Heraldos del Evangelio

Heraldos del Evangelio
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Joao-Scognamiglio Clá-Dias (Sao Paulo, 1939), lider de secta catolica Heraldos del Evangelio (de Brasil).jpg
El sacerdote João Clá-Días, fundador de la asociación privada de fieles.
Nombre latinoEvangelii Praecones
SiglasE. P.
ReglaObediencia, pobreza y castidad
Hábitotúnica medieval con botas militares
FundadorJoão Scognamiglio Clá Dias
Fundación1999
Lugar de fundaciónBrasil
Aprobación22 de febrero de 2001
ActividadesEvangelización y reclutamiento de jóvenes
Fundaciones destacadasVirgo Flos Carmeli y Regina Virginum
Sitio webHeraldos del Evangelio.com

Heraldos del Evangelio es una asociación católica internacional privada de fieles de Derecho Pontificio, la primera a ser erigida por el Vaticano ―por el papa Juan Pablo II― en el tercer milenio, acontecimiento que se realizó por ocasión de la fiesta litúrgica de la Cátedra de San Pedro el 22 de febrero de 2001.

Mayoritariamente integrada por jóvenes, la asociación cuenta con unos cuatro mil miembros, y unos cuarenta mil «cooperadores» y amigos en un total de 78 países, incluidos 13 de Europa entre los que figuran España e Italia.[1]

El grupo nació de la ruptura de la asociación anticomunista Tradición, Familia, Propiedad (TFP) tras la muerte de su fundador, el político brasileño neonazi Plinio Corrêa de Oliveira, en 1995. La rama «espiritual» se convirtió en una familia religiosa liderada por João Scognamiglio Clá Dias (n. 1939), «secretario personal» del político durante cuarenta años.[1]

Aunque no profesan votos y se mantienen en estado de laicos ―con la excepción de algunos que ingresan en un seminario para convertirse en sacerdotes― los Heraldos del Evangelio procuran practicar una vida de acuerdo con los mandamientos evangélicos. Viven normalmente en comunidades exclusivamente masculinas o exclusivamente femeninas en un ambiente de disciplina. En sus casas se fomenta la vida de oración y estudio, de acuerdo con la orientación que diera el papa Juan Pablo II.[2]

Desde 2007, seis años después de su creación, la asociación está siendo investigada por el Vaticano, debido a que está envuelta en continuos escándalos debido a las acusaciones de abuso sexual infantil en sus sedes en todo el mundo.[3]

El comienzo de la «visita apostólica» del Vaticano en el verano de 2017 forzó la dimisión del fundador de los Heraldos del Evangelio, monseñor João Scognamiglio Clá Dias. El sacerdote, entonces de 77 años de edad, pasó el liderazgo a uno de sus colaboradores, pero ha continuado orientando de hecho las tres entidades, conocidas por sus hábitos medievales con botas altas de montar, su línea fuertemente tradicionalista y las referencias a la Virgen de Fátima.[1][4]

Historia

Escudo de los Heraldos.

Sus orígenes provienen del escritor neonazi brasileño Plinio Corrêa de Oliveira (1908-1995), fundador de la asociación Tradición, Familia y Propiedad (TFP), del cual el sacerdote João Scognamiglio Clá Dias fue su «secretario personal» durante 40 años y en quien se inspiró para fundar los Heraldos del Evangelio después del fallecimiento de su maestro en 1995.

Los Heraldos del Evangelio son una asociación internacional privada de fieles de Derecho Pontificio y confirmada definitivamente en sus estatutos y ordo de costumbres por el papa Benedicto XVI (Joseph Razinger, quien se vio obligado a renunciar al papado debido a que salieron a la luz miles de casos de abuso sexual por parte de los sacerdotes y jerarcas de la Iglesia católica mundial).[5]

Características

Sus miembros de vida consagrada practican el celibato y se dedican al apostolado, viviendo en casas destinadas específicamente para hombres o para mujeres separadamente, que alternan la vida de disciplina, estudio y oración, con actividades de evangelización en las diócesis y parroquias donde se encuentran, haciendo especial énfasis en la atracción y formación de jóvenes.

Esta congregación católica se caracteriza por su «carisma» específico, entre este, el de solemnizar ceremonias litúrgicas, además de utilizar toda clase de medios de evangelización, y diversas obras de apostolado como visitas a los hogares, formación de familias y jóvenes, catequesis, obras de caridad, etc.

Hábito (vestimenta)

El hábito (vestimenta) de esta asociación es otra característica peculiar. Calzados con botas botas altas militares de montar ―de color negro para la orden masculina y de color vino para la orden femenina―, utilizan túnicas doradas medievales hasta la altura de las rodillas de colores diferenciados según la edad y el nivel de formación. Encima del hábito medieval se revisten de un escapulario marrón y la cruz de Santiago en la parte delantera, con forma y colores adaptados por la propia asociación privada de fieles.[1] Se ciñen una cadena cromada a la cintura (simbolizando su consagración como esclavos de amor a Jesús por María, según el método del sacerdote misionero y escritor católico francés Luis María Grignion de Montfort (1673-1716), canonizado en 1947. De la cadena cuelga, al lado derecho, un gran rosario de madera oscura. Al lado derecho del pecho, sujeto al escapulario, usan el escudo de la Asociación, y a la altura del cuello, colocadas en la túnica, las llaves pontificias, símbolo de su amor al papa.

Medios de comunicación

Gaudium Press es una agencia de noticias de los heraldos que busca ser un instrumento de evangelización y para ello cuenta con periodistas en varios lugares de América Latina y del mundo. Cuenta con versiones en español y portugués.[6]

El canal de televisión por internet, TV Arautos (en idioma portugués, «arauto» significa ‘heraldo’), es también otro medio con el que cuentan para la difusión de la fe, además de utilizar las redes sociales con el mismo objetivo.[7]

Finalidad de la asociación

En los primeros artículos de sus estatutos se encuentra delineada la vocación de los Heraldos del Evangelio:

Esta asociación nació con la finalidad de ser instrumento de santidad en la Iglesia, ayudando a sus miembros a responder generosamente al llamamiento a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, favoreciendo y alentando la más íntima unidad entre la vida práctica y la fe.
Además de esos, la Asociación tiene como fin la participación activa, consciente y responsable de sus miembros en la misión salvífica de la Iglesia mediante el apostolado, al cual están destinados por el Señor, en virtud del Bautismo y de la Confirmación. Deben, así, actuar en pro de la evangelización, la santificación y la animación cristiana de las realidades temporales.
Estatuto de los Heraldos del Evangelio

Espiritualidad

Los Heraldos tienen su espiritualidad cimentada en tres puntos esenciales: la Eucaristía, la Virgen María y el papa (líder de la Iglesia católica), como está definido en sus estatutos:

La espiritualidad tiene como líneas maestras la adoración a Jesús Eucarístico, de inestimable valor en la vida de la Iglesia para construirla como una, santa, católica y apostólica, cuerpo y esposa de Cristo;[8] la filial piedad mariana, imitando la siempre virgen y aprendiendo a contemplar en ella el rostro de Jesús;[9] y la devoción al papado, fundamento visible de la unidad de la fe.[10]

Estos puntos están representados destacadamente en el blasón que los distingue.

Controversias

Irregularidades en la gestión, exorcismos

El Vaticano investiga a los Heraldos del Evangelio por presuntos abusos sexuales a menores. La Congregación para la Doctrina de la Fe ha abierto una investigación a esta realidad eclesial, que ya está intervenida por el Vaticano, debido a que el fundador, João Clá Dias, está procesado por abuso sexual y estupro.[11]

El 12 de junio de 2017, el sacerdote João Clá Dias publicó una carta, en la que anunciaba su renuncia como superior general de los Heraldos del Evangelio en medio de investigaciones del Vaticano.[12]

Un elemento de esta investigación fue un video presentado por Andrea Tornielli, en un artículo publicado en el diario italiano La Stampa,[13] que mostraba a varios miembros de los Heraldos del Evangelio, entre ellos «monseñor» Clá, escuchando una descripción de un exorcismo. Uno de los líderes de la secta afirmó que no era un exorcismo sino solo «bendiciones para liberarse de Satanás» que habían sido solicitadas por las propias personas infestadas con la presencia de Satanás, y que esa ceremonia se realizaba exclusivamente en privado.

El punto culminante de la descripción del exorcismo es cuando el papa Francisco se convierte en el sujeto:

―¿Y el Vaticano? ―pregunta el sacerdote.
―Estoy en su cabeza ―responde Satanás―. Él es mío. Le muevo la cabeza. Hace todo lo que quiero. Él es estúpido. Él es mi sirviente.
―¿Cómo será su muerte?
―Se resbalará y caerá. Se golpeará la cabeza. Pero todavía me queda un poco por hacer en el Vaticano. Después vendrá otro papa.
João Clá Dias, líder de la secta, dialogando con Satanás

En un momento, la persona que hace las veces de Satanás afirma que Plinio [Correa de Oliveira] está incentivando la muerte del papa. Ante esa afirmación de Satanás todos los sacerdotes presentes en la reunión exclaman al unísono: «¡Fenomenal!», mientras monseñor Clá Dias sonríe.[11]

El director de los Heraldos publicó una nota aclaratoria en que indicó que se trataba de un video antiguo, de hacía más de un año antes, y que la filtración se había producido de manera inapropiada, y que el diálogo se había mostrado fuera de contexto. Además, aclaró que se tomaron todas las medidas oportunas de manejo y gestión de Satanás de conformidad con el Derecho Canónico y a la luz de la teología católica.[14]

Malos tratos, torturas y humillación pública

En octubre de 2019 el Ministerio Público abrió una investigación debido a varias denuncias de malos tratos, torturas y humillaciones. Se presentaron varios videos donde se evidenciaba que el propio João Clá daba bofetadas y puñetazos en el rostro a sus jóvenes discípulos varones.[15][16] Tres representantes de la secta publicaron varias desmentidas. En una de ellas aseguraban que los videos mostraban una ceremonia ritual ―el rito tradicional para armar a un caballero― proveniente del siglo XII, la «pescozada», en que el maestro debe «descrismar» (dar un fuerte golpe en la crisma) al discípulo.[17]

También se presentaron denuncias de estupro y abuso sexual cometido por el sacerdote João Clá Dias contra niños y niñas.[18] Los Heraldos del Evangelio dijeron que son víctimas de persecución religiosa.[17]

El papa Francisco ordena intervenir la secta

El papa respalda personalmente la intervención a los Heraldos del Evangelio por parte de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA). Lo dejó claro al enviar a mediados de enero una carta firmada a Felipe Eugenio Lecaros Concha, presidente de esta realidad eclesial que se encuentra desde el 25 de septiembre bajo la autoridad del cardenal Raymundo Damasceno, arzobispo emérito de Aparecida, nombrado comisario pontificio.[19]

En esta misiva, el papa Francisco aprueba específicamente que todas las ramas de los Heraldos sean intervenidas por la CIVCSVA, el ministerio de la Santa Sede encargado de los religiosos, al que le ha cedido sus competencias en este caso el dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

No cabría recurso ante este documento pontificio por parte de los Heraldos, que no reconocieron inicialmente a Damasceno, alegando que el decreto de su nombramiento hablaba de esta realidad como si fuera una asociación pública de fieles. Se trata, en cambio, de una asociación internacional de fieles de derecho pontificio, aprobada por la Santa Sede en el año 2001.

Abuso sexual infantil de los líderes de la secta

El antiguo Tribunal del Santo Oficio, el organismo de la Santa Sede encargado de juzgar los «delicta graviora» (delitos más graves, entre los que está el abuso sexual infantil), va a examinar además otras denuncias contra este grupo nacido como una escisión del movimiento ultraconservador brasileño Tradición, Familia y Propiedad (TFP) tras la muerte en 1995 de su promotor, Plinio Corrêa de Oliveira. Esas otras acusaciones son relativas a la supuesta práctica de exorcismos irregulares y la alteración de los contenidos de la fe para conseguir manipular a las personas. También se estudiarán los repetidos episodios de presunto suicidio inducido.[2]

Doctrina de la Fe ya abrió una investigación a esta organización en 2017 debido a los supuestos exorcismos practicados por Clá, algunos de los cuales fueron grabados en vídeos que se difundieron aquel año por Internet, además de otros posibles delitos. El caso no prosperó y acabó archivándose en 2018, pero la llegada de nuevas denuncias por eventuales «delicta graviora» ha propiciado su reapertura. Los Heraldos del Evangelio niegan tajantemente estas acusaciones, aseguran que no existen pruebas que las corroboren y advierten de que se reservan el derecho a denunciar a los «calumniadores de la entidad», como ya hicieron en el pasado.

Sufrí acoso, humillación, abuso psicológico, físico y sexual. Me sentía sin libertad y esclavizada.
María Paula Pinto Vargas, colombiana[3]

La colombiana María Paula Pinto Vargas, que tiene ahora 23 años y entró en los Heraldos cuando estaba a punto de cumplir 10. Su testimonio forma parte de la denuncia colectiva presentada ante la Justicia civil brasileña por 43 exintegrantes o sus familiares.[2]

Así, cuando tenía 12 años, María Paula Pinto Vargas recibió uno de los llamados «besos sagrados» que Clá daba a algunas chiquillas que estudiaban en los colegios con que cuenta la institución. Otras tres jóvenes que formaron parte de esta realidad eclesial cuando eran niñas aseguraron igualmente haber sufrido actos deshonestos por parte del fundador, al que las muchachas llaman Papito. Clá renunció al cargo de superior general poco antes de que se hiciera público el inicio de la visita apostólica en 2017, justificando su decisión por los 77 años con que contaba entonces. A la edad se sumaban las consecuencias del ataque cerebrovascular sufrido unos años antes. Pese a que dejó las riendas de la institución, el fundador sigue siendo objeto de una devoción que rayaría el fanatismo ―explican algunos testigos―, lo que genera una gran inquietud en los dicasterios vaticanos que estudian el caso.[3]

Me regalaron las agujas que se usaban para las sesiones de acupuntura de monseñor, sus cabellos, sus pañuelos con manchas de sangre y sus camisas sucias. Me contaban que eran reliquias. Se nos decía que no podíamos contar lo de los besos y las reliquias, porque, quien no tuviera nuestra vocación, no lo entendería.
María Paula Pinto Vargas[3]
Recuerdo con disgusto que un día, Clá, después de misa, me llamó a la sacristía y me dio un beso en la boca. No fue algo inocente: metió la lengua dentro de mi boca. Yo no sabía qué hacer. Me quedé roja y temblando. Luego fui a contárselo a una niña más grande, y ella me dijo que tenía que guardármelo en secreto, porque había recibido la gracia de Papito.
María Paula Pinto Vargas[3]

Esta joven colombiana consiguió salir de los Heraldos gracias a la intervención de su familia después de que empezara a sufrir graves crisis de ansiedad. Está convencida de que los abusos no fueron más allá debido a que Clá sufrió un ataque cerebrovascular. Según relata, otras niñas no habrían tenido la misma suerte.

Una joven denunció ante la Justicia civil al fundador y a dos de sus más estrechos colaboradores por haberla supuestamente violado cuando tenía 13 años después de suministrarle medicación para dejarla medio inconsciente. Cuando informó a la encargada de lo ocurrido, esta se limitó a enviarla a la consulta de un psiquiatra.

Los abusos psicológicos y sexuales estuvieron muy presentes para mí. En el tiempo que estuve en Brasil, Clá tuvo tres o cuatro acercamientos personales conmigo. Me llevaba aparte a una capilla y luego supe que también le ocurría a otras niñas.
María Paula Martínez, colombiana[3]

María Paula Martínez formó parte de la institución entre 2009 y 2011. No duda en dar detalles de los tocamientos sufridos. Estos episodios sucedieron cuando ella tenía unos 12 años.

Había algunos superiores alrededor del fundador que le llevaban a las niñas y las separaban del grupo. Eran conscientes de lo que hacían. [...]
Mi familia me sacó a la fuerza y hoy sigo necesitando apoyo psicológico para recuperarme del «lavado de cerebro» que he sufrido. Adoctrinan a los niños desde la más temprana edad para meterles en la cabeza día y noche, mediante canciones y oraciones, que Clá, Plinio y su madre, doña Lucilia, son santos. Hay una exaltación increíble de esos personajes. Hay además la obligación de obedecer siempre. Es un abuso para un niño el modo en que se manipula su mente y su forma de vivir.
María Paula Martínez[3]

Todos los testimonios coinciden en que estas situaciones eran conocidas por varios adultos, que no habrían hecho nada para evitar que siguieran produciéndose ni tampoco denunciaron lo sucedido.

Otra víctima ―que pide mantener el anonimato― asegura que durante su estancia en uno de los colegios de la institución en Brasil, lo que ocurrió cuando ella tenía entre 12 y 16 años, sufrió numerosas situaciones similares por parte de Clá. «Cada vez que se producía un encuentro privado con él, había acoso sexual», rememora.

Los Heraldos del Evangelio no reconocen al cardenal Damasceno como visitador oficial enviado por el Vaticano, tras comprobarse ciertas sospechas de realizar exorcismos y maniobrar a espaldas del papa Francisco. Y lo hacen aduciendo «razones de forma», pues afirman que no son una «asociación pública» ―como aparecía en el escrito de la Congregación para la Vida Religiosa― sino una «asociación privada de fieles».[20]

Le cerraron la puerta, prácticamente en la cara. El cardenal Damasceno Assis, arzobispo emérito de la Catedral Nuestra Señora Aparecida, y su asistente, el obispo auxiliar de Brasilia (José Aparecido Gonçalves de Almeida) acudieron el pasado 17 de octubre de 2019, acudieron a notificar el inicio del «comisariado» (intervención), pero el presidente de la secta, Felipe Eugenio Lecaros se negó a darles paso:

[Yo denuncio] la absoluta invalidez y completa ilegalidad del mencionado Decreto en lo referente a los Heraldos del Evangelio, debido a los errores de base que contiene y que han generado graves ilegalidades canónicas y provocado su invalidez. [...]
Nosotros los veneramos como obispos de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y, como tales, son objeto de nuestra consideración. Pero debemos declarar que no reconocemos a Vuestra Eminencia en cuanto comisario de la Asociación Privada de Fieles Heraldos del Evangelio, de la que yo soy presidente elegido legítimamente. [...]
Al ser una «asociación privada de fieles» no es pasiva de un comisariado. Comisariar una asociación privada de fieles viola el derecho sagrado e inviolable que tienen los fieles de asociarse en la Iglesia, con sus propios estatutos y sus propias autoridades. [...]
Los Heraldos del Evangelio no hemos incurrido en ningún delito. Denuncio el linchamiento moral, repleto de prejuicios antirreligiosos, del que hemos sido víctimas.
Felipe Eugenio Lecaros, líder de la secta[20]

La respuesta de los comisarios fue la de anunciar un escrito a la Santa Sede para recibir indicaciones. En el fondo de la polémica, las acusaciones contra los Heraldos, que ellos mismos afirman no conocer.[20]

Sin embargo, lo cierto es que la asociación, reconocida por Juan Pablo II en 2001, estaba siendo investigada desde 2007 por presuntas irregularidades en su gestión y en la vida de algunos de sus miembros. En junio de ese mismo año la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica junto con el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida realizaron una visita apostólica a la asociación de la que forman parte también la sociedad de vida clerical apostólica Virgo Flos Carmeli, y la sociedad de vida apostólica femenina Regina Vírginum, ambas también intervenidas por la Santa Sede.[20]

No reconocen al enviado del papa

Los Heraldos del Evangelio se niegan a reconocer al comisario enviado por la Santa Sede. Aducen defectos de forma, al no ser una asociación pública de fieles, sino «privada de fieles». Su presidente, Felipe Eugenio Lecaros, adujo la «absoluta invalidez y completa ilegalidad» del decreto, firmado por la Congregación para la Vida Religiosa, y no ―como ellos preferirían― por Laicos, Familia y Vida. La investigación ha dejado al descubierto una serie de carencias en el estilo de gobierno, la pastoral vocacional, la formación de nuevas vocaciones, la administración, la gestión de las obras y la gestión de los recursos.[21]

Respaldo de Francisco al enviado vaticano

El Vaticano ya envió otra carta el pasado noviembre a los Heraldos reafirmando que la intervención seguía adelante por parte de la CIVCSVA, corregía el error anterior al hablar ya de asociación privada de fieles y recordaba que el nombramiento del comisario pontificio fue aprobado directamente por el papa.

Tanto Damasceno como sus asistentes, José Aparecido Gonçalves, obispo auxiliar de Brasilia, y Marian Ambrosio, superiora general de las Hermanas de la Divina Providencia, fueron recibidos por Jorge Mario Bergoglio antes de que se hicieran públicos sus nombramientos.

Con esta nueva misiva, Francisco respalda la labor de Damasceno y de su equipo, que ya han empezado a trabajar en las dos sociedades de vida apostólica con que cuenta esta realidad eclesial, la masculina Virgo Flos Carmeli y la femenina Regina Virginum. Ahora deberían poder intervenir igualmente en la asociación internacional de fieles, el núcleo de la institución cuyos miembros se colocarían en abierta desobediencia al papa si no cumplen con lo que se les pide en esta última carta.[19]

Visita apostólica

El Vaticano lleva investigando a los Heraldos desde junio de 2017, cuando comenzó una visita apostólica debido a los supuestos delitos, pecados e irregularidades que habrían tenido lugar entre sus filas. Entre ellos –tal y como avanzó esta revista–, destacan posibles casos de abusos sexuales a menores, alienación parental, abusos de conciencia y de poder, práctica de exorcismos irregulares, culto fanático al fundador y recogida de donativos sin permiso del obispo diocesano.

Los Heraldos niegan de forma tajante estas acusaciones, que salpicarían directamente al fundador, el monseñor brasileño João Scognamiglio Clá Dias, investigado por Doctrina de la Fe, como ya adelantó esta revista. Antiguos miembros de los Heraldos y sus familias, que han denunciado tanto a la Santa Sede como a la justicia brasileña por haber sufrido estos posibles delitos, se quejan de la falta de información sobre cómo va la intervención y los escasos resultados que, a su juicio, ha producido hasta ahora.[19]

Normas para glorificar a Dios

Entre los documentos de los Heraldos que están siendo revisados por la autoridad eclesiástica, destaca el manual titulado ‘Usos y Costumbres’, dividido en tres partes y que regula todos los aspectos de la vida cotidiana tanto de los miembros como de los niños y adolescentes que estudian en sus colegios. Según ha podido saber este semanario, describe al detalle desde cómo deben rezar o hacer la señal de la cruz hasta la manera en la que tienen que doblar una servilleta, lavarse las manos o cepillarse los dientes.

Ilustrado con infinidad de fotografías y de citas de Clá Dias y de Plinio Correa de Oliveira, el promotor del movimiento ultraconservador brasileño Tradición, Familia y Propiedad (TFP), del que nacieron los Heraldos, el manual presenta una gigantesca batería de normas necesarias para cumplir con el carisma de esta realidad.

Se pretende así “glorificar a Dios por medio de la belleza de cada una de las acciones”, cuidando hasta el extremo “el ceremonial, la compostura y la disciplina” en todo momento, “desde el despertar hasta el descanso”, ya sea en la privacidad o en compañía de otras personas.[19]

Pensamiento grupal

José Miguel Cuevas, profesor de Psicología Social en la Universidad de Málaga, especialista en abuso psicológico y autor de varias publicaciones sobre el fenómeno sectario, considera que las prácticas descritas por antiguos miembros y denunciantes de los Heraldos del Evangelio “son claramente compatibles con las dinámicas sectarias habituales”.

Estas consistirían en el empleo de técnicas de persuasión coercitiva que, cuando se usan de modo intensivo y sistemático, pueden alterar la voluntad de quien las sufre. “En un grupo coercitivo falta la pluralidad y las visiones disidentes”, advierte el profesor Cuevas. Se potencia, en cambio, “el pensamiento de grupo, pues el objetivo es que haya una única visión, todo en pro de los intereses de la jerarquía o la organización. Esta queda siempre por encima de la persona”.

Para el experto, el manual ‘Usos y Costumbres’, al regular todas las costumbres y comportamientos hasta el más mínimo detalle, formaría parte de esas técnicas de control de la conducta y de la atención para ir “modelando con sutileza” a la persona. Cuando estas dinámicas se usan de forma sistemática, se consigue un “control ambiental total”, que propicia la eliminación del pensamiento crítico.[19]

Aislamiento familiar y social

“Se mantiene al individuo siempre ocupado, con actividades que parecen muy importantes aunque algunas sean absurdas. Y se deja claro que, si no cumples con ellas, hay un castigo”. De forma paralela, se lleva a cabo un aislamiento de la persona respecto de la familia, las relaciones sociales ajenas al grupo o las posibles críticas externas. “Quien controla la información que recibe una persona y su ambiente relacional tiene mucho terreno ganado si pretende aplicar persuasión coercitiva”, advierte el profesor de la Universidad de Málaga.

Las víctimas de estas técnicas, “que afectan también a personas maduras e inteligentes y no solo a niños o a adultos vulnerables”, es normal que “se crean libres y defiendan activamente a su grupo, ya que viven internamente en un ambiente controlado que les dificulta un verdadero pensamiento crítico”. Esas técnicas incluyen un control ambiental y emocional, por medio del aislamiento, la manipulación informativa y la creación de dinámicas de dependencia existencial, como el adoctrinamiento en la idea de que solo dentro del grupo es posible la salvación.[19]

Miedo al fin del mundo

La descripción del experto en abuso psicológico coincide con las críticas que hacen a Vida Nueva algunos antiguos miembros y sus familiares, que refieren, entre otros aspectos, cómo dentro de la entidad se inculca el miedo a la llamada bagarre. Así se denomina una suerte de fin del mundo que, según su ideología interna, estaría cerca de producirse para dar lugar a continuación al Reino de María.

Solo los Heraldos sobrevivirían al desastre. Otros elementos de esta realidad eclesial que, según el profesor Cuevas, encajarían con las dinámicas sectarias habituales son la dificultad para aceptar críticas, la veneración extrema al líder y la visión catastrofista del mundo exterior.[19]

Fuentes

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