Enanismo

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Enanismo. Anomalía por la que una persona tiene una talla considerablemente inferior al común de su especie. El enanismo en la especie humana puede tener múltiples causas, con lo que existen diversos tipos de enanismo. Entre los humanos, suele considerarse enano el hombre que mida menos de 1,45 metros, y enana la mujer que mida menos de 1,40 metros. Algunos enanos, sin embargo, no han sobrepasado los 64 cm. al alcanzar la madurez esquelética.

Etiología

La primera causa de talla baja son las alteraciones genéticas; la segunda causa las carencias nutricionales; y, a continuación, los trastornos endocrinos y ortopédicos (como las displasias). El cretinismo es una de las causas de algunos casos de enanismo. Se produce como consecuencia de una enfermedad de la glándula tiroides.

La detección precoz de esta alteración mediante un test que se realiza de forma habitual en la mayor parte de los países desarrollados permite el tratamiento eficaz; la acondroplasia (enfermedad caracterizada por extremidades cortas debido a una alteración del tejido cartilaginoso en el estadio fetal); la tuberculosis de la columna vertebral; o las alteraciones de la función endocrina de la hipófisis o los ovarios.

El tratamiento precoz del cretinismo con tiroxina o extractos tiroideos permite un crecimiento y desarrollo normales. El enanismo hipofisario se puede tratar con la hormona del crecimiento humana desarrollada por ingeniería genética.

Existen, sin embargo, otras formas de enanismo en las que los huesos o los cartílagos crecen de forma anormal y causan graves deformidades. Éste es el caso de las osteocondrodisplasias, un grupo de trastornos hereditarios en el que el esqueleto presenta un mal desarrollo. Algunas formas de esta patología causan baja estatura. De los distintos tipos de enanismo, la acondroplasia, con miembros muy cortos, es la más común.

Enfermedad o discapacidad

La Acondroplasia es un defecto de carácter congénito que afecta al crecimiento del esqueleto; como consecuencia este tiene un menor crecimiento y adquiere una forma especial. Debido a la desproporción de su talla con respecto a las medidas estándares socialmente aceptadas, se producen limitaciones físicas de orden práctico en la vida cotidiana que pueden condicionar el normal desarrollo psicosocial de la persona con Acondroplasia.

Hay quienes no consideran que el enanismo es una discapacidad porque las personas de talla baja caminan, se mueven, oyen, ven, hablan, piensan igual o quizás más que las personas que se consideran a sí mismo “normales”.

Más que discapacidad, el enanismo es una condición física especial que trae consigo quizás algunas limitaciones puesto que vivimos en un mundo adaptado todo para personas que alcanzan por lo menos 1,60 de estatura.

Los cajeros electrónicos, teléfonos públicos, interruptores de luz, cerraduras de las puertas, estantes, mostradores, andenes, escalones, subidas a los automóviles y muchos objetos más, han sido fabricado pensando en hombres y mujeres de talla media y no en aquellos a los que muchos llaman enanos.

Todo esto causa limitaciones en quienes no alcanzan la medida, se le es más difícil desenvolverse en su cotidianidad, necesitan esforzarse un poquito más, rodar un banco o taburete, subirse a el y llegar hasta donde se quiere llegar. Nada es imposible para ellos, con un poco más de esfuerzo, todo lo que deseen lo pueden realizar. Pero no falta quienes miden su inteligencia y capacidad mental, con el tamaño que en estatura logran alcanzar.

En ausencia de complicaciones, el acondroplásico puede no presentar discapacidad significativa.

El niño acondroplásico presenta un cierto retraso motor que se recupera espontáneamente: la marcha al principio es ligeramente oscilante, pero rápidamente el niño adquiere un patrón de marcha seguro y eficaz. El desarrollo muscular es adecuado y permite a estos niños realizar la mayoría de las actividades de su edad.

La presencia de alteraciones en la alineación de los miembros inferiores puede determinar, no obstante, ciertas dificultades funcionales al reducir la base de sustentación del niño y empeorar el equilibrio, originando de forma secundaria una marcha más penosa y con un gasto energético mayor.

En el adulto, la discapacidad habitual es la secundaria a la estenosis de canal: el paciente nota hormigueos y sensación de pesadez después de un paseo prolongado; más adelante padece dolor en la parte baja de la espalda y flojera en las piernas, con posibilidad de caída. En casos muy avanzados, la parálisis es permanente y se pierde el control vesical. El acondroplásico debe estar alerta ante estos síntomas y no demorar la consulta al especialista.

La presencia de anomalías neurológicas puede conducir al paciente a diferentes grados de discapacidad:

  • De la conducta (hidrocefalia).
  • De la comunicación (sordera, hidrocefalia).
  • Del cuidado personal (estenosis de canal lumbar).
  • De la locomoción (estenosis de agujero magno y de canal lumbar).
  • Y de la destreza (hidrocefalia).

La expectativa de vida y el coeficiente intelectual de las personas con acondroplasia son los mismos que los de las personas de talla normal, por lo tanto se puede garantizar, no existe ninguna deficiencia mental como muchos en la sociedad suelen pensar.

Por tanto, las personas de talla baja o enanos, en su mayoría a no ser por casos excepcionales, no son discapacitados; simplemente, poseen limitaciones como todos los seres humanos, con cosas que pueden y no hacer.

Quienes reconocen que poseen alguna limitación, logran desarrollar otras aptitudes aún superiores que los que se llaman a sí mismo normal y logran grandes cosas que atraen la atención y admiración de muchos que quizás aplauden y le colocan por nombre a esas hazañas “superación”, por que creen que solo a los discapacitados o limitados les hace falta Superarse. De igual modo, siendo conscientes de la atención que recae sobre ellos, la desconfianza que suelen ofrecerle los demás, se arman de fuerza y valor, para responder aún con más entrega y responsabilidad.

Fuentes