Ernesto de la Torre Villar

Ernesto de la Torre Villar
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NombreErnesto de la Torre Villar
Nacimiento24 de abril de 1917
Puebla, Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
Fallecimiento7 de enero de 2009
capital federal
CiudadaníaMexicana
EducaciónDerecho, maestría en Historia
OcupaciónEscritor, maestro, historiador y humanista

Ernesto de la Torre Villar. Erudito, historiador y humanista Mexicano, maestro generoso, director de la Biblioteca Nacional de México durante trece años.

Síntesis biográfica

Nació Tlatlauquitepec, en la Sierra de Puebla, México un 24 de abril de 1917. Fue francófilo por su educación primaria en el Colegio Francés (lo que le llevaría después a mantener una estrecha colaboración con el mundo historiográfico galo). De niño fue testigo de la primera revuelta cristera, sufriendo algún arresto en los sótanos de la Inspección de Policía. Desde muy temprano fue aficionado a la música, cursando estudios de piano durante seis años, pues deseaba ser ejecutante, aunque tuvo que abandonar la Escuela de Música para ponerse a trabajar por dificultades económicas de su familia.

En los años de 1937 a 1945 cursó sus estudios en la escuela nacional preparatoria, en la escuela nacional de Jurisprudencia y en la Facultad de Filosofía y Letras de la universidad nacional en Derecho. Realizó sus posgrados en El Colegio de México y en la escuela nacional de antropología y en la escuela de altos estudios de la Universidad de Sorbonne, en maestría en Historia. Miembro de una generación forjadora, entre quienes fueron sus profesores se cuentan algunas de las figuras fundamentales en la historia de la educación mexicana.

A los veinticuatro años ingresó como investigador en el instituto panamericano de Geografía e historia. Fue director de instituciones académicas y de repositorios documentales y bibliográficos, entre los que destaca, por supuesto, la Biblioteca Nacional de México, que condujo de 1965 a 1976. Su amor por los libros era el mismo que sentía por la historia patria, a la que tantos años dedicó y que, en el fondo, no fue otra cosa que amor por nuestro país.

Desde 1944, año en que inició sus actividades docentes en la escuela nacional preparatoria, formó a decenas de generaciones y dejó impronta en numerosos estudiantes en nuestra universidad y en otras instituciones de educación superior nacionales y extranjeras. Fue decano del instituto de investigaciones históricas. Sus intereses lo condujeron, de manera preferente, a la historia del periodo colonial, pero no pueden desdeñarse sus importantes aportaciones a otros temas y periodos del pasado mexicano.

Según él mismo refería, le interesó siempre el campo de la bibliografía, el de la historia colonial, la historia de la cultura social y de la económica. Buscador incansable de testimonios documentales y bibliográficos, y como hombre convencido de que el contacto con la fuente era muy importante, trabajó muchos años en el archivo General de la nación, en el archivo histórico de la secretaría de hacienda y, desde luego, en la ya mencionada Biblioteca Nacional.

Pertenecía a las academias Mexicana de la Lengua, Mexicana de la Historia y de la Investigación Científica, en México; de the academy of american Franciscan history en Washington; de la sociétéd´ histoire Moderne et Comtemporaine, de la société internationale des archivistes, de la société de americanistes en parís, Francia; del instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, y de la academia Española de Bibliografía en Madrid, por mencionar sólo algunas. Así mismo, obtuvo gran cantidad de premios, entre ellos: palmas académicas de la república Francesa, premio nacional Elías Sourasky en el ramo de letras, premio nacional en el campo de la Filosofía y la Historia, premio Universidad Nacional de México en el campo de Ciencias sociales, “orden andrés Bello” de la república de Venezuela, doctor honoris Causa de la universidad de San Marcos, Perú, y Maestro honorario de la universidad de navarra, pamplona, España. Desde 2004, la Biblioteca del instituto Dr. José María Luis Mora, institución que él dirigió, lleva su nombre.

Pensamientos y Obra

Son noventa los libros originales de su autoría y dos veintenas de ediciones de obras de otros historiadores y cronistas, que dan idea de lo difícil que sería hacer un resumen de su obra. Sus prólogos, artículos, capítulos de libros, conferencias y ponencias (la mayoría publicadas) y reseñas críticas suman más de doscientos. Entre sus temas favoritos se incluye, en primerísimo lugar, el de la historia de la iglesia y algunos de sus fundamentos. La importancia del Guadalupanismo en la formación espiritual de México ocupa una parte importante de las tareas historiográficas que el doctor De la Torre llevó a cabo. En torno al guadalupanismo 1985, pero sobre todo los Testimonios históricos guadalupanos 1982 son apenas una pequeña muestra de esto.

Es innegable la preferencia que Ernesto de la torre tuvo por ciertos personajes, ya por haber sido fundamentales en la construcción de la patria, ya por su sabiduría. Merece destacarse el bibliógrafo Juan José de Eguiara y Eguren, a quien dedicó siete libros (dos como autor y cinco como editor) y seis artículos, en los que señaló su importancia en la forja de la identidad nacional. Otro bibliófilo y magnífico historiador deimonónico, José Fernando Ramírez, también llamó la atención de nuestro querido investigador emérito, por lo que realizó varios estudios que abordaban su vida y pensamiento, además de la edición de sus Obras históricas, publicadas por nuestra Universidad entre 2001 y 2003.

Dos proyectos para la independencia de América 1961 fue uno de sus primeros acercamientos al tema. Los guadalupes y la independencia 1966 fue un trabajo pionero sobre la participación de las sociedades secretas en el proceso de emancipación. No obstante, es La Constitución de Apatzingán y los creadores del estado Mexicano su obra más destacada. En ella aborda, como puede apreciarse desde el título, a aquellos individuos que, en condiciones difíciles, pero con una formación recia y un sentido heroico, contribuyeron de manera decisiva a la orientación republicana de este país.

No resulta extraño, pues, que sus obras más recientes, Documenta insurgente 2003 y La inteligencia libertadora 2004, vuelvan a revisar el periodo emancipador y, en particular, a Miguel Hidalgo. El Maestro trascendió también por su esfuerzo en conducir a los alumnos no solamente hacia una formación histórica como tal, de algún periodo o suceso importante, sino desde el punto de vista del aprendizaje metodológico. Metodología de la investigación bibliográfica ha sido uno de sus libros más solicitados, al igual que Lecturas Históricas Mexicanas, que en sus propias palabras es “una obra instrumental, un libro dedicado a la enseñanza”. Es imposible reseñar tan abundante obra. Falta enumerar, por ejemplo, sus libros y artículos acerca de la historia de la educación, acerca de la reforma y la intervención francesa o sobre los ex libris. Por supuesto, ni un modesto resumen como éste, pero ni siquiera el currículum vitae completo pueden dar cuenta de una vida tan llena de historias como la de Ernesto de la Torre.

Muerte

Falleció en la capital federal el 7 de enero de 2009, a punto de cumplir los 92 años de vida.

Fuentes

  • ERNESTO DE LA TORRE VILLAR.Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua [1]]. Consultado: 23 de agosto de 2018
  • Ernesto de la Torre Villar (1917) [2]. Consultado: 23 de agosto de 2018