Eusebia Cosme

Eusebia Cosme
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La rosa canela
Nacimiento5 de diciembre de 1911
Santiago de Cuba, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento11 de julio de 1976
Miami, Bandera de los Estados Unidos de América

Eusebia Cosme. Recitadora cuyas interpretaciones causaron delirio desde los años 30 y fueron aclamadas no solo en Cuba por las más prestigiosas universidades, colegios e instituciones culturales y artísticas, así como también por un público que iba desde los más desconocedores hasta los más enterados Despertó un nuevo estilo, dentro de un arte clásico. Con su voz y estilo únicos, se impuso en los escenarios y el verso negro emocionó e hizo llorar. Alcanzó trascendencia y condición continental, en tiempos que el arte popular era despreciado por la burguesía rica.

Síntesis biográfica

Nacida en Santiago de Cuba el 5 de diciembre de 1911, fue una de las figuras de su tiempo que, en pos de aires para desarrollarse profesionalmente, vivieron fuera del país la mayor parte de su trayectoria productiva.

En 1936 el Ayuntamiento santiaguero la declaró Hija Ilustre de la Ciudad, y al año siguiente partió ella a la emigración. Desde 1951, tras 14 años de ausencia, hizo viajes a su ciudad de origen, donde siguió recibiendo homenajes, y a La Habana, que también la aclamó. En 1953 la honró la Universidad de Oriente, donde fue presentada por José Antonio Portuondo. Ella, por su parte, dedicó un recital a José Martí, con ocasión de su centenario.

Los años fuera de Cuba propiciaron su triunfo en otras tierras –Nueva York, Puerto Rico, México, Europa–, y que en su patria no quedara de ella la memoria merecida. Conquistó altos avales, reunidos por Sarabia en el libro para el cual, con introducción y epílogo suyos, dispuso, y lo agradece, de la papelería conservada por “el periodista y poeta santiaguero, ya fallecido, Helvio D. Corona”.

Desde 1955, en México y los Estados Unidos, Cosme trabajó también como actriz de teatro, cine y televisión. Lo hizo incluso en puestas de audiencia masiva, como versiones de El derecho de nacer, la célebre radionovela escrita por Félix B. Caignet . Pero cosechó elogios, ante todo, en la declamación, para la cual las grabaciones suelen ser menos complacientes.

Sedujo por el equilibrio entre pilares: comprensión a fondo de los textos, capacidad histriónica para trasmitir esa comprensión, buen gusto al proyectarse en escena. Juan Ramón Jiménez declaró que ya “desde España” tenía él de la recitadora la imagen de “una empinada ola negra, salvaje, y una especie de Josefina Baker de la declamación desgarrada”, y sostuvo: en Cuba, al apreciarla “en ‘presencia y figura’, vi que lo mulato auténtico era también suave y delicioso, deslizante, escapado, vi que Eusebia Cosme era la rosa canela cultivada”. Además, vaticinó que su “futuro humano y estético” estaba “en mantenerse en el tallo verde de su tierra libre”, y le planteó un reto: “¡huye, rosa Eusebia!, para el cristal lamido del salón”.

Que la artista cumplió ese llamado, lo sugiere, entre otros, el juicio de Fernando Ortiz. Este sabio honrado –quien heredó y acuñó el concepto afrocubano, lo enriqueció y lo desbordó con sus fértiles desciframientos de la cubanía, y venció prejuicios ajenos y propios– la definió como “una artista del decir verdadero y bello”.

Murió el 11 de julio de 1976, azarosamente en Miami: al hacer allí escala el avión en que se trasladaba de México a Nueva York, donde residía.

Fuente