Hernia discal

Hernia Discal
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Hernia Discal. Es una enfermedad en la que parte del disco intervertebral “núcleo pulposo” se desplaza hacia la raíz nerviosa, la presiona y provoca lesiones neurológicas derivadas de esta lesión.

Patogenia

Esta afección se presenta entre los 15 y 60 años; es poco frecuente por debajo de los 14 y por encima de los 60 años. Su máxima incidencia se observa entre los 20 y 40 años, en el sexo masculino y en pacientes que laboran realizando esfuerzos físicos intensos con sobrecarga lumbar, lo cual ocasiona lesiones por pequeños traumas a repetición.

La función de los discos intervertebrales es mantener la postura erecta, al estabilizar la unión entre todas las vértebras de la columna, a la vez que permite los movimientos necesarios, sin perder la mecánica entre los segmentos vertebrales.

Cuando los movimientos ejercen una tracción mecánica repetida o inadecuada por demandas excesivas o prolongadas, puede causar lesiones del disco y constituir los factores activos de la lesión. Los factores también pueden ser pasivos, y dentro de estos componentes se encuentran las prominencias óseas, las facetas articulares, los ligamentos y el tono de la musculatura. Los factores activos dependen, solamente, de los músculos durante la función de movimiento.

Cuando se produce la relajación de los ligamentos y de los músculos de la espalda, concomitante

Fig.1 Hernia Discal L5S1

con tracciones anteriores, aumenta la presión en las porciones anteriores del disco intervertebral, que provoca desgarros concéntricos y, en ocasiones, necrosis de amplias porciones del disco, y produce movilidad anormal, desaparición del espacio y fricción entre los bordes del hueso. Todo esto facilita la salida del núcleo pulposo a través del anillo fibroso; si este se lesiona de forma parcial y hace presión sobre el ligamento longitudinal, la afección se llama protrusión de disco. Cuando el anillo fibroso se rompe completamente, el núcleo pulposo sale hacia fuera y hace contacto con el ligamento longitudinal posterior; en este caso, se produce un prolapso peridural; pero si sale y atraviesa el ligamento longitudinal posterior, se produce un prolapso libre en el canal.

El prolapso se puede originar de forma lateral, unilateral o bilateral. Este tipo de migración del disco es el más frecuente.

En la génesis de la hernia discal existen discrepancias sobre la relación de esta con el traumatismo, por lo que se considera como un factor secundario. Se habla, también, de las malformaciones congénitas de la región lumbosacra en la aparición de la hernia, donde se ha podido comprobar que, cuando existe una espina bífida de la 1ra vértebra sacra a la 5ta lumbar, el porcentaje de hernia discal es mayor.

Se le da importancia a procesos compresivos que efectúan la región lumbosacra, ya que facilitan la degeneración precoz del disco, en especial, en los casos con antecedentes de microtraumatismos repetidos y conductores de motocicletas o actitudes posturales anormales. También se relaciona con esto el uso de calzado de tacón alto a mujeres, que determina un aumento de la lordosis al nivel del espinazo lumbar, lo cual somete a los discos intervertebrales a una sobrepresión, comprimiendo de forma unilateral, lo que favorece la degeneración y, con ello, la hernia discal.

Algunos autores le dan importancia al estrés, ya que este determina una alteración de las glándulas de secreción interna, con un trastorno hídrico al nivel de los discos intervertebrales; esto da como resultado una disminución de la turgencia, que favorecería la aparición de un proceso degenerativo y, con ellos, la hernia discal.

La localización de las hernias discales, según la gran estadística de Armstrong, en orden de frecuencia es: L5-S1(Véase Fig.1 en la que se muestra el resultado de una Resonancia magnética efectuada a paciente en la que se realizan cortes axiales y sagitales con técnica de Balanced, apreciándose rectificación de la Lordosis con cambios fibrovasculares en la superficie articular L5S1. Se aprecia hernia discal centro lateral izquierda que comprime la raíz a este nivel y oblitera el agujero de conjunción.), L4-L5 Y L1-L2-L3.

Potencialmente, las hernias se pueden producir en cualquier espacio de la columna, y la más frecuentes son las lumbares, seguidas de las cervicales y las dorsales.

Son variadas según la localización de la ruptura; así, pueden ser centrales y laterales, y estas, a su vez, izquierda o derecha, que son más frecuentes que las centrales.

También pueden ser parciales o reversibles y totales o irreversibles.

Diagnóstico positivo

Cuadro clínico

El síntoma fundamental es el dolor, que depende de la localización y el tipo de hernia.

La hernia discal determina alteraciones sensitivas y motoras y de los reflejos tendinosos, muy relacionados con el sitio donde se localice.

Para su comprensión, se describen los síntomas, según la localización y la raíz afectada, pues estos y la exploración de la sensibilidad, movilidad y reflejos motores suelen ofrecer un mapa perfecto de la posible raíz afectada:

  • Si la lesión se produce al nivel de las vértebras cervicales C5-6 se comprime la 6ta raíz con dolor en el antebrazo y brazo superior y en el dedo pulgar, flacidez del bíceps y reducción del reflejo de este músculo.
  • Si es al nivel de las vértebras C6-7 se comprime la raíz 7ma con aparición del dolor en el dorso del hombro, dorso del brazo y en los dedos índices y medios, con flacidez del tríceps y una reducción de su reflejo. Estos síntomas se agravan al toser o estornudar.
  • L3 y L4. comprensión de la 4ta raíz:
  1. Dolor al nivel de la articulación sacroilíaca y cadera, porción posteroextrema del muslo y anterior de la pierna.
  2. Alteraciones de la sensibilidad en la porción anterointerna de la pierna.
  3. Trastorno motor determinado por debilidad alextender la rodilla.
  4. Reflejo rotuliano disminuido o ausente.
  • L4 y L5: Compresión de la 5ta raíz:
  1. Dolor en la articulación sacroilíaca y cadera. Región posteroexterna del muslo y la pierna.
  2. Alteración en la sensibilidad. Región lateral exerna de la pierna o del dorso del pie, que incluye el 1er dedo.
  3. Trastorno motor: dorsiflexión del 1er dedo y, ocasiones, del pie.
  • L5 y sacro. Compresión de la 1ra raíz sacra:
  1. Dolor en la articulación sacroilíaca y cadera. Región posteroexterna del muslo, la pierna y el talón.
  2. Alteraciones de la sensibilidad. Región lateral externa de la pierna y el pie, que incluye el 3er, 4to y 5to dedos.
  3. Trastorno motor: flexión plantal del pie y el 1er dedo, poco frecuente.
  4. Reflejo aquiliano reducido o ausente.
  5. Daño masivo del disco en la línea media lumbar (L4 y L5)
  6. Dolor en la línea media de la región lumbar y región posterior de ambos muslos y piernas.
  7. Alteraciones de la sensibilidad. Región posterior de ambos muslos y piernas, planta del pie y periné.
  8. Trastornos motores: parálisis de los pies y los esfínteres.
  9. Reflejo aquiliano ausente.

Examen físico

Se realizará de la misma manera que en el estudio de una sacrolumbalgia.

Exámenes complementarios

Para el estudio de la hernia discal es importante la utilización de diversos medios auxiliares, como los radiográficos:

  • Rayos X: en vista anteroposterior, lateral, oblicuas izquierdas-derechas, y con las caderas y rodillas flexionadas a 90º. Existen signos indirectos de la lesión discal: rectificación de la curvatura lumbar, escoliosis ciática, estrechamiento del espacio y cambios hipertróficos significativos de condrosis vertebral. Sin embargo, es imposible diagnosticar un disco herniado por medio de una radiografía aislada.
  • Mielografía lumbar: esta se usa en casos muy dudosos y como alternativa, pues, en muchas ocasiones, revela falsos positivos o falsos negativos.
  • Tomografía axial computarizada: es un método útil en el diagnóstico.
  • Resonancia magnética nuclear: precisa mejor la lesión.
  • Electromiografía: ayuda a localizar el nivel de la lesión y a conocer el estado fisiológico de la raíz nerviosa.

Tratamientos

Preventivo

Las prácticas seguras durante el trabajo y el juego, las técnicas apropiadas para levantar objetos y el control de peso, pueden ayudar a prevenir las lesiones de este tipo. Es de gran importancia para el médico de familia conocer cuáles de sus pacientes tienen los factores que propicien el desarrollo de la hernia discal, y educarlos en cuanto a la actividad física y la realización de esfuerzos que constituyen factores desencadenantes; es aconsejable instruirlos sobre los consejos posturales que se explican a continuación:

Consejos posturales: adoptar siempre una buena postura, siguiendo estos pasos:

  • Distribuir su peso, uniformemente, mientras esté de pie.
  • Mantener un pie elevado sobre una caja o peldaño si está de pie durante períodos largos.
  • Mantener la espalda recta y apoyada en una silla, con ambos pies apoyados en el suelo o elevados en un reposapiés, y evitar hundirse en la silla.
  • Usar zapatos con tacones bajos o planos para evitar la tensión en la espalda
  • Realizar los movimientos del cuerpo, correctamente, al levantar objetos pesados o difíciles.
  • Realizar, de forma adecuada, los movimientos del cuerpo, esto implica:
  1. Doblar siempre las rodillas.
  2. Mantener la parte superior de la espalda recta.
  3. Mantener un ligero arco en la parte inferior de la espalda.
  4. Evitar torcerse o girarse al sostener un objeto pesado.
  5. Mantener la carga lo más cerca posible del cuerpo.
  6. No levantar, nunca, un objeto pesado por encima de la cabeza.

Conservador

En la atención primaria de salud se utiliza tratamiento conservador en los casos siguientes:

  • Primera crisis de hernia moderada o severa.
  • En pacientes con recidivas de las crisis, pero espaciadas en largos períodos.

Las pautas de este tratamiento son:

  • Reposo, preferentemente en la posición de Williams – cadera y rodillas flexionadas.
  • Uso de collarín al nivel del cuello, aplicado muchas horas al día. También se puede intentar una tracción de estiramiento del cuello suave y mantenido con un peso de 10 a 15 kg, durante 30 minutos, 2 o 3 veces al día.
  • Relajantes musculares:
  1. Mefenesina (tab.500mg), 1 tab., cada 6 u 8 h.
  2. Meprobamato (tab.400mg), 1 tab., cada 12 h.
  • Analgésicos:
  1. - Dipirona (tab.300mg), de 2 a 4g/día, cada 6 u 8h. - Aspirina (tab.500mg), de 3 a 6g/día, cada 6 u 8h.
  2. - Analgésicos no esteroideos:
  3. Indometacina (tab.25mg), 1 tab., cada 8 h.
  4. Bencidamina (tab.25mg), 1 tab., cada 8 h.
  5. Naproxeno (tab.250mg), 1 tab., cada 8 h; (tab.500mg), 1 tab., cada 12 h.
  6. Ibuprofeno (tab.250mg), 1 tab., cada 4 0 6 h.
  7. Piroxicam (tab.10mg), 1 tab., cada 12 h.
  8. Tenoxicam (tab.20mg), 1 tab., diaria
  9. - Relajantes musculares:
  10. Mefenesina (tab.500mg), 1 tab., cada 6 u 8 h.
  11. Meprobamato (tab.400mg), 1 tab., cada 12 h.
  • Fisioterapia:
  1. Calor.
  2. Diatermia.
  3. Rayos infrarrojos.
  • Otras técnicas terapéuticas según criterio del especialista:
  1. Laserterapia.
  2. Acupuntura.
  3. Baños termales y tratamiento local con peloides.

Si de 7 a 14 días no resuelve, debe ser valorado por el ortopédico y, en muchas ocasiones, por neurocirujanos.

Fuente

  • Facultad de Ciencias Médicas de Bayamo

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