Eusebio Hernández

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Eusebio Hernández Pérez
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General de brigada
NombreEusebio Hernández Pérez
LealtadEjército Libertador, Bandera de Cuba
Participó enGuerra de los Diez Años (1868-1878),
Guerra Chiquita (1879-1880),
Guerra Necesaria (1895-1898)

Nacimiento18 de enero de 1853
Ciudad de Colón,
provincia de Matanzas,
Capitanía general de Cuba,
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento23 de noviembre de 1933 (80 años) 
Ciudad de La Habana,
República de Cuba Bandera de Cuba
Causa de la muerteEnfermedad
Otros empleosMédico

Eusebio Hernández Pérez (Colón, 18 de enero de 1853 - La Habana, 23 de noviembre de 1933) fue un patriota, médico y científico cubano, especialista en Obstetricia y Ginecología. Combatiente de las tres guerras del siglo XIX por la independencia de Cuba.

Como hombre de ciencias obtuvo notables reconocimientos y dejó una apreciable obra escrita en el terreno de la Obstetricia y la Ginecología. Fue un destacado revolucionario cubano, historiador y partícipe de los hechos narrados, y un excepcional profesor de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de la Habana durante 30 años.

Síntesis biográfica

Nació el 18 de enero de 1853 en Nueva Bermeja, Colón, provincia de Matanzas. Sus padres fueron: Don Francisco Hernández Acevedo y Doña Rosario Pérez Valdés. Familia acomodada, el padre natural de Tapaste y ella de San Antonio Abad y sus padrinos el acaudalado hacendado Don Luciano Mesa y su esposa Justa Hernández.

En 1886 contrajo matrimonio con María de Los Ángeles Mesa de cuya unión le nacieron 3 hijos. Fue una familia muy unida, con sentido de disciplina, honor y deber.

Educación

En aquella época Colón tenía una educación elemental, s muy probable que asistiera a la escuelita pública del lugar.

En 1866 examinó las pruebas de ingreso para la Segunda Enseñanza y matriculó al año siguiente en el colegio Humanidades de Jesús, en el propio Colón.

Más tarde fue alumno del colegio El Progreso de Cárdenas, matriculando en 1870 en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas, estudios que terminó en La Habana en 1871, para ingresar en su Instituto de Segunda Enseñanza, en el que se graduó en 1873.

En 1874, con 21 años, su familia lo envía a Madrid, España, para que curse los estudios de Medicina, los que interrumpe sin presentar la tesis de grado como Licenciado. Estudios que termina años después.

En 1888 está radicado en París viaja a Berlín para perfeccionar los estudios especializados en Ginecología y Obstetricia que tanta influencia tendrían en su vida profesional ulterior

Accionar revolucionario

Guerra del 68

Durante la Guerra de los Diez Años, participó en el frustrado alzamiento de Monte Corojo en Jagüey Grande, en febrero de 1869 ,que encabezara el administrador del ingenio Australia, Gabriel García Menocal, padre del futuro Mayor General del Ejército Libertador cubano y presidente de la República, Mario García Menocal.

Encuentro con Calixto García

En 1975, estando en España, estableció los nexos con la revolución independentista cubana, al conocer al General Calixto García. Desde ese lugar salió el General, iniciando el viaje que a la postre lo llevaría a Nueva York para iniciar los preparativos de la Guerra Chiquita, en 1878.

Eusebio, vinculado al proceso revolucionario utilizó los fondos destinados para culminar la licenciatura en cumplir las orientaciones de Calixto García de viajar a Cuba a restablecer los contactos con los conspiradores, rotos éstos tras las detenciones de Pedro Martínez Freire, Pablo Beola, Flor Crombet y Mayía Rodríguez.

Eusebio Hernández estuvo relacionado con las principales figuras políticas y militares de la Revolución.

Guerra Chiquita

Ganó prestigio en la emigración patriótica por su participación en el alzamiento en la zona de Jagüey Grande y en los preparativos de la Guerra Chiquita junto a Antonio Maceo, Máximo Gómez, Calixto García, Flor Crombet, entre otros. Estaba capacitado para aunar voluntades y unir hombres, organizar movimientos, el enlace entre los factores militares y civiles en el quehacer revolucionario, coordinador y asesor político.

Durante la Guerra Chiquita (<1879> -<1880>) fue coordinador entre Oriente y La Habana.

Conoció a José Martí en La Habana en los trajines de la Guerra Chiquita.

Al fracasar la guerra, logró escapar de la prisión y el destierro. Al tiempo partió para Nueva Orleans por gestiones de su primo Tirso Mesa Hernández ante la inminencia de su detención por las autoridades españolas.

En Kingston

En Kingston conoce a Máximo Gómez, colocándose a sus órdenes. También conoció personalmente a Antonio Maceo.

Tuvo participación muy activa en el Plan Gómez-Maceo (1884-1886).

En Kingston rechazó la representación del Comité Revolucionario neoyorquino, que José Martí le ofreció, pero no deja de trabajar en favor de la Revolución, subordinado a Máximo Gómez.

En el lapso comprendido entre 1880 y 1887, fueron muy estrechos sus vínculos con el general Antonio Maceo, cuya personalidad estudió con el interés de un psicólogo y la constancia de un historiador. Del héroe de Baragúa escribió:

"Él anuló el Pacto del Zanjón, lo redujo a una tregua en Baraguá y venció a todos los que en él intervinieron"

Su continuada y extensa amistad lo convirtió en el médico de toda la familia Maceo, añadida la atención en el parto de la jamaicana Amelia Marryat, con quien Maceo sostuvo relaciones amorosas. Fue el médico que asistió el nacimiento de Antonio Maceo Marryat, el único descendiente directo de Antonio Maceo que sobrevivió a su muerte. Asiste en 1880, a Bernarda del Toro Pelegrín (Manana, esposa de Máximo Gómez, en el parto de su hijo Fernando.

En Honduras

En 1881 llega a Tegucigalpa donde residió cinco años y ejerció no sólo su consulta particular de medicina, sino la dirección de un hospital y una Cátedra en la Escuela de Medicina, estos últimos cargos con carácter gratuito, pues para conservar su independencia política no quiso atarse a compromisos estables.

En Europa

En 1887, teniendo en cuenta el fracaso del movimiento revolucionario del 1884 al1886, sostenido tenazmente por los Generales Máximo Gómez, Antonio Maceo, Crombet, Carrillo(Pancho), Emilio Núñez, otros muchos ilustres cubanos, él mismo y provisto de una licencia del General Gómez y de acuerdo con Carrillo, Leandro Rodríguez y otros amigos, decide marchar a Europa para hacer una especialidad que le permitiera volver a Nueva York y poner en práctica sus anhelos patrióticos. De este modo, realiza estudios de Obstetricia y Ginecología en París - donde, en 1889, conoce a Pinard, cuya historia científica y política, él mismo considera, que tiene muchos puntos de semejanza con la suya. Esta circunstancia, entre otras, le valió las simpatías de Pinard (a quien considera un gran patriota), y le permitió figurar entre los discípulos del reformador de la Obstetricia contemporánea en la Clínica Baudelocque, al frente de la cual figuró, desde 1890, como profesor de partos de la Facultad de París.

Su dedicación al estudio de su carrera, fue inferior a su compromiso con la Patria. El mismo hombre que en 1883 desde Tegucigalpa escribía a Maceo que estaba ocupadísimo con su creciente clientela, no se acordaba del negocio cuando pensaba en Cuba, tomó la decisión de escoger esta especialidad, pero subordinándola siempre a las necesidades del movimiento revolucionario.

Guerra del 95

En 1895, embarca para Nueva York, con la finalidad de participar activamente en la preparación de la Guerra del 95 con el Comité Revolucionario Cubano en el exilio.

Expedicionario de la frustrada expedición “Hawkins”, junto a Calixto García Iñiguez continuó intentando arribar a costas cubanas, hasta lograrlo en la expedición del “Bermudas”, desembarcando cerca de Baracoa, el 24 de marzo de 1896 y queda bajo el mando del Mayor General José Maceo en el Estado Mayor del mismo.

En mayo de 1896, el General Máximo Gómez le concede el grado de Teniente Coronel. Con las fuerzas de éste hizo la campaña bélica hasta que el Consejo de Gobierno reclamó sus servicios como Secretario de Relaciones Exteriores de la República en Armas, cargo al que pronto renunció por discrepancias con el Consejo de Gobierno y el presidente Salvador Cisneros Betancourt, incorporándose de nuevo a las filas libertadoras al lado de Gómez y después en las de Calixto García.

En reconocimiento a sus servicios el General Calixto García le concedió el grado de teniente Coronel del Ejército Libertador. El 26 de mayo de 1896 participó en la Campaña de La Reforma, junto a Máximo Gómez, quien lo incorporó a su cuartel general. Junto a Gómez participó en la batalla de Saratoga, acción que fue su bautismo de fuego. Más adelante se separa del caudillo por discrepancias pasajeras.

Es ascendido al grado de General de Brigada, ascenso ganado en el campo insurrecto.

Es designado Subsecretario del Consejo de Gobierno y propuesto como Jefe del Departamento de Sanidad Militar. Integró la comisión que redactó la Ley de Sanidad Militar. Las intromisiones del presidente Cisneros Betancourt en el área militar y la tirantez resultante que llegó a provocar la renuncia de Gómez a su alto cargo, motivaron a Eusebio Hernández a pedir la dimisión.

En 1896 regresó con Gómez con el que asistió a Cascorro y más tarde participa junto a Calixto García Iñiguez en la toma de Guáimaro.

Enfermo a principios de 1897, y mientras esperaba la oportunidad de reincorporarse a las fuerzas de Calixto García, participa con el Mayor General Francisco Carrillo, en la toma de Arroyo Blanco.

Distanciado de nuevo con Máximo Gómez, muy mal de salud llegó a La Yaya y en ácido discurso renunció al cargo de delegado que le había sido impuesto.

Participó con Calixto en la toma de Guisa y de Las Tunas, quien decidió enviarlo al extranjero por motivos de salud. En enero de 1898 llegó a Nueva York en donde recibió la noticia de su elección como representante a la Asamblea de Santa Cruz del Sur, pero por rechazo a la intervención norteamericana no se involucró en esos trabajos. Allí recibió la demoledora noticia de la muerte en Washington, de Calixto García.

Intervención norteamericana

En 1899, regresa a la isla acompañando el cadáver de Calixto García, a petición del General Carlos García Vélez, hijo de Calixto. Ya en la patria emplazó al gobierno interventor a definirse públicamente sobre la independencia de Cuba. Fue candidato a la vicepresidencia de la República, en las primeras elecciones republicanas. Estuvo muy vinculado a la política nacional, en la que presidió varios partidos políticos.

Revalidó sus títulos en la Universidad de La Habana. La Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana le otorgó el Grado de General de Brigada de Sanidad.

Frustrada la independencia de Cuba por la intervención de los Estados Unidos, mantuvo sus firmes convicciones patrióticas durante la ocupación norteamericana y la república neocolonial, apoyando las causas más progresistas y rechazando el Anexionismo.

A su regreso a la capital en 1899, prosigue sus propósitos, intentando esta vez establecer una clínica Rosalía Abreu le regaló los instrumentos y mobiliario necesarios para una clínica de partos con servicios gratuitos. El Ayuntamiento de La Habana acordó una subvención de mil pesos mensuales para ayudar a su sostenimiento. Las autoridades interventoras no le ceden uno de los muchos locales que poseía el Estado desocupados. Ante esta dificultad Rosalía Abreu y Eusebio Hernández logran constituir un Comité de Señoras bajo su presidencia, dispuesto a crearle un peculio propio a la clínica, establecer un taller para las embarazadas donde se preparasen ropas para las madres y los niños que fueran egresados de la clínica. Ni aún así logran el local.

En esos momentos, el Doctor González Lanuza acomete la Reforma universitaria comenzando por el profesorado. Nombró una comisión de profesores de la Universidad y de médicos particulares de gran reputación, quienes lo honran designándolo para desempeñar la Cátedra de Obstetricia. Más tarde Enrique José Varona, Secretario de Instrucción, estudió e hizo establecer un plan completo de enseñanza en el que quedó como profesor de Obstetricia en su clínica.

La institución bautizada con el nombre de “Pinard”, en reconocimiento al maestro y amigo, se estableció provisionalmente en una estrecha sala del Hospital Reina Mercedes, donde sólo cabían, apretadas, 24 camas, mientras que La Habana necesitaba para la enseñanza por lo menos cien, donde se pudieran seleccionar los casos patológicos, sobre todo distócicos. Tuvo el cuidado de formar el personal: dos comadronas para el servicio de día y de noche, con las enfermeras necesarias.

Durante años, la clínica permaneció en la misma sala, sólo con una comadrona y dos enfermeras. Se suprimió (sin informarle las razones) la subvención y el desarrollo de la clínica se detuvo. Lo que debía empezar siendo una maternidad en la capital de la joven República, quedó reducido a una simple sala del Hospital General, donde recibían sus alumnos la deficiente enseñanza que sólo podía dárseles con tan pocos elementos.

Labor político-social durante la República Neocolonial

Durante todo el período de la ocupación norteamericana y luego, en la república neocolonial, mantuvo firmes convicciones patrióticas apoyando continuamente las mejores y más progresistas causas, rechazando las posturas anexionistas, apoyando incluso al estado socialista surgido en <Rusia>.

En la lucha para organizar la futura República estuvo entre los fundadores del Partido Unión Democrática, por el cual fue candidato a la Asamblea Constituyente de 1901.

A principios del siglo XX, el doctor Eusebio Hernández fue, por dos ocasiones, candidato a la vicepresidencia. Primero junto a Bartolomé Masó y contra Estrada Palma, proclamando su interés de continuar luchando por la independencia de Cuba por encima de todo, incluso de su profesión. A pesar de no simpatizar con Tomás Estrada Palma, no apoyó a los liberales que se alzaron en agosto de <1906> porque creía que era preferible un mal gobierno cubano, antes que otra intervención extranjera. Repudió la posición del presidente que llevó a la Segunda Intervención. Al respecto expresó:

"Ningún cubano, por importante que sea, tiene el derecho de abrir al extranjero las puertas de su patria"
Eusebio Hernández

En 1907 se pronuncia públicamente exigiendo la completa soberanía, y con Salvador Cisneros Betancourt en lucha por derogar la Enmienda Platt .

Fue candidato a la vicepresidencia de la Republica en 1908 y en 1911. En esta última fecha comenzó a perfilarse como un político atípico. Planteó públicamente su rechazo a las Asambleas de Partido donde se “precocinan” los candidatos a todos los niveles, pues abogaba para que fuera el pueblo quien señalara los candidatos en asamblea abierta y pública

Tuvo una transparente percepción del problema de la clase obrera. Defendió la idea de la educación gratuita, de la emancipación de la mujer, defendiendo su derecho al voto, la protección al niño y al anciano, defendió el sistema educativo soviético, abogó por una ley de accidentes de trabajo, jornal mínimo y regulación del horario laboral. Exigió una legislación que impidiera el traspaso de la tierra a manos foráneas. Exigió la autonomía universitaria. Por supuesto, no logró la postulación presidencial por el Partido Liberal para las elecciones de 1912, ni después.

El haber apoyado a Alfredo Zayas como candidato presidencial después de haberlo criticado acerbamente por lo fraudulento de la postulación, le restó crédito y prestigio. Se negó a pedir una fiscalización norteamericana de las elecciones de 1912, aunque los conservadores ganaran fraudulentamente y ascendiera al poder Mario García Menocal. En 1916, siendo una alta figura dentro del Partido Liberal, apoyó al conservador Menocal contra el liberal Zayas, su inveterado adversario, aunque antes había declarado inmorales las reelecciones. Esto fue en extremo nocivo para su crédito y prestigio pero sólo hizo lo que creyó mejor, o menos malo para el país. Sus actitudes públicas se radicalizaron al avanzar su edad.

Otras actividades

Iniciado en las ideas y obras de Marx y Engels, en gran medida a través de su profesor y amigo Adolphe Pinard, y ya familiarizado y simpatizante de ellas, celebró el triunfo de la Revolución de Octubre en 1917, convirtiéndose en un entusiasta de su sistema educacional, hasta el punto de, en apasionada intervención en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, junto a Julio Antonio Mella , en la asamblea del 12 de enero de 1923 que dio inicio a la Reforma Universitaria, se definió como un bolshevike.

En 1920 fundó junto al Doctor Gustavo Aldereguía Lima, la efímera publicación Los Amigos de Rusia, pionera en manifestar su apoyo solidario a la Unión Soviética. Ya antes, junto al propio Aldereguía, había realizado una colecta de dinero cuyos fondos enviaron al líder y conductor de la Gran Revolución Socialista de Octubre, Vladimir Ilich Lenin.

En su reclamo por los problemas existenciales de esos momentos, estuvo al lado de Julio Antonio Mella por la Reforma Universitaria en 1923. Participó en la organización del Primer Congreso de Estudiantes en 1923 y en la fundación de la Universidad Popular José Martí . En 1926 es electo miembro de la Academia de Ciencias de Cuba y de la Sociedad de Obstetricia de Francia.

En 1932, una vez más se manifiesta su desinterés personal al rechazar la presidencia del Partido Conservador. Finalmente, decide retirarse de la política para dedicarse del todo a la profesión médica y a su cátedra en la Universidad de La Habana, labor que le mereció el respeto del estudiantado y demás sectores de la sociedad que lo tuvieron como paladín de honestidad, por cuanto su conducta ciudadana, en la guerra y en la paz, resultó intachable. Su última actividad pública fue su participación en el recibimiento y vigilia de las cenizas de Mella, el 29 de septiembre de 1933, donde, en su guardia de honor, junto al entonces joven Juan Marinello, se enfrentó a las fuerzas represivas del régimen. Al respecto escribiría Marinello después:

"Rendía yo, con el General Eusebio Hernández, la última guardia a las cenizas de Mella. Los tiros que venían de la calle deshicieron en mil fragmentos las coronas que escoltaban la urna y aún me parece ver el gesto del general Hernández apartando con sobria dignidad las flores que caían sobre su pecho"
Juan Marinello

Enfermedad y muerte

Su salud se resentía con su avanzada edad. En 1926, él mismo se diagnosticó un cáncer de colon, planificando la operación que a su juicio debía hacérsele, evitando lo que hoy se llama colostomía, ante lo cual prefería la muerte. Ningún médico se atrevió a intervenirlo quirúrgicamente de acuerdo a sus instrucciones ni en La Habana, ni en Nueva York, y ni siquiera en París . Ese riesgo sólo lo asumió el Dr. Seller en Berlín, con absoluto éxito, aunque para consolidarlo hubo de mantenerse allí seis meses con un tratamiento permanente de desinfección.

Su viaje de ida fue costeado por orden de su viejo amigo de la Guerra de Independencia, el Secretario de Instrucción Pública, General José Braulio Alemán, regresó a Cuba en barco, el 2 de junio de 1928

Tras su fallecimiento el 23 de noviembre de 1933, las organizaciones estudiantiles de la época se negaran a velarlo en al Aula Magna de la Universidad por la presencia de Gerardo Machado, por lo que el velatorio se efectuó en la Academia de Ciencias de Cuba. Fue sepultado en la necrópolis de Colón, en La Habana, al día siguiente.

El 19 de enero de 2011, al cumplirse el 158 aniversario de su natalicio sus restos fueron trasladados al Panteón de los Veteranos de las Guerras de Independencia en la misma Necrópolis de Colón. Al acto solemne asistieron el Primer Vicepresidente cubano José Ramón Machado Ventura y el General de Ejército Ramón Espinosa Martín. El Historiador de la ciudad de La Habana Eusebio Leal Spengler recordó la trayectoria revolucionaria y profesional del general de brigada del Ejército Libertador.

Reconocimientos y homenajes

Tras su regreso a Cuba luego de la operación, le fue impuesta la Gran Cruz de Carlos Manuel de Céspedes y la Orden de la Cruz Roja nacional, máximos galardones del servicio ciudadano y científico a cuyo acto asistió el presidente Gerardo Machado.

El 23 de noviembre de 2010, fecha del 77 aniversario del fallecimiento del insigne patriota y científico cubano, se colocó en el Pabellón Enrique Núñez del Hospital Calixto García la efigie del Profesor Eusebio Hernández con una tarja conmemorativa que rescató para la memoria historiográfica cubana, la toma revolucionaria de ese recinto, para incorporarlo a la enseñanza de la Obstetricia, lo que constituyó un hito para la docencia médica cubana.

Fuentes

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  • Eusebio Hernández. El período revolucionario de 1879-1895. La Habana: Imp. El siglo XX; 1914, p. 35.
  • Heraldo de Cuba.XII (307):1; 4 de noviembre de 1923.
  • Carbonell MA. Eusebio Hernández. La Habana: Editorial Guáimaro; 1939, t. II, p. 72-73.
  • Irene Portuondo Pajón. Dr. Eusebio Hernández: “Verdadero hombre de ideas avanzadas”. Rev Haban Cienc Med. 2008; 7(1). Disponible en: http://www.ucmh.sld.cu/rhab/rhcm_vol_7num_1/rhcm09108.htm
  • Serra Pérez A. Oración Anual Dr. Eusebio Hernández. Pub. Ofi. Historiador de la Salud Pública, La Habana: 1953. En: Rafael Cepeda. Eusebio Hernández. Ciencia y Patria. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1991, p. 10.
  • Federico de Torres. La asamblea universitaria del 12 de enero de 1923. La Habana: s.p.
  • Archivo Histórico Municipal de Colón. Pardo González, Brígido Ariel.” Apuntes sobre la represión anti-Independentista en Colón de 1868 a 1878”. Colón 1990. (inédito). Equipo de investigación de Historia Local. Colón. “Apuntes para la Historia de Colón hasta 1980” (V. 1). Colón. 1992. (inédito)
  • Museo Municipal “José Ramón Zulueta”. Colón. Fondo Colección de Documentos del Dr. Eusebio Hernández. Prado Juvier, Irma y Pablo Domínguez Monzón. “Colección de Documentos del Dr. Eusebio Hernández”. Colón. 2004. (inédito).
  • Julio Ortiz Pérez. Oración Anual Dr. Eusebio Hernández. Pub. Ofi. Historiador de la Salud Pública, La Habana: 1950. En: Rafael Cepeda. Ob. Cit., p. 10-11.]