Fabio Di Celmo

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Fabio Di Celmo
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Joven turista italiano víctima de acto terrorista en La Habana
Nacimiento1 de junio de 1965
ciudad de Génova,
Italia Bandera de Italia
Fallecimiento4 de septiembre de 1997 (32 años) 
ciudad de La Habana,
Cuba Bandera de Cuba
Nacionalidaditaliana
Ciudadaníaitaliana
PadresGiustino Di Celmo y Ora Bassi

Fabio Di Celmo (Génova, 1 de junio de 1965 - La Habana, 4 de septiembre de 1997) fue un joven turista italiano víctima de un acto terrorista contra Cuba, al explotar una bomba que ordenó poner Luis Posada Carriles en el Hotel Copacabana en La Habana.

Síntesis biográfica

Sus inicios

Fabio Di Celmo junto a su madre Ora Bassi

Nació el 1 de junio de 1965, en Génova, Italia. Fueron sus padres, Giustino Di Celmo (fallecido el 1 de septiembre de 2015) y Ora Bassi (fallecida el 2 de junio de 2012).

El padre, hombre apasionado por el arte y la historia de su tierra natal, había bautizado a su primera hija con el nombre de Tiziana, en homenaje al eminente pintor italiano Tiziano, representante máximo del Renacimiento veneciano. Al segundo, lo llamó Livio, como el héroe de la antigua Roma y, siguiendo la tradición que ya había iniciado, a su tercer hijo lo bautizó con el nombre de Fabio, como el célebre comandante romano, inteligente, corajudo y humano, para perpetuarlo en el niño que recién nacía.

Fabio creció en la misma casa donde había nacido. Los vecinos de Génova Pegli, municipio situado en la famosa Ribera de las Flores, en la Costa Azul, vieron correr por sus parques y calles a este muchacho juguetón y generoso del que todos guardan gratos recuerdos.

Su niñez transcurrió en un medio afectivo muy favorable, consolidado por el amor y el respeto. A pesar de que la situación económica en la familia de los Di Celmo siempre fue acomodada y muy estable, sin carencias ni privaciones materiales, los padres establecieron como norma educar a sus hijos con austeridad, sin las vanas ostentaciones propias de la agobiante sociedad de consumo que tanto deforman y degradan a los hombres.

Fabio sostuvo una relación muy estrecha y cordial con sus hermanos. Como era el más pequeño, Tiziana y Livio se sintieron con la responsabilidad de protegerlo y mimarlo durante su infancia.

A los siete años comenzó la práctica del fútbol y jugó por primera vez en el equipo Asociación Calcio, de la ciudad de Génova, de la Liga Nacional, al que perteneció desde los siete hasta los 11 años. Integró el Libertas y otros equipos de su ciudad, hasta que pasó a formar parte del Sciarborasca, de la genovesa municipalidad de Cogoleto, con el número 10 en su camiseta.

Fabio comenzó a estudiar siendo muy pequeño y el ansia de conocer le acompañó por siempre. Compartía con sus padres y hermanos la pasión por la buena lectura. Nació y creció entre los libros que cubrían buena parte de las paredes del hogar y su gusto por ellos aumentó con el tiempo.

Giustino Di Celmo (1920-2015), padre de Fabio.

Sus padres se ocuparon de que su preparación fuese amplia y sólida. Cuando Fabio cumplió cinco años, Giustino y Ora comenzaron a llevarlo todos los años a Canadá para que el niño aprendiera a comunicarse en las lenguas francesa e inglesa, idiomas que llegó a dominar plenamente.

En Villa Rossa, una escuela primaria radicada en su municipio de residencia, cursó sus primeros estudios regulares y realizó los estudios secundarios en un centro de reconocido prestigio por la calidad de su labor docente, Villa Daría. A los dieciocho años alcanzó el título de bachiller en el Liceo Gimnasio Giusseppe Massini, centro de enseñanza ubicado en Génova Pegli. Poco tiempo después, culminó sus estudios superiores de inglés y francés.

Cumplido el Servicio Militar, y con 22 años, visitó diferentes países europeos y americanos y llegó a establecer su residencia temporal en Canadá, donde vive su hermano mayor.

La profesión de empresario escogida por el joven Di Celmo favoreció el conocimiento de la geografía, la historia, la economía y la cultura de muchos pueblos del planeta y consolidó su fina sensibilidad ante los problemas de los países pobres.

Llegada a Cuba

En 1992, junto a su padre, llegó a Cuba. Los Di Celmo se sumaron así a la larga lista de empresarios honestos procedentes de diferentes países que cometieron el grave «delito» de romper el bloqueo de Estados Unidos. El único partido de fútbol que jugó en Cuba fue en el Cotorro, el 17 de diciembre de 1996 y su mayor sueño fue traer a los integrantes del Sciarborasca, su equipo, a jugar a Cuba.

Muerte

El jueves 4 de septiembre de 1997, la campaña de terror organizada y financiada por la CIA de Estados Unidos contra los hoteles de La Habana, tronchó los 32 años ilusionados del joven Fabio y le arrancó de cuajo el hijo menor a Giustino, quien por eso decidió no irse nunca de Cuba y morir aquí.

Los hechos

El jueves 4 de septiembre de 1997 el joven italiano tenía a las nueve de la mañana una reunión de negocios en La Habana Vieja. Al demorarse por problemas en el tráfico, canceló la cita y se dirigió al hotel Copacabana, donde su padre, Giustino, había alquilado una habitación.[1]

Desde allí se comunicó telefónicamente con dos amigos suyos desde la infancia, Enrico Gallo y Francesca Argeli, quienes habían contraído matrimonio y estaban en Cuba de luna de miel, precisamente porque el propio Fabio los había convencido de que era un buen lugar para iniciar la vida de casados.

Giustino, quien permanecía en la habitación, oyó a su hijo proponerle a los dos jóvenes verse en el lobby bar del hotel para decidir el lugar donde almorzarían juntos, a manera de despedida, ya que la pareja tenía pasajes de regreso a Italia para las tres de la tarde. Era ya mediodía cuando Fabio partió al encuentro de sus amigos.

Entretanto, el mercenario estadounidense de origen salvadoreño, Ernesto Cruz León, contratado por el terrorista estadounidense de origen cubano Luis Posada Carriles, se agazapaba en un baño del hotel Copacabana para activar una potente bomba. En ese momento no le atormentaban las consecuencias de sus actos, solo pensaba en el dinero que iba a recibir. Además, co­mo había oído decir al «combatiente por la libertad» Orlando Bosch, autor intelectual del sabotaje al avión cubano en Barbados y compinche de Posada:

Todo aquel que represente al régimen comunista cubano, sea deportista, músico, personal de salud o discapacitado, debe ser castigado.
Orlando Bosch

Fabio, con pasos rápidos, llegó al lobby bar, donde ya los dos jóvenes lo aguardaban. Los huéspedes comenzaron a invadir los salones del hotel, el lobby bar se fue llenando de comensales. Cruz León deslizó dentro de uno de los ceniceros del local el mecanismo criminal.

En su habitación Giustino escuchó una explosión. A los pocos minutos le telefonearon desde la carpeta del hotel para decirle que su hijo se hallaba gravemente herido y lo trasladaban a la Clínica Central Cira García, junto con el ma­trimonio que lo acompañaba, quienes habían salido ilesos. Giustino se dirigió inmediatamente al centro hospitalario. Un médico le comunicó que Fabio había fallecido.

En el cementerio de Arenzano (en la ciudad de Génova), en la lápida de su tumba, persiste la perenne denuncia:

Portada del libro Fabio, el muchacho del Copacabana (1999).
El 4 de septiembre de 1997, una bomba asesina de un mercenario salvadoreño apagó la vida del joven Fabio Di Celmo.

Originalmente, Giustino había escrito «una bomba estadounidense asesina», pero las autoridades italianas exigieron que se omitiera el gentilicio.

Los asesinos

Al ser capturado por las autoridades cubanas, el mercenario Cruz León delató sus conexiones con Luis Posada Carriles, quien ya había declarado en una ocasión:

Con cualquier hecho dentro del territorio cubano en contra el régimen de La Habana, me responsabilizo totalmente.
Luis Posada Carriles

Un reportero le preguntó por aquellos días si lamentaba la muerte de Fabio Di Celmo y este contestó:

Es triste de que alguien haya muerto, ese italiano estaba en el lugar y el momento equivocados. Pero yo duermo como un bebé.
Raúl Ernesto Cruz León

En marzo de 1999, Raúl Ernesto Cruz León, confesó en el juicio que Francisco Chávez Abarca, alias «El Panzón» lo contrató cuando trabajaba en una agencia de alquiler de autos en San Salvador.

«El Panzón» fue la mano derecha en aquella campaña tenebrosa de Luis Posada Carriles.

Fuentes