuego exterior, y así los demás elementos. La sede del conocimiento sería la sangre, porque en ella se mezclan de modo adecuado los cuatro elementos de la naturaleza. Posteriormente Demócrito postularía que estos elementos están hechos de átomos.

Astronomía

En astronomía identificó correctamente que la luz de la Luna no era luz propia sino reflejada, y creía lo mismo del Sol. También consideró que el tierra era una esfera aunque esto parece estar más relacionado con su cosmología según la cual esta esfera -representante del mundo material- se llenaba y vaciaba de amor o lucha.

Obras

De sus escritos se conservan únicamente Los Políticos, el tratado Sobre la medicina, el Proemio a Apolo, Sobre la naturaleza (sólo se conservan unos 450 versos de los 5.000 de que constaba la obra) y Las Purificaciones (de argumento místico e inspirado en el orfismo). Escribió sus obras en forma de poemas.

Su doctrina parece depender en muchos puntos de Parménides, a quien se supone que conoció en un viaje a Elea.
Estudios de finales del siglo XX llevan a suponer que las dos obras fueron originalmente una única obra. Fuentes verificables afirman que Empédocles fue un filosofo de gran relevancia entre los Egipcios.

Posteridad

En el desarrollo de las nociones astronómicas y físicas, Empédocles da un paso adelante respecto a Pitágoras y Parménides. Distingue con más exactitud que este último las estrellas fijas de los planetas en movimientos, y explica los eclipses por el paso de la luna un cuerpo oscuro, entre la tierra y el sol.

Asombran la conjetura de Empédocles acerca de que la luz necesita tiempo para propagarse en el espacio y la afirmación de que la enorme velocidad de la luz es la razón de que no reparemos en lo que esa propagación dura. También son sumamente interesantes sus opiniones biológicas, quien afirma que las plantas nacieron por autogeneración antes de nacer los animales.

Mientras la doctrina empedocliana de las “cuatro raíces”, el amor y el odio lleva la impronta mitológica, su física, cosmología y biología son en esencia, independientes de la religión.

Enlaces externos

Referencias

  1. Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, p. 136.

Fuentes

  • Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, p. 136.
  • Texto extraído de: www.filosofia.org: Empédocles de Agrigento (483-423 a.n.e.)
  • Historia de la Filosofía. Tomo I. Pág. 63
    Guthrie,
  • Historia de la Filosofía Griega. Madrid William Keith Chambers (1992/1999).
  • Rosental, M.; y Iudin, P. (1973): Diccionario filosófico (pág. 136). Buenos Aires (Argentina): Ediciones Universo, 1973.