Florentino Ameghino

Florentino Ameghino
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Nacimiento18 de septiembre de 1854
ciudad de Luján,
provincia de Buenos Aires,
República Argentina Bandera de Argentina
Fallecimiento6 de agosto de 1911
La Plata,
República Argentina Bandera de Argentina
Causa de la muertediabetes
ResidenciaBuenos Aires
Ocupaciónnaturalista y paleontólogo
Obras destacadasLos monos fósiles de la República Argentina (1891),
Recherches de morphologie phylogénétique sur les molaires supérieures des ongulés (1904)

Florentino Ameghino (Luján, 18 de septiembre de 1854 - La Plata, 6 de agosto de 1911) fue un naturalista y paleontólogo argentino, profesor universitario y luego vicedirector del Museo de Historia Natural de La Plata antes de los treinta y cinco años 1866, y director del Museo Natural de Buenos Aires a los cincuenta 1902, a cuyo frente estuvo hasta su muerte en 1911.

Síntesis biográfica

Nació en Luján, en 1854. Asistió a la escuela elemental de Luján y sorprendió a su maestro con su precocidad y curiosidad por saber y comprender.

Inicios

Los primeros años de Ameghino tuvieron como panorama habitual las barrancosas riveras del río Luján en la campiña cercana a Buenos Aires. Un día paseando a las orillas del río, encontró unos caracoles y se los mostró a su padre, preguntándole cómo es que estaban allí; el padre le contestó que los traería la corriente. Florentino no quedó conforme porque pensó que la corriente los podría traer, pero no incrustarlos en la barranca y allí empezó a elaborar sus propias teorías.

Fotografía del bajorrelieve de bronce, realizado en 1917 por el escultor argentino Erminio Blotta (1893-1976), en la Escuela n.º 96 Florentino Ameghino, en calle Buenos Aires 2027, en la ciudad de Rosario (Argentina). La placa de bronce fue hurtada pocos años después de 2006. Fotografía tomada el 3 de julio de 2006 por Luis Antonio Blotta-Stengel.

Sus amigos lo apodaban «El loco de los huesos» por su costumbre de hurgar con pico y pala las cercanías del río Luján en busca de restos fósiles. Ameghino hizo sus primeros estudios en medio de la mayor pobreza.

Estudió en Buenos Aires, donde aprendió francés, con lo que accedió a lecturas científicas en esa lengua e ingresó en la Escuela Normal de Preceptores. Nombrado maestro de Mercedes en 1869. La proximidad de esta ciudad con Luján le permitió conocer los fondos del Museo Histórico Natural.

Trayectoria profesional

Basó toda su doctrina en los datos evolucionistas de Darwin, pero no logró difundirlas con eficacia por no haber ejercido el profesorado y haberse limitado a investigar en el silencio del gabinete. Recién en el siglo XX se pueden leer con fruto los trabajos del talentoso argentino. Integra con Francisco Perito Moreno (1852-1919) y Eduardo Holmberg (1852-1937) el grupo de naturalistas argentinos que hacia 1875 actúan en la vida científica nacional.

Sus primeros trabajos le valieron la burla y un cierto desdén, pero él no se desalentó. En 1871 inició la redacción de La antigüedad del hombre en el Plata, obra que terminó en 1875 y publicó cinco años después. A los 20 años encontró los restos fósiles completos de un mastodonte.

Al año siguiente (1972) ya publicaba dos artículos en dos diarios locales y lograba insertar otro en el Journal de Zoologie (‘revista de zoología’, de París). Obtenía también un premio en la primera exposición científica de Buenos Aires y presentaba en la misma dos memorias que en ese momento no fueron tenidas en cuenta y que albergaban el gérmen de su futura obra monumental. Comenzó a enviar trabajos a la Sociedad Científica Argentina, la cual premió su memoria sobre El hombre cuaternario en la pampa (1876), llegándole estímulos de los científicos.

En 1878 viajó a Europa y allí exhibió su colección prehistórica y paleontológica en la Exposición Universal de París, donde fue el asombro y la admiración de los científicos más importantes de la época y obtuvo el reconocimiento que en su país le negaron. Además, publicó y presentó memorias al Congreso de Antropólogos de París (1878).

A los 23 años publicaba en Buenos Aires su primer libro Antigüedades indias en la Banda Oriental.

A los 25 años tuvo una gran actuación en el Congreso de Americanistas, en Bruselas. Luego publicó dos libros: La formación pampeana y La antigüedad del hombre de La Plata a los 24 años.

Descubrimientos

Descubrió una cantidad enorme de especies fósiles, contribuyó al estudio de las faunas fósiles comparadas, ello le permitió establecer algunas leyes y formular hipótesis sobre la emigración de las especies a través de los continentes, lo que le permitió formular un siglo antes de su aceptación como hecho científico el gran intercambio faunístico entre las dos Américas. Por fin pudo correlacionar los datos de la fauna fósil con los de la fauna actual, corrigiendo y rectificando las relaciones aportando de ese modo un valioso aporte a la construcción del árbol evolutivo de los vertebrados, específicamente de los mamíferos.

Descubrimiento de faunas y yacimientos fosilíferos

Los primeros descubrimientos fueron llevados a cabo en lo que él denominó la Formación Pampeana, atribuida por él al Plioceno, aunque se trata de la Edad Lujanense, que pertenece al Pleistoceno.

Las últimas investigaciones se refirieron a los descubrimientos realizados con su hermano Carlos en la Patagonia austral, a lo largo del río Santa Cruz. No menos de 120 especies nuevas de mamíferos fueron resultado de esos estudios, como así también de aves colosales como los Phororacos y pequeños marsupiales diprodontes, los plagiaulacidios.

En 1889 (a los 34 años) fue nombrado vicedirector del Museo de Historia Natural de La Plata.

En 1904 (a los 49 años) fue nombrado director del Museo Natural de Buenos Aires, a cuyo frente estuvo hasta su muerte, en 1911.

Muerte

En el momento de su muerte, Ameghino se había convertido en un paradigma de la ciencia argentina. Murió el 6 de agosto de 1911, a los 57 años, en su domicilio en la ciudad de La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires, a 70 km al sureste de la ciudad de Buenos Aires), por complicaciones resultantes de una diabetes y porque se negó a ser intervenido quirúrgicamente.

Su entierro fue significativo, aunque el Gobierno nacional no se manifestó a la altura que correspondía, sí lo hicieron la Universidad de La Plata y las sociedades científicas. Sus restos están depositados en el Panteón de los Maestros, en el cementerio de La Plata.

Trascendencia

A los tres días de su muerte, el Ministerio de Instrucción Pública expidió un proyecto de ley pidiendo al Poder Legislativo la autorización para erigir un monumento conmemorativo de Ameghino, en el cual citaba:

Llegó de la nada a la cumbre por su propio esfuerzo.

Aunque la ley fue aprobada por unanimidad, el monumento nunca se construyó.

El 23 de agosto de 1911, a pocos días de la muerte, Francisco Pascacio Moreno (el Perito Moreno) ―que era diputado nacional por ese entonces― pidió a la Honorable Cámara de Diputados que autorizase al Poder Ejecutivo a adquirir la biblioteca, los manuscritos y las colecciones de fósiles de Ameghino para el Museo Nacional, proyecto este que tampoco se llevó a cabo.

Obras

  • Los monos fósiles de la República Argentina (1891)
  • Énumeration synoptique des espèces de mammifères fossiles des formations éocènes de Patagonie. 1894, en la que se registran 440 especies.
  • Sur les oiseaux fossiles de la Patagonie (1895)
  • Las sequías e inundaciones en la provincia de Buenos Aires
  • L’âge des formations sédimentaires de Patagonie" (1900-1903)
  • Línea filogenética de los proboscídeos (1902)
  • On the primitive type of the Plagiodont molars of Mammalia (1902)
  • Los diprotodontes del orden de los plagiaulacoides y el origen de los roedores y de los Polimastodontes" (1903)
  • Recherches de morphologie phylogénétique sur les molaires supérieures des ongulés" (1904)

Escribía sus obras en cuartillas o cuadernos, a un lado, método adoptado en los últimos años; sus originales no ofrecen, excepto al principio, correcciones, era un cerebro difícil a la fatiga; pero sí agregados, en la otra cara de la hoja; antes de comenzar una obra, agotaba la bibliografía del asunto y tomaba durante la lectura, siempre rápida, las anotaciones en pro y en contra de su tesis; en los primeros tiempos en cuadernos, ordenados y numerados, anotaba con prolijidad los descubrimientos que hacía, lugar, piezas, situación, nombres, cifrando el material al que debía referirse,

Fuentes