Fiestas tradicionales de Barinas

Fiestas tradicionales de Barinas
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Fiestas tradicionales

FIESTAS TRADICIONALES DE BARINAS.

Historia

El nombre Barinas proviene de una voz indígena con la cual se identifica a un viento fuerte que se presenta en la estación lluviosa, proveniente de los valles de Santo Domingo; también se identifica con este nombre a un arbusto abundante en los llanos altos. Se encuentra situado en la región sud-occidental de Venezuela con la mayor parte de su territorio ubicado en los Llanos. Son sus límites: Los estados Mérida, Trujillo, Portuguesa y Cojedes por el norte, El estado Apure por el sur, Guárico por el este y los estados Mérida y Táchira por el oeste. Su superficie es de aproximadamente de 35.200 km². Algunas de las festividades más señaladas de la población se realizan durante la época del Carnaval, en Semana Santa con sus procesiones del Silencio y el Encuentro, los desaparecidos bailes de pujas, o la mágica noche de San Juan. En la actualidad Barinas ofrece diferentes celebraciones populares a lo largo del año y entre las más significativas de esta zona se encuentran las siguientes: Paradura del Niño, Fiesta de la Virgen del Real, Fiesta de las Vírgenes o de la Sagrada Familia, Fiesta de Nuestra Señora de la Paz, Fiesta de San Isidro, Fiesta en Honor al Natalicio de la Ciudad de Barinas, Fiesta en Honor de Nuestra Señora del Pilar, Fiesta en Honor a San Nicolás de Barinas y el El Festival folclórico "Florentino y el Diablo". Otra fiesta que despierta el interés de los habitantes de Barinas es la que tiene lugar en el Barrio de la Vereda en honor a San Pedro. En ella se pueden degustar platos típicos de la pedanía y antiguamente se podía participar en juegos tan entrañables como la cucaña o las carreras de cintas.

Festividades más importantes de Barinas

Fiestas de la Virgen del Rosario

En 1885 se realizó una romería trasladando la imagen de Nuestra Señora del Rosario desde Abanilla hasta la Ermita de Barinas. Fue proclamada patrona de esta villa el 20 de septiembre, día del evento. Debido a esta circunstancia se celebran las Fiestas Patronales de Barinas en estas fechas, y no el 7 fe octubre, día de la Virgen del Rosario.

En los años 50 del siglo XX el presupuesto de las fiestas se utilizaba para pagar a la banda de música, los fuegos artificiales, las obras de acondicionamiento, y el embellecimiento de la iglesia. El alcalde pedáneo nombraba una Comisión de Fiestas encargada de la organización de los actos.

Se imprimían unos panfletos con el programa festivo que, al contrario que en la actualidad, no llevaban publicidad de ninguna empresa ni comercio. Eran sufragados por la Comisión, por la Caja de Ahorros del Sureste de España, o por una persona desinteresada de Fortuna apellidada Hernández.

El tradicional baile de las fiestas se realizaba en la puerta de la Casa Parroquial, y los puestos que se instalaban para las celebraciones se ubicaban en la calle Virgen del Rosario. En estos famosos puestos se vendían turrones, garbanzos, torraos, cacahuetes, petardos, artículos de fregaza, platos , tazas y un sin fin de objetos útiles para las casas, o para la degustación. En la actualidad las fiestas se han trasladado, comentando algunos vecinos que la calle de la iglesia ha perdido por esta circunstancia toda la vida que disfrutaba durante las patronales.

También en estos años se celebraban diversos juegos en las fiestas entre los que se encontraba la cucaña, carreras de cintas, y carreras de sacos.

Las carretillas

La última noche de las fiestas, tras la actuación musical, tiene lugar la suelta de carretillas en la calle Virgen del Rosario. Las carretillas son una especie de petardos que tienen la cualidad de recorrer, de forma anárquica, un gran tramo de terreno mientras permanecen encendidos. Los hay de dos tipos: con explosión final (especialmente peligrosos), y sin ella.

En los últimos años esta tradición ha creado cierta polémica entre los barineros por las consecuencias que puede tener la utilización de la pólvora, tanto para las personas como para los edificios que ven deterioradas sus fachadas por las quemaduras de estos petardos.

La antigua suelta de la vaca (ya desaparecida)

En un terreno próximo a la aldea se ataba una vaca con una maroma. El otro extremo, bien se cogía a un árbol, o bien era sujetado por varios vecinos. Así la vaca disponía de libertad de movimientos en un radio de varios metros. El público se colocaba fuera del alcance de la vaca, mirando y aplaudiendo la valentía de los vecinos al enfrentarse cara a cara con el animal.

Fuentes