Esquí alpino

Esquí alpino
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Esquí alpino. Es una de las modalidades del deporte conocido como esquí. Comenzó a practicarse en los Alpes, de ahí que reciba este nombre. En las competiciones el objetivo es realizar el descenso en el menor tiempo posible, siguiendo un trazado sinuoso marcado por unas balizas especiales llamadas puertas.

Historia

El esquí alpino es una de las diversos tipos de esquí que se practican. Esta disciplina proviene de los Alpes europeos, donde se comenzó a practicar este deporte con la peculiaridad de que el talón del calzado debe estar fijado a la tabla de esquiar. El objetivo del esquí alpino reside en completar el descenso de un tramo montañoso utilizando, para ello, el menor tiempo posible, y pasando por un camino marcado por balizas. Por tanto, el esquiador debe poseer un control de la velocidad alto, a fin de coger velocidad, para utilizar el menor tiempo posible, pero, al mismo tiempo, debe saber manejar su cuerpo con precisión a fin de descender por el camino señalado.

Aunque esta disciplina del esquí se originó a finales del siglo XIX, fue durante el siglo XX cuando se perfeccionó. Se crearon nuevas fijaciones, se aplicaron nuevos materiales en la fabricación de las botas y las tablas.

Material del Esquí alpino

El equipo básico, aunque con algunas variaciones, es similar para todas las formas de esquí. Los esquíes están fabricados con franjas de madera, metal o materiales sintéticos, que permiten acoplarse a unas botas diseñadas para ello. La unión se consigue a través de unos dispositivos llamados ataduras o fijaciones, que permiten regular la fuerza del enganche. La superficie de la suela del esquí es de materiales muy resistentes y deslizantes, y se mantienen con la aplicación de ceras especiales que aumentan la velocidad de deslizamiento, dependiendo de las condiciones de la nieve. Los esquíes son de distinta longitud de acuerdo con la altura. Su anchura también varía desde 7 hasta 10 cm en el extremo delantero (espátula), se estrechan ligeramente hacia el centro y vuelven a ensancharse un poco hacia el extremo trasero (cola). La espátula suele estar curvada hacia arriba para evitar clavarse en la nieve. Los esquíes de la modalidad alpina son más cortos y anchos que los utilizados para la modalidad de fondo.

Las botas, de suela plana, son una parte importante del equipo; para el esquí alpino se usan botas de cuero rígido o plásticos especiales y para el esquí nórdico se utilizan materiales más ligeros y flexibles con la parte superior de cuero o nailon. En la modalidad alpina las ataduras sujetan las botas por la puntera y el talón con unos mecanismos que proporcionan flexibilidad y seguridad, y saltan en caso de caída, permitiendo que se desenganche la bota. Para el esquí de fondo se enganchan sólo en la puntera, dejando libre el talón para permitir el movimiento arriba y abajo en la zancada. Los bastones —que suelen tener una longitud entre 1,2 y 1,5 m— se usan para mantener el equilibrio y facilitar los movimientos. Están hechos de tubo ligero, metal o fibra, y tienen puños y correas para facilitar el agarre, así como un pequeño disco en la punta para apoyarse en la nieve.

Especialidades de esquí alpino

Modalidades

La práctica del esquí alpino se realiza con distintos ejercicios o pruebas cuyos objetivos marcados son complementarios al que define la disciplina. Podemos distinguir hasta seis modalidades de esquí alpino diferentes.

Descenso

En primer lugar, el descenso. El objetivo es muy simple, conseguir descender por una cuesta nevada en el menor tiempo posible. Aunque su práctica no lo es tanto, ya que se deben tener en cuenta distintos aspectos como por ejemplo las irregularidades y características de la pista en la que se practica. Por ello, cada esquiador dispone de dos días previos al día de competición para estudiar la pista e incluso probarla a fin de afinar al máximo sus movimientos el día de la prueba oficial.

Slalom o Eslalon

El objetivo de esta prueba es conseguir hacer las dos mangas con diferentes trazados en el menor tiempo posible, teniendo en cuenta que los tiempos de ambas mangas serán sumados. De esta manera, se trata de bajadas con grandes curvas que dificultan la prueba en gran medida, ya que se trata de un recorrido bastante corto, especialmente comparado con el del resto de modalidades del esquí alpino. Por tanto, se requiere de mayor habilidad de movimientos para conseguir realizar el ejercicio lo mejor posible.

Slalom o Eslalon gigante

Se trata de un ejercicio muy similar al slalom o eslalon, pero con la distancia entre puertas reducida al igual que el número de ellas. Por eso los giros realizados por el deportista deberán de ser más cerrados por lo que todavía requiere más habilidad que en el eslalon tradicional. El objetivo es exactamente el mismo que en el slalom, quien sume el menor tiempo en ambas mangas.

Súper gigante o Súper-G

Para completar esta prueba con éxito es necesario poseer una gran precisión y coordinación de movimientos, buenos reflejos y, como no tratándose de un ejercicio de esquí alpino, un gran control de la velocidad. Se realiza en una única bajada, cuyo recorrido es inferior al del descenso, aunque el objetivo es el mismo, invertir el menor tiempo posible en realizar la bajada.

Combinada

En este caso se trata de una prueba combinada en el que se mezcla la velocidad necesaria para la prueba del descenso y la habilidad y precisión para completar con éxito las dos mangas del eslalon. Ambas pruebas completan esta combinada. Por tanto, la suma de las dos pruebas, que el esquiador realiza en un solo día, dará por ganador al que consiga una cantidad de tiempo inferior a la del resto de sus competidores.

Paralelo

Es, de todas las pruebas de esquí alpino, la menos practicada, ya que no aporta al deporte nada de particular, más que vistosidad cara al público. Se trata de una prueba en la que los corredores, a menudo por parejas, descienden un corto recorrido luchando con sus competidores por ser el primero en llegar a la meta. Es precisamente esa lucha por llegar a meta lo que hace de este ejercicio algo vistoso para el gran público, ya que disfrutan con la emoción que produce la tensión y la competitividad entre los diferentes esquiadores por llegar a meta.

Ver además

Fuentes