Historia de la Medicina en Cuba (1826-1839)

Historia de la Medicina en Cuba 1826 - 1839
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Historia de la Medicina en Cuba (1826-1839). Proceso histórico que muestra avances de la medicina en Cuba, se instalaron la Junta Superior o Gubernativa de Medicina y Cirugía, la de Caridad. Se hicieron la Cárcel y el Cuartel de la Punta. Se estableció la enseñanza de la agricultura, la de la higiene, de la Química y de la Medicina Legal en San Carlos. Se abrieron varios hospitales.

Panorama histórico

A partir de 1826 continúa el progreso lento pero incesante de la medicina europea. Avanza el conocimiento de la célula. Se hacen los primeros estudios serios sobre la inflamación y la gangrena gaseosa. Adelanta el estudio de las nefritis, de la cirrosis hepática, de las lesiones cardíacas y se inician los trabajos sobre las mielitis. Louis hace un excelente trabajo sobre la fiebre tifoidea y se va aceptando su contagiosidad. Se descubre el primer caso de parálisis infantil. Magendie hace avanzar la fisiología y Florense describe el nudo vital. Progresa el diagnóstico físico. Se realizan muchos estudios sobre la fiebre amarilla (epidemia de Gibraltar), la influenza y el cólera. Se conoce la úlcera redonda del estómago. Predomina la clínica y la anatomía patológica. Se idea el laringoscopio. Grandes estudios sobre la corea y se descubren los corpúsculos de la rabia. Se conoce el parásito de la sarna y otros hongos. Se estima que las enfermedades infecciosas se deben a agentes volátiles que entran en el cuerpo por la nariz, la boca y la piel. La cirugía realiza muchos progresos: primeras histerectomías, aumenta el número de cesáreas, traqueotomía en el crup, operaciones sobre los ojos y distintas intervenciones plásticas. Los norteamericanos hacen las primeras intervenciones sobre láminas vertebrales hundidas por accidentes. Todavía es una quimera la anestesia general. Disminuye el dogmatismo médico.

En Europa se va desarrollando el régimen constitucional y formándose los partidos liberal y conservador, en Inglaterra por la evolución, en otras naciones como Francia y España por la revolución. Francia seguía a la cabeza de la medicina mundial, conquistó a Argelia y por medio de una revolución de pocos días derrocó a Carlos X y eligió nuevo Rey a Luís Felipe estableciéndose el régimen constitucional parlamentario. Bélgica se separó de Holanda. Revueltas en Italia y ocupación de Roma por tropas austriacas. Sublevación de Polonia en contra de Rusia. Guerra carlista en España, etc. Cuba gemía bajo la férula de gobiernos despóticos que combatieron con dureza los primeros intentos de revolución por la independencia en Camagüey y la llamada Conspiración del Águila Negra. Pero el progreso material continuó, especialmente en La Habana, donde se estableció la primera línea de vapores directos a España. Se fundó a Cárdena. Se empezó a introducir la maquinaria de vapor en los ingenios. Disminuyó la trata de negros. Se construyeron dos buenos mercados. Se inauguró el primer camino de hierro y se arreglaron calles, paseos, etc. Se instalaron la Junta Superior o Gubernativa de Medicina y Cirugía, la de Caridad. Se hicieron la Cárcel y el Cuartel de la Punta. Se estableció la enseñanza de la agricultura, la de la higiene, de la química y de la medicina legal en San Carlos. Se abrieron varios hospitales como el de Santa Isabel en Matanzas, y ocurrió la gran epidemia del cólera morbo asiático (1833).

Doctrinas médicas imperantes

La medicina, habiendo dejado muy atrás las fases patriarcal, sacerdotal y laica libre, se encuentra en esta época en la laica organizada más favorable que las anteriores a los progresos de la ciencia. Aunque en muchos médicos dominaba el empirismo racional, predominaban entre los cubanos las doctrinas de Broussais y los antiflogísticos y la sangría desempeñaban principal papel en la terapéutica. La enseñanza de la medicina en la Universidad continuaba en el mismo estado de atraso, con sus dogmas, sus latines y su esencia teórica exclusivamente. Fuera de ese Centro actuaban en sentido contrario y hacían adelantar la medicina Romay, González del Valle, Alonso Fernández, Gutiérrez, Castro, Rosain, José de la Luz Hernández, José Atanasio Valdés, José Luis Casaseca, José de Lletor Castroverde, enseñando Medicina, Cirugía, Obstetricia, higiene y Medicina Legal.

La Universidad y la enseñanza de la medicina

En 1821 el Capitán General envió una Orden al alto Centro dominado por los clericales para que se restableciera el plan de estudios de 1781. Dicha orden hacía más moderna la enseñanza. Disponía que se enseñase anatomía siguiendo a Heistener no a Lacava y Bonelle, más atrasados. Que en fisiología predominasen las teorías de Dumas, publicado en castellano por Juan Vicente Carrasco, y en higiene los elementos de Tourtelle y los tratados de Caldini. Que se tolere el empleo del libro de patología de ese mismo autor en tanto se haga la traducción de los elementos de Chomel. Señala la primera autoridad que debe seguirse en la Universidad, interinamente, según dispuso la Comisión de Instrucción Pública de 15 de septiembre de 1820. He aquí este plan en extracto: Botánica de Cavanillos.

Química de Mata y Orfila. Anatomía de Bonelle y Lacava. Fisiología, doctrinas de Dumas. Higiene, elementos de Tourtelle. Materia Médica, libro de Tessart. Caldrim mientras se traduzca Chomel. Terapéutica, compendió de Gregory. Afectos uterinos. Aforismos de Boherhaave corregidos por Stall y los de Hipócrates.

El 14 de marzo de 1821 tuvo lugar la Oración Inaugural de los Estudios por D. Prudencio Echevarria y O`Gaban, catedrático de Derecho Patrio y su tema fue Libertad y Sabiduría. Revuelos por la elección del rector Viera.- El rector con D. Próspero Amador García, presidió los exámenes de Anatomía Descriptiva en San Ambrosio (véase este hospital). Desde el 24 de abril de 1824, las clases de Cirugía, que se daban en San Juan de Dios, pasaron a la Universidad situada en el convento de Santo Domingo, por acuerdo de la Sociedad Patriótica y las lecciones se empezaron a dar a las siete de la mañana por el médico Lcdo. Fernando González del Valle. Las elecciones del año 1825 se afectaron el 7 de septiembre.

El 1826 muchos catedráticos elevaron protestas por la prisión del Dr. Félix J. Piñere, catedrático sustituto de medicina, para "evitar desprecios a los Estatutos de la Universidad". En 1831 dispuso el rector D. Manuel Freixas, que las elecciones digo "los doctores en medicina tenían las mismas prerrogativas que los que lo eran en sagrada teología y en derecho".-- El año 1832, ofreció el rector establecer la enseñanza pública de la latinidad descuidada "desde el tiempo de la extinguida Constitución". El claustro asistió al entierro del patricio Obispo Espada y Landa "que fue conducido en hombros por jóvenes desde la Punta al Cementerio de Espada". En ese año, febrero, tuvo la Universidad cierta fricciones con el Ilustre Ayuntamiento" por aprobar éste ciertas informaciones sin audiencia del Síndico del Ayuntamiento". El Rector dispuso que los exámenes se hicieran en latín exclusivamente. El Dr. Ángel J. Cowley trató de modernizar el plan de estudios en tanto que el Gobierno "prohibía a los jóvenes de la nobleza cubana ir a estudiar a los Estados Unidos".--- El 1833 fue año de tristeza general por la horrible epidemia de cólera.

En 1834 continuaban funcionando las 5 cátedras de medicina y de cirugía e ingresó en la facultad el Dr. José de Piedra que se distinguió en la epidemia colérica por su pericia y connotados servicios. Se dispuso por Real Orden que se modificase la fórmula del juramento y que quedase concebida en estos términos: Qued noque nuno pertineo, neque in presto rum pertinibu ad aliquam societatem, etc. Celebró grandes exequias por la muerte del rey Fernando VII, y la oración fúnebre estuvo a cargo del pbro. Luis Portela, contribuyendo a sufragar los gastos de esta el rector Remigio Cernada y los catedráticos de la distintas facultades. En 1835 constituían el Claustro de Medicina los Dres. Tomás Romay, Decano; Aguistín Encinosos de Abreu, catedrático de Prima; Fernando González del Valle, de Cirugía; Ángel J. Cowley, de Terapéutica; Nicolás J. Gutiérrez, de Anatomía y Pedro Hourrutiner, de Texto Aristotélico. El Dr. J. E. de Abreu tenia gran elocuencia y en su discurso sobre la irritabilidad "demostró, con pocas palabras, toda la extensión de la medicina y cuan grande es la precaución que deben tener los modernos al tratar de las teorías antiguas que pueden inducirnos a error".

Dr. Nicolás J. Gutiérrez Hernández (1800-1890)

Por Real Orden de 1836 se dispuso a la Universidad: "Que se conserve los antiguos estatutos que fijaban el orden de los asientos en las facultades asignadas a los Doctores en los claustros y demás actos públicos, incluso a los Dres. en Medicina y Filosofía que se habían postergado en algunas Universidades". Fue aceptada por el rector fray Ambrosio Herrera. Se efectuó una colecta de dinero entre los profesores para auxiliar al Gobierno en su guerra con los carlistas. Las elecciones se efectuaron el 9 de septiembre.

Por Real Orden del 20 de mayo se modificaron (1837) y modernizaran los exámenes. Los examinados debían sacar diez temas a la suerte y contestarlos en una hora por escrito. Notas: sobresaliente, notablemente aprovechado y aprobado. El 18 de enero la Universidad felicitó al Gral. Tacón "por el venturoso resultado de los sucesos de Santiago de Cuba".

En día 14 de marzo de 1838 se instaló la Clase de Agricultura con discursos de los doctores Manuel de Jesús Herrera y del rector Pedro Infante. Se exigió a los alumnos que para ingresar en la facultad de medicina debían presentar un certificado de constancia de haber asistido al Curso de Anatomía y Grandes Operaciones y Obstetricia que dictaba el Dr. José Alonso Fernández en San Ambrosio. Del 7 al 10 de septiembre como casi todos los años se efectuaron las elecciones. Por Real Orden de 20 de mayo "se modernizaron los exámenes en la Universidad y otros Establecimientos de enseñanza". Presentaron tesis de medicina fisiológica: Raimundo Elías Ortega, Guillermo Delané, Juan Suárez, José Modesto Cuyasé, Domingo Hernández, Domingo Marin y Francisco Pons.

Todavía en 1839 la enseñanza de la medicina en la Universidad constaba de cuatro asignaturas: Prima (fisiología); Vísperas o Patología General; Anatomía y Methodus Medendi (terapéutica) con los Aforismos Hipocráticos de Piquer y Golter y los textos anticuados de Juan de Dios López y Lázaro Riverio. El estudio de los Cuatro Elementos (aire, agua, tierra y fuego) el de las Cuatro Humores (sangre, pituita, bilis y atrabilis) y el de las Cuatro Temperaturas (calor innato, húmedo radical, húmedo pecante y espíritus de animales y vegetales) iba pasando a la historia con las nuevas ideas de la ciencia francesa que seguían los médicos más progresistas. Los ejercicios de grado se anunciaban con toques de campana la víspera por la tarde y al amanecer del día señalado para el acto. Para los médicos los toques empezaban y terminaban con doce campanadas. A ellos asistía el rector, Prelado del Convento, Decano de la Facultad, Doctores Examinadores y el Maestro de Ceremonias. El examinado pronunciaba su lección y contestaba a los argumentos que se le hacían, oía después el discurso de "vejamen" y al concluir, conducido por los maceros ante el rector, quien le tomaba juramento, después se presentaba ante el Decano, que le confería las insignias Doctorales y por último el rector le imponía la Borla. El graduado pagaba cierta cantidad para la Universidad, para los Doctores que asistían al acto, para los Bedeles y para guantes de los concurrentes.

Fuera del recinto universitario el ejercicio práctico de la medicina se hizo más eficaz con las enseñanzas de Romay en el hospital de San Juan de Dios; de Alonso, Gutierrez y Castro, en San Ambrosio y en Paula, cirugía, operaciones y obstetricia de Rosain; José de la Luz Hernández, higiene; José Luis Casasecas, química y José de Lletor Castroverde, en su curso de medicina legal y jurisprudencia médica inaugurado el 24 de noviembre de 1839 en el Real Colegio de San Carlos de La Habana. Este último señor era graduado de medicina en Madrid y Montpellier y socio de varias academias en Cádiz. El Claustro de Catedráticos de Medicina lo formaban 35 individuos más los Dres. Vicente Antonio de Castro y Bermúdez y Francisco Alonso Fernández.

Protomedicato

Este Tribunal continuó su tarea fiscalizadora, moralizadora y sanitaria. En 1825 estaba formado por Hernández, Delgado, Morales, Hevia y Cayetano Pontón "regulaban los libros de los asientos de matrículas, prohibían las igualas y concierto de pagos por curaciones, especialmente a los médicos extranjeros".

En marzo de 1826 formaban parte del Tribunal: Delgado, Morales y el escribano Pontón. Prohibieron la venta del "Remedio de Juan Vila contra la sífilis". Por Real Cédula de Su Majestad se aprobó la posesión que desde el 19 de abril del año 1823 se confirmó por el Capitán General al Dr. Juan Pérez Delgado como Segundo Protomédico de La Habana y su jurisdicción, impartiendo su aprobación. El Tribunal se reunió el 28 de abril con los profesores Romay, Genebriera, Viera, Terriles, F. Alonso Fernández, Luis del Castillo, Gabriel de Morales, José Antonio Ayala y Manuel Díaz "para tratar de tres enfermos que asistía Díaz y murieron de Angina Gangrenosa, y habiéndose conocido dos casos más, acordaron que no constituían epidemia, ni que los casos era contagiosos, sino que se debían al calor y sequedad de la atmósfera". No obstante esta declaración, dictaron medidas de higiene "para evitar una epidemia, como la de los años 1815 y 1816”. Recomendaron que se regasen las calles y se nombró una Comisión para que atendiera de los casos, formada por Genebriera, Alonso y Díaz. Firmaron el Acta: Hernández, Delgado, Hevia, Morales y el escribano Cristóbal de Tagle. En agosto recomendó el Tribunal que no se abusase del empleo de la Doctrina Fisiológica de Broussais tan defensora de la sangría. Moderación.

En el mes de agosto de 1827 prohibió la venta de los Confites del Dr. Valentín, contra las lombrices, por contener mercurio y tártaro emético o estibiado. En septiembre los Doctores Hernández, Delgado, Morales, y el escribano Pontón hicieron la visita bianual a las boticas de la ciudad.

El 20 de mayo de 1828 el Capitán General Vives con motivo de la epidemia de "Dandy" de Curazao, que llegó a La Habana en marzo, se constituyó la Junta Superior de Sanidad junto con el Capitán General, Presidente; el Gobernador Civil, Vocal Asesor de Hacienda; Capitán de Puerto, dos Regidores y el Protomedicato formado por Lorenzo Hernández, regente; Juan Pérez Delgado, 1º; J. A. Bernal, 2º; Tomás Romay, 3º; Simón Vicente de Hevia, 4º y el Secretario Suplente Fernando González del Valle, los que tomaron medidas contra dicha epidemia. En mayo pidió a los facultativos que dieran con puntualidad los partes de los casos de fiebre amarilla y otras fiebres infecciosas "por la existencia de la epidemia de vómito". J. A. Bernal y Simón Vicente de Hevia, atribuyeron la epidemia "al mal estado de la atmósfera, a cuatro años de sequía, a que no corría la Zanja y a la abundancia de polvo". En junio el Protomédico Simón Vicente de Hevia protestó "de que sus compañeros habían habilitado parteras para que pudiesen ejercer por un año".

El Tribunal estaba compuesto en abril de 1832 por Lorenzo Hernández 1º; Vacante el cargo de 2º; Antonio Viera, auxiliar; J. A. Bernal, 3º con funciones de segundo; Hevia, fiscal; Asesor vacante, Nicolás V. del Valle; C. Pontón, escribano, y Diego Barrabi, bedel. El 15 de julio se publicó un escrito del Tribunal, firmado por sus miembros y los Dres. José Pambrúm y Juan Michelena (de Matanzas), que reconocidos los enfermos del pueblo de Cidra, encontraron que solo padecieron un afecto bilioso.

El 19 de enero de 1833, tomó posesión del cargo de Protomédico Regente el Dr. José Antonio Bernal y Muñoz que sucedió al Dr. Lorenzo Hernández; y de 2º el Dr. Simón Vicente de Hevia. Con motivo de la epidemia de cólera que reinó este año tuvo mucho trabajo el Tribunal y todos sus miembros sirvieron con equidad y valor ante el terrible cuadro.

Facultativos médicos

Por este época ejercían en Cuba unos 600 facultativos médicos (tenían más educación y más conocimientos); cirujanos latinos (solo atendían a las afecciones externas); médicos cirujanos (los que ejercían todas las ramas de la profesión) y cirujanos romancistas considerados poco más que bárbaros, usaban el Don y solo atendían las afecciones externas y hacían sus recetas en romance -castellano antiguo- no en latín como los médicos-cirujanos). La mayor parte de los facultativos residían en La Habana y en los pueblos de cierta importancia y algunos en los ingenios. En su mayoría carecían de ilustración y empleaban una medicina empírica. Los más competentes estaban inspirados en las ideas de Broussais y abusaban de antiflogísticos y sangrías. Entre los extranjeros había muchos charlatanes que venían a Cuba a ganar dinero valiéndose de la misma mística que le daba su aspecto extranjero y el desconocimiento del castellano así como la escasez de médicos cubanos y españoles. En los médicos se usaba poco el bigote pero si un largo pie de barba o "patilla" a la inglesa al estilo de los Dres. Castro y Gutiérrez. Vestían casi todos de negro, con chaqueta amplia y larga (chupa), amplios calzones, cuello alto y abierto ampliamente, con una gran corbata negra y cubrían el cráneo con un sombrero de piel y de copa.

Junta Superior de Sanidad

El 28 de abril de 1828 celebró sesión juntamente con el Protomedicato y con los facultativos: Romay, Genebriera, Pérez Carrillo, Nicolás V. del Valle, Viera, Terriles, Alonso, Belot, Pambrum, Luís del Castillo, G. Morales, J. M. Aniceto de Ayala y otros; "Don Manuel Díaz Dijo que había asistido en casa del Lcdo. Francisco Fernández de Velazco a un enfermo que murió de angina gangrenosa". Dijeron que no existían muchos casos como en los años 1815 y 1816. En la reunión del 19 de mayo se declaró que la enfermedad empezó a principios de marzo y describen algunos de sus síntomas como sudores, hinchazones, etc.

Se trató con el método antiflogístico por medio de revulsivos, laxantes y muy poca sangría. También dijeron que se habían experimentado bastantes fiebres exantemáticas y anginas a fines de abril y que acometió a muchos que habían pasado la enfermedad epidémica conocida vulgarmente con el nombre de "dengue" que tenía analogía con la epidemia de los años 1815 y 1816 cuyos numerosos casos fueron tratados por el método "browniano, que imperaba entonces". Que en 20 de mayo se volvieron a reunir en la morada del Capitán General con las principales autoridades, con el primer Protomédico Lorenzo Hernández, el 2º Juan Pérez Delgado, el 3º José A. Bernal Tomás Romay, Fernando González del Valle, este en clase de fiscal, por enfermedad de Simón Vicente de Hevia y acordaron "que se diera parte de los enfermos, que se regasen las calles, calzadas, plazuelas, etc." En la Junta del 25 de mayo estuvieron presentes el Asesor de Hacienda José Zamora; el Capitán de Puerto D. Antonio Gastón; el Regidor D. Andrés de Zayas; Regidor D. Manuel Ramírez Gallo; Protomédico Dr. Lorenzo Hernández; Dr. Juan Delgado 2º; Dr. Simón Vicente de Hevia, fiscal; Dr. T. Romay y Dr. Fernando González del Valle, Secretario. La reunión se efectuó en la casa del Capitán General por estar Su Excelencia en cama "con la enfermedad reinante", por cuyo motivo presidió la Junta el Secretario de Hacienda D. José Zamora, "declararon que según los partes existían en la población 600 casos y recomendaron que los vecinos hicieran el riego, la limpieza de basuras y que sacaran los cerdos de la población para que se purifique el aire, etc."

El 3 de julio informó que solo quedaban 47 enfermos de la afección reinante, de ellos 20 en San Ambrosio "y muchos de fiebre amarilla en el Hospital de Marinos y entre los militares de San Juan de Dios". La Junta se volvió a reunir en 29 de junio y declaró "que había terminado la epidemia y que quedaban pocos casos de fiebre amarilla". Hizo constar también "que el mejor desinfectante que usó fue el licor de Labarraque".

El 20 de enero de 1831 se reunió en Puerto Príncipe la Junta Local de Sanidad de esa población y los médicos locales, a instancias del Teniente Gobernador D. Francisco Sedano "por existir graves y numerosas enfermedades". Presentes en ella los Lcdos. Juan González, Manuel Roquet, Carlos Vasseur y Fidel Herrera, manifestaron "que la epidemia se debía a influencias atmosféricas y que en dicha ciudad se observaban con frecuencia casos de disentería y fiebre por putrefacciones, a final del estío y principios del otoño." Citan en apoyo de tal aserto el Libro de Hipócrates. Murieron varias personas conocidas.El médico Francisco Santiago Mota dijo que asistía a un militar con la misma fiebre y que curó lo mismo que otros 2 en la sala alta de hospital "con el empleo de antiflogísticos y revulsivos".

En abril de 1832 la Junta estaba compuesta por Su Excelencia como Presidente; el Intendente Real de Hacienda; Capitán de Puertos; Comisionados del Ilustre Ayuntamiento; Comisionados del Real Consulado con los Dres. Lorenzo Hernández, protomédico 1º; J. A. Bernal Muñoz 2º; Tomás Romay, de la Junta de Vacuna; Dr. Juan Ángel Ceniceros, Cirujano Mayor de la Real Armada; Dr. Simón Vicente de Hevia, fiscal; y Dr. Vicente Pérez Infante, Vicesecretario. El 21 de julio se reunió la Junta con el Capitán General De Rocafort y con asistencia de D. José Zamora, Asesor de Real Hacienda; Agustín Aguilar, Capitán de Puerto; Manuel Ramírez y Sebastián Fernández de Velazco, Regidores; Don Tomás de Juara Soler, Diputado consular; Dr. Lorenzo Hernández, Protomédico; J. A. Bernal; Tomás Romay, Vocal de la Junta de Vacuna; Juan A. Pérez Cenicero, Cirujano Mayor de la Real Armada y Simón Vicente de Hevia, Fiscal. Tomaron medidas preventivas contra el Cólera "que desde junio afecta al Canadá". Se volvió a reunir en junio para tratar también de las medidas preventivas contra la amenaza del cólera morbo asiático.

En la reunión de agosto se acordó dividir la ciudad en Cuartones, Barrios o Cuarteles para la atención de los enfermos en caso que ocurriese la irrupción.

Facultativos por Cuarteles: San Telmo (Punta y Maestranza), P. Marin y Luis Ángel Valenzuela. Fuerza, M.R. Blanco y Francisco Hernández. Santo Domingo, J. de la Torre y F. Fernández Cruzado. Gobierno, J. P. Bohórquez, P. Hourrutiner. San Francisco, A. Noval e Hilario Azcárate. Santa Clara, N.J. Gutiérrez e Isidro Cordovés. Espíritu Santo, F. Tariche y J. de la Luz Hernández Paula, P. Andreu y Francisco Alonso Fernández. San Isidro, Nicolás V. del Valle y Francisco Genebriera. Belén, A. Machado y J. A. de Ayala. Sta. Teresa, Agustín E. de Abreu y Manuel de Ibarrola. Ursulinas, Gabriel de Morales y Andrés Alegre. Montserrate, A.J. Cowley y Fdo. González del Valle. San Felipe, Dgo. Busquet y Félix Herrera. Santo Ángel, Fernando G. del Valle y Mariano Rodríguez Aullón. San Juan de Dios, Fray Luis del Castillo Odoardo y Ramón González Palacios.

El 1833 el trabajo de la Junta fue agotador por haberse presentado la epidemia de cólera. Estableció casas de aislamientos y formó Juntas de Caridad en los Barrios para auxiliar a los afectados. Se reunió el 1 de marzo con todos los médicos de La Habana para llegar a un diagnóstico claro de la afección invasora, dando cuenta a Su Excelencia y tomando serias medidas de aislamiento y desinfección. Recomendaba como primera medida la separación de los atacados y como tratamiento fricciones con bálsamo de fioraventi, avinagrados, con alcohol, aplicaciones de sacos con ceniza caliente, diversas infusiones con gotas de éter y acetato de amoníaco y cuidó que no faltasen medicamentos en las boticas y botiquines. Por su parte el Capitán General dispuso que todas las fortalezas hicieran varias veces al día disparos de cañón "para limpiar la atmósfera". No aconsejó las hogueras como se hacía anteriormente y persiguió la venta de muchos "específicos" anodinos o peligrosos que se recomendaron contra la enfermedad.

El 14 de abril reunió a los 85 facultativos en ejercicio en La Habana y dio por terminada la epidemia. Por último el 7 de diciembre se dio por terminada del todo. La Junta continuó funcionando los años siguientes con regularidad. Por Real Orden de 20 de septiembre de 1838 se dispuso la reforma de la misma lo que se empezó a cumplir el 9 de enero de 1839 con la siguiente composición: Presidente, el Capitán General; Vocales, los Superintendentes del Ejército y de la Hacienda; José Ángel Pérez San Martín (Administrador de rentas marítimas); Juan Montaño, Capitán de Puerto; Tomás Romay, Presidente de la Junta Superior de Medicina y Cirugía; Gonzalo Herrera y Herrera, Comisario del Ilustre Ayuntamiento; Franciso Horta, Médico de sanidad y Ángel J. Cowley, Secretario. Continuó la Junta reformada hasta el 25 de junio de 1857 en que el Capitán General D. José de la Concha creó la Junta Subalterna de Sanidad en La Habana lo que se aprobó por Real Orden de 7 de mayo de 1859.

Junta Superior Gubernativa de Medicina, Cirugía y Farmacia

Esta Junta se creó por Real Orden de fecha de 1833 y quedó constituida en La Habana el 14 de noviembre del 1834. Sucedió al Tribunal de Protomedicato. La primera se formó con T. Romay, Presidente; José A. Bernal y Simón Vicente de Hevia, Vocales, y Félix Corral Sánchez, Secretario. Quedó autorizada para expedir títulos de Cirujanos Romancistas. Los últimos protomédicos fueron Lorenzo Hernández, Juan Pérez Delgado y Simón Vicente de Hevia. Tuvo como el protomedicato sus ramas en el interior. Cuidaba del reglamento del ejercicio de la profesión, del estado de los medicamentos en las boticas y de los alimentos en las tiendas. Dividió el territorio de la isla en tres departamentos: Occidente, a cargo del Dr. José Alonso Fernández ; el Central, a cuidado del Dr. José de la Luz Castellano en Puerto Príncipe, y el Oriental, a cargo del Dr. José Fernández Cruzado en Santiago de Cuba.--- Su Secretario, en 1837, Félix del Corral.--- En 1838 estaba compuesta por Romay, con los vocales, A. Bernal Muñoz y Simón V. de Hevia y los Suplentes, Encinoso de Abreu, Pérez Carrillo, N. J. Gutiérrez y Ángel J. Cowley.

Junta Central de Caridad

Se inició en 1833 cuando la epidemia de cólera morbo. Prestó buenos servicios al vecindario y fue su Secretario el Dr. Ángel J. Cowley.

Vacunación

Continuaba atendida por la Junta Superior de Vacuna de La Habana y las Locales de los pueblos del interior, siendo siempre su principal animador Tomás Romay. Se hacían las vacunaciones en los mismos sitios: sacristías de las iglesias, sala capitular de los ayuntamientos, ingenios, etc. En 1835 constituían la Junta Superior: Romay, Pérez Carrillo, Sandoval y Diego Govantes. Desde el año 1804 hasta 1835 se habían practicado 210 579 operaciones en La Habana y 311 342 en el interior de Cuba.

Facultativos de Semana

Durante este período se establecieron los facultativos de semana, un médico y un cirujano, para atender los casos de urgencia que se presentasen y asuntos de otra índole, médicos legales, etc. Fue un gran beneficio para todos y especialmente para la clase pobre. Ellos también inspeccionaban los alimentos, mercados, tiendas, etc. No es posible citar los nombres de todos. Daremos los de algunos más conocidos: Agustín Encinoso de Abreu, N. Vicente del Valle, A. Terriles, F. Sandoval, P. Marin, A. Machado , J. A. de Ayala, Bernardo del Riesgo, Ceferino Reyes, F. Alonso Fernández, Charles Belot, A.J. Cowley, N.J. Gutiérrez, Fray L. del Castillo, A. Fossaty, Joaquín de la Rúa, T. Romay, J.P. Bohórquez, J. de Córdova, A. Escoto, L. Genebriera, R.J. Blanco, P. Humanes, D. Rosain, A. Noval, Francisco Tariche, M.J. Piedra, I. Cordobés, V. Pérez Infante, G. Peláez, R. Vélez, J. Fernández Cruzado, A. Valenzuela, C. Villodres, D.M. Govantes, M. Escasi y los cirujanos, Francisco Valdés, Luis G. Morales, J.R. Vítores, T. Montes de Oca, José Sanz, P. Regalado, Justo de la Torre, José Hidalgo, Francisco López, F. Tariche, J. Cortázar, L. Pacheco, Diego Bousquet, A.R. Valdés, Bernardo Zarbarán, José Francisco Valdés, Manuel Fuentes, Ramón C. Bernal, Dgo. Valdés Marzal, José Manuel Núñez, Manuel Cirilo Casado y otros muchos más.

Enlaces externos

Fuentes