Extinción terrestre

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Extinción terrestre
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Concepto:Período en el cual desaparece un número muy grande de especies en el planeta tierra.

Extinción terrestre . Es un período en el cual desaparece un número muy grande de especies en el planeta tierra.

A través de la evolución biológica, nuevas especies surgen a través de la especiación, así como también otras especies se extinguen cuando ya no son capaces de sobrevivir en condiciones cambiantes o frente a otros competidores. Normalmente, una especie se extingue dentro de los primeros 10 millones de años posteriores a su primera aparición, aunque algunas especies, denominadas fósiles vivientes, sobreviven prácticamente sin cambios durante cientos de millones de años. La extinción es histórica y usualmente un fenómeno natural. Se estima que cerca de un 99,9 % de todas las especies que alguna vez existieron están actualmente extintas.

Causas

Estas extinciones se han atribuido generalmente a causas endógenas de la propia biosfera, a la acción de supervolcanes y al impacto de asteroides entre otras. Existe la teoría que atribuye todas, o casi todas, las grandes extinciones a impactos meteoríticos. Se ha establecido estadísticamente que, aproximadamente cada 100 millones de años de media impacta un asteroide kilométrico contra la Tierra. Si se tiene en cuenta que la vida pluricelular lleva unos 600 millones de años debería haber habido entre 5 o 6 grandes extinciones desde entonces.

Las otras posibles causas atribuidas a grandes glaciaciones globales o a erupciones masivas se consideran entre los efectos secundarios que un gran impacto podría producir por lo que, según algunas hipótesis, no serían más que sinergias de esa misma catástrofe cósmica. Otras causas apuntan a las fluctuaciones del campo magnético terrestre, llevadas a cabo mediante su sucesión de cambios de polaridad, que provocan una fuerte disminución de la protección de la Tierra frente a la fuerte radiación cósmica durante los períodos en los que se producen.

También se considera como causa probable de extinciones menores o incluso de las más masivas a explosiones de supernovas cercanas. De hecho existe otra teoría que dice que dado que cada 25 millones de años aproximadamente la Tierra entra en la zona densa de la galaxia (los brazos espirales) ésta se ve sometida a un mayor riesgo de explosiones violentas o al azote de vientos estelares intensos. Así mismo, la nube de Oort tiene un mayor riesgo de verse deformada y perturbada por el paso de estrellas cercanas con el consiguiente envío de cometas y asteroides hacia el sistema solar interior, como refleja la hipótesis Shiva.

Degradación de hábitat

La degradación del hábitat de una especie puede alterar el paisaje adaptativo hasta el punto que esa especie ya no está en condiciones de sobrevivir y se extinga. Esto puede suceder por efectos directos (como que el entorno se vuelva tóxico) o indirectos (limitando la capacidad de la especie de competir contra nuevos competidores o por disminuida cantidad de recursos).

La degradación del hábitat por toxicidad puede matar a una o varias especies rápidamente, a través de la contaminación o provocándoles esterilidad. Esto también puede suceder en períodos de tiempo más largos con un nivel bajo de toxicidad continua, afectando su expectativa de vida, su capacidad reproductiva o su competitividad.

Por otro lado, la degradación del hábitat también puede tomar forma con la destrucción física de éste. La amplia destrucción de la pluvisilva y su reemplazo con terrenos de pastoreo es ampliamente citada como un ejemplo de esto; la eliminación de densas selvas también destruye la infraestructura de la que muchas especies dependen para sobrevivir. Por ejemplo, un helecho que dependa de una sombra densa para su protección de la luz solar directa no puede sobrevivir sin los árboles que le provean esa sombra. Otro ejemplo es la destrucción de los fondos oceánicos provocada por la pesca de arrastre.

La disminución de los recursos o la introducción de nuevas especies competidoras también puede suelen acompañar a la degradación del hábitat. El calentamiento global también ha permitido que algunas especies expandan su rango de distribución, provocando competiciones con otras especies que ocupaban previamente esas áreas. En algunas ocasiones estos nuevos competidores son predadores y afectan directamente a las especies como presas, mientras que otras veces toman ventaja en la obtención de recursos frente a especies más vulnerables. Estos recursos vitales incluyen el agua y el alimento, y suelen estar limitados debido a la misma degradación del hábitat. Todo esto puede finalmente conducir a la extinción en estado natural o completa de estas especies.

Predación, competición y enfermedades

Los seres humanos han trasladado animales y plantas desde un lugar del mundo a otro durante cientos de años, algunas veces de manera deliberada (por ejemplo, el ganado llevado a varias islas por los marineros como fuente de alimento) y otras de manera accidental (por ejemplo, las ratas que se escapaban de los barcos). En la mayoría de los casos, estas introducciones no son exitosas, pero cuando se establecen como especies invasoras, las consecuencias pueden ser catastróficas. Las especies invasoras pueden afectar a las endémicas, por ejemplo depredándolas, compitiendo con ellas, destruyendo o degradando indirectamente su hábitat, o introduciendo patógenos o parásitos capaces de enfermarlas o matarlas. Las mismas poblaciones humanas pueden actuar como predadores invasivos. De acuerdo con la “hipótesis de caza excesiva”, la rápida extinción de la megafauna en áreas como Nueva Zelanda, Australia, Madagascar o Hawái es resultado de la repentina llegada del ser humano a esos ambientes, con animales que nunca antes habían entrado en contacto con los primeros y que estaban completamente inadaptados para sus técnicas de predación.

Grandes extinciones de la Tierra

Se puede hablar de los trilobites, los tigres dientes de sable, mastodontes, mamuts, perezosos terrestres gigantes, osos de cara pequeña, lobos gigantes y de los dinosaurios, por mencionar algunos, pero la lista sería de alrededor de 500 especies extinguidas solamente en América del Norte. Las especies desaparecen como resultado de la pérdida de hábitats, depredación o incapacidad propia de adaptación a entornos cambiantes. La historia de la vida en la Tierra ha estado marcada por cinco grandes extinciones:

  • Finales del Período Ordovícico, hace 440 millones de años: se extinguieron muchas especies marinas.
  • Finales del Período Devónico, hace 380 millones de años, desaparecieron peces e invertebrados marinos.
  • Segunda mitad del Período Pérmico, hace 245 millones de años, se produjo la extinción más grande: desapareció 96 % de todas las familias vivientes.
  • Período Triásico, hace 200 millones de años, desaparecieron 75 % de los invertebrados marinos.
  • La más popular de todas las extinciones ocurrió en el Cretácico, hace 65 millones de años: eliminó de nuestro planeta a los dinosaurios.

Extinciones positivas o negativas

Se considera que las extinciones no han sido del todo negativas. Cuando son producidas por factores naturales constituyen un elemento evolutivo importante, porque la desaparición de grupos enteros facilita que otros ocupen sus lugares. Las hipótesis que se manejan para explicar las causas que han producido las extinciones se basan en cambios climáticos, vulcanismo, movimientos de continentes, caída de asteroides y cometas, aparición del hombre, introducción de especies, competencia, predación, y factores genéticos. Las extinciones no siempre son generadoras de nuevas especies vivientes. Cuando las causas que las producen no son naturales, las extinciones provocan severos daños al equilibrio de la naturaleza.

A nivel mundial por cada 10 árboles que se cortan, se siembra uno. Según estiman algunos especialistas cada especie de árbol de la selva tropical contiene de 4 ó 5 especies de insectos que son exclusivos. Existen 2 millones de organismos vivientes. De ellos, unos 30 millones aún no han sido descubiertos, sobre todo, en las extensas selvas tropicales. Por esta razón, se plantea que actualmente se están extinguiendo 19 especies cada hora, 456 al día y 167 mil al año, muchas de ellas desconocidas para la ciencia.

Bibliografías

  • Alan Charig. La verdadera historia de los dinosaurios. Editorial Salvat, 1993, ISBN 843458882X.
  • Wilson, E.O. (2002). The Future of Life (en inglés). ISBN 0-679-76811-4.
  • Eldredge, Niles (1986). Time Frames: The Rethinking of Darwinian Evolution and the Theory of Punctuated Equilibria (en inglés). ISBN 0-434-22610-6.
  • Stearns, Beverly Peterson; Stearns, Stephen (2000). «Preface». Watching, from the Edge of Extinction (en inglés). Yale University Press. ISBN 0300084692.
  • Audersirk, Teresa. Biología: La vida en la tierra (6 edición). p. 359. ISBN 9702603706.
  • Watson, Peter. Ideas: A History from Fire to Freud (en inglés). ISBN 0-297-60726-X.

Fuentes