Gerardo Abreu

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Gerardo Abreu
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NombreAbreu, Gerardo
Nacimiento24 de septiembre de 1932
ciudad de Santa Clara,
provincia de Villa Clara,
República de Cuba Bandera de Cuba
Fallecimiento6 de febrero de 1958 (25 años)
ciudad de La Habana,
República de Cuba Bandera de Cuba
Causa de la muertetortura y asesinato
ResidenciaLa Habana
Nacionalidadcubana
Otros nombresFontán
Ciudadaníacubana

Gerardo Fontán Abreu (Santa Clara, 24 de septiembre de 1932 - La Habana, 6 de febrero de 1958) fue un revolucionario cubano, miembro del Movimiento 26 de Julio. Dirigió las Brigadas Juveniles del Movimiento 26 de Julio hasta que fue apresado, brutalmente torturado y asesinado.

Síntesis biográfica

Primeros años

Nació en un hogar muy humilde, apenas tiene oportunidad de estudiar, y desde muy joven tuvo que trabajar para ayudar al sustento de los suyos.

En busca de mejores oportunidades de empleo, a los 11 años se traslada hacia La Habana con su familia y aunque esta regresa poco después a Santa Clara, él continua en la capital. Allí desempeña duros oficios, es además aprendiz de carpintero, trabaja en una imprenta y durante una corta estancia en su ciudad natal se emplea como peón en el mercado.

A pesar de sus precarias condiciones de vida busca tiempo para manifestar sus dotes artísticas y llega a obtener éxito como declamador de poesías afrocubanas. Pero alrededor de aquel hombre impera la justicia, la desigualdad y el abuso. Él mismo sufre una doble discriminación, por su condición de trabajador humilde y por ser negro. Todo ello fue forjando la rebeldía de Gerardo y lo condujo a ingresar en el Partido Ortodoxo.

Actor de sketches cómicos y declamador, hacía imitaciones de los artistas de la época y llegó a ser profesional en el cabaré, la radio y la televisión.

Trayectoria revolucionaria

Al producirse el cuartelazo del 10 de marzo, se entrega al combate frente al tirano. Un año más tarde, la Generación del Centenario asalta el Moncada. Una hola de simpatía popular se alzó a favor de aquel contingente heroico y contribuyó decisivamente a abrirle las puertas de la prisión, mediante una amnistía. Por esa fecha regresa a Cuba, procedente del exilio, Ñico López quien había participado en el asalto al cuartel de Bayamo.

Por orientación de Fidel, se dio a la tarea de organizar las brigadas nacionales del 26 de julio, en la capital. En esa tarea colaboró activamente Gerardo Abreu Fontán. Sus primeras responsabilidades estuvieron relacionadas con la labor de propaganda. Ñico López le orienta convertir la ciudad de La Habana en un verdadero mural de denuncia contra la tiranía y ¨Fontán¨ logra que cada amanecer aparescan en las calles grandes letreros con consignas revolucionarias.

Rasgos sobresalientes de la personalidad de Gerardo eran su disciplina, su sentido unitario y su disposición a colaborar con otras fuerzas que se oponían a la dictadura, fundamentalmente con el Partido Socialista Popular. También se caracterizaba por su honradez, su inteligencia natural, y su valentía, que le permitió salir airoso de situaciones muy difíciles. Profundamente humano, se preocupa porque en las acciones insurrecciónales no cayeran víctimas inocentes. Afirmaba que él no quería morir, pero añadía que si exponía su vida era precisamente por vivir.

Por esa época pertenece a el Partido Ortodoxo y dentro de sus filas realizó una ardua labor llegándose a convertir en un prestigioso dirigente de base. Después del Moncada estrecha contactos con algunos de los participantes en aquella acción. Es uno de los fundadores del Movimiento 26 de Julio y forma parte de su Dirección Nacional. Organiza, junto a Ñico López, las brigadas, que eran las tropas de choque del Movimiento en el llano. Fontán recluta militantes, recauda fondos, contribuye a la preparación de la insurrección armada y realiza otras múltiples tareas que ocuparon su atención por espacio de meses de difícil y tenso trabajo.

Cuando Ñico Lopez parte hacia México para enrolarse en la expedición del Granma, Fontán asume la dirección de las brigadas del 26 de julio en La Habana. Desplega una actividad tan intensa que atrae sobre sí la atención de la tiranía, que empieza a perseguirlo tenazmente. Una de las acciones organizadas por Fontán, que tiene mayor repercusión en la capital, es la colocación de más de 100 bombas en una noche.

Luego del desembarco del Granma sus actividades se multiplican, realizando diversas y riesgosas acciones. Las fuerzas represivas perseguen a Fontán constantemente. En la más absoluta clandestinidad actua desde el desembarco del Granma hasta su muerte. En ese período cuando crece el odio de los sicarios del régimen contra el infatigable combatiente, él se gana la admiración, el respeto y el cariño de los restantes dirigentes del Movimiento y de los hombres que combatían bajo sus órdenes.

Imagen perteneciente a su ficha policial existente en los archivos de los aparatos represivos de la tiranía batistiana.

Muerte

El 6 de febrero de 1958, es identificado por los esbirros de Esteban Ventura Novo y perseguido hasta la calle Santa Rosa, donde lo detuvo una perseguidora que transita casualmente por allí. Es arrestado cuando se dispone a subir a un ómnibus en la esquina de Infanta y Manglar. Conduciéndolo a la Novena Estación de Policía donde es brutalmente torturado para obtener información sobre los compañeros que integraban el Movimiento 26 de Julio en La Habana, conocidos por él y también acerca del lugar donde se ocultaban las armas.

Su cadáver presentaba 15 perforaciones producidas por armas de fuego y 57 punzonazos; le habían cortado la lengua y sus órganos genitales estaban completamente destrozados, pero ni aún así pudieron doblegar al valiente revolucionario. Al día siguiente su cadáver aparece al lado del edificio del llamado palacio de los Tribunales de Justicia, en lo que es hoy la Plaza de la Revolución.

Según Aida Pelayo, el responsable directo de la muerte de Fontán fue el capitán de policía Otto Meruelo (39), quien trabajaba como presentador de televisión de la dictadura batistana. Sin embargo no se puedo comprobar este crimen en el juicio que se le llevó a cabo en abril de 1959, y Meruelo recibió una condena de solo 30 años de prisión, de los que cumplió 20, y en 1980 fue expulsado a Estados Unidos, donde falleció de vejez en 2011.[1]

Gerardo Abreu (Fontán) murió con 25 años y solo faltaban meses para que se concretara el triunfo de la Revolución Cubana. Pudo haber vivido y construido mucho más, la proeza de su vida y la vigencia de su ejemplo perduran por haber hecho tanto en tan poco tiempo.

Sobre Gerardo Abreu Fontán, en el acto por el aniversario 50 de su asesinato, expresó Ricardo Alarcón de Quesada, miembro del Buró Político y presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular:

Hoy les hablo del jefe más querido, del que tanto aprendimos, quien nos sigue dando fuerza y nos guía, ahora y siempre con su modo sabio, suave y firme de dirigir. “Llegó a ser para nosotros un mito. El que no había avanzado en la enseñanza elemental, dirigió a los jóvenes y estudiantes de la capital y ninguno dudó nunca que Gerardo era el más capaz, el más sensible, el más profundo de nuestros compañeros.

Fuentes