Intervención estadounidense en México

Guerra Mexicano-estadounidense
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Fecha:1846-1848
País(es) involucrado(s)
Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

Guerra Mexicano-estadounidense, conflicto bélico que enfrentó a Estados Unidos y México, desde 1846 hasta 1848, cuyo desenlace final admitió la pérdida de una inmensa cantidad de territorios de este último en beneficio de aquel país.

Las causas del conflicto

Las causas principales de la guerra fueron: la anexión de la República de Texas llevada a cabo el 29 de diciembre de 1845 por Estados Unidos, que la convirtió en su 28º estado; las reclamaciones de aquellos ciudadanos estadounidenses contra el gobierno mexicano, que habían sido heridos y sus propiedades arrasadas durante los frecuentes enfrentamientos civiles entre liberales y conservadores mexicanos en esta época; y, por último, el deseo de Estados Unidos de adquirir California y Nuevo México (entonces provincias mexicanas), donde se había creado un grupo autonomista que se oponía a la centralización impuesta por los conservadores mexicanos a través de las denominadas Siete Leyes, de 1836, y de la consiguiente instauración de la República de carácter centralista en México. Dado que, al contrario que en Texas, no eran muchos los colonos estadounidenses que habitaban esos territorios, existía el temor en Estados Unidos a que cayeran bajo control británico o francés.

El origen inmediato de la guerra

En noviembre de 1845, el presidente James K. Polk envió al diplomático John Slidell a México para negociar una modificación de las fronteras, a cambio de la asunción por el gobierno de Estados Unidos de las reclamaciones de los ciudadanos estadounidenses contra México, y también para hacer una oferta de compra de California y Nuevo México. Las autoridades mexicanas rehusaron negociar con Slidell a pesar de su debilidad interna, fruto del enfrentamiento abierto entre liberales federalistas y conservadores centralistas y del tesoro agotado tras la guerra en Texas y la llamada guerra de los Pasteles, y del hecho de haber sofocado la sublevación de Yucatán y otros intentos secesionistas en Sonora y Tamaulipas. Además, el gobierno mexicano estaba totalmente pendiente de pronunciamientos militares, de distinto signo, que debilitaban su posición y su cohesión militar. Simultáneamente, tropas estadounidenses al mando del general Zachary Taylor avanzaron hacia la desembocadura del río Grande del Norte (río Bravo), que Texas consideraba su frontera meridional. México, que reclamaba como auténtica frontera el río Nueces (al noreste de río Grande del Norte), consideró la maniobra del ejército de Taylor como un acto de agresión, por lo que en abril de 1846 envió tropas hacia esa zona. A su vez, el presidente Polk afirmó que el avance mexicano era una invasión del territorio de Estados Unidos y presionó en el Congreso, que declaró formalmente la guerra a México el 13 de mayo de 1846. México, por su parte, hizo el 7 de julio de 1846 su propia declaración de guerra.

El desarrollo del conflicto

El plan de la campaña militar estadounidense constaba de tres objetivos: la invasión del norte de México llevada a cabo por Taylor; la ocupación de Nuevo México (agosto de 1846) y California (julio de 1846) por tropas al mando del coronel Stephen Watts Kearny; y, por último, el bloqueo de las costas mexicanas. Incluso antes de que se declarara oficialmente la guerra, Taylor ya había derrotado a los mexicanos en las batallas de Palo Alto (8 de mayo de 1846) y Resaca de la Palma (9 de mayo), obligándoles a retroceder hacia el río Grande del Norte; sólo entonces se adentró en México, ocupó Matamoros (en Tamaulipas) el 18 de mayo, conquistó Monterrey (24 de septiembre) y se enfrentó a las fuerzas mexicanas, al mando del general y presidente Antonio López de Santa Anna, en la tenazmente disputada batalla de Buena Vista (22 y 23 de febrero de 1847). Kearny ocupó lo que hoy es Nuevo México, e, internándose en California, participó en la conquista de ese territorio. Bajo el mando del capitán John Drake Sloat y del capitán John Charles Frémont, California ya había declarado su independencia de México, siendo declarado en julio de 1846 territorio de Estados Unidos.

A pesar de estas victorias estadounidenses y del éxito del bloqueo, México se negó a reconocer su derrota, por lo que Estados Unidos decidió enviar una expedición militar para conquistar la capital mexicana y poner así fin a la guerra. Tras un prolongado y cruento cañoneo de la ciudad, las tropas estadounidenses al mando del general Winfield Scott, que había desembarcado el 9 de febrero con 13.000 hombres, conquistaron Veracruz (29 de marzo de 1847) y derrotaron a los mexicanos —que al mando del general Santa Anna le esperaban— en Cerro Gordo, y posteriormente en Contreras y Churubusco. Más tarde, ocuparon Casa Mata y Molino del Rey; y, a continuación, tomaron al asalto el castillo situado en el cerro de Chapultepec —a pesar de la tenaz resistencia de los cadetes del Colegio Militar, popularmente conocidos como los Niños Héroes—, ruta de acceso a la ciudad de México, que cayó el 14 de septiembre de 1847.

Las consecuencias de la guerra

El Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado el 2 de febrero de 1848, restableció la paz, que supuso para México la pérdida de más de la mitad de su territorio original. El río Grande del Norte se convirtió en la frontera meridional de Texas, mientras que California y Nuevo México fueron cedidos a Estados Unidos. En contrapartida, Estados Unidos desembolsó a México la suma de 15 millones de dólares, pagaderos en cinco plazos anuales, y se comprometió a solucionar todas las reclamaciones de sus ciudadanos contra México, que superaban los 3,5 millones de dólares.

La guerra con Estados Unidos supuso para México la pérdida de más del 55% de su territorio (2.400.000 km2), en tanto que Estados Unidos, cumpliendo con la doctrina del destino manifiesto, proclamada por John L. Sullivan en 1845, se anexionó tierras de enormes riquezas agrícolas, mineras y petroleras, puertos excelentes y logró una dominante situación estratégica y geopolítica mundial.

En una época de graves convulsiones internas, de predominio conservador, sacerdotal y centralista, la invasión estadounidense, y su entrada en la capital un 14 de septiembre, marcó el punto más bajo en la moral nacional mexicana. México celebra todos los años un homenaje a los Niños Héroes en recuerdo de los cadetes que entregaron su vida en el castillo de Chapultepec.

Fuentes