Hermanas Mirabal

Hermanas Mirabal
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Nacimiento1924, 1926, 1935
Ojo de Agua SalcedoBandera de la República Dominicana República Dominicana
Fallecimiento25 de noviembre de 1960]
NacionalidadDominicanas

Hermanas Mirabal (1924, 1926, 1935 - 1960). Asesinadas por sicarios del gobierno de Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Niñez

Patria, María Teresa y Minerva nacieron en el poblado de Ojo de Agua, provincia de Salcedo. Fueron sus padres Enrique Mirabal Fernández, distribuidor regional de productos como el café y el cacao, y Mercedes Reyes Camilo.

Estudios

Las tres estudiaron hasta el cuarto curso de primaria en su pueblo nativo, ya que el máximo grado de enseñanza que se impartía en él. En 1937 sus progenitores las enviaron a completar sus estudios al colegio Inmaculada Concepción de la Vega. Al concluir el octavo curso, y con solo dieciséis años, Patria contrajo matrimonio con el hacendado Pedro González, estableciéndose ambos en la pequeña población de Conuco.

Trayectoria

Desde muy corta edad, Minerva empezó a desarrollar una conciencia social sobre la realidad de su país, gobernado por el tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina. Su primera rebeldía se manifestó al revelarle su compañera de escuela Daysi Ariza que su padre, el general Daniel Ariza, había sido torturado y asesinado en la cárcel de Nigua, situada en las afueras de la capital, en 1934, al descubrirse un complot para derrocar a Trujillo organizado por Juan Isidro Jimenes Grullón. María Teresa se graduó de agrimensora en la Universidad de Santo Domingo en 1958 y se casó con el ingeniero Leandro Guzmán. Por su parte, Minerva obtuvo la licenciatura en Filosofía y Letras en 1946 y cuando quiso continuar los estudios de Derecho su madre se lo impidió, temerosa de la seguridad física de su hija, ya señalada como enemiga de la tiranía trujillista. A los veintitrés años, era una mujer sumamente atractiva.

En cierta ocasión en que Trujillo ofrecía una de sus fiestas en la ciudad de San Francisco de Macorís, invitó a ella a la familia Mirabal. Doña Chea, como así era llamada Mercedes Reyes, quiso rechazar la invitación, pero tuvieron que asistir para no desairar al tirano. Manuel de Moya Alonso, el hombre que organizaba las fiestas de Trujillo, sacó a bailar a Minerva y luego se la cedió a su jefe. Mediada la diversión, empezó a llover fuertemente y las personas asistentes se retiraron para protegerse del aguacero debido a que estaban al descampado.

Enrique Mirabal se aprovechó del momento para regresar a su casa con su mujer e hijas. Al enterarse, Trujillo montó en cólera y, al día siguiente, el senador por Salcedo, Juan Rojas, le expresó a la familia la conveniencia de enviar un telegrama a Trujillo pidiéndole disculpas, lo que hizo. Sin embargo, Minerva y sus padres fueron detenidos. Las dos quedaron en arresto domiciliario en el hotel República, mientras Enrique fue trasladado a la fortaleza Ozama de Santo Domingo, lo mismo que Minerva más tarde.

En ella el general Fausto Caamaño y Manuel de Moya la sometieron a interrogatorios, acusándola de ser comunista, y le exigieron que escribiera una carta a Trujillo para mostrar su arrepentimiento. Pese a que Minerva se negó a complacerlos, los tres salieron de la cárcel dos semanas después. En 1952, Minerva pudo al fin ingresar en la Facultad de Derecho de la universidad, alojándose en una residencia de monjas carmelitas, pero el Gobierno le puso trabas para que se reinscribiera. En ese alto centro docente conoció a Manuel Tavárez Justo, quien ya se había graduado de doctor en la misma disciplina que ella estudiaba y con el que se unió en matrimonio en noviembre de 1955. Dos años más tarde, Minerva obtuvo también su título, pero fue impedida de ejercer su profesión por expreso mandato de Trujillo .

En 1959 fue apresada de nuevo en la casa que sus suegros tenían en Montecristi y conducida a la cárcel de La 40, donde se le obligó a presenciar las torturas infligidas a sus compañeros de la resistencia. Puesta en libertad el 17 de febrero de 1960, ella y su hermana María Teresa fueron detenidas y condenadas a treinta años de prisión, reducidos luego a cinco, y el 9 de agosto recuperaron su libertad. Mientras tanto Manuel Tavárez y Leandro Guzmán seguían presos en la fortaleza de Salcedo, a donde sus esposas iban a verlos una vez a la semana desde Conuco. Esa era la situación cuando Trujillo  ordenó al subjefe del Servicio de Inteligencia Militar, el coronel Cándido Torres, que preparara un accidente a las Mirabal.

Asesinato

El 25 de noviembre, las tres hermanas salieron una vez más para su acostumbrada visita a Manuel y Leandro en un jeep. En horas de la tarde se retiraron del recinto penitenciario. Cerca de la cañada de Mara Picá, el chofer del jeep, Rufino de la Cruz, aminoró la velocidad debido a la estrechez de la carretera. Un vehículo azul y blanco la bloqueó y Ciriaco de la Rosa, agente del SIM, les ordenó bajar para llevarlas, según les dijo, ante el coronel Torres. El vehículo partió con las tres hermanas.

Las tres mujeres fueron obligadas, a punta de pistola, a subirse al asiento trasero del vehículo de sus verdugos, mientras tres de éstos se montaban con el chofer en el jeep, dirigiéndose hacia La Cumbre donde estaba la casa, en la que les esperaba el capitán Peña Rivera para darles las instrucciones finales.

Los dos vehículos entraron al patio de la casa. Las hermanas y el chofer fueron llevados a la fuerza por los sicarios dentro de la casa. De inmediato Peña Rivera hizo una seña a de la Rosa para que actuaran, retirándose hacia una lejana habitación de la casa. Entró a la casa y los repartió entre sus otros tres compañeros que debían ejecutar el plan al igual que pañuelos para ahorcar las víctimas. Fue así entonces que durante varios minutos unos quejidos y alaridos que no pudieron escucharse fuera de la estructura de la vivienda construida de adobe y forradas de caoba fueron emitidos, y con la respiración entrecortada, los sicarios dieron por teminada su labor de exterminio. Los cuerpos de las mujeres y el hombre ya no hacían ningún movimiento convulsivo, las apalearon hasta morir para luego introducir los cuerpos en el coche y simular un accidente de tráfico. El sargento de la Rosa se dirigió entonces al aposento donde estaba Peña Rivera y le dijo: "Señor, misión cumplida". A eso de las siete y media de la noche un lugareño, Mateo Núñez, oyó un ruido estruendoso. El jeep había sido arrojado a un barranco.

Repercusiones

Trujillo creyó en el momento que había eliminado un gran problema. Sin embargo, el asesinato le trajo muchos inconvenientes y fue el principio de su desgracia. La muerte de las Mirabal causó gran repercusión en la República Dominicana. La publicidad resultante provocó que el pueblo dominicano se mostrara cada vez más proclive a apoyar a las Mirabal y sus ideales. Esta reacción contribuyó a despertar conciencia en el público y finalmente culminó con el asesinato del dictador el 30 de mayo de 1961.

Asesinos intelectuales

  • Rafael Leónidas Trujillo, Generalísimo y jefe de estado de la República Dominicana.
  • José René (Pupo) Román Fernández, Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas.
  • Cándido Torres Tejada, Jefe de Operaciones del Servicio de Inteligencia Militar en la estación central en Ciudad Trujillo.

Ejecutantes

  • Víctor Alicinio Peña Rivera
  • Ciriaco de la Rosa
  • Ramón Emilio Rojas Lora
  • Alfonso Cruz Valerio
  • Emilio Estrada Malleta, de origen cubano.
  • Néstor Antonio Pérez Terrero

Juicio e impunidad

En junio de 1962, se inició el juicio en contra de los acusados y cómplices del asesinato de las hermanas Mirabal y el chofer Rufino de la Cruz.

En el banquillo de los acusados fueron sentados los autores materiales del cuádruple crimen, Ciriaco de la Rosa, Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez.

Como cómplices fueron juzgados Sandito Almonte, Cándido Torres Tejada (ausente en el juicio), jefe de Operaciones del Servicio de Inteligencia Militar en la estación Central en Ciudad Trujillo, Víctor Alicinio Peña Rivera, jefe de Operaciones del SIM en el Cibao, Silvio Antonio Gómez Santana, Viterbo Álvarez (Pechito), Pedro Peña Ortiz y David Olivero.

El magistrado doctor Osvaldo B. Soto, presidía el tribunal especial. El Procurador fiscal era el doctor Rafael Valera Benítez, mientras que la parte civil estaba representada por los doctores Héctor Sánchez Morcelo, Ramón Pina Acevedo, Francisco Carvajal Martínez, Antonio Guzmán y Miguel A. Vásquez Fernández. El abogado de la defensa de los acusados fue el abogado de oficio Héctor Barón Goico. El tribunal condenó a los principales acusados a la pena máxima de 30 años, excepto a Ciriaco de la Rosa que de manera insólita fue condenado a sólo 20 años por supuestamente colaborar con la aclaración del crimen, aunque realmente nunca las cumplieron, tiempo después y con la ayuda de grupos militares trujillistas fueron provistos de pasaportes y sacados de la República Dominicana.

Ciriaco de la Rosa reveló durante el juicio posterior al asesinato lo siguiente:

"Después de apresarlas, las condujimos al sitio escogido, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas. Cumplió la orden en el acto y se llevó a una de ellas, la de las trenzas largas (María Teresa). Alfonso Cruz Valerio eligió a la más alta (Minerva), yo elegí a la más bajita y gordita (Patria) y Malleta, al chofer, Rufino de La Cruz. Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas. Ordené a Pérez Terrero que permaneciera en la carretera a ver si se acercaba algún vehículo o alguien que pudiera enterarse del caso. Esa es la verdad del caso. Yo no quiero engañar a la justicia ni al pueblo. Traté de evitar el desastre, pero no pude, porque de lo contrario, nos hubieran liquidado a todos."

Estas declaraciones fueron desmentida poco después al descubrirse que el crimen ocurrió realmente en los terrenos de la casa de La Cumbre, pues Peña Rivera quería ver los cadáveres con sus propios ojos antes de ordenar tirarlos por el precipicio, pues tenía que dar un informe fidedigno a sus superiores.

Homenajes

  • En honor a esta valiente mujer junto a sus hermanas, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. Esto fue establecido en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en Bogotá, Colombia en el año 1981.
  • En Ojo de Agua se conservan sus trajes, sus pertenencias y sus habitaciones tal y como estaban en el momento de su muerte. La finca se ha convertido en un museo que puede ser visitado. No lejos de allí vive la única hermana Mirabal que no fue asesinada: Dedé.
  • La escritora norteamericana de origen dominicano Julia Álvarez escribió una novela basada en las hermanas Mirabal, con el título En el tiempo de las mariposas (In the time of butterflies) que luego fue llevada al cine por Mariano Barroso.
  • Una de las Estaciones del Metro de Santo Domingo, lleva su nombre.
  • El 2 de octubre de 2007 se emitió un billete de 200 pesos alusivos a las hermanas Mirabal.
  • En honor a ellas los botánicos Francisco Jiménez Rodríguez y Liliana Katinas le dedicaron una especie de planta nueva para la ciencia, Salcedoa mirabaliarum F. Jimenez R. & L. Katinas, arbolito endémico de La Espanola descubierto en las montañas de la provincia Hermanas Mirabal. Fue publicada bajo el artículo “Salcedoa gen. nov., a biogeographic Enigma in the Caribbean Mutisieae (Asteraceae)”, en la revista científica Systematic Botany (2004), 29(4): .987-1002, de la American Society of Plant Taxonomist.”

Fuente