Hacha de jade (Inglaterra, 4000-2000 a. n. e.)

Hacha de jade (Inglaterra, 4000-2000 a. n. e.)
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Hacha de jade, encontrada cerca de Canterbury, Inglaterra, 4000-2000 a. n. e.

Hacha de jade. Encontrada cerca de Canterbury, Inglaterra, 4000-2000 a. n. e. Forma parte de la colección del Museo Británico, aunque es más fina y más ancha que la mayoría de ellas. Todavía parece recién fabricada y está sumamente afilada. Tiene forma de lágrima, mide unos 21 centímetros de largo por 8 de ancho en su base y resulta fría al tacto, además de extraordinaria y agradablemente suave.

Historia

En Canterbury, hacia el año 4000 a. C., un supremo objeto de deseo fue esta hacha de jade pulida. A primera vista se parece a otras miles de hachas de piedra que forman parte de la colección del Museo Británico, aunque es más fina y más ancha que la mayoría de ellas. Todavía parece recién fabricada y está sumamente afilada. Tiene forma de lágrima; mide unos 21 centímetros de largo por 8 de ancho en su base, y resulta fría al tacto, además de extraordinaria y agradablemente suave.

Este objeto ocupan un lugar especial en la historia de la humanidad. La revolución agrícola de Oriente Próximo tardó varias generaciones en propagarse desde allí a todo lo largo y ancho del continente europeo, pero hace unos 6.000 años, los colonos alcanzaron las costas inglesas e irlandesas en barcos recubiertos de pieles, llevando consigo semillas de cultivo y animales domésticos. Esos colonos se encontraron con que la tierra estaba cubierta por espesos bosques, y fueron las hachas de piedra las que les permitieron limpiar los espacios que necesitaban para sembrar sus semillas y apacentar sus animales. Con las hachas, los colonos se fabricaron asimismo un nuevo mundo de madera: talaron árboles y construyeron cercas y senderos, casas y barcos. Fueron también estas gentes las que construyeron monumentos como el primer Stonehenge. El hacha de piedra fue el utensilio revolucionario que permitió a nuestros antepasados hacer de Inglaterra una tierra verde y agradable.

El Hacha de jade

Las hachas como esta normalmente tenían un astil, es decir, estaban encajadas en un largo mango de madera y se utilizaban igual que las hachas modernas. Resulta bastante evidente que esta hacha no ha sido usada nunca, no muestra absolutamente ninguna señal de desgaste. Si uno pasa con cuidado el dedo por el borde de la hoja, no nota ni la mella más pequeña. Sus largas y planas superficies son extraordinariamente lisas y todavía tienen un aspecto brillante parecido al de un espejo.

La conclusión es inevitable: esta hacha no sólo no se ha usado nunca, sino que de hecho ni siquiera se concibió para ese fin, sino más bien para ser admirada. Mark Edmonds, de la Universidad de York, explica cómo se fabricó este magnífico y valioso objeto:

Si tienes la fortuna de tocar una de estas hachas —su sensación en la mano, su equilibrio, su peso, su suavidad—, notas que han sido pulidas en un grado extraordinario. Para lograr ese pulimentado habrá sido desbastada durante horas y horas contra otra piedra, luego pulida con arena fina o limo y agua, y luego frotada hacia delante y hacia atrás en la mano, quizá con grasa y hojas. Eso supone días y días de trabajo. El pulimentado le da al borde una consistencia realmente afilada y resistente, pero también acentúa la forma, permite el control de la forma y realza en la piedra ese extraordinario aspecto moteado verde y negro; la hace reconocibleal instante, y visualmente muy llamativa. Esas cosas pueden ser tan importantes para esta hacha en concreto como su filo.

Lo más apasionante de esta hacha, sin embargo, no es cómo se hizo, sino de qué. En lugar del habitual tono gris pardusco que suele encontrarse en las piedras y sílex de Inglaterra, esta tiene un hermoso y llamativo color verde. Y es que está hecha de jade.

El Jade

El jade es, un material ajeno al territorio británico y más bien tendemos a pensar en él como un producto exótico de Extremo Oriente o de Centroamérica, tanto la civilización China como la centroamericana son notorias por darle al jade mucho más valor que al oro. Esos lugares se hallan a miles de kilómetros de Gran Bretaña, de modo que durante muchos años los arqueólogos se sintieron desconcertados con respecto a la posible procedencia del jade descubierto en Europa. Pero lo cierto es que el jade se encuentra también en la Europa continental, y hace muy poco, en 2003, unos 6.000 años después de que se fabricara la cabeza de hacha, se descubrió el origen exacto de la piedra con la que fue fabricada: este objeto de lujo es, de hecho, italiano.

Los arqueólogos Pierre y Anne-Marie Pétrequin dedicaron doce largos y difíciles años a inspeccionar y explorar las cordilleras de los Alpes italianos y los Apeninos septentrionales. Finalmente encontraron las canteras de jade prehistóricas de donde procede esta hacha.

La firma geológica de cualquier fragmento de jade puede identificarse y compararse con precisión. Los Pétrequin no sólo descubrieron que el hacha del Museo Británico podía estar vinculada a los Alpes italianos, sino que la lectura de las firmas geológicas resulta tan exacta que podía identificarse la misma roca de la que procedía el hacha. No resulta menos extraordinario el hecho de que Pierre Pétrequin fuera capaz de seguirle también el rastro a una hermana geológica de nuestra hacha, otra belleza de jade encontrada en Dorset.

La roca de la que se extrajo el hacha del Museo Británico hace 6000 años permanece todavía en aquel paisaje elevado, a veces por encima de las nubes, con espectaculares vistas que se extienden hasta el horizonte. Todo parece indicar que los buscadores de jade eligieron deliberadamente ese punto concreto, podrían haber cogido fácilmente el jade que yacía en la base de las montañas, pero prefirieron subir hasta las nubes, probablemente porque de ese modo podían obtener piedra procedente de un lugar que se hallaba a medio camino entre nuestro mundo terrenal y el reino celestial de sus dioses y antepasados. De ahí que este jade fuera tratado con sumo cuidado y reverencia, como si tuviera poderes especiales.

Tras haber extraído los trozos de jade en bruto, los canteros y mineros habrían tenido que bajar el material hasta un lugar donde pudiera ser trabajado. Esta era una tarea larga y ardua, realizada a pie y utilizando barcos. Pese a ello, se han encontrado grandes bloques de esta deseable piedra a unos doscientos kilómetros de distancia un logro asombroso y parte del material tuvo que efectuar un viaje aún más largo, con el tiempo, el jade de los Alpes italianos acabó extendiéndose por todo el norte de Europa, llegando incluso hasta Escandinavia.

El jade es sumamente duro y difícil de trabajar, de modo que una gran parte del esfuerzo debió de emplearse en darle forma. Es probable que primero fuera toscamente esculpido en el norte de Italia y luego transportado durante cientos de kilómetros a través de Europa hasta el noroeste de Francia. Posiblemente fuera pulido allí, ya que es similar a varias otras hachas encontradas en el sur de Bretaña, donde al parecer se puso de moda adquirir tesoros exóticos como este. Las gentes de Bretaña incluso grabaron improntas de hachas en las paredes de sus enormes tumbas de piedra.

Aportes a la Historia de la Humanidad.

La circunstancia de que el hacha no tenga ninguna señal de desgaste seguramente es consecuencia del hecho de que sus dueños decidieron no utilizarla. Esta hacha estaba diseñada para dejar su marca no en el paisaje, sino en la sociedad, y su función iba a ser la de complacer estéticamente. Su supervivencia en tan buenas condiciones sugiere que, hace 6.000 años, a la gente le parecía tan hermosa como le parece hoy a la sociedad moderna. El amor por lo caro y lo exótico tiene un pedigrí de muchos años atras.

Véase También

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