Fray Juan de Zumárraga

Juan de Zumárraga
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Nacimiento1468
ciudad de Durango,
provincia de Vizcaya,
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento3 de junio de 1548
(79 u 80 años) 
Ciudad de México,
virreinato de la Nueva España
(actual México),
Reino de España Bandera de España

Juan de Zumárraga (Vizcaya, 1468 - Ciudad de México, 3 de junio de 1548) fue un arzobispo e inquisidor franciscano español. Fue superior local, definidor y provincial de la Orden franciscana en España. Represor de brujas en el País Vasco. Obispo de Méjico desde 1528, consagrado en 1533 tras su justificación en España contra las calumnias de la Primera Audiencia de Méjico. Nombrado arzobispo en 1548. Desde 1536 a 1543 ejerció el cargo de inquisidor apostólico, llevando a cabo la realización de 183 causas. Fomentó y subvencionó las célebres escuelas y colegios franciscanos para indios, las escuelas para niñas indígenas y las destinadas para hijos de españoles. Fue cofundador del Colegio franciscano de Santiago de Tlaltelolco (1536) y proyectó la fundación de una Universidad (1537). Estableció la primera imprenta de América (1539). Durante su episcopado se celebraron las Juntas eclesiásticas de 1539, 1544 y 1546. En sus casas episcopales formó la primera biblioteca del Nuevo Mundo.

Ingresa en la providencia franciscana de la Concepción

Ingresó en la provincia franciscana de la Concepción a través del convento del Abrojo, situado cerca de Valladolid, del que fue Guardián. Allí le conoció el Emperador cuando se alojó en dicho Convento para asistir a las Cortes de Valladolid del año 1527.

Fruto de este encuentro fue un rápido ascenso del franciscano, elegido poco después visitador de Navarra para actuar en un proceso sobre brujería (en compañía de fray Andrés de Olmos, con el que pasaría a América) y su presentación para el obispado de la capital mexicana, que acababa de erigirse.

Elegido obispo y protector de indios

Todo fue vertiginoso. Zumárraga fue elegido obispo y protector de indios el 12 de diciembre de 1527 y partió para su destino sin consagrarse en enero de 1528, junto con los miembros de la primera Audiencia de México (presidida por Nuño de Guzmán y los oidores Parada, Maldonado, Matienzo y Delgadillo) a los que se confiaba establecer el orden jurídico contra el impuesto por los conquistadores.

Muerte de oidores

Llegó a México el 6 de diciembre siguiente y poco después murieron los oidores Parada y Maldonado, muertes que propiciaron el inicio en la Audiencia de un período de irregularidades que la enfrentaron con el obispo. Zumárraga recibía continuamente reclamos de los indios por la explotación, en su calidad de «protector», pero no podía hacer nada con las acusaciones. Finalmente el presidente Nuño de Guzmán violó el derecho de asilo al sacar de la iglesia a unos presos y el obispo contestó con la excomunión de los oidores y con la suspensión del culto en la capital (1530).

Conflictos

Fue la guerra entre los poderes civil y eclesiástico. Zumárraga escribió al emperador e intentó ponerle al tanto de la actuación de la Audiencia y del maltrato al que sometían a los naturales, pero no pudo remitir lo escrito por los obstáculos que le pusieron. Lo consiguió finalmente y Carlos I respondió con la creación del Virreinato en México, así como con el envío de la segunda Audiencia, presidida por Ramírez de Fuenleal. Zumárraga empezó a colaborar con las nuevas autoridades pero recibió orden de presentarse en España para dar cuenta de los conflictos en los que había intervenido.

Recibe su consagración como obispo

Partió para la península ibérica en mayo de 1532. Tras defender su actuación, recibió su consagración como obispo y preparó su viaje de regreso a Mméxico, que pensaba hacer en compañía de 30 franciscanos. No le autorizaron a llevar tantos religiosos y al cabo partió con solo algunas familias de artesanos. Embarcó en Sevilla (España) en junio de 1534 y llegó a México en octubre. Zumárraga, a quien se había despojado del cargo de Protector de Indios, convivió mejor con la segunda Audiencia mexicana y con el virrey Antonio de Mendoza. Por entonces llegó la aprobación del papa Paulo III (1537) a los bautismos colectivos de indios, que debían realizarse con las «garantías debidas». Zumárraga convocó una Junta de Prelados en 1539 (con los de Oaxaca, Michoacán y Guatemala) que estableció algunos pormenores sobre el particular.

Inquisidor y verdugo de indígenas

El mayor problema de su nuevo mandato derivó de su nombramiento como inquisidor en 1535, pues tuvo que actuar en el proceso que se hizo en 1539 contra Carlos Ometochtzin, hijo de Nezahualpilli (señor de Texcoco), acusado de apóstata e instigador de la idolatría. El juicio culminó con la ejecución de Carlos Ometochtzin. El indio fue quemado vivo el 30 de noviembre de 1535 en un espectáculo público la Plaza Mayor de la ciudad de México. A pesar de no tener el título de «protector de indios», el obispo Zumárraga recibiría una dura reprimenda del inquisidor general de España y aun del propio emperador por haber actuado contra indios católicos (en realidad, «paganos conversos») como si fueran de otra religión.

Acusado de destruir obras culturales

Zumárraga ha sido acusado de haber quemado manuscritos aztecas en auténticos autos de fe, especialmente los de Texcoco. El asunto promovió una gran polémica. García Icazbalceta anotó que los archivos de Texcoco fueron destruidos por los tlaxcaltecas, aliados de Cortés, al tomar dicha ciudad en 1520, pero esto no demostró que no hubiera expurgado otros códices que los religiosos españoles consideraban «demoníacos». Como contrapartida, Zumárraga incitó a Andrés de Olmos a investigar sobre las antigüedades indígenas.

Construcción de la Catedral de México

Zumárraga pensó abandonar Nueva España y embarcar para China, pero al cabo decidió seguir cumpliendo su obligación y aceptar sumisamente la amonestación. Empezó la construcción de la catedral, colaboró activamente en la fundación del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco (inaugurado en 1536) para la formación de los naturales, construyó el Hospital del Amor de Dios y apoyó la introducción de la imprenta, que estrenó el impresor Juan Cromberger en 1539 con la edición de la Breve y más compendiosa Doctrina Cristiana en lengua mexicana y castellana.

Obras

Personalmente escribió:

  • 1543: Doctrina breve muy provechosa de las cosas que pertenecen a la fe católica y a la cristiandad en estilo llano para común inteligencia. Más tarde tuvo que ser prohibida, al descubrir sus superiores en España que la obra era un plagio de la Summa de doctrina christiana del protestante Constantino Ponce de la Fuente.
  • 1543: Doctrina breve para la enseñanza de los indios.
  • 1546: Doctrina christiana cierta y verdadera.
  • 1547: Regla christiana.

En 1537 escribió a su familia una carta redactada en dialecto vizcaíno y en castellano. Esta carta ha sido publicada por la revista Euskera (órgano oficial de la Real Academia de la Lengua Vasca). Es probablemente el texto vasco en prosa más largo conocido anterior a los primeros libros en euskera.

No participación en el milagro de la Virgen de Guadalupe

El relato en que se ha fundamentado el culto de la Virgen de Guadalupe en México cuenta que la Virgen María ―en su «advocación» como la Virgen de Guadalupe― se apareció en varias ocasiones ante el indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531 en el cerro del Tepeyac, a unos 10 km de la ciudad de México (que antes se llamaba Tenochtitlan y había sido conquistada el 13 de agosto de 1521). En sus primeras apariciones, la Virgen ordenó a Juan Diego se presentara ante el obispo Zumárraga y le expresara su deseo de contar con un templo en ese mismo sitio. Según la misma narración, Juan Diego acudió en repetidas ocasiones ante Zumárraga para contarle la petición de la Virgen y este no creyó en las apariciones. Finalmente, el escéptico obispo condicionó la construcción del templo a la presentación de un milagro: Juan Diego debía cortar rosas de Castilla en el cerro y llevarlas al obispo como prueba de la intervención divina. El indígena obedeció, aun sin saber cómo haría para obtener rosas en un cerro árido y, además, en pleno mes de diciembre. La última aparición de la Virgen, el 12 de diciembre de 1531, obró el milagro: las rosas aparecieron en la cima de la colina Tepeyac, Juan Diego procedió a cortarlas y las transportó en su tilma o ayate (tipo de toga abierta por los lados) a la casa del obispo. Al estar frente a incrédulo Zumárraga, Juan Diego abrió el ayate, cayeron las flores y dejaron ver al religioso una fotografía de la Virgen estampada en la burda tela. Así el escéptico obispo español se rindió a la evidencia y se volvió en el principal testigo del milagro guadalupano.

Sin embargo, ninguno de los escritos de Zumárraga hace referencia al milagro de la virgen de Guadalupe. Sus miles de cartas, notas y memoriales, e incluso el catecismo por él compuesto, la Régula christiana, no mencionan ni las apariciones guadalupanas, ni al indígena Juan Diego (canonizado por el papa Juan Pablo II), ni la intención de construir un templo sobre el cerro del Tepeyac, donde existía un santuario autóctono dedicado a la diosa Tonantzin, divinidad de la fertilidad que se representaba como una mujer morena encinta, y que hacia 1530 había sido sustituido por una ermita dedicada a la Virgen de Guadalupe de Extremadura.

Zumárraga, que es el testigo primordial del milagro según la tradición mexicana, escribió en su Regla christiana (de 1547, apenas dieciséis años después de haber asistido al «milagro»), que está compuesta en la forma didáctica de preguntas y respuestas:

Cuestión: ¿Por qué no suceden más milagros, cuando antaño eran tan frecuentes?
Respuesta: Porque piensa el Redentor del mundo que ya no son menester, pues está nuestra santa fe tan fundada por tantos millares de milagros como tenemos en el Testamento Viejo y Nuevo. No queráis, como Herodes, ver milagros y novedades por que no quedéis sin respuesta: lo que Dios pide y quiere son vidas milagrosas, cristianas, humildes, pacientes y caritativas, porque la vida perfecta de un cristiano es continuado milagro en la Tierra.
Juan de Zumárraga (78 años): Regla christiana (en 1547)

En ninguno de sus cientos de escritos fray Juan de Zumárraga menciona el episodio de las rosas. Por si eso fuera poco, en 1556, fray Francisco de Bustamante, provincial de los franciscanos, lamenta que algunos sacerdotes españoles estén animando a los nativos a adorar «una imagen pintada ayer por un indio llamado Marcos» y que se diga que la tela hace milagros.[1]

Y ahora que está allí edificada la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, también la llaman Tonantzin [...] y es cosa que se debía remediar, porque el propio nombre de la Madre de Dios no es Tonantzin [...]; parece esta invención satánica para paliar la idolatría [...]; la cual devoción también es sospechosa, porque en todas partes hay muchas iglesias de Nuestra Señora, y no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonantzin, como antiguamente.
fray Bernardino de Sahagún (71 años), en 1570[2]

Fallecimiento

Otro de los momentos difíciles del prelado fue el año 1544 cuando llegó a México el visitador e inquisidor Francisco Tello de Sandoval para imponer las Leyes Nuevas de 1542 que prohibían esclavizar los indios e incluso, en un principio, la perpetuidad de las encomiendas (revocada luego). Los encomenderos le recibieron vestidos de luto riguroso y la tensión fue enorme. Zumárraga se sumó al virrey en pedir la suspensión temporal de las leyes mientras se realizaban las consultas oportunas, lo que evitó mayores problemas. Su última actuación importante fue participar el año 1544 en la junta en la que se delimitó las diócesis mexicanas. El 8 de julio de 1548 Zumárraga fue nombrado arzobispo de México. La bula llegó tarde a la capital de la Nueva España, pues Zumárraga había muerto el 3 de junio de 1548.

Fuentes