Francisco de Ribera

Francisco de Ribera
Información sobre la plantilla
FranciscodeRibera.jpg
El clérigo español del Siglo de Oro
NombreFrancisco de Ribera
Nacimiento1537.
Villacastin, Bandera de España España
Fallecimiento1591.
Salamanca, Bandera de España España
NacionalidadEspañola
Otros nombresFrancisco Ribera de Villacastín

Francisco de Ribera. Religioso español, conocido como "El Padre Ribera". Doctor en Teología.

Síntesis biográfica

Nacimiento

Nació en Villacastin en 1537.

Trayectoria profesional

Religioso español. Jesuita en 1570, ejerció como profesor de Sagrada Escritura en Salamanca (1575-1591). Fue uno de los directores de Santa Teresa de Jesús. Escribió diversos comentarios a los libros proféticos de la Biblia y la Vida de la madre Teresa de Jesús (1590).

Tras cursar estudios en el Colegio Mayor de la Universidad de Salamanca, Francisco de Ribera regresó a su localidad natal para dedicarse al estudio de la Sagrada Escritura y de las lenguas latina, griega y hebrea. Allí fue visitado por el padre jesuita Martín Gutiérrez, por entonces rector del Colegio de Salamanca, quien le convenció para que ingresara en la Compañía, cosa que hizo Ribera en Salamanca en 1570.

Tras pasar por el noviciado de Medina del Campo (Valladolid), donde fue alumno del padre Baltasar Álvarez, éste lo eligió en 1575, al ser nombrado rector del citado Colegio Mayor salmantino, para ocupar la cátedra de Sagrada Escritura. Aunque solicitó integrarse en misiones, los superiores de Ribera prefirieron aprovechar para la enseñanza sus grandes conocimientos teológicos y eruditos.

Desde entonces alternó la docencia en dicho centro con la predicación y la elaboración de comentarios bíblicos, que lo sitúan al lado de otros autores de la Edad de Oro de la exégesis española: los jesuitas Juan Maldonado, Jerónimo Prado, Juan Bautista Villalpando, Francisco de Toledo; los agustinos Luis de León, Grajal, Gudiel; seculares como Arias Montano, etc. Quizá su obra más conocida sea un tratado sobre el templo de Salomón, De templo et de Us quae ad templum pertinent... ad Sacram Scrip-turam intelligentiam (1591), al que cabe sumar su fundamental In librum duodecim Prophetarum commentarii (1587), que lo convierte en el comentarista clásico de los profetas menores.

Merecen destacarse también In sacram Bti. loannis apostoli et evangelistae Apocalypsim commentarii (1591), Ad Hebraeos commentarii (1593) e In Evangelium secundum Ioannem commentarii (1623).

Una mención aparte merece la Vida de la madre Teresa de Jesús (1590), biografía compuesta por Ribera a partir de su experiencia como director espiritual de la santa en los difíciles momentos de unificación de la espiritualidad de la orden, por lo que encontró algunas dificultades para su publicación. Se trata de una obra fundamental para conocer el espíritu y la doctrina de la santa, que ha influido decisivamente en los estudios posteriores, pues parte del conocimiento directo de su persona y de sus manuscritos.

Refiriéndose a Santa Teresa de Jesús escribió:

Era de muy buena estatura, y en su mocedad hermosa, y aun después de vieja parecía harto bien: el cuerpo abultado y muy blanco, el rostro redondo y lleno, de buen tamaño y proporción; la tez color blanca y encarnada, y cuando estaba en oración se le encendía y se ponía hermosísima, todo él limpio y apacible; el cabello, negro y crespo, y frente ancha, igual y hermosa; las cejas de un color rubio que tiraba algo a negro, grandes y algo gruesas, no muy en arco, sino algo llanas; los ojos negros y redondos y un poco carnosos; no grandes, pero muy bien puestos, vivos y graciosos, que en riéndose se reían todos y mostraban alegría, y por otra parte muy graves, cuando ella quería mostrar en el rostro gravedad; la nariz pequeña y no muy levantada de en medio, tenía la punta redonda y un poco inclinada para abajo; las ventanas de ella arqueadas y pequeñas; la boca ni grande ni pequeña; el labio de arriba delgado y derecho; y el de abajo grueso y un poco caído, de muy buena gracia y color; los dientes muy buenos; la barba bien hecha; las orejas ni chicas ni grandes; la garganta ancha y no alta, sino antes metida un poco; las manos pequeñas y muy lindas. En la cara tenía tres lunares pequeños al lado izquierdo, que le daban mucha gracia, uno más abajo de la mitad de la nariz, otro entre la nariz y la boca, y el tercero debajo de la boca. Toda junta parecía muy bien y de muy buen aire en el andar, y era tan amable y apacible, que a todas las personas que la miraban comúnmente aplacía mucho.

Realizó una interpretación profética del libro de la Revelación o Apocalipsis, en la que se mezclan milenarismo con historia y futurología, según la cual el anticristo reinará durante los últimos tres años y medio de nuestra Era.

Muerte

Muere en Salamanca, en 1591

Fuentes

Enlaces externos