Escuela Austríaca de Economía

Escuela Austríaca de Economía
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Institución con sede en Austria Bandera de Austria
Friedrich Von Hayek (1899-1992), economista y politologo austriaco.jpg
Friedrich Hayek (1899-1992), conocido como fundador de la Escuela Austríaca de Economía que hace referencia a todos aquellos economistas que, a finales del siglo XIX y principios del XX desarrollaron una teoría económica opuesta al enfoque marxista y con ideas actualizadas o contrarias con respecto a los “clásicos” de la economía (como Adam Smith, John Stuart Mill o David Ricardo).
Fundación:1871
Tipo de unidad:filosófica
Presidente:Carl Menger
País:Austria Bandera de Austria

Escuela Austríaca de Economía. Escuela de pensamiento económico que se opone a la utilización de los métodos de las Ciencias Naturales para el estudio de las acciones humanas, y prefiere utilizar métodos lógicos deductivos y la introspección, lo que se denomina individualismo metodológico.

Los miembros de la Escuela Austríaca de Economía sitúan su nacimiento en 1871 con la publicación del libro Principios de economía política de Carl Menger.

Otros dos economistas austríacos, Eugen von Böhm-Bawerk y Friedrich von Wieser, desarrollaron las ideas de Menger.[1]

Inicio

El pensamiento de la Escuela Austríaca de Economía ha penetrado en el mundo académico muy recientemente. De las tres escuelas que produjeron la revolución marginalista a fines del siglo XIX, la austríaca es la menos divulgada. Se debió en parte al idioma alemán, poco conocido, y en parte a la persecución nazi que obligó a las principales figuras a abandonar Viena a mediados de 1930, provocando de esta manera su dispersión.

A fines del siglo XIX y principios del XX, el predominio de la Escuela de Cambridge era muy claro:

Cuando llegué a Cambridge, el libro Los principios de la economía de Marshall era la biblia, y conocíamos muy poco más allá de él. Jevons, Cournot, inclusive David Ricardo, eran hombres de pie de página. Escuchábamos hablar de la Ley de Pareto, pero nada acerca del sistema de equilibrio. Suecia estaba preparada por Gustav Cassel, Estados Unidos por Irving Fisher, Austria y Alemania eran apenas conocidas. La economía era Marshall.

Actualmente el pensamiento de la Escuela Austríaca es mucho más conocido, todavía se nota en la bibliografía universitaria un claro predominio del enfoque de Cambridge (Reino Unido) y Lausana (Suiza). Los libros de texto de microeconomía y macroeconomía, los manuales de introducción a la economía y los libros de teoría de los precios así lo demuestran.

Las diferencias entre el grupo austríaco y el de Cambridge-Lausana consisten en la manera de exponer la teoría de la utilidad marginal y la formación de los precios, cuando en realidad existen diferencias sustanciales. Este trabajo no pretende ser novedoso, y menos aún para los que fueron educados en la tradición austríaca, pero intenta llamar la atención de aquellos que no lo fueron sobre estas diferencias sustanciales.

Los economistas austríacos, sobre todo los de las últimas generaciones, cuentan con una gran ventaja sobre el resto de sus colegas. Al pasar por la universidad debieron realizar el esfuerzo de estudiar la teoría económica desde el punto de vista de las escuelas de Cambridge y Lausana. Tuvieron que leer libros, artículos y escuchar a profesores de estas escuelas durante cinco o más años. Este ejercicio ayuda mucho a abrir la mente al análisis de los distintos argumentos:

Lean todo lo que sus profesores les indican leer. Pero no lean solo eso. Lean más. Lean todo acerca de un tema, desde todos los puntos de vista, ya sean socialista-marxista, intervencionista o liberal. Lean con mente abierta. Aprendan a pensar. Solo cuando conozcan su campo desde todos los ángulos podrán decidir qué es correcto y qué es falso. Solo entonces estarán preparados a responder a todas las preguntas, inclusive las que les hagan sus opositores.

Tanto los profesores como la bibliografía austríaca están, en nuestros días, casi ausentes en las carreras de economía. Si los estudiantes no entran en contacto por voluntad propia con esta tradición, terminan sus carreras con una visión amputada de la ciencia económica. Este trabajo tiene como objetivo contribuir a la divulgación de la historia y teoría de la Escuela Austríaca de Economía.[1]

Nacimiento del Imperio austrohúngaro

En 1805 Austria sufre una serie de derrotas militares frente a las fuerzas de Napoleón. Francisco renuncia a su titulo de emperador de Roma para convertirse en Francisco I de Austria, emperador del Imperio austrohúngaro. A pesar de esta derrota, Austria era considerada como el país líder de habla alemana para luchar contra Napoleón. Nuevos encuentros militares, en 1809, terminaron desventajosamente para Austria con el tratado de paz de Schönbrunn. Esta derrota trae a escena a un personaje de suma importancia para la historia de Austria: Klemens W. Von Metternich ocupa el Ministerio de Relaciones Exteriores debido al fracaso de la política exterior de su antecesor, Johann von Stadion. Hasta 1848 Francisco I y Metternich realizan una política que es fiel ejemplo de despotismo.

Generalmente el pensamiento del monarca se resume en una frase muy citada: “¿Pueblo? ¿Que significa eso? Yo solo conozco súbditos”. Si bien Metternich debe su fama a su política exterior donde se encuentra el arreglo de la boda de Napoleón con María Luisa, tuvo muy poca influencia en los asuntos internos. Pese a esto su imagen quedo identificada con el despotismo, puesto que en varias ocasiones fue el encargado de enviar fuerzas para reprimir las rebeliones liberales. La restricción de la libertad había llegado a tal extremo que se había declarado ilegal imprimir en los periódicos la palabra “Constitución”. A la muerte de Francisco I, en 1835, lo sucede su hijo Fernando I, quien, debido a una enfermedad, no estaba en condiciones de gobernar.

Por lo tanto, el gobierno fue puesto en manos de una regencia de la cual Metternich formaba parte. Los reclamos de libertades eran cada vez mayores. A comienzos de 1848 se produce una revolución en París reclamando libertades civiles, que repercute inmediatamente en Viena, Bohemia y Hungría. En marzo, la revolución liberal llega a Austria. Se reclaman constituciones escritas, asambleas representativas, sufragio más universal, límites a la acción de la policía, libertad de prensa y abolición de la esclavitud, que aún existía. Metternich escapó a Inglaterra disfrazado y una asamblea representativa preparó una constitución y abolió la censura y la esclavitud. Los revolucionarios, sin embargo, no eran muy fuertes y en el mes de junio se produce una contrarrevolución que se prolonga hasta diciembre.

El día 2 de ese mes el emperador Fernando es obligado a abdicar y lo reemplaza su sobrino Francisco José I. Hungría ejerció la mayor resistencia a la contrarrevolución. Francisco José I se vio obligado a pedir ayuda al zar Nicolás de Rusia para vencer la resistencia húngara. El nuevo régimen contaba con un jefe de ministros de fuerte personalidad, el príncipe Schwargenberg, quien tenía gran influencia y se oponía a cualquier forma de expresión popular que no fuese la del gobierno. Los nuevos gobernantes realizaron una política exterior desastrosa que condujo a Austria a una serie de guerras que serían la causa de su propia caída. Rusia, que la había ayudado en la lucha contra la resistencia húngara, se sintió traicionada cuando Austria se mantuvo neutral durante la guerra de Crimea (1854-1856) y hasta estuvo a punto de convertirse en su enemiga.

En 1859 se vio envuelta en una guerra contra Cerdeña y Francia, en la que fue derrotada. En 1864 se unió a Prusia para pelear contra Dinamarca, pero luego entró en disputa con su aliada acerca de la repartición de los territorios dinamarqueses conquistados, lo cual condujo a un enfrentamiento armado que terminó con la victoria prusiana en la batalla de Sadowa o Könngrätz (3 de junio de 1866).

Estas guerras produjeron gran deterioro en la economía austríaca y dejaron al gobierno muy desprestigiado. El emperador se vio obligado nuevamente a otorgar reformas constitucionales. Las provincias pudieron elegir diputados para el Parlamento Imperial, con la victoria del movimiento liberal. En 1867 se produjo un hecho de gran importancia. Austria y Hungría firmaron un tratado conocido como Ausgleich (compromiso), creando una monarquía dual sin precedentes en Europa: el Imperio austrohúngaro.

Al oeste del río Leith estaba el Imperio austrohúngaro, y al este, el reino de Hungría. Cada uno tenía su propia constitución y su propio parlamento. Ninguno podía intervenir en los asuntos internos del otro. Los factores de unión eran los siguientes: el emperador de los Habsburgos era común, los delegados de los dos parlamentos se reunían alternativamente una vez en Viena y otra en Budapest y, por último, había un ministro común para las finanzas; política exterior y guerra. El Imperio austrohúngaro se desintegró a fines de 1918 al culminar la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Su último emperador fue Carlos I (1916-1918).[1]

Ambiente académico

En los días en que Menger enseñaba en la universidad, el gabinete austríaco estaba dominado por miembros del partido liberal que apoyaban las libertades civiles, la igualdad ante la ley, el dinero sano y la libertad de comercio. El predominio liberal terminó a fines de los años setenta cuando la Iglesia, los príncipes y los condes de la aristocracia checa y polaca, sumados a lo partidos nacionalistas, formaron una coalición contra el partido liberal. Esta alianza respondía a ideales opuestos al de los liberales. Sin embargo, la constitución que estos le habían hecho aceptar al emperador en 1867 y las leyes fundamentales que la complementaban se mantuvieron vigentes hasta la desintegración del Imperio.

Este marco legal creó el clima propicio para el desarrollo de una vida intelectual libre. Viena se transformó en el centro científico y cultural tal vez más importante de Europa.

Con la excepción de Bolzano, ningún austríaco contribuyó con algo de importancia en las ciencias filosóficas o históricas antes de la segunda parte del siglo XIX. Pero cuando los liberales removieron las trabas que impedían cualquier esfuerzo intelectual, cuando abolieron la censura y denunciaron el concordato, mentes eminentes empezaron a converger hacia Viena.

Una escena similar describe Popper:

Antes de 1914 reinaba una atmósfera de liberalismo en la Europa situada al oeste de la Rusia zarista, atmósfera que se extendió también por Austria y que fue destruida, al parecer para siempre, por la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

La Universidad de Viena, con sus numerosos profesores verdaderamente eminentes, gozó de un alto grado de libertad y autonomía, así como también los teatros, que fueron tan importantes en la vida de Viena (casi tanto como la música). El emperador se mantenía distanciado de todos los partidos políticos y no se identificó con ninguno de sus gobiernos.

Entre los nombres mas famosos de aquella época se encuentran los de Franz Brentan, quien inauguró una línea de pensamiento que terminó en la fenomenología de Husserl, Ernst Mach, Moritz Schlick y Rudolf Carnap, inauguradores del positivismo lógico.

En psicología, Sigmund Freud y Alfred Adler abrieron la nueva corriente del psicoanálisis.

El gobierno estaba limitado por tres factores para intervenir en los programas de las universidades. En primer lugar, no podía entrometerse en el contenido de las doctrinas que se enseñaban. Los profesores gozaban de amplia libertad académica para organizar sus cátedras, programas y bibliografía. En segundo lugar, el ministro estaba obligado a nombrar únicamente a los profesores que postulaban las autoridades de la facultad. Y, por último, existía una institución llamada Privat- Dozent, que permitía a cualquier persona con el grado académico de doctor y que hubiera publicado un libro científico, solicitar a las autoridades de la facultad su admisión como profesor adhonorem y privado en su disciplina. En el terreno de la ciencia económica la Escuela Clásica había alcanzado su pleno apogeo en Inglaterra con John Stuart Mill. La defectuosa teoría de los precios de esta escuela generaba algunos problemas, pero su autoridad era casi indiscutida. En los países de habla alemana, por el contrario, el historicismo era la corriente de pensamiento predominante y habría de desempeñar un papel muy importante en la vida de la Escuela Austríaca.[1]

Precursores de la Escuela Histórica

Los precursores de la Escuela Histórica fueron Adam Müller (1779-1829) y Friedrich List (1789-1804), pero los principales representantes de la ll amada Escuela Histórica Antigua fueron Wilhelm G. F. Roscher (1817), Bruno Hildebrand (1812-1878) y Karl Knies (1821-1898). Hildebrand, en su libro Die Nationalokonomie der Gegenwart und Zukunft (La economía política, la actualidad y el porvenir) (1848), realizaba una critica a la economía clásica en la cual negaba la existencia de leyes naturales y afirmaba que lo que existía eran leyes de evolución histórica. Por su parte, Knies no admitía una validez absoluta de las leyes evolutivas; su tesis esta expuesta en su obra La economía política desde un punto de vista histórico (1853). Por último, Roscher simpatizaba con el pensamiento de los clásicos, pero propugnaba el método histórico de investigación.

Escuela Moderna

En la década de 1870 surge la Escuela Histórica Moderna, cuyo fundador fue Gustav von Schmoller; entre sus miembros mas destacados se encontraban L. Brentano, K. Bücher y G. F. Knapp. Se caracterizaba por negar leyes de validez universal en las ciencias sociales y por oponerse al liberalismo propugnado por los economistas clásicos. Schmoller participó en la fundación de la Verein für Socialpolitik (Sociedad para la política Social), en 1872. La escuela recibió el nombre de Kathedersozialis mus (Socialismo de cátedra). Las ideas de la Escuela Histórica Moderna eran las que predominaban en el mundo de habla alemana en el momento del nacimiento de la Escuela Austríaca. Las principales discrepancias entre estas dos escuelas se produjeron en el terreno epistemológico; las posteriores generaciones de la Escuela Austríaca prestaron mucha atención a este tema.

Carl Menger (1840-1921)

Carl Menger, fundador de la Escuela Austríaca de Economía.

Fundador de la Escuela Austríaca de Economía, y antes de él no había economistas famosos en Austria. Dado el prestigio de la Escuela Clásica en Inglaterra y el de la Escuela Histórica Moderna en Alemania y Austria, Menger fue en sus comienzos un luchador solitario. Hasta fines de la década de 1870 no existía una “Escuela austriaca”: solo estaba Carl Menger. El primer libro de Menger, Principios de economía política (1871), significaba un ataque tanto a la Escuela Histórica Moderna como a los economistas clásicos.

A la primera porque el libro implicaba la existencia de leyes económicas universales y a temporales que eran negadas por los historicistas, y a los segundos, porque daba un giro copernicano con respecto a la teoría de los precios. Para Menger no eran los costos de producción los que determinaban el precio de los bienes (valor en cambio); como sostenían los clásicos, sino justamente a la inversa. Como era de prever, dado el predominio del pensamiento historicista, los Gründsätze cayeron en un vacío casi total y no tuvieron ninguna repercusión de importancia. Ellibro tuvo sólo unos pocos lectores, entre los que se encontraban Eugen von Böhm-Bawerk, Friedrich von Wieser y Alfred Marshall. Como se verá después, sólo Böhm-Bawerk continuó y dio renovado impulso a las ideas de los Gründsätze.

Cambio avanzados

En la década de 1870 en Alemania había solamente cuatro revistas profesionales dedicadas a la economía. Los Gründsätze aparecieron comentados en tres de ellas. El comentario del Zeitschift pierde la idea central del libro; el del Vierteljahrschift es un poco mejor. En cambio, el Jahrbücher, fundado por el historicista Bruno Hildebrand, deplora que el libro sea breve y esté escrito por una persona joven. El Schmoller Jahrbuch no hizo ningún comentario. Menger captó inmediatamente que la causa del fracaso de su primer libro era el predominio del método historicista y decidió entonces, interrumpir sus actividades docentes para dedicar su tiempo a escribir su segundo libro, Investigación sobre el método de las ciencias sociales y de la economía política en especial (1883). Este tratado critica en especial la posición metodológica de la Escuela Histórica Moderna y defiende la posibilidad de una teoría económica universal y atemporal.

Obviamente, las Untersuchungen recibieron una acogida desfavorable. Schmoller, que en el caso del primer libro de Menger permaneció en silencio, reaccionó ahora con una fuerte crítica en su Jahrbruch, en un tono muy ofensivo. Menger respondió en una serie de dieciséis cartas, que posteriormente fueron publicadas bajo el título de Los errores del historicismo en la economía política alemana (1884). Eran muy polémicas y algunas de ellas resultaban injuriosas para Schmoller. Menger justificaba el bajo nivel académico de sus comentarios y los ataques ad hominem contra Schmoller argumentando que cuando los académicos se ven atacados por un “ignorante” deben aprovechar la oportunidad para dirigirse al público en general en un nivel que le sea accesible. Schmoller cerró el debate negándose a comentar los Irrthümer y devolviendo a Menger la copia que este le había enviado con una carta no muy amistosa.

En esta disputa, conocida con el nombre de Methodenstreit, no sólo participaron Schmoller y Menger, sino que se plegaron también a ellos discípulos de ambas partes. El nombre de Escuela Austríaca surgió en torno del Methodenstreit. Después de la victoria prusiana sobre los austríacos en la batalla de Koniggratz, llamar a alguien “austríaco” tenía en Alemania una connotación peyorativa. Así, Schmoller y sus discípulos comenzaron a llamar “austríacos” a los que sustentaban la posición del grupo de Viena. De aquí surgió el nombre Die Österreichische Schule (la Escuela Austríaca), para identificar a Menger y sus discípulos. La mayor parte de los comentarios sobre este debate coinciden en que la disputa no produjo ningún avance científico.

Opiniones sobre Menger

En lo que respecta a su actuación como docente, es interesante citar el siguiente relato del economista estadounidense H. R. Seager, que asistió a sus cursos:

{{sistema:cita|El profesor Menger lleva bien sus cincuenta y tres años. Cuando expone en sus clases rara vez utiliza sus notas, excepto para verificar una cita o una fecha. Las ideas parecen surgirle mientras habla; las expresa con un lenguaje tan claro y simple y las enfatiza con gestos tan apropiados, que es un placer escucharlo. El estudiante siente que lo transportan en vez de dirigirlo, y cuando se llega a una conclusión, esta viene a su mente no como algo inconexo, sino como la consecuencia obvia de su propio proceso mental. Se dice que aquellos que asisten a las clases del profesor Menger con regularidad no necesitan otra preparación para su examen final en economía política, y estoy dispuesto a creerlo. Muy pocas veces he escuchado a un conferenciante que posea el mismo talento para combinar claridad y simplicidad de exposición, junto con una amplia visión filosófica. Sus clases rara vez se hallan por encima de la capacidad’ de sus estudiantes menos capaces y, sin embargo, instruyen a los más brillantes.

Por último, debe señalares la posición de Menger acerca de la libertad de cátedra. Mientras Schmoller declaró públicamente que los miembros de la escuela “abstracta” no debían enseñar en las universidades alemanas y su influencia hizo posible llevar a la práctica su pensamiento, Menger pensaba que “no hay mejor manera de poner en evidencia el contrasentido de un modo de razonar que permitirle seguir todo su curso hasta el final”.

Escuela austríaca

La posición de esta escuela es considerada heterodoxa en la teoría económica actual. Los economistas austríacos critican la metodología neoclásica. Mientras que la mayoría de economistas usa generalmente modelos económicos y métodos estadísticos para modelar el comportamiento económico, los economistas de la escuela austríaca argumentan que son medios imperfectos, poco fiables e insuficientes para analizar el comportamiento económico y evaluar teorías económicas. Así, se oponen a la utilización de los métodos de las ciencias naturales para el estudio de las acciones humanas y prefieren utilizar el individualismo metodológico y métodos lógicosdeductivos basados en la introspección. Por este motivo, muchos economistas suelen ser críticos con esta escuela, pues aducen que los métodos que usan, para producir sus teorías no son resultado de análisis empíricos, de manera que difieren radicalmente de las prácticas habituales en Economía, que usan el método científico como base para sus estudios.

Muchas teorías desarrolladas por los primeros economistas de la escuela austríaca han sido absorbidos por la economía dominante. Las teorías austríacas también han influido significativamente en el pensamiento económico dominante, incluyendo la teoría subjetiva del valor, el marginalismo y el debate sobre el cálculo económico. Desde mediados del siglo XX en adelante, la escuela austríaca ha sido considerado fuera de la corriente principal del pensamiento económico. Su reputación aumentó a mediados de los años 1970, después de que el economista austríaco Friedrich Hayek (1899-1992) compartió el Premio Nobel de Economía en 1974. Según el economista de la escuela austríaca Peter Boettke, la posición de la escuela austríaca al interior de la profesión económica ha cambiado varias veces de tradicional a heterodoxa y, ahora, mantiene una posición claramente minoritaria.

Fuentes