Guerra de razas en San Luis (Santiago de Cuba)

Guerra de razas en San Luis
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Fecha:1912
Lugar:San Luis, Santiago de Cuba, Bandera de Cuba Cuba
Descripción:
Lucha del negro contra la discriminación racial y por sus derechos sociales

Guerra de razas en San Luis (Santiago de Cuba). La guerrita de 1912, fue la guerra del Partido Independientes de Color o “la guerra de razas”, como suelen llamar algunos historiadores, una de las muestras más fehacientes de la lucha del negro contra la discriminación racial y por sus derechos sociales en Cuba. San Luis, pequeño poblado, donde imperaban las diferencias étnicas y sociales, fue escenario de importantes levantamientos armados que tuvieron connotación provincial.

Discriminación racial y social

En San Luis, al iniciar la República, fueron los puestos preferentemente para negros: cocheros, porteros, criados, así como el trabajo industrial y agrícola que demandaban sus tres ingenios: Santa Ana, Unión y Hatillo.

La inmigración española promovida y apoyada por leyes dictadas desde el gobierno, con el objetivo de “blanquear al país”, tuvo una fuerte incidencia en el poblado al entrar unos en condición de colonos mientras otros pasaron a ser comerciantes, obreros agrícolas e industriales (purgadores, pesadores, gancheros y otros), carpinteros, mecánicos, zapateros, albañiles, obreros ferroviarios, etc., desplazando, en algunos casos, e impidiendo, en otros, la posibilidad a negros y mulatos de ascender socialmente.

Fundación del Partido Independientes de Color

La asfixia social, junto a la discriminación de que eran objeto los ciudadanos “de color” lleva a que muchos de ellos se afilien al Partido Independientes de Color, fundado desde 1908 con el objetivo de luchar contra estos males heredados de la época colonial. Es así como el 30 de diciembre 1911 se constituye un subcomité en Majaguabo al medio, término de San Luis, en la morada del ciudadano Félix Castellanos Pérez, eligiendo como presidente efectivo a Salvador Fontainel y también como parte de esta directiva a Isidoro Santos Correoso y Francisco Legrá.

Incremento de sus miembros

A pesar de la fuerte campaña emprendida contra el Partido, a raíz de la aprobación de la enmienda Morúa, este sigue ganando adeptos gracias a la incesante labor propagandística emprendida por sus líderes, lo que comienza a preocupar a las autoridades de Santiago de Cuba, quedando plasmado en telegrama enviado el 16 de enero 1912 al Secretario de Gobernación, Gerardo Machado, que: “… el líder del Partido Independiente de la raza de color, Evaristo Estenoz realiza mítines en Santiago de Cuba, La Maya, Guantánamo, San Luis y Bayamo

Los ataques constantes al partido llevan a sus miembros a luchar para demostrar que este no era racista y para derogar la enmienda Morúa, por considerarla inconstitucional. El día 20 de mayo los Independientes de Color inician su protesta, haciéndose fuerte especialmente en La Maya, Songo, Ramón de las Yaguas y San Luis.

Levantamiento armado

Ya desde el día 19 las autoridades locales de San Luis informan al gobierno provincial su preocupación por haber notado un movimiento de hombres sospechoso en la zona rural. En el barrio de la Luz y en la finca Santa Isabel de Corralillo había reunidos cerca de cincuenta hombres habiendo visto cruzar a varios buscando al teniente coronel Tomás López Zapata, que se indica como jefe del grupo. También los vecinos del lugar informan a la guardia rural que han observado un movimiento de personas entrando a caballo por la finca El Tablón y que los mismos estaban armados. Sin embargo no es hasta el próximo día, en que se intensifican las mismas, que el alcalde municipal reporta que estos movimientos son llevados a cabo por miembros del Partido Independientes de Color.

Preocupación de las autoridades

A pesar de existir en el poblado una aparente tranquilidad las autoridades locales muestran una gran preocupación por los acontecimientos que puedan ocurrir comunicando que: “Diga esta vía si en virtud de la situación alarmante este término debo proceder a recogida de armas y parque… Al mismo tiempo significándole que reina tranquilidad en poblados habiéndose celebrado anoche por vecinos bailables y Tumbas Francesas”.

Objetivos del levantamiento

Lo cierto es que los sublevados mal armados y desorganizados no pretendían un derramamiento de sangre, ni mucho menos un enfrentamiento directo con las tropas de la guardia rural, siendo del criterio de su máximo líder, Estenoz, que a los ocho días se derogaría la ley Morúa y que después apoyarían la reelección del general Gómez. Lo antes expuesto queda demostrado si analizamos la correspondencia emitida el día 21, donde se manifiesta abiertamente estos propósitos. “… Anoche una partida de individuos de Independientes de Color han asaltado varias casas llevándose los caballos y monturas, reclutando hombres… haciendo alarde de matar, amenazando la raza blanca, pretendiendo incendiar…” En todo momento los sublevados amenazan, pero rehuyen el ataque a San Luis y Dos Caminos, a pesar de haber reclutado en su avance una gran cantidad de hombres y estar estos poblados prácticamente desprotegidos. Este propósito se deja entrever en cada uno de los partes enviados por el alcalde Pastor Alech al Gobierno Provincial, donde alega constantemente las pretensiones de los “rebeldes”, sin que en ninguno de ellos se informe que dicha acción se haya hecho efectiva.

De lo expresado anteriormente se desprende que mucho de cierto tienen las palabras expresadas por Guillermo Laza (secretario personal de Evaristo Estenoz), en el periódico habanero La Discusión, del 1 de agosto de 1912, donde señala que “los planes eran que los rebeldes hicieran desde lejos una pequeña resistencia para no causar bajas, ni que se las causaran a ellos y correr mucho para cansar a la fuerza pública surgiendo a la larga el arreglo en que se pensaba”.

Participación de los veteranos

Bernardo Camacho

Otro hecho significativo fue que algunos veteranos de la Guerra de Independencia pelearon o se opusieron al movimiento de los Independientes de Color, a pesar de que muchos de estos últimos habían formado parte del Ejercito Libertador. Uno de ellos fue el Teniente Coronel José Vega, quién propone al Gobernador de Santiago de Cuba “… en vista a la alteración del orden en este barrio (Dos Caminos) y siendo sumamente escasa la fuerza pública brindarse a formar un piquete de cuarenta o cincuenta hombres para combatir malversadores…” Sin embargo muchos ciudadanos consideraron que la intervención oportuna del general Bernardo Camacho Olazagasti, alegando la defensa del pueblo, impidió la matanza de los sublevados por parte del ejército “… urge lleguen armas con que armar vecinos de confianza tiene relacionados General Camacho para servir espontáneamente defensa pueblo y perseguir alzados…”

Llegada de tropas militares

Al hacerse fuerte el movimiento en la región Oriental José Monteagudo, jefe del ejército, decide enviar tropas desde La Habana, por mar y por tierra, llegando éstas últimas, a través del ferrocarril central, a San Luis el día 23 de mayo, petición realizada por el alcalde días antes alegando que estas fuerzas protegerían los ingenios azucareros dada la amenaza que representaban los sublevados para el buen desenvolvimiento de la zafra.

Sucesos en el ingenio Hatillo

Ya había comunicado la gravedad de los hechos ocurridos en el ingenio Hatillo donde expone: “… en este momento comunican de Hatillo por teléfono que alzados intentaron quemar ingenio, no lográndolo por haber apagado el fuego el mismo Almeida (propietario) con sus empleados, pero sí saquearon la cantina y le llevaron caballos…”. Por otro lado desde el ingenio Unión su propietario Don Santiago Rousseau Danger, ciudadano francés, solicita al cónsul de Francia que haga la petición al Gobernador General para que autorice “… cuarenta guardias rurales para proteger aquella rica propiedad…”

Expansión del movimiento

Debemos significar que el movimiento va tomando fuerza al avituallarse de víveres, ropas, armas y hombres. “… existen más de cien hombres al mando de Juan Guzmán entre Auza y Santa Isabel, frente al ingenio Auza… por Río Grande, Tablón, Mayola y Curia hay más de cuatrocientos alzados al mando de Sixto Sosa y Zapata, con muchos máuser nuevos…”

Al centrarse las principales acciones de guerra en La Maya, incendiada por los rebeldes, se dirigen hacia este poblado la mayor cantidad de tropas comandadas por el coronel Machado por lo que San Luis queda, a juicio de las autoridades locales, sin la necesaria protección del ejército. Esta preocupación queda plasmada en los partes emitidos hacia la capital provincial.

Disposiciones legales adoptadas

Ante la gravedad que van tomando los acontecimientos el gobierno local decide reunirse en sesión extraordinaria para dictar varias disposiciones legales que permitan mantener el control de la situación. En ellas plasma entre otros asuntos:

“… 1. Ofrecer el edificio que ocupa el Gobierno por sí lo necesitare para utilizarlo como hospital de sangre. 2. Suplicar al Gobierno que para la defensa de los intereses del comercio en general y pueblo se le faciliten ciento cincuenta armamentos con quince mil cartuchos para repartirlos entre los comerciantes del mismo…”

Durante el tiempo que duró la “rebelión” fue reclamo constante de las instancias locales el envío de armas desde Santiago de Cuba, para formar pequeñas partidas de voluntarios liderados por veteranos de la guerra de Independencia, destacándose por su reconocimiento local la figura del General Bernardo Camacho. Debemos comentar que llega un momento en que las guerrillas formadas pasan de ciento cincuenta, compuestas en su gran mayoría por reconcentrados que dejan sus familias en el pueblo al amparo de las autoridades locales.

Nueva táctica de los sublevados

Ante la propaganda gubernamental, con el objetivo de dividir la opinión del país, al hacer creer a los blancos nativos que la sublevación era resultado de una guerra de razas, los “rebeldes” adoptan como táctica para sumar al movimiento a blancos pobres del campesinado y otras capas humildes, desmentir a través del convencimiento este criterio y dar a conocer sus verdaderos propósitos. La puesta en práctica de esta táctica por los sublevados llega a oídos de las autoridades que emiten su preocupación en los partes enviados a la provincia.

Reconcentración

Todo parece indicar que como resultado de esa posición táctica los sublevados logran atraer a sus filas a muchos hombres. Otros deciden bajar al pueblo y reconcentrarse con su familia abandonando sus propiedades. Al respecto comenta Florentino Más, segundo jefe de la policía gubernamental de Santiago de Cuba, enviado a San Luis y a Palma Soriano con el objetivo de documentarse sobre el número de reconcentrados en ambos municipios. “… en el primero (San Luis) existe en número de tres mil, de los que la mayoría de los hombres se han afiliado a las guerrillas del gobierno y los otros se ocupan en el corte de caña y otros trabajos del Ingenio Unión que está moliendo actualmente…”

Intervención norteamericana

El gobierno de los Estados Unidos que se había mantenido al tanto de los acontecimientos que se desarrollaban en Cuba, decide intervenir en el país, desembarcando un cuerpo de marines por Daiquirí en Oriente como un “gesto de ayuda” con el fin de remplazar las tropas cubanas que cuidaban las propiedades norteamericanas, con el propósito de que estas pudieran dedicarse a perseguir a los alzados.

Las autoridades santiagueras, al parecer, no tenían un control efectivo sobre estas tropas, pues reclaman al alcalde de San Luis envié urgente comunicación sobre la existencia o no de éstas en su territorio. La respuesta no se hace esperar y el propio día de su solicitad se hace saber que: “… fuerzas americanas han desembarcado en el día de ayer en el Entronque de San Luis con rumbo al Ingenio Unión que se halla enclavado a un Km. de este pueblo, cuyas fuerzas se encuentran acampadas en dicho ingenio.”

Contradictoriamente a lo planteado por el gobierno yanqui al exponer sus propósitos, el Ingenio Unión era de propiedad del francés Santiago Rousseau, demostrando, a pesar de declarar públicamente que esta medida no era intervencionista sus verdaderos objetivos: ocupar, una vez más, militarmente el país como una forma de demostrar al mundo su derecho de intervenir en nuestros asuntos “siempre que fuese necesario”.

Colapso del movimiento

A casi tres meses de iniciado el movimiento comenzó a colapsar al deponer las armas paulatinamente sus integrantes. Los desertores fueron puestos a disposición del Juzgado Municipal para ser procesados. Después de haber realizado un minucioso estudio de la documentación existente, parece ser, que ciertamente el General Bernardo Camacho, santiaguero que se había alzado en el Dagame el 24 de febrero 1895 y había liderado el levantamiento en arma de los liberales al producirse la violación de las elecciones con la finalidad de reelegir a Estrada Palma, había evitado la matanza de negros en San Luis, al no encontrar referencia alguna en los reportes enviados a las instancias superiores de bajas en ninguno de los bandos en pugna, alegando que hubo un fallecido producto de una riña personal, pero que no tenía nada que ver con el movimiento.

El 27 de junio es capturado y asesinado Evaristo Estenoz el cual fue expuesto al público, al día siguiente, en el Cuartel Moncada y en el cementerio general, como una muestra de la victoria sobre los sublevados. El 16 de julio fue asesinado Pedro Ivonnet, el otro jefe de los alzados. Con la muerte de sus líderes el movimiento prácticamente terminó, pero siguieron latentes los problemas del negro en Cuba, que continuó siendo discriminado por el color de su piel.

Fuentes