Góbido
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Góbidos: Se trata de una familia de peces ornamentales distribuidos por todos los mares cálidos o templados del globo. Comprenden más de 600 especies que frecuentan las zonas costeras de las regiones tropicales y subtropicales. Son una familia de peces de pequeño tamaño y ojos saltones que viven en aguas sobre todo litorales.
Sumario
Características distintivas
La característica más importante de la familia –aparte de la ausencia de línea lateral- reside en las aletas ventrales: estas se encuentran unidas formando una ventosa que permite al pez fijarse a un substrato en las corrientes más fuertes.
Durante el día estos “avispas” permanecen fijados, de una forma bastante cómica, a una piedra o incluso al cristal del acuario, permaneciendo totalmente inmóviles. Por la noche la cosa cambia, dedicándose a devorar cualquier pequeño pez o a mordisquear las aletas de otro.
Los Góbidos se presentan preferentemente en fondos rocosos por los que se desplazan a impulsos, alojándose en grietas y escondrijos. Sus aletas pélvicas se unen en su parte anterior por una especie de membrana formando una especie de ventosa con escaso poder adherente y cuya forma ayuda a la determinación de especies. Son carnívoros voraces y su carne es excelente aunque no se consumen por su pequeño tamaño, que en general no pasa de los 30 cm. Pasan una fase pelágica tras la eclosión de los huevos para volver pronto al fondo, salvo alguna especie de excepción que continúa su vida pelágica de adulto. Se aclimatan bastante bien a los acuarios. Hay un montón de especies y su determinación y sinonimias son intrincadas en ocasiones. Una diferencia genérica entre los gobios y los blenios (todos ellos de aspecto similar para el profano y compañeros en las zonas y charcas intermareales) es que los gobios tienen escamas al menos en parte de su cuerpo (salvo contadas excepciones como el gobio pelágico Crystallogobius linearis), mientras que los blenios tienen la piel desnuda y escurridiza.
El chaparrudo es litoral y muy común, apareciendo con frecuencia en lagunas y estuarios. Viven hasta los 50-70 m. de profundidad. El color es parduzco o negruzco, con manchas negras por todo el cuerpo, más definidas en los flancos. La cara se vuelve más negra con tintes azulados en la época de celo. Se distingue una mancha negra característica en el inicio superior de cada una de las aletas dorsales. La primera de ellas posee radios que sobrepasan la membrana, más marcados en individuos grandes y con filamentos en los machos que alcanzan la segunda dorsal cuando la primera se abate. Alcanzan los 15 cms.
Hábitat
Habitan en aguas más o menos salobres, por lo que requieren una agua de pH alcalino (superior a 7) y muy dura (DH superior a 20). Es muy recomendable adicionar un 2% de agua marina.
Reproducción
La reproducción es muy difícil, pero puede intentarla el acuarista experimentado gracias al estudio de J. G. Lambert, publicado en la revista ya desaparecida: L' Aquarium et les poissons. Según este estudio, el agua original debe contener 1g por litro de sal gruesa y un pH inicial hasta 7,5. El acuario deberá estar bien plantado a base de helechos, conteniendo numerosos esquistos, algunos de los cuales deberán formar grutas. Hay que señalar que en el trabajo antes indicado fue preciso reunir 10 gobius para conseguir que se formase una pareja apta. Durante la parada nupcial el macho conduce a la hembra hacia la piedra elegida mediante suaves golpes en el morro.
Condiciones para la reproducción
A veces la compañera se detiene y entonces el macho ejecuta una danza mariposeante volviendo a persistir en su intento, siempre con gran suavidad. Una vez sobre la piedra son puestos y fecundados los huevos, de color blanquecino, agrupados en un circulo de unos 5 cm de diámetro.
Incubación de los huevos
El macho cuida de la puesta eliminando los huevos enmohecidos y ventilando los otros mediante movimientos de cola. Hay que señalar que las puestas tienen lugar algunas veces dentro de una maceta o incluso sobre el cristal del acuario. La piedra portadora de la puesta debe trasladarse a un pequeño acuario de unos 10 litros, provisto de difusor, tal como hemos señalado para el escalare, pero, en vez de azul de metileno como desifectante suave, debe usarse acriflavina.
La incubación se prolonga durante una semana a 26 ºC y el porcentaje normal de eclosión es del orden del 70% de los huevos puestos. El saco vitelino se reabsorbe en unas 30 horas. Los alevines no empiezan a absorber larvas de artemias hasta después de una semana de nacer. Aquí aparece el segundo problema, se trata de alevines que, al igual que los de Chanda, no aceptan los infusorios usuales. J. G. Lambert resuelve esta dificultad utilizando microplancton de un estanque, que contiene probablemente naupliys de Cyclops de un día, consiguiendo salvar así un 50% de los alevines. Los supervivientes alcanzarán su madurez sexual en siete meses. Cabe la posibilidad de que los rotíferos y los infusorios variados en tamaño y naturaleza del arroz “paddy” sean capaces de resolver el problema clave de la primera alimentación.
Fuentes
Bibliografía
- Favré, M. Henri. El Acuario. Editado por: Ángel Sánchez Sabas. 1era Edición 1974. 2da Edición 1978. Editorial Científico - Técnica, 1978. Ciudad de La Habana. 387 p. Imprenta Combinado Poligráfico "Osvaldo Sánchez". Impreso en Noviembre del 1978 “Año del XI Festival”. ISBN 978-959-08-1039-8
