Esta tierra nuestra

Esta tierra nuestra
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Documental | Bandera de Cuba Cuba
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GuiónJulio García Espinosa, Tomás Gutiérrez Alea
DirectorTomás Gutiérrez Alea
Dirección de FotografíaJorge Herrera
ProductoraICAIC
PaisBandera de Cuba Cuba

Esta tierra nuestra. Documental iniciado a principios de 1959 por la Sección de Cine de la Dirección de Cultura del Ejército Rebelde y concluido, por el mismo equipo, en el recién creado ICAIC.

Sinopsis

La tragedia del desalojo campesino en Cuba antes del Triunfo de la Revolución.

Ficha Técnica

Título: Esta tierra nuestra

Año: 1959

País: Cuba

Género: Documental

Formato: 35 mm

Tiempo: 19’

Color: Blanco y negro

Productora: ICAIC

Producción: Hernando García-Espinosa

Dirección: Tomás Gutiérrez Alea

Asistente de dirección: Manuel Octavio Gómez

Guion: Julio García-Espinosa, Tomás Gutiérrez Alea

Fotografía: Jorge Herrera

Edición: Tomás Gutiérrez Alea

Música: Juan Blanco

Sonido: Eugenio Vesa

Iluminación: Dervis Pastor Espinosa

Premios y reconocimientos

  • Certificado al Mérito. Festival Internacional de Cine Agrario. Berlín Occidental. 1960.
  • Felicitación del Jurado al Movimiento de Cine Cubano. Festival Internacional de Cortometrajes de Oberhausen, RFA. 1961.

Declaraciones de personalidades sobre el documental

“El Departamento de Cultura del Ejército Rebelde ha hecho un esfuerzo heroico al hacer este documental. Un heroico esfuerzo porque es la primera vez en Cuba que se hace cine serio, pudiéramos llamarle. Son técnicos cubanos, es música cubana, compuesta por cubanos y totalmente interpretada por las bandas de nuestro Ejército. No solamente queremos brindar nuestro apoyo a los hombres de este Ejército, a la Reforma Agraria, con este documental, sino que estamos demostrando que en Cuba hay hombres capaces, que hay técnicos y que es posible que la industria del cine cubano sea también una hermosa realidad para que, conjuntamente con la Reforma Agraria, cientos de miles de hombres desplazados que hoy mueren de hambre puedan trabajar honradamente y puedan vivir honradamente en esta tierra nuestra. Ellos, con su esfuerzo, hicieron este documental. Pasaron mil penalidades, porque no había ni el dinero necesario para hacerlo, pero supieron ganar esta batalla. Para ellos, nuestra sincera felicitación, porque en ese documental se encierra la historia de Cuba republicana y en ese documental se encierra la verdad de lo que será la Cuba nueva, colocada entre los primeros países de América Latina.
Camilo Cienfuegos en la presentación oficial del documental el 27 de junio de 1959, en el teatro Riviera.
“Sin tener casi nada organizado decidimos hacer nuestro primer documental, Esta tierra nuestra, cuyo objetivo era clarificar algunas cuestiones en torno a la necesidad de la Reforma Agraria, fortalecer el sentimiento de que era un hecho impostergable. Eso fue el primer intento de hacer un documental serio en Cuba, nunca se había acometido una empresa con ese sentido, y esa generosidad. No teníamos absolutamente nada, aun no entiendo cómo hoy se puede ver esa película, porque la cámara era un cacharro viejo. No sé cómo llegamos al final con ella. Con lo único que contábamos era con la voluntad de hacer.

(…)

El guion lo hice con Julio e intentamos que no fuera solamente expositivo, sino que tuviera situaciones dramáticas. No utilizamos diálogos, pero sí personas, los habitantes del lugar, movidas como actores. La filmación fue realmente una gran locura, por suerte encontramos rostros de campesinos muy convincentes para determinadas escenas, pero hacíamos cosas como estas: teníamos que representar una emboscada al ejército de Batista y cuando llegamos al cuartel del pueblecito donde estábamos filmando, un capitán del Ejército Rebelde nos quiso imponer una disciplina más rígida y nos negó los soldados que precisábamos para filmar ya que no teníamos la orden específica por escrito.

Como esa era una iniciativa del propio Camilo Cienfuegos, teníamos su apoyo y como era necesario actuar con rapidez, decidimos regresar al día siguiente a ese puesto rebelde antes de que llegara el capitán en cuestión para conseguir los hombres que necesitábamos. El propio Camilo nos había situado un teniente, de melena copiosa, para hacer la producción y ese compañero se hizo pasar por oficial de mayor graduación. Entramos sin pedir permiso a nadie y mandamos a formar fila, elegimos los rebeldes que queríamos y nos lo llevamos.

Por supuesto que cuando el capitán llegó nos enfrentamos a un gran lío. Pero la emboscada se hizo y, ¿sabes?, me parece que quedó bastante bien. Mientras filmábamos esa situación hubo otro problema, y serio, que demuestra el grado de desorganización, premura e improvisación nuestro. De repente, en medio de la filmación, nos vimos cercados por soldados que habían oído los tiros de la simulada emboscada y pensaron que éramos un bando de contrarrevolucionarios. Ahí sí que estuvimos a punto de sufrir un accidente.

(…)

Hace mucho que no veo la película, pero la última vez que lo hice me pareció que el problema mayor estaba en el texto, que es muy cargado”.
Esta tierra nuestra y La vivienda fueron los dos primeros documentales que se realizaron después del primero de enero de 1959. Alentados por la fuerza revolucionaria de aquellos primeros momentos, estos documentales marcan un punto de plena coherencia entre los creadores y la sociedad que pugnaba entonces por surgir. Las leyes de Reforma Agraria y de Reforma Urbana eran aspiraciones tan antiguas como la tierra misma.

Si la Revolución por su cuenta hacía renacer sentimientos en desuso y fuerzas contenidas involuntariamente, estos documentos intentaban –era simple la comunión con el espectador- estimular esa recién estrenada vitalidad. Decir en público lo que hasta entonces había pertenecido al lenguaje clandestino no era solo motivo de alegría, sino reafirmación de una conciencia que iba a iniciarse en batallas muy complejas.

No sería justo, aún hoy día, decir que estos primeros documentales fueron trabajos de ocasión o de propaganda. La actitud de los autores no era premeditada sino orgánica, la comunicación con el público se establecía con recursos tan lícitos como la misma historia que los originaba. En cambio, sí se puede afirmar que como factura cinematográfica esos documentales no rebasaron el nivel amateur. A un trabajo extremadamente tímido de la cámara habría que agregar –como defectos constantes- una banda sonora pobre y primitiva.

La cámara, casi siempre fija, apenas se mueve si no es obedeciendo la dirección normal de algún que otro personaje. No es libre. Es expositiva. No desempeña un papel enriquecedor en la puesta en escena, no hace un aporte sustancial al concepto que se va desarrollando; al contrario, éste progresa exclusivamente en el interior del cuadro o en la banda sonora.

El montaje, por otra parte, se limita a hilvanar una estructura que apenas ofrece sorpresas, casi conforme al curso más normal del pensamiento didáctico. Pero la incongruencia mayor de estos primeros trabajos, aparte de la ingenuidad de plantearse el tema en su totalidad y de querer hacer un análisis exhaustivo del mismo, es el tratamiento contradictorio que se hace de la realidad.

De una parte, todo el material que intenta recoger espontáneamente la cámara se ve deshumanizado por un texto lleno de estadísticas que toma la imagen como simple pretexto ilustrativo; por otra parte, lo humano se pretende lograr mediante la ficción, mediante una realidad reconstruida. Es una actitud que persistirá en los primeros documentales y que limitará la fuerza de algún encuadre logrado o de alguna que otra situación ingeniosa”.
“Durante todo un año nuestros equipos se han movido a través de la Isla, y en la Sierra Maestra, en Santa Clara, en la Ciénaga de Zapata y en Manzanillo, por los cayos y en medio del monte, con los guajiros y las gentes de la ciudad, mostrando contrastes, viejas situaciones y un horizonte luminoso, las cámaras del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos van dejando constancia documental y analítica de la vida de nuestro pueblo y de su fisonomía, de su trabajo y del inagotable caudal humano y revolucionario que se alienta y hace posible las profundas y necesarias transformaciones que se operan en nuestro país.

Pero la cámara no es un sujeto pasivo. En su interior se mueve la película a través de precisos resortes de relojería, y un rayo de luz penetra como un germen de vida cuando el ojo y la mano del hombre lo deciden. Este ojo y esta mano viven en tensión. Técnicamente deben dar el efecto necesario, y sus reflejos han de ser tan perfectos como la máquina. Tras ellos hay también otra fuerza: el artista, su talento y cualidades de creador, son conciencia.

Por eso, la misma cámara que toma documentalmente la realidad y narra el duro trabajo de los campesinos, y la explotación y saqueo imperialista de nuestra riqueza, se convierte, sin otro esfuerzo, en un instrumento de transformación. El documental de Tomás Gutiérrez Alea Esta tierra nuestra, no es, gracias a ello, un documento de archivo sino un arma de combate. Cuando fue estrenado en La Habana, ante el heterogéneo conglomerado humano de las salas cinematográficas de tipo comercial, el público se ponía de pie para aplaudirlo. Cada presentación del filme tenía la misma significación de un plebiscito. El público, tras verlo, no podía contener sus impulsos y expresaba libremente su adhesión a la causa revolucionaria. Esta tierra nuestra desencadenaba una serie de potencias, y las hacía explosivas”.

Sobre el director

Nació en La Habana, el 11 de diciembre de 1928 y falleció en La Habana, el 16 de abril de 1996. Fue uno de los más destacados cineastas en la historia del cine cubano y latinoamericano. Se inició en el cine en 1948, filmando cortos humorísticos. Fue fundador de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo que agrupaba a intelectuales de izquierda, en 1950. En 1951 se gradúa de abogado y viaja a Roma para estudiar Dirección de Cine en el Centro Sperimentale di Cinematografía. Realiza documentales y cortos humorísticos para Cine Revista. Autor del ensayo Dialéctica del espectador. Sus filmes han recibido numerosos premios y distinciones en todo el mundo.

Premios

  • Certificado al Mérito. Festival Internacional de Cine Agrario. Berlín Occidental, 1960
  • Diploma de Honor. XIII Festival Internacional de Cine. Locarno, Suiza, 1960
  • Felicitación del Jurado internacional al Movimiento de Cine Cubano. VII Festival de Cine de Cortometraje. Oberhausen, R. F. A., 1961.

Bibliografía

Fuentes