Francisco Ferrer Guardia

Francisco Ferrer i Guardia
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Pedagogo y activista político español
Nacimiento10 de enero de 1859
Alella, Maresme, Bandera de España España
Fallecimiento13 de octubre de 1909
Castillo de Montjuïc Barcelona, Bandera de España España
Ocupaciónpedagógo y activista político

Francisco Ferrer i Guardia. Pedagogo y activista político español que fue el fundador de la Escuela Moderna e introdujo en España el racionalismo pedagógico.

Biografía

Nació en Alella, Maresme, el 10 de enero de 1859. De familia católica y monárquica de payeses acomodados, fue el tercero de catorce hermanos. A los 13 años tuvo su primera disputa con la iglesia, tras denunciar al sacerdote de su pueblo de intromisión familiar, por lo que fue enviado por su familia a trabajar a Barcelona, donde entró como aprendiz en un comercio de harinas en el distrito de Sant Martí de Provençals, cuyo dueño le inscribió en clases nocturnas y le inició en los ideales republicanos. Durante la I República, el joven Ferrer participó con entusiasmo en experiencias de educación popular.

Durante los años siguientes el joven autodidacta estudió a fondo el ideario de Pi y Margall y conoció las doctrinas de los internacionalistas en lops círculos obreros más anticlericales. Sus ideas librepensadoras le llevaron pronto al anarquismo, tendencia en la que desarrolló una gran actividad como agitador y revolucionario. Además, se caracterizó siempre por la vehemencia con que difundió sus mensajes anticlericales e ingresó en 1883 en la logia masónica Verdad de Barcelona.

Su trabajo como revisor en la compañía de ferrocarriles le permitió convertirse en el correo que aseguraba el contacto entre los revolucionarios españoles y el exiliado presidente del gobierno republicano Manuel Ruiz Zorrilla, de cuyo Partido Republicano Progresista era militante.

Exilio en París y formación pedagógica y libertaria

En 1886 apoyó en Santa Coloma de Fernés el pronunciamiento militar del general Villacampa, partidario de Ruiz Zorrilla, cuya finalidad era proclamar la República, pero al fracasar éste tuvo que exiliarse en París, acompañado de Teresa Sanmartí, con la que tuvo tres hijos.

Subsistió dando clases de castellano, comerciante de vinos y como secretario sin sueldo de Ruiz Zorrilla. Hasta la década de 1890 continuó siendo republicano, pero a partir de entonces comienza un viraje hacia el anarquismo. En París descubrió su vocación pedagógica y desarrolló una brillante carrera al frente de la escuela laica que él mismo había fundado, con lo que se ganó prestigio internacional como pedagogo librepensador y enemigo del oscurantismo que por aquel entonces dominaba la enseñanza religiosa en España. En julio de 1892, participó en el Congreso Librepensador de Madrid.

En 1893 se separó de Teresa Sanmartí y en 1899 se casó con Leopoldine Bonnard, maestra de tendencias anarquistas con quien recorrió Europa.

Mientras maduraba sus conceptos de educación anarquista y en el proyecto de la Escuela Moderna, para ponerlos en práctica a su vuelta a España, profundizaba en las ideas anarquistas y conocía y hacía amistad con sus principales pensadores, Elisée Reclus, Malato y Piotr Kropotkin.

Fundación de la Escuela Moderna

En agosto de 1901, tras recibir una cuantiosa herencia que le dejó al morir Ernestine Mennier -una rica anciana parisiense a la que había dado clases de español desde 1894-, regresó a Barcelona, en donde se instaló y creó la Escuela Moderna, un proyecto práctico de pedagogía libertaria. Se trataba de una escuela, de ideario racionalista, igualitaria, laica y ácrata, no coercitiva y considerada por su fundador, como natural. El proyecto, que comenzó con 30 alumnos, tenía para 1906 más de 30 escuelas relacionadas con el movimiento. En contraposición a ella, se impulsó una pedagogía racional, con un alumnado mixto, y en la que se abolieron prácticas retrógradas, como el sistema tradicional de castigos.

El crecimiento de la Escuela Moderna se situó en el punto de mira de los elementos conservadores, lo que le acarreó la enemistad de la Iglesia Católica y de muchos estamentos oficiales que veían en las escuelas laicas una amenaza a sus intereses, pues subvertía las ideas educativas de la época.

Atentado contra Alfonso XIII y nuevo exilio

Hasta 1909, la Escuela Moderna fue clausurada repetidas veces y sufrió la persecución de los sectores políticos y religiosos más conservadores de Barcelona, que intervinieron directamente contra la escuela y Cintra Ferrer i Guardia cuando en 1906 uno de sus profesores, traductor y bibliotecario de su centro educativo, Mateo Morral, fue implicado en el atentado contra Alfonso XIII, el 31 de mayo de 1906, día de su boda, cuando la comitiva real pasaba por la calle Mayor madrileña, lanzó una bomba que provocó la muerte de veintitrés personas.

Las autoridades clausuraron la escuela y se abrió un proceso a Ferrer i Guardia, que fue detenido y juzgado y del que quedó en libertad en 1907, ya que no se reunieron pruebas concluyentes contra su persona. Mateo Morral, partidario de la «acción directa», decía de Ferrer Guardia que era uno de esos «débiles de espíritu que opinan que nada se puede hacer sin discursos».

Al no poder abrir la Escuela Moderna, se trasladó a Francia y a Bélgica; donde fundó la Liga Internacional para la Educación Racional de la Infancia, continuó en París con la edición del boletín de la Escuela Moderna y editó la revista de la Liga L'Ecole rénovée en Bruselas.

La Semana Trágica de Barcelona y su fusilamiento

Ferrer i Guardia regresó a Barcelona de nuevo y vivió allí hasta que fue detenido en 1909 acusado de haber sido el instigador de la rebelión obrera y popular contra la Guerra de Marruecos, conocida como la «Semana trágica». El 9 de octubre se constituyó el consejo de guerra en la prisión Modelo de Barcelona para juzgarlo. Tenía en contra la monarquía, el gobierno y la Iglesia; fue hallado culpable de ser el autor material del incendio del convento de Premiá, y condenado a la pena capital, sin que las garantías procesales ni las pruebas aportadas en su contra dejaran una indudable sensación de que se había hecho justicia. Murió en el foso de Santa Amalia de la prisión del castillo de Montjuïc, el 13 de octubre de 1909. Se negó a que le vendaran los ojos, gritando en el momento de ser fusilado sus últimas palabras, no acabadas porque la fusilería lo acalló: «Soldados, vosotros no tenéis la culpa. Apuntad bien. ¡Viva la Escuela Moderna! Muero inocente y feliz de…». Nunca se demostró que fuese culpable de lo que se le imputaba.

El proceso a Ferrer i Guardia

El tiempo y el consenso histórico han dictaminado la injusta incriminación de Ferrer. Cuando en julio de aquel mismo año estalló la que después sería conocida como Semana Trágica, Ferrer Guardia fue inmediatamente relacionado con ella, e incluso se le responsabilizó de los violentos hechos que durante aquellos días se sucedieron, aunque había permanecido todo el tiempo en su finca de Montgat, en su propiedad de Mas Germinal, sin sospechar que un motín comenzaba y se extendía por la ciudad. Fue a ella por sus asuntos de ediciones y fue detenido. Antonio Maura quería que su condena fuera ejemplar.

Se urdió un falso Consejo de Guerra plagado de testimonios falsos (más de 80 testigos) y llenos de rencor vertidos contra él por parte de sus enemigos políticos que vieron la oportunidad de librarse de un adversario político. Se le acusó de que había quemado iglesias y un convento en Premiá, donde ninguna iglesia había sido quemada, como tampoco ningún convento. En el juicio se prohibió la comparecencia y el testimonio de todas las personas que podían demostrar su inocencia, a pesar de que se presentaron voluntariamente personas a declarar a su favor, lo que se les impidió alegando que estaban fuera de plazo y que la instrucción (que llevaba el comandante don Valerio Raso Negrini) había finalizado. No apareció ningún documento que lo comprometiera a pesar de que durante días se registró en su casa de Montgat, y hubo que presentar un único papel falsificado que hablaba genéricamente de provocar la dislocación social.

El gobierno censuró todas las agencias telegráficas españolas e hizo difundir que en el juicio había habido interrogatorio y testigos públicos, en el que al mismo Ferrer Guardia se le impidió hablar. Se le humilló confiscándole todas sus ropas y haciéndole vestir un sayal. El capitán Francisco Galcerán, su abogado defensor, demostró la inocencia de su cliente, lo absurdo de los cargos y la escandalosa irregularidad del procedimiento. Tras la ejecución fue detenido, lo que provocó indignadas protestas de sus colegas de París y Londres. Finalmente, Galcerán fue puesto en libertad el 15 de octubre de 1909.

El proceso provocó un escándalo internacional, en el que intervinieron destacadas personalidades internacionales que intercedieron ante el gobierno español, como H. G. Wells, Arturo Conan Doyle, Georges Bernard Shaw o Kropotkin. El embajador en el Vaticano logró frenar una notificación de la santa Sede contra el fusilamiento. Las súplicas para la conmutación de la pena fueron ignoradas.

Muerte

La ejecución de Ferrer Guardia el 13 de octubre de 1909, motivó una campaña internacional de mítines y movilizaciones en todas las principales capitales europeas y que pilló por sorpresa al gobierno español, causando tal crisis que su primer ministro, Antonio Maura, se vio obligado a dimitir, lo que le acarreó el fin de la política activa.

Obra Literaria

Ferrer i Guárdia dejó escritos bastantes libros y artículos, entre los que cabe destacar títulos como L´espagnol practique (1895), Enseigné par la methode Ferrer (1895), Los pecados capitales (1900), Cuento ateo (1900), Ferrer y la Huelga General (1909). Tras su muerte se publicaron las siguientes publicaciones póstumas: La Escuela Moderna (1910), Póstuma explicación (1910) y Alcance de la enseñanza racionalista (1910).

Fuentes

Enlaces Externos