Historia de la provincia Santiago de Cuba (Cuba)


Historia de la provincia Santiago de Cuba
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Cronología
Comunidades aborígenes
Período Colonial
Fundación de la villa
Santiago, capital del Departamento oriental (1607- 1700)
Afirmación de la sociedad criolla santiaguera (1700 - 1792)
Advenimiento de la sociedad cubana santiaguera (1837- 1868)
Luchas independentistas contra el colonialismo español (1868- 1898)
Intervención estadounidense en la contienda cubana
Período Neocolonial
Evolución social de la provincia entre 1902 y 1925
Situación económica, social y política entre 1925 y 1940
Santiago de Cuba entre 1940 y 1952
Luchas del pueblo por su liberación definitiva (1952- 1958)
Período revolucionario

Historia de la provincia Santiago de Cuba (Cuba). Santiago de Cuba fue la primera capital de Cuba, desde su fundación por los españoles en 1515 hasta 1556. Es conocida como la Ciudad Héroe. El territorio que ocupa actualmente formó parte de la antigua provincia de Oriente, hasta que en 1976 tras proclamarse la nueva división político-administrativa se constituyó como provincia.

Está situada en el extremo oriental de Cuba; limita al norte con las provincias de Granma y Holguín, al sur el mar Caribe, al este con la provincia de Guantánamo y al oeste con Granma. Por su importancia político-económica se considera la segunda provincia en importancia del país. Rodeada por las alturas que integran el sistema montañoso de la Sierra Maestra y el mar, se muestra con numerosos sitios de interés turístico y una historia siempre vinculada a las luchas por la independencia. Con una herencia africana y española, suma además un fuerte componente francés de los emigrantes antillanos, mezcla que definió el color y carácter de sus pobladores.

La historia de la provincia Santiago de Cuba inicia con las comunidades aborígenes, y se extiende hasta la actualidad.

Comunidades aborígenes

En la región sudoriental de la isla de Cuba no se ha podido comprobar la presencia de aquellos hombres pobladores iniciales de las Antillas. Los primeros conocidos llegaron por vía marítima en una fecha aproximada de diez mil o siete mil antes del presente, y se establecieron a lo largo de toda esta costa sin penetrar zonas interiores frenados, quizás, por la cordillera de la Sierra Maestra.

Estos habitantes se caracterizaban por una economía basada en la recolección y la caza, vinculados con el bosque o con la explotación de los recursos del mar. La gran variabilidad de recursos naturales para la subsistencia, les permitiría patrones de asentamiento y evolución socioculturales diferenciados, al igual que un crecimiento demográfico dinámico y la posibilidad del sedentarismo.

Mediante intercambios tecnológicos, o porque entraron nuevas migraciones por vía marítima entre los siglos IV y III a.n.e., los ya residentes adquirirían experiencia en la técnica de fabricación de cerámica sobre la base del cilindrado, con decoraciones escasas, sencillas y primitivas, reducidas a incisiones simples, generalmente lineales, puntuales u otros motivos geométricos.

Hacia el siglo II a.n.e., en las Antillas Menores comenzaron a recibirse grupos humanos de filiación etnolingüística [[aruacas|aruaca] provenientes de las costas venezolanas y guyanesas: ceramistas y agricultores de la yuca amarga y otras especies de vegetales. A ello se debe la introducción masiva de una agricultura desarrollada. De aquí derivaron grupos de cultura típicamente isleña, con funciones económicas generadas para explotar la variedad de los ecosistemas antillanos.

La presencia más temprana de los agricultores ceramistas aruacos está fechada entre los años 820 y 830 d.n.e, en el residuario El Paraíso y Damajayabo, en el litoral sudoriental de Santiago de Cuba. Por esta región, se produjeron las principales entradas al territorio de la Gran Antilla, generándose una situación de confluencia y contacto de múltiples arribos. Se han reportado 38 sitios arqueológicos en los municipios costeros de Santiago de Cuba y Guamá: 29 de habitación, cuatro paraderos, una cueva funeraria y cuatro sin clasificar. En la zona del interior, los asentamientos se hicieron en lugares cercanos a ríos, lagunas o casimbas, fuentes de agua potable sin riesgo de frecuentes inundaciones.

La agricultura se basaba en tres cultivos principales: yuca, maíz y boniato; los secundarios eran el tabaco, el frijol, la malanga, ajíes y frutales. El consumo del cazabe parece haber sido introducido posteriormente entre los siglos V y VIII de nuestra era.

Estas comunidades debieron coincidir con la llegada de los españoles conquistadores. Hubo una interacción cultural prolongada desde la fundación de la villa, donde la cultura europea hizo su mayor presión; pero también se evidencia la necesidad de recurrir a los conocimientos del aborigen, desde entonces y en adelante. Para el consumo de los colonizadores se necesitó del indio en los conucos o como monteros. En las relaciones biológico-culturales hay que tener en consideración las uniones interétnicas, justificadas por la casi total ausencia de la mujer europea.

Período Colonial

Fundación de la villa

La historia colonial de la actual provincia de Santiago de Cuba parece comenzar en mayo de 1494 con el segundo viaje del almirante Cristóbal Colón cuando avistó la costa sur de la región oriental. Al bojear la Isla en 1509, Nicolás de Ovando dio seguramente con el puerto santiaguero. La fundación de la villa de Santiago, la última entre las siete, se produjo en la medianía del año 1515, según consta en la carta de relación del 1ro de agosto de este año, dirigida al monarca por Velázquez, en la cual este describe los primeros momentos del asentamiento.

El adelantado Diego Velázquez la reconoció de inmediato como centro administrativo de su empresa, donde se instaló la tenencia de gobierno, el obispado y la fundición de oro.

Desde su puerto salieron las expediciones de conquista del continente americano, lo que explica el despoblamiento de la villa santiaguera hasta el número de 30 vecinos. La falta de fuerza de trabajo aborigen, motivó en 1522 la entrada por el puerto de Santiago de Cuba de los primeros 300 negros bozales procedentes de La Española, para incorporarlos a la producción.

Ese mismo año de 1522, una Real Cédula admitió la instalación de la Catedral del obispado en Santiago de Cuba, además del título de Ciudad al año siguiente. Sin pérdida de tiempo, se levantaría un monasterio de franciscanos que, aunque con pocos frailes, se dedicaron con intensidad a la labor evangelizadora.

Atacada por corsarios y piratas, Santiago estuvo a punto de desaparecer en varias oportunidades, pues carecía de un sistema defensivo. Entre 1569 y 1570, el obispo Juan del Castillo aseguraba que Santiago de Cuba sólo poseía 32 vecinos. Los naturales, ya mestizados, constituyeron una reserva aborigen en San Luís del Caney.

El yacimiento cuprífero del Cerro de Cardenillo, muy próximo a la ciudad, había comenzado a explotarse desde 1530. En 1599 se fundó el pueblo de Santiago del Prado (El Cobre). La coincidencia en el lugar, de blancos, negros e indios, propició la formación del culto a la virgen de la Caridad en un proceso integrador de mestizaje cultural.

En el núcleo urbano santiaguero son pocas las evidencias arqueológicas que han permanecido de la ciudad del siglo XVI: un muro de verdugadas, el cual parece haber sostenido un punto defensivo en las alturas de la ciudad y la casa que pudo haber sido el lugar de fundición del oro por la Real Hacienda, considerada como casa del gobernador; así como la distribución del núcleo urbano en la cual la catedral se halla frente a la residencia del gobierno y Cabildo y la plaza al centro de ambas.

Santiago, capital del Departamento oriental (1607- 1700)

En octubre de 1607, la Corona dictó una Real Cédula por medio de la cual se crearon dos departamentos: Oriental y Occidental.

Desaparecido el régimen de encomiendas, la economía de la jurisdicción de Cuba se organizó, igual que en el resto de la Isla, en hatos y corrales. Estas haciendas de ganado mayor y menor fueron el respaldo económico del patriciado criollo que hizo del Cabildo un baluarte de su poder político con relativa autonomía respecto al poder metropolitano.

En 1637 fueron embargadas las minas de cobre y sus esclavos fueron obligados a trabajar en las fábricas de la fortaleza de San Pedro de la Roca. La ciudad cobró nueva vida gracias a las garantías defensivas y a los situados.

Durante la segunda mitad del siglo XVII, las relaciones de la ciudad santiaguera con el Caribe eran más estrechas que con el resto de la Isla, a causa de las dificultades de la comunicación por tierra y a la continua amenaza, por mar, de filibusteros y corsarios.

Maduraba en la isla de Cuba la idiosincrasia del criollo, blanco o negro, con sentido de pertenencia al lugar que lo había visto nacer. En la psicología del criollo desempeñaba un papel primordial su amor por la patria local.

Afirmación de la sociedad criolla santiaguera (1700 - 1792)

Título de Muy Noble y Muy Leal

El siglo XVIII coincide con el advenimiento de los Borbones al trono español y con las luchas intermetrópoli por los mercados de América. A raíz de la Guerra de Sucesión entre Inglaterra y España, que intentaban neutralizar, en alguna medida, el dominio absoluto de Inglaterra en el área, el gobernador provincial Juan Barón de Chávez, organizó una expedición para invadir algunas de las islas del archipiélago de las Bahamas donde los ingleses habían comenzado a establecerse. El éxito obtenido en la empresa fue recompensado por la Corona, lo que otorgó a la ciudad de Santiago de Cuba el título de Muy Noble y Muy Leal por Real Cédula de 14 de febrero de 1712.

El estamento social esencial como mano de obra para llevar a cabo el proceso productivo agrícola, era el de los hombres libres, pequeños propietarios o no; integrado por población aborigen, negros libres, mulatos libres y blancos, algunos de los cuales eran inmigrantes canarios, desertores del ejército y de la Armada.

Por otro lado las reformas borbónicas y las ideas ilustradas impulsaron a los patricios criollos del Departamento Oriental en este siglo XVII, al cultivo de la instrucción en derecho civil y eclesiástico a fin de defender sus intereses y ascender como funcionarios. En 1722, se creó el seminario conciliar San Basilio el Magno, primer centro de enseñanza superior fundado por el obispo Jerónimo Valdés; ya en los años de fines del siglo XVIII se solicitó que el colegio San Basilio el Magno se convirtiera en Universidad, a lo que nunca se le daría oído por parte de las autoridades coloniales.

Bajo el gobierno de Pedro de la Roca y Borjas (1739-1743), se dio inicio a la construcción de un sistema defensivo alrededor de la entrada de la bahía santiaguera, que incluía las fortalezas de El Morro, La Estrella y la batería de Santa Catalina, que unido al establecimiento de una guarnición, incentivó a que la ciudad cobrara nueva vida por la garantía que ofrecían las defensas, y a su vez aumentó el movimiento comercial por el puerto santiaguero.

En 1741 se produjo el ataque de los ingleses a Santiago de Cuba. El contingente militar desembarcó por Guantánamo el 18 de julio; en su avance a hacia la ciudad capital oriental, fueron hostigados por las guerrillas locales lo que determinó el fracaso del plan inglés en agosto del propio año. La derrota británica permitió obtener notables beneficios en la jurisdicción de Cuba pues, en los próximos años, los corsarios criollos dominarían en el mar de las Antillas. Santiago se convirtió en una plaza de primera magnitud. Se le restituyó al Departamento Oriental la villa de Puerto Príncipe para su administración y se le designaron oficiales de Real Hacienda con independencia de los de La Habana. En 1743 se le ratificó a Santiago de Cuba el título de " Muy Noble y Muy Leal".

Para 1749, en el territorio que ocupa la actual provincia santiaguera, había 50 fábricas de hacer azúcar entre ingenios y trapiches. La mayoría de los ingenios de la jurisdicción de Cuba se hallaban en las inmediaciones de su puerto o en los caminos de fácil acceso a la ciudad. Las prohibiciones metropolitanas no pudieron impedir que parte de las producciones de la jurisdicción se encaminaran a Europa a través de los contrabandistas franceses.

El sistema de la pesa obligaba a los ganaderos a rendir una cantidad determinada de carne de res y de cerdo para abasto de la ciudad a precios regulados. El contrabando de carne y ganado en pie, así como el crecimiento demográfico que incrementó el consumo dentro del núcleo urbano santiaguero, exigió el suministro a la pesa santiaguera de la villa de Bayamo con el consiguiente disgusto de su patriciado.

Santiago de Cuba siguió desempeñando el papel de puerto intermediario en el comercio caribeño. Muchas de las mercancías provenientes apresadas por los corsarios al dirigirse a Jamaica o de las colonias de América septentrional, tuvieron como destino Santiago de Cuba.

La sociedad criolla santiaguera y el desarrollo de la plantación esclavista (1793- 1836)

Con la revolución de 1789 en Francia, los conflictos sociales se desencadenan en la vecina colonia de Saint- Domingue aceleraron los cambios económicos que ya asomaban en la jurisdicción de Cuba, encaminados a la agricultura y el mercado.

La llegada de un importante número de inmigrantes franceses de origen haitiano a Santiago de Cuba desde 1803, inclinó definitivamente la opinión de las máximas autoridades de la Isla a favor de la adquisición de tierras por los mismos, previa naturalización. La ciudad santiaguera y sus inmediaciones sirvió de refugio a comerciantes republicanos, artesanos y marinos, se multiplicaron los sastres, panaderos, albañiles, cocineros, carpinteros, pulperos, costureras, médicos, etc.

El deterioro del monopolio tabacalero por la falta de situados desde 1805 y la recuperación del cultivo azucarero en las vecinas colonias, inclinaron la balanza del desarrollo plantacionista de la jurisdicción de Cuba hacia la caficultura. Cultivo en el que los nuevos colonos franceses eran expertos. Por el puerto santiaguero, a partir de 1807, comenzaron a salir los cargamentos de café con destino a Estados Unidos y España.

A instancias de la capitanía general, el gobernador del Departamento Oriental, Sebastián Kindelán, dictó la expulsión de los colonos de origen francés por bando de 10 de abril de 1809. Miles de colonos abandonaron Santiago de Cuba luego de vender con precipitación sus propiedades rústicas y urbanas; en buena medida recalaron en la costa suroccidental de los Estados Unidos, lo que a la larga favoreció los vínculos comerciales con esos lugares. No obstante, los colonos blancos más poderosos de origen francés, consolidaron sus plantaciones y sus mercados de café, y permanecieron sin que se les interrumpiera su actividad, la cual ya les aseguraba buenos dividendos, como en el caso de Prudencio Casamayor.

A pesar de los efectos que pudo ocasionar a la economía de la jurisdicción de Cuba la expulsión de los franceses y, sobre todo, el bloqueo impuesto por los contendientes de la guerra europea, la región mantuvo un directo progreso durante los primeros diez años del siglo XIX. Así lo corrobora el hecho de que el 23 de marzo de 1812 se instauró la Intendencia de Hacienda en Santiago de Cuba; que no fue más que un cuerpo administrativo que pretendía asegurar el mejor expolio de los productores y comerciantes radicados en el Departamento Oriental.

En agosto de 1812 el Cabildo santiaguero juró la Constitución de Cádiz, lo cual repercutió en el mejoramiento de la libertad de imprenta en 1814. Durante la segunda década del siglo XIX Santiago de Cuba vivió una época de bonanza, el cultivo de la caña se extendió a zonas desconocidas hasta entonces, por la facilidad de adquirir esclavos y tierras vírgenes, e incluso en muchos lugares sustituyó al algodón. La burguesía criolla santiaguera hizo inversiones en ingenios e invadió nuevos territorios. Además, el mayor número de negros condujo a buscar una fórmula para su alimentación, lo que obligaba a crear zonas para la agricultura de consumo como también a la búsqueda de materias primas demandadas por las fábricas de azúcar.

La burguesía criolla veía con temor el crecimiento de la población de color; el recuerdo de la revolución haitiana y el temor el negro, estuvieron siempre presentes. El Gobierno colonial no era ajeno a esta opinión y mostró su interés en apoyar la inmigración blanca a la Isla, para lo cual ofreció ventajas a los inmigrantes tales como: pasaje gratis, ayuda monetaria en los primeros momentos, entre otras. Así se fomentaron nuevos pueblos, aunque la política de colonización blanca quedó afectada por el desarrollo del régimen de plantaciones.

Durante el llamado trienio liberal de 1820 a 1823 se restablecieron las instituciones y demás legalidades constitucionales burguesas que habían sido abolidas en 1814 por Fernando VII. En este período en Santiago se hicieron numerosos esfuerzos por hacer realidad la construcción de un nuevo muelle, también fomentar caminos y estimular el mercado interior. El 14 de junio de 1821 se restableció la Junta de Fomento e Industria con el propósito de favorecer los negocios económicos.

A pesar de la oposición de Inglaterra a la trata, durante el período constitucional en el departamento Oriental de la isla de Cuba se continuó el tráfico negrero, autorizado primero y clandestino después; lo cierto es que los hacendados criollos intentaban obtener por todos los medios la fuerza de trabajo esclava, amparada por las autoridades que se hacían de la vista gorda.

Entre los años de 1823 a 1833 en la jurisdicción Cuba se consolidó la gran plantación esclavista cafetalera y algodonera, lo que permitió a la región su inserción en el comercio internacional. Entre 1831 y 1836 quedó asegurada la producción azucarera en el mercado mundial, mientras que los capitales invertidos en el azúcar obtenían mayores ventajas. No hubo, por tanto, la menor discrepancia política con relación a la monarquía borbónica de aquellos años.

El gobernador de Santiago de Cuba, mariscal Manuel Lorenzo, proclamó la Constitución en 1836 y se opuso al despótico capitán general Miguel Tacón. Ningún reformista santiaguero estuvo dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias. Tacón decretó la incomunicación del Departamento oriental y ordenó la salida de una expedición pacificadora al oriente de la isla de Cuba. La burguesía oriental temió al “peligro negro” y la falta de mano de obra esclava, por lo que prefirió esperar por los liberales españoles. Lorenzo se embarcó para España y todo volvió a la normalidad a finales de diciembre de 1836.

Advenimiento de la sociedad cubana santiaguera (1837- 1868)

La década del 30 del siglo XIX fue de gran producción cafetalera, en los años que siguieron a 1836 se obtuvieron elevadas cantidades para su exportación desde la jurisdicción de Cuba. Mientras que en el occidente de la Isla casi desaparecía el cultivo del café, aquí se fomentaron haciendas de este grano en nuevos partidos.

Por otro lado, la industria azucarera siguió expandiéndose por el Valle Central. En 1855 se inició la construcción del ferrocarril de Sabanilla – Moroto. En la jurisdicción existían 61 ingenios de vapor y 28 trapiches. La mayor parte de la producción mascabada se comercializaba en el mercado estadounidense.

En 1842 se produjo la segregación de Guantánamo como jurisdicción independiente de la de Cuba. En 1858 llegaron los primeros colonos chinos a Santiago de Cuba que, a diferencia de lo ocurrido en occidente, fueron destinados al trabajo en las minas de El Cobre donde trabajaban en condiciones de infrahumanas.

Para 1862, la mayor concentración de esclavos en la jurisdicción de Cuba se hallaba en las alturas de la Gran Piedra y en el valle central, núcleos básicos de la producción de azúcar y café.

Luego del fracaso de la Junta de Información, en 1866 se aplicaría un impuesto del 10% sobre la rente líquida, razón de disgusto para toda la población del país y en particular de las regiones orientales, donde los funcionarios de la hacienda tendían a cobrar este impuesto en valores de oro. Lo que unido a los efectos de la crisis mundial provocó graves efectos a la economía jurisdiccional, debido al desmoronamiento del precio de los productos exportables como el azúcar, café y tabaco. A ello se añaden el inicio de la decadencia de la industria minera y el hecho de que muchas de las sociedades anónimas creadas por la burguesía santiaguera para la formación de bancos quebraron apenas recién fundadas.

La burguesía santiaguera, no obstante, los contradictorios intereses con el comercio y la burocracia españoles, se mantuvo al margen de cualquier intento independentista, entre otras razones por el miedo a que se repitiera lo ocurrido en Saint- Domingue, y trataron de frenar cualquier acción que condujera a la intervención de las masas populares compuestas por los libres de color y los esclavos sumamente descontentos con el estado de cosas imperante. A esta situación tensa se sumó la guerra de restauración en Santo Domingo, de la cual Santiago de Cuba se convirtió en centro logístico, y sus moradores fueron testigos de la debilidad del imperio ibérico en el Caribe.

Blancos y mulatos libres se unieron para conspirar y quebrantaron las diferencias estamentales con la idea de preparar el camino hacia la independencia.

Luchas independentistas contra el colonialismo español (1868- 1898)

Guerra de los Diez años

En 1868 la Jurisdicción de Cuba y su ciudad cabecera eran el territorio más rico y desarrollado del Departamento Oriental, basando su economía en la producción de unas 20 000 toneladas anuales de azúcar, así como producciones muy importantes de café, cobre y tabaco, y una intensa actividad portuaria y comercial, como correspondía a una economía plantacionista, abierta al mercado capitalista mundial, aunque basada en el trabajo esclavo.

En la Jurisdicción de Cuba las causas de la guerra por la independencia que se desata en 1868, son en general las mismas que se plantean como contradicciones colonia-metrópoli y contradicciones propias de la sociedad colonial, reconocidas por la historiografía. La burguesía reformista santiaguera no era tan fielmente apegada al reformismo, pues habiendo históricamente recibido mucho menos del gobierno de Madrid que la occidental, estaba menos vinculada con los políticos españoles, y tenía menos fe o esperanza en las promesas metropolitanas, circunstancias que la acercaban más a posiciones políticas e ideológicas más radicales.

Asimismo, es necesario no pasar por alto la peculiar situación demográfica de la Jurisdicción de Cuba con una gran masa de esclavos, y sobre todo, una población de color libre que representaba un tercio de la población total, situación posiblemente única en el país, originada en la servidumbre patriarcal que existió hasta los finales del siglo XVIII. Esta población libre de color ejercía una influencia política e ideológica sobre la esclava, y juntos eran alrededor del 70% de la población jurisdiccional.

En la Jurisdicción sus pobladores no estuvieron de espaldas al proceso conspirativo. La clase media, y sobre todo el campesinado y las masas populares de la ciudad se mostraron revolucionarios. La masa predominante de negros y mulatos libres, sentía como nadie los efectos del régimen colonial.

El alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes en su ingenio La Demajagua el 10 de octubre de 1868, fue para los santiagueros una sorpresa, puesto que la fecha prevista para el alzamiento se estableció para fecha posterior. La acción de Céspedes al adelantarse para impedir que las autoridades abortaran al movimiento, impidió a los santiagueros una incorporación a la guerra coherente y organizada. Sin embargo, apenas conocida la noticia, los santiagueros secundaron el pronunciamiento de Céspedes, y mediante pequeñas partidas se lanzan al campo insurrecto.

Al inicio de la guerra, España contaba en Santiago con unos 1 000 soldados regulares, dos batallones de voluntarios, y fuerzas policiales y de orden público, acantonadas todas en varios cuarteles. Los puntos más fortificados eran defensas de la ciudad, pero orientadas casi todas a rechazar un ataque procedente del mar. En la medida en que transcurrieron los primeros años de esta revolución independentista, y las fuerzas del Ejército Libertador se fortalecieron y amenazaron a la urbe, las autoridades españolas crearon un sistema de fuertes o fortines alrededor del perímetro urbano. A estos fuertes hay que añadir en el Este de la ciudad el Hospital Militar Príncipe Alfonso, el Cuartel Reina Mercedes, y la Torre de las Palomas, puntos que contaban con fuerte construcción y tropas numerosas.

En las primeras semanas de revolución en el territorio se produjo el alzamiento de unos 800 jóvenes de la alta sociedad santiaguera según el testimonio de Enrique Collazo, sin contar que fueron miles los jóvenes y adultos de otros sectores de la sociedad que se incorporaron a la lucha por la independencia en las filas del Ejército Libertador.

La guerra en el territorio santiaguero estuvo condicionada lo accidentado del relieve, lo que hizo que los movimientos de las tropas fueran más lentos, y que se prefiriera operar con contingentes más bien pequeños y con escasa caballería lo que impidió que se produjeran acciones combativas de envergadura con frecuencia. Así pues, durante casi toda la guerra las operaciones del Ejército Libertador en la zona se caracterizaron por ser principalmente de hostigamiento o guerra de guerrillas.

En el territorio sur de la Jurisdicción de Cuba operó, desde el inicio de la Guerra, la División Cuba del Ejército Libertador, formada con hombres de este territorio por su primer jefe, el general Donato Mármol Tamayo, sustituido a su muerte por el general Máximo Gómez Báez, y en la cual se formó una larga pléyade de oficiales y jefes como Félix Figueredo, Flor Crombet, Antonio y José Maceo Grajales, Guillermo Moncada Veranes, Quintín Bandera, Victoriano Garzón, Esteban Goulet, entre otros.

Las tropas de la División Cuba realizaron grandes operaciones militares como la invasión a Guantánamo, operaciones en el centro, occidente y norte de la después Provincia de Oriente; incluso fuerzas, oficiales y jefes de ella marcharon a Las Villas donde combatieron durante meses, en espera de marchar a las provincias occidentales. En el fracasado proyecto invasor del General Máximo Gómez, participaron de manera destacada en importantes acciones como la Batalla de Las Guásimas.

Múltiples fueron las acciones combativas que se desarrollaron en el territorio santiaguero durante toda la Guerra Grande, en tanto la ciudad cabecera estuvo rodeada por las fuerzas del Ejército Libertador, en un cerco de carácter flexible, en el que se destaca por su gran fuerza la guerra económica desatada por los mambises quienes destruían ingenios, campos de caña, potreros, cafetales, saboteaban los abastecimientos a la ciudad, las comunicaciones, etc.

El 17 de agosto de 1870 fue fusilado en Santiago de Cuba el autor del Himno Nacional, Pedro Figueredo Cisneros (Perucho), el que había caído prisionero. Con el fin de humillarlo, fue paseado por la ciudad montado en un burro, antes de ser fusilado.

El 27 de octubre de 1873, Antonio Maceo, acompañado por un cuerpo de combatientes santiagueros, inició la marcha hacia Camagüey y Las Villas, en lo que fue la primera invasión a Occidente.

Un acontecimiento que marcó a la población santiaguera fue el fusilamiento de los expedicionarios del Virginius, buque de tripulación norteamericana que al servicio de los cubanos había trasladado a las costas más de una importante expedición, y que fue capturado en aguas inglesas de Jamaica por el buque de guerra español Tornado, el 31 de octubre de 1873. Tras ser sometidos a un consejo de guerra de inmediato casi todos los cubanos fueron condenados a pena de muerte por fusilamiento, así como también 37 de los 44 tripulantes. Tras las primeras ejecuciones las protestas de los cónsules de Inglaterra y EE. UU., se hicieron sentir y sólo la amenaza del comandante de la fragata de guerra inglesa Niove, el Sir Lambton Lorraine, puso freno a los fusilamientos.

A cuatro meses de su deposición, el 27 de marzo de 1874, Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria fue sorprendido en su campamento de San Lorenzo, donde una columna española le dio muerte. Su cadáver fue trasladado por los españoles hasta Santiago de Cuba y expuesto al público.

El escalonado plan pacificador de Arsenio Martínez Campos combinaba las acciones militares con las políticas dirigidas a las divisiones internas de los cubanos insurrectos. La zona de operaciones de la División Cuba se proyectaba como la última a pacificar, debido a que era la que más recursos y tropas requeriría. Esto prueba la potencialidad de esta fuerza revolucionaria.

Tras la firma del Pacto del Zanjón el día 10 de febrero de 1878, Antonio Maceo, que había recibió el certificado que lo acreditaba como Mayor General el 26 de enero de 1878, sus jefes, oficiales y tropas, hombres de claras y firmes posiciones ideológicas, desconocían los detalles del proceso y del acuerdo de paz y tuvieron importantes victorias militares, entre ellas se destaca el Combate de Juan Mulato, el 4 de febrero y el Combate de San Ulpiano, entre los días 6, 7 y 8 de febrero.

El jefe de la División Cuba escribió a Martínez Campos proponiéndole el cese temporal de las hostilidades y una entrevista, la que quedó concertada para el 15 de marzo de 1878 en Mangos de Baraguá. En tanto, Maceo consultó con sus jefes y oficiales, así como con otros de territorios cercanos. El resultado fue el completo apoyo de sus tropas para continuar la lucha.

El objetivo principal de los orientales y de Antonio Maceo para la entrevista quedó plenamente establecido; hacer patente su protesta, su desacuerdo con un pacto al que se llegó sin contar con ellos, y que no recogía para el pueblo cubano ninguna de sus aspiraciones principales: el cese de la esclavitud y la independencia. La Protesta de Baraguá salvó en toda su dimensión la dignidad y el prestigio de la lucha independentista, de los diez años de sacrificios y dolor.

El Gobierno cubano en armas decidió entonces enviar a Maceo a la emigración en busca de ayuda, y hechos los tratos con el mando español, el General Antonio Maceo partió para Jamaica a inicios de mayo.

La gestión de Maceo en Jamaica fracasó y los patriotas que luchaban aún en Cuba, no tuvieron más alternativa que comunicar al mando español que se acogían a lo estipulado en el Pacto del Zanjón. Durante la última semana de mayo y los primeros días de junio, cesaba la guerra en el territorio de la División Cuba y con ello la Guerra de los Diez Años.

Guerra Chiquita

Al no resolverse los problemas fundamentales que llevaron a los cubanos a la guerra: la obtención de la libertad, la abolición de la esclavitud y el fardo impositivo, rápidamente la situación se volvió explosiva: el campesinado pobre y medio, los trabajadores agrícolas, la mayoría de la intelectualidad, la pequeña y media burguesías venidas a menos, y la gran cantidad de mulatos y negros libres defraudados, constituían una masa crítica dispuesta a seguir luchando en contra del gobierno colonial español.

Para un político tan hábil como Martínez Campos, no pasó inadvertido el hecho de que los hombres de la División Cuba, los protestantes de Baraguá, fueron vencidos, pero no derrotado el espíritu que los animaba. Por eso fue su política y la de España, intentar ganarse a la alta oficialidad capitulada mediante un trato respetuoso y ofrecimiento de empleos, al tiempo que eran discretamente vigilados por las autoridades pues se sabía que apenas terminada la guerra, ya se preparaba un nuevo alzamiento que lideraba en el exterior el Mayor General Calixto García, y que en Cuba tenía como una de las figuras principales a Guillermo Moncada.

El 24 de agosto se alzaron los patriotas en la zona de Holguín-Gibara y el 26 lo hacían los santiagueros encabezados por Guillermo Moncada Veranes, desde dentro de la propia ciudad, de la que salieron al campo luego de un intercambio de disparos con las fuerzas españolas.

En el aspecto militar esta guerra tuvo varias características. Primero, fue la que estuvo precedida por una conspiración más extensa e intensa que la de los Diez años; segundo, de las tres guerras, fue la que se inició con un alzamiento más numeroso; y tercero, fue el levantamiento más extendido por distintos puntos y provincias del país. Así mismo, se caracterizó porque durante su duración de alrededor de un año, el teatro de operaciones esencial fue el de la provincia de Oriente, y en especial los territorios de los Partidos Judicionales de Santiago de Cuba, Guantánamo y Baracoa.

Sin embargo, el cansancio provocado por una década de guerra constante; las divisiones dentro de las filas de la emigración dividida y su empobrecimiento, que no permitió brindar todo el apoyo necesario al General Calixto García para llegar Cuba en el momento adecuado, y su captura ocho meses después en las serranías de El Cobre, motivaron el fracaso de este nuevo intento de lucha. El 1ro de junio de 1880, depusieron las armas José Maceo, Quintín Banderas, Guillermo Moncada, Luis Bonne, y otros, con más de 200 hombres en la zona de Guantánamo, quienes fueron detenidos y enviados a cárceles en África. Poco después fue declarada oficialmente la paz en la colonia.

Esta guerra enseñó que era necesario esperar por mejores condiciones, entre ellas, la creación de un frente único y sólido de los amantes de la independencia.

Recuperación económica post-bélica

En 1878 el gobierno colonial estableció una nueva división política y administrativa para la Isla, la que quedó dividida en 6 provincias, cada una de las cuáles, a su vez, se dividía en Partidos Judiciales y éstos por último en municipios. La provincia de Oriente tuvo por cabecera la ciudad de Santiago de Cuba, que también lo era del Partido Judicial de igual nombre y que comprendía 6 municipios: Alto Songo, El Caney, El Cobre, Palma Soriano, San Luis, y Santiago de Cuba.

Vencer la devastación provocada por la Guerra chiquita significaba vencer la falta de capitales, de créditos, materiales, semillas, fuerza de trabajo, tecnología, etc., significaba también, un cambio grande en la organización de la producción que ya no se podía pensar en sostenerla mediante el trabajo esclavo por la drástica reducción del número de ellos, al punto de que ya no eran un factor potencial de la economía en el territorio, especialmente en la agropecuaria.

El gran problema de la falta de capitales se resolvió paulatinamente por la inversión de capital norteamericano fundamentalmente, la actividad financiera del Banco Español, y la organización de asociaciones crediticias locales para estimular el fomento de la agricultura, la ganadería y el comercio.

Aprovechando la ruina existente y la falta de créditos, muchos empresarios y compañías de Estados Unidos se lanzaron a invertir en el territorio de Santiago de Cuba en dos formas fundamentales: préstamos con intereses a particulares para el fomento de sus propios negocios, e inversiones directas en la industria, ferrocarriles y minería. En el primer caso por lo general, se establecía que el pago del capital y de los intereses se realizaría mediante el valor de la producción lograda, es decir, en productos y no en dinero, lo que daba a los prestamistas norteamericanos un importante control de la producción y comercio del territorio. Estos préstamos además se invertían en el propio mercado de Estados Unidos en la compra de máquinas, instrumentos de trabajo, y muchas otras mercancías deficitarias en la ciudad y su entorno, como por ejemplo alimentos, materiales de construcción, combustibles, ropas, etc.

El gobierno español estimulaba estas inversiones con medidas fiscales como la supresión de impuestos, especialmente en lo que atañe a la actividad ferroviaria, pues la explotación de las áreas mineras obligaba, casi siempre, a la construcción de vías férreas para sacar el mineral hasta la ciudad y su puerto.

En 1886 se creó el Centro de Comercio para promover los intereses de esta rama, y el 19 de noviembre de 1886 una Real Orden creó la Cámara de Comercio, que se constituyó el 27 de octubre de 1887.

En términos generales en este proceso de recuperación económica se fue perfilando una importante realidad, la economía santiaguera se va vinculando cada vez más al mercado financiero, crediticio y de mercancías de los Estados Unidos.

El Seminario Conciliar San Basilio el Magno, continuó siendo un centro de la reacción y de las familias más pro españolas, lo que le favoreció el pleno apoyo del gobierno y las altas autoridades de la Iglesia, apoyo que inspiró la Real Orden de junio de 1892, que lo declara Central, y por ende capacitado para conferir grados mayores en ciencias eclesiásticas.

Otros centros como la Escuela Profesional, la Escuela de Artes y Oficios, el Instituto de Segunda Enseñanza, la Academia de Artes, y otros centros culturales que desarrollaban también una labor educacional, eran en su mayoría centros donde predominaba el pensamiento liberal, el amor por las ciencias, el progreso y el ideario independentista, que muchas veces se escudaba en el liberalismo que profesaban los profesores y alumnos. No pocos profesores de estos centros luego fueron conspiradores y combatientes en la Guerra del 95.

Guerra Necesaria

En Santiago de Cuba, los grupos de conspiradores tenían sus centros de acción en las casas de Herminia Izaguirre, Desiderio y Daniel Fajardo Ortiz en las de los Sánchez Hechavarría, Diego Palacios y Goulet. Además, se actuaba con intensidad en diversos lugares cercanos a la ciudad, y en poblaciones como Palma Soriano, San Luis, El Cobre, Baire y El Caney.

El 24 de febrero de 1895, en el territorio santiaguero, además del ya conocido en el poblado de Baire encabezado por Saturnino Lora Torres, se realizaron otros alzamientos: el de Quintín Bandera con unos pocos compañeros en El Dajao; el del Teniente Coronel Victoriano Garzón en la finca La Redondita en las inmediaciones de El Caney; en la mina de Firmeza, zona de Daiquirí se pronunció Valeriano Hierrezuelo; el Teniente Coronel Higinio Vázquez Martínez en Botija, El Cobre; en la finca Santa María Duthil, bajo el comando de Alfonso Goulet, secundado por los hermanos Vidal Ducasse y Juan Eligio Ducasse, se produjo el alzamiento más numeroso que contó con más de 500 hombres.

Mientras los alzamientos fuera de la provincia oriental se diluyeron en su mayoría, en esta no prosperaron las gestiones pacifistas del gobierno español apoyado en algunos personeros del autonomismo. Por el contrario, los grupos alzados se mantuvieron firmes y actuaron, pues además de su fe en la causa, recibieron el apoyo de la población y una continua incorporación de combatientes que, aunque inexpertos la mayoría, eran un gran aliento para los que tenían experiencias de las guerras pasadas.

Por eso los alzamientos Oriente en general, tuvieron una significación determinante en los momentos preliminares de la guerra; ellos garantizaron pese a todas las condiciones adversas el éxito inicial de la contienda emancipadora, en espera de los tres grandes líderes revolucionarios: Martí, Gómez y Maceo.

Simbólica y expresiva del aporte santiaguero a la lucha por la independencia es la relación de generales del Ejército Libertador nacidos en esta ciudad, que ronda la cifra de 34, y que encabezan hombres como Antonio Maceo Grajales, José Maceo Grajales, Donato del Mármol Tamayo, Limbano Sánchez Rodríguez, José Guillermo Moncada, José María Rodríguez (Mayía) y Quintín Banderas Betancourt.

El territorio santiaguero vivió una dura crisis económica provocada por una guerra en que el Ejército Libertador, dominante en los campos, aplicó una política de guerra económica que consistió en la destrucción sistemática de campos de caña, potreros, cultivos de todo tipo, interrupción de los abastecimientos a la ciudad, sabotajes a las vías férreas, etc. Las partidas rebeldes de pequeños grupos de hombres, rápidos en sus desplazamientos, continuamente amenazaban los alrededores de la ciudad y poblados como El Cristo, El Cobre, El Caney, Boniato y San Vicente, lo cual provocó el rápido desabastecimiento de una ciudad de más de 40 000 habitantes.

Para aliviar las penurias de la población la Cámara de Comercio acordó la creación de cocinas económicas, mediante suscripciones mensuales de las entidades, personas pudientes y el Ayuntamiento, trabajo que se le encomendó a una comisión dirigida por el comerciante Germán Michaelsen, y el 25 de abril de 1897 comenzó la cocina económica ubicada en la intercepción de las calles Cristina esquina a San Germán donde se repartían de 1300 a 1500 raciones diarias, a cinco centavos cada una.

No puede pasarse por alto el papel del movimiento clandestino en la ciudad, primero, organizado por Antonio y José Maceo; luego, continuado por Agustín Cebreco y otros destacados luchadores, cuyas células favorecieron la revolución con dinero, armas, parque, medicinas, ropas, entre otros insumos de guerra, además de información de inteligencia y propaganda patriótica. Menciones especiales para Emilio Bacardí, Elvira Cape, Los hermanos Castillo Duany, Joaquín Ferrer, el Club Moncada, el Gremio de Tabaqueros, entre otras personas y colectividades.

Intervención estadounidense en la contienda cubana

Desde mucho antes de que se iniciara el movimiento independentista en Cuba, eran evidentes las ambiciones que por ella poseía el gobierno estadounidense.

En 1898, cuando era inminente el triunfo de las fuerzas mambisas, se produjo la explosión del acorazado Maine en la bahía habanera el 15 de febrero de ese año, lo que sirvió de pretexto para la intervención imperialista en el conflicto.

El 25 de abril, luego de aprobada la Resolución Conjunta, fue declarada la guerra a España. Luego de un férreo bloqueo naval, con la colaboración del Ejército Libertador, las fuerzas estadounidenses lograron desembarcar por las costas santiagueras. Entre el 22 y el 24 de junio, llegó a desembarcar el grueso del ejército expedicionario norteño, compuesto por más de 16 000 efectivos inicialmente, posteriores desembarcos elevaron la cifra a 22 000. Por su parte, los españoles contaban con alrededor de 8 000 combatientes, para la defensa de la ciudad de Santiago de Cuba y sus alrededores.

El impetuoso avance de los aliados, los puso en pocos días a las puertas de la ciudad. El 1ro de julio, después de una tenaz y heroica resistencia, cayeron los fuertes de San Juan y El Viso. Dos días después, sería destruida, en aguas aledañas a la bahía santiaguera, la escuadra del contralmirante Pascual Cervera y Topete, que había llegado este puerto el 19 de mayo de 1898.

Luego de estos acontecimientos, se produjo el sitio a la ciudad y los bombardeos de los que condujeron a su capitulación. Con la entrada de las tropas de Estados Unidos a la ciudad y la ocupación el 17 de julio, quedó demostrado el verdadero carácter de la intervención estadounidense en el conflicto cubano-español. Las fuerzas del Ejercito Libertador no sólo fueron excluidas de las negociaciones para la rendición española y de la firma del acta de capitulación, sino que tampoco se les informó de estos hechos de manera oficial, y además, excusándose en supuestas represalias y venganzas que cometerían, se les impidió entrar a la ciudad.

Tras la firma del Tratado de Paz de París el 10 de diciembre de 1898, entre los Estados Unidos y España, sin la participación de los cubanos. España hacía dejación de todo derecho sobre Cuba y la entregaba a los Estados Unidos de América. De ese modo el primero de enero de 1899, cesaba la dominación colonial española sobre Cuba.

A lo primero que tuvieron que hacer frente las autoridades de ocupación, fue al estado de devastación en que, como consecuencia de la guerra y del bloqueo, había quedado la ciudad y la provincia, escenario principal de las acciones de la guerra hispano-cubano-estadounidense. Sus bases económicas destruidas, su población diezmada y amenazada por las epidemias y el hambre.

El aspecto de la capital provincial, según testimonios del momento, era dantesco; infinidad de casas destruidas y saqueadas, la basura y los animales muertos, por doquier, que convirtieron a la ciudad en un gran foco de insalubridad. La situación sería similar en algunos municipios santiagueros, como el caso de El Caney, lugar en el que el combate del primero de julio y la posterior emigración de la mayoría de la población santiaguera, el 5 del propio mes, lo habían destruido todo.

El Gobierno interventor emprendió una campaña de salubridad pública, acompañada del abasto de alimentos y medicinas a la población que tuvo efectos inmediatos. Filántropos como la estadounidense Clara Barton, fundadora de la Cruz Roja en su país, el alemán Germán Michaelsen, impulsor de Cocina Económica, se sumaron a ella. Se ordenó la disminución del precio de los alimentos de primera necesidad y el ejército elaboraba y repartía miles de raciones de alimenticias a los desamparados.

Una vez resuelto el problema sanitario, se produjo un proceso de reanimación paulatina de la economía provincial. Un indicador de que esta recuperación fue sostenida es que, en enero de 1901, los dirigentes de la Cámara de Comercio de Santiago de Cuba, solicitaron al gobernador militar de la Isla, Leonardo Wood, la construcción de un nuevo edificio para la aduana santiaguera, dado el creciente desarrollo de las transacciones mercantiles.

Como parte de la estrategia de dominación neocolonial sobre la Isla, los representantes del gobierno estadounidense iniciaron una política de atracción de figuras relevantes de la lucha por la independencia. Es así como el General Lawton, quien había sucedido a Shafter como jefe del territorio capitulado, se entrevistó con Calixto García para tratar diversos proyectos para restablecer la prosperidad y vigorizar la agricultura en el territorio. También aceptó con beneplácito el ofrecimiento de colaboración hecho por la directiva del Club Moncada, de apoyarlo con la creación de un Consejo Consultivo, entre cuyos miembros se encontraba Emilio Bacardí.

Para octubre de 1898, Leonardo Wood asumió como jefe militar del Cuartel General del Departamento de Santiago de Cuba. Durante sus primeros meses de mandato en Santiago, Wood, tomó medidas referentes al mantenimiento del orden y reorganización de los órganos de gobierno, tanto del municipio como de la provincia. En noviembre del propio año 1898, sería también creado el primer cuerpo de guardias rurales, cuyos miembros, en más de un 90 %, procedían del Ejército Libertador.

El 25 de noviembre del propio año 1898, Wood nombró como alcalde de Santiago de Cuba al prestigioso patriota santiaguero Emilio Bacardí. El 14 de febrero de 1899 tomó posesión como gobernador provincial civil de la provincia Santiago de Cuba, Demetrio Castillo Duany.

En lo que respecta a la impartición de justicia, el 28 de noviembre se constituyó la Audiencia de Santiago de Cuba, al frente de la cual se designó a Urbano Sánchez Hechavarría, y continuaron funcionando los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción, así como los municipales.

La ubicación de un gran número de libertadores en diversas funciones, no sólo civiles, sino también militares, tenía el objetivo fundamental de neutralizar a un elemento con experiencia combativa, capaz, en un momento dado, de crearles a los ocupantes una situación difícil.

La educación fue utilizada como un instrumento ideológico, con el fin de norteamericanizar la Isla. Con este objetivo, se incorporó a los nuevos planes de estudios la asignatura Historia General de los Estados Unidos, y fueron enviados maestros cubanos a la Universidad de Harvard para que aprendieran los métodos de enseñanza norteamericanos, tentadora posibilidad que fue rechazada por maestros como los de San Luís y Palma Soriano.

Las nuevas inversiones de la Isla, sumadas a las que ya se habían efectuado antes de la ocupación, acrecentarían el grado de dependencia de la misma a los intereses estadounidenses. En la región santiaguera éstas tuvieron lugar de inmediato en la actividad minera. Las facilidades brindadas por los ocupantes para la explotación de los recursos mineros, permitieron que, en sólo un año, la extracción de minerales en las minas de Juraguá y Daiquirí llegara a triplicarse.

El panorama político de la provincia se fue oscureciendo con la aparición de diferentes agrupaciones políticas. En febrero del año 1899, se establecieron las bases del Partido Republicano Federal de Santiago de Cuba, encabezado por el doctor Joaquín Castillo Duany, que no hacía más que reflejar la influencia de las instituciones de los Estados Unidos, sin tener en cuenta que el federalismo era un factor que se anteponía a la unidad nacional. Poco tiempo después, se fundó en la ciudad el Partido Nacional, liderado por el abogado Antonio Bravo Correoso; que mostró una actitud más coherente de enfrentamiento a las pretensiones de dominio por parte de Estados Unidos.

El otro partido fundado en fecha aún no precisada, pero que debió ser posterior al año 1900, fue el Partido Unión Democrática. En él que estuvieron representados los intereses de la que ha sido considerada como la burguesía antinacional, con expresa subordinación a los del imperialismo yanqui. Otros importantes hechos estremecieron la política provincial durante este período, la dimisión Bacardí como alcalde municipal, a consecuencia de sus contradicciones con el gobernador Castillo Duany, y la sustitución del general John Brooke por Leonardo Wood, quien tomaría posesión del gobierno de la Isla.

El 21 de febrero de 1901, después de intensos debates, quedó culminado el proyecto de constitución para la Isla, que exigía a los representantes del pueblo cubano la aceptación de la Enmienda Platt, cuyos artículos lesionaban gravemente la soberanía nacional.

El primero de junio de 1901 se celebraron las elecciones municipales, de las cuales saldría vencedor el Partido Nacional. A estas le siguieron las generales el 1ro de diciembre, en las que fue elegido presidente de la República el candidato del Partido Nacional, Tomás Estrada Palma. Como gobernador de la provincia, sería elegido, el candidato del propio partido, Francisco Sánchez Hechavarría.

El 20 de mayo del propio año, se efectuaría el traspaso de poderes en toda la Isla. En el ayuntamiento de Santiago de Cuba tendría lugar, a las doce del día, la solemne ceremonia. A esa hora sería arriada la bandera de las franjas y las estrellas, y en su lugar izada la de la estrella solitaria.

Período Neocolonial

Evolución social de la provincia entre 1902 y 1925

La evolución económica provincial durante estas primeras décadas, al igual que la nacional, estuvo signada principalmente por la definición de la monoproducción azucarera y el fortalecimiento de los vínculos de dependencia comercial a los Estados Unidos.

Dentro de la provincia de Oriente las áreas donde se concentraron las inversiones de capital estadounidense fueron: Holguín, Las Tunas y Puerto Padre, ubicadas al norte y en menor medida hacia Guantánamo y Manzanillo en el sur. La región santiaguera la quedó al margen de la penetración del capital azucarero yanqui en estos años. Sin embargo, la producción minera continuó creciendo fundamentalmente en las zonas de Firmeza y Daiquirí. Estimulada fundamentalmente por la reducción de los aranceles a la entrada del mineral hierro en Estados Unidos.

El control de las vías ferroviarias públicas de la región, así como la construcción de nuevas vías por parte de las empresas estadounidenses se consumó aproximadamente entre los años de 1900 y 1912, proceso que fue facilitado con la promulgación en febrero de 1902 de la Orden Militar No. 34 del gobierno interventor.

La posterior expansión de las líneas del ferrocarril en la región desde el norte por Alto Cedro, vendría a consolidar el control de The Cuban Company sobre el transporte azucarero de las zonas de San Luis y Palma Soriano, principales áreas productivas de Santiago de Cuba, lo que garantizaría el acceso a sus vías de los centrales que se construyeron más al norte de la región: Miranda y Central Palma.

Por estos años cerca de 23 000 nuevas caballerías de tierras se vincularon a la producción azucarera y como resultado de este proceso la estructura de la propiedad agraria oriental sufrió sensibles transformaciones, orientadas al establecimiento del latifundio azucarero en la provincia. Cabe destacar que la producción cañera santiaguera se realizaba fundamentalmente sobre la base del colonato ya sea independiente o dependiente.

El proceso de expansión de la plantación y la minería llevo un crecimiento significativo de la población rural y a un incremento de la proporción de habitantes radicados en asentamiento poblacionales de menos de 1000 habitantes, en áreas predominantemente rurales.

Otra actividad económica que experimentó en la región incrementos significativos durante el período fue la producción cafetalera, la que de una producción 6 500 quintales en 1905, se elevó a 292 148 quintales en 1919 de los que más del 90 % se obtuvieron en los términos municipales de Alto Songo y Palma Soriano. Producción que satisfizo la demanda interna y permitió las exportaciones. Unida a la producción cafetalera la de cacao se elevó de manera considerable.

Luego de la crisis de 1920 a 1921 el capital estadounidense pasó a controlar la mayor parte de los centrales de la región santiaguera. De 8 centrales funcionando en 1925, cinco pertenecen a empresas de Estados Unidos.

Por otro lado, la crisis también afectó a una parte de las grandes firmas comerciales exportadoras e importadoras radicadas en la ciudad de Santiago de Cuba, controladas en su mayoría por capital español, por la quiebra de los bancos Nacional y H. Upmann, ambos cubanos, con los cuales habían contraído deudas hipotecarias importantes. Entre esas firmas se encontraban: Marimón, Bosch y Compañía; Mercadé, Bergnes y Compañía; Abascal y Sobrinos; Federico Almeida y Sobrino; y Beola y Compañía.

La imposibilidad de pagar las deudas determinó que los bancos estadounidenses, que suplantaron a los cubanos, se convirtieran en los principales accionistas de las compañías, en tanto pasaron a su control las acciones hipotecadas.

Atraídos por la demanda de mano de obra en las actividades agrícolas, minera y el movimiento de mercancías, al territorio de santiaguero arribó una importante cantidad de braceros antillanos, que entraban al territorio nacional por el puerto. Estos braceros, que fueron calculados en unos 20 000, en su mayoría quedaron sin trabajo con la crisis.

Después de 1921 la economía monoproductora de Cuba se vería abocada a una situación nueva en la que la tendencia determinante en la comercialización seria la del desequilibrio entre la producción y la demanda. Habían quedado atrás los tiempos del incontrolado crecimiento de la producción y su segura comercialización.

Desde el punto de vista político la confrontación entre el independentismo y el entreguismo dentro de la región se mostró principalmente en la nueva alineación interna que se gestó en el seno del Partido Nacional, en el que se había concentrado una parte considerable del independentismo radical santiaguero. El Partido Nacional Oriental no representaba un baluarte del estradismo antinacional, tampoco constituía un bloque homogéneo de independentista radicales, manifestando en su seno las fuerzas que comenzaban a sumarse a métodos corruptos de fraude que caracterizaron la vida política del país durante todo el período republicano.

El Partido Moderado por su parte surge en el plano nacional como resultado de la conjunción de los grupos políticos más conservadores. En Oriente las fuerzas que integran el Partido Moderado provenían de desprendimientos de los Liberales Nacionales, así como del Partido Unión Democrática y el Partido Nacional, la fuerza política de mayor influencia en la provincia.

A mediados de marzo de 1906 se dio a conocer, en Santiago de Cuba, la elección hecha por los compromisarios senatoriales y presidenciales de Emilio Bacardí y Antonio Bravo Correoso como senadores y por Estrada Palma para la presidencia. El día 21 de abril tomó posesión como gobernador de Oriente Federico Pérez Carbó, electo candidato del Partido Moderado.

La toma de posesión de Estrada Palma el 20 de mayo de 1906, dio lugar a la insurrección liberal de agosto de ese año. En la provincia esta revuelta no tuvo gran fuerza, al punto de que el entendimiento entre los alzados liberales y las autoridades locales sobrevino sin contratiempos mayores. Así el 4 de octubre concluía, en la región y la provincia, la llamada Guerrita de Agosto de 1906.

Las limitadas dimensiones y el escaso respaldo que alcanzó la revuelta liberal en la región santiaguera pudieron explicarse no solo por la detención temprana de Juan Gualberto Gómez y Demetrio Castillo Duany, lo que objetivamente obstaculizó la vertebración del movimiento armado al carecer éste de sus principales figuras políticas, sino también por la influencia política que aun ejercían sobre la población de la región y la provincia el Partido Moderado y, específicamente, el núcleo de patriotas que, provenientes del Partido Nacional, habían mantenido su verticalidad independentista.

En el año 1907 ocurrió en la región un proceso de reordenamiento y decantación política, por un lado, el elemento reaccionario y el menos inclinado a romper con el imperialismo yanqui, quienes convergieron indistintamente en el Partido Conservador y el Partido Liberal, y por otro, los patriotas radicales agrupados en el Partido Provincial de Oriente (PPO), fundado el 3 de enero de 1907, liderado por General Rafael Portuondo Tamayo, figura destacada de la guerra del 95 y primeros años de vida republicana. El PPO, mantuvo una proyección radicalmente condenatoria de la injerencia estadounidense y defensora de la independencia nacional.

La derrota en las elecciones de la coalición Partido Provincial-Partido Socialista, así como la muerte del General Rafael Portuondo Tamayo, principal inspirador del movimiento radical, determinaron que en la historia política regional se abriera, a partir de 1908, una nueva etapa en la que las fuerzas que buscaban soluciones radicales a la situación neocolonial se disgregan y tiendan a ser asimiladas o anuladas por los partidos de la oligarquía que se entronizan de manera preponderante en la política cubana y de la región.

Tras la fundación del Partido de los Independientes de Color, importantes figuras de la raza negra, que habían militado en el Partido Provincial, se incorporaron a la lucha por reivindicación de los derechos sociales de las personas consideradas “de color”. La vida política de la provincia santiaguera se desenvuelve a partir de 1908 bajo el signo del monopolio político de liberales y conservadores.

Dentro de la etapa ocurrió el movimiento de los Independientes de Color devenido en partido político, que en la región de Santiago de Cuba encontró apoyo de inmediato, teniendo en cuenta que la población negra y mestiza, además de numerosa había tenido una participación masiva y relevante en la Guerra del 95. El combatiente mambí Saturnino Cos Medina fue el presidente del Partido de los Independientes de Color (PIC). En mayo de 1912 sus militantes protagonizaron un alzamiento, que tuvo como escenario principal el territorio de la provincia santiaguera, el que fue reprimido cruelmente por el ejército constitucional y representó una salida violenta al conjunto de reclamos políticos, que durante la primera década republicana había realizado este sector de la población del país, dirigidos esencialmente a lograr un espacio, en una sociedad que limitaba sus posibilidades de expresión y de ascender socialmente.

Los procesos políticos locales durante el período de 1909 a 1921, se centran en las confrontaciones entre los liberales y conservadores, la expresión más reconocible de estas contradicciones entre los diferentes exponentes de la oligarquía fue la conocida revuelta liberal de febrero de 1917, conocida como el alzamiento de La Chambelona, que mostró la profunda supeditación de liberales y conservadores a los Estados Unidos. En Santiago de Cuba, la revuelta tuvo gran fuerza, al extremo de que el 12 de febrero los comandantes Rigoberto Fernández y Luis Loret de Mola sublevaron a la tropa del cuartel Moncada, apresaron al jefe del Regimiento Maceo y detuvieron al gobernador provincial Manuel Rodríguez Fuentes.

Las huelgas ocurridas, en la provincia a fines de 1918, la fundación en este año de la Asociación Socialista de Santiago de Cuba y la Federación Obrera de Oriente representaron un paso en la profundización de la conciencia de clase y en la evolución ideológica del proletariado santiaguero. En 1919 se fundó el Partido Nacionalista en Santiago de Cuba, versión local del partido homónimo fundado en La Habana por Manuel Sanguily y José de la Maza y Artola, que agrupó a sectores intelectuales y profesionales que buscaban romper con la corrupción y el entreguismo imperante. El dirigente principal en Santiago de Cuba fue Max Henríquez Ureña.

El año 1924 se caracteriza en la región santiaguera por la creciente presencia del movimiento obrero como factor sociopolítico a considerar. Las grandes huelgas desarrolladas por los ferroviarios en marzo, junio y noviembre de ese año, aun cuando no se plantearon desde una perspectiva cuestionadora de la esencia del sistema capitalista constituyeron un serio paso de avance en la profundización de la conciencia de clases del proletariado local y una muestra de la polarización clasista que caracterizaría la vida de la región en los años posteriores.

Desde el punto de vista sociocultural, aunque no se puede hablar de un desarrollo elevado, se dieron importantes avances que posibilitaron la consolidación de importantes asociaciones culturales como la sociedad Bethoven y el reinicio de la sociedad artística Mozart. Se realizaron numerosas publicaciones de incalculable valor como las Crónicas de Santiago de Cuba, de Emilio Bacardí. Entre 1900 y 1910 aparecen en Santiago de Cuba 82 revistas, y se publicaron 38 obras bibliográficas. En correspondencia con el auge simultáneo del teatro y del cine se abrieron nuevas salas en la ciudad. La diversidad de centros educacionales existentes presupone una heterogeneidad de tendencias y concepciones en la enseñanza. Todo esto se explica por la ausencia de una política oficial que marcara la educación no solo en las escuelas públicas sino también en las privadas.

Situación económica, social y política entre 1925 y 1940

El desmedido incremento de producción azucarera durante y en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, generó el crecimiento de la gran propiedad agraria y la conservación de su carácter latifundista en la provincia. En manos de compañías extranjeras, y en especial estadounidenses, se encontraba el 85% de las tierras dedicadas al cultivo de la caña de azúcar. Esta concentración de la propiedad agraria en la rama azucarera, aunque tuvo algunas variaciones en cuanto a la entrega en arrendamiento a los colonos, se mantuvo esencialmente igual durante el segundo cuarto del Siglo XX santiaguero.

En contraste con la producción de caña estaba el café, segundo renglón agrícola en importancia de la provincia, que dependía de miles de pequeñas fincas, que en su mayoría no eran propiedad de quienes las trabajaban y en las que aplicaba la aparcería, lo que exigía a los cultivadores o cosecheros de café la entrega entre el 20 y el 30 por ciento de la cosecha a los dueños y a los prestamistas.

Al calor de la política de fomento de nuevos cafetales iniciada en 1927, el área dedicada a este cultivo en la provincia equivalía, para el año 1929, al 23,4% de los cafetales de la nación; mientras que la producción provincial representaba el 22 % del volumen total del país.

Los frutos menores no constituían un rubro económico de importancia. Los renglones producidos tenían como destino básico el consumo interno y en menor medida la industria. Existían vegas de tabaco en Palma Soriano, San Luis y Alto Songo con niveles productivos de importancia regional.

En cuanto a la ganadería, para el año 1929, existían en la región santiaguera un total de 89 087 cabezas de ganado vacuno, lo equivalía al 6% con respecto a Oriente. La producción de leche iba dirigida, fundamentalmente, al abastecimiento de la población de la capital provincial.

Para la década de 1930, en el territorio de la actual provincia de Santiago de Cuba, existían 39 fábricas, de las cuales 14 eran de materiales de construcción, 13 talleres artesanales, 7 de alimentos, 2 de zapatos; 2 de productos químicos y 1de confecciones, en las que se empleaban un total de 422 personas. En estas estadísticas no se incluían las fábricas de licores y cervezas, de las que funcionaban 8 fábricas pequeñas, sin contar la de Ron Bacardí y Cerveza Hatuey.

La riqueza de minerales, tanto ferrosos como no ferrosos, en el territorio santiaguero motivó la expansión minera. En este periodo se extrajo en mayor cantidad el hierro y el manganeso, por compañías extranjeras como la The Beethlehen Cuban Iron Mines Company y la Juragua Iron Company.

En cuanto al desarrollo de la red comercial, existía un considerable número de pequeños establecimientos y algunas tiendas por departamentos con áreas de almacenamiento, concentradas en los principales núcleos poblacionales de la provincia: la ciudad de Santiago de Cuba, Palma Soriano y San Luis. En las zonas rurales, el tipo de establecimiento que predominaba era la tienda mixta o bodegas, que pertenecían a los propietarios de las grandes fincas, los que a su vez eran refaccionistas y almacenistas locales, que pagaban tanto a los trabajadores como a los colonos con vales a cobrar en las llamadas “tiendas de raya”.

En la ciudad de Santiago de Cuba para la comercialización de los productos agropecuarios existían tres tipos de mercados: el municipal, conocido como la Plaza del Mercado; un mercado particular conocido como el Mercado Vidal construido hacia 1930; y los mercados libres con un carácter de movibles o de establecimientos transitorios, que se fueron convirtiendo durante el período en permanentes en determinados sitios.

La construcción de la Carretera Central y otras vías de comunicación, así como el desarrollo de las comunicaciones especialmente el transporte motorizado por carretera, contribuyeron al fomento y mejoramiento de la distribución de mercancías al por mayor.

Otro de los factores del fomento de la actividad comercial en Santiago de Cuba fue su puerto, segundo del país por su actividad mercantil y movimiento de buques de travesía.

En cuanto al desarrollo del turismo, en la década de 1930 se inició una discreta actividad de inversiones en lo que constituye el triángulo Santiago –Siboney - La Gran Piedra, la ampliación de la carretera de Santiago al Morro y la restauración de El Morro.

Dentro de las actividades turísticas se ofertaban viajes en lanchas a los cayos Smith, Ratón y Duan, playa La Socapa y El Morro, entre otros puntos en el interior de la bahía. También el Servicio se extendía a algunas islas del Caribe con viajes semanales en pequeños vapores entre Santiago de Cuba y Haití y entre Santiago y Jamaica. Existían en Santiago de Cuba algunas pequeñas empresas dedicadas a propiciar paseos en automóvil por la ciudad y sus alrededores principalmente a norteamericanos. Para fines del período, en la ciudad existían 5 hoteles de importancia relativa como el Hotel Casa Granda, el Hotel Imperial, Hotel Plaza, Hotel Venus y Hotel La Caridad.

La gran masa de los habitantes de los pueblos y del campo incluyendo a la ciudad de Santiago de Cuba, carecían de electricidad y se alumbraban en las viviendas con keroseno. A partir de 1926, fue que la Compañía Cubana de Electricidad, perteneciente al monopolio norteamericano Electric Bond and Share Company (EBASCO), la que comenzó la expansión de sus líneas de transmisión de energía eléctrica para dar servicios a los pueblos de Palma Soriano y Bayamo, entre otros, pues hasta esos momentos este servicio se limitaba a parte de la ciudad de Santiago de Cuba.

El desempleo, el subempleo y los bajos ingresos constituían problemas permanentes en todo el territorio de la provincia santiaguera. Las endebles economías municipales eran incapaces de generar los empleos necesarios para absorber la mano de obra disponible. El 67% de la población activa estaba ocupada en la agricultura; lo que superaba en un 14% a la media nacional.

Desde el punto de vista sanitario, la provincia tenía una situación compleja al no disponer de las dependencias de salud pública y recursos necesarios para cubrir a sus habitantes. Los hospitales se concentraban en la ciudad santiaguera, y el sistema de alcantarillado era muy pobre, limitado al principal núcleo urbano.

En el ámbito de la creación artística y literaria, se evidenció también la desigualdad que caracterizaba a la sociedad, pues en general se fomentó una cultura elitista. En tal sentido se conformaron grupos e instituciones dirigidas por personalidades como el dominicano Max Enríquez Ureña que, entre 1904 y 1932, impulsó la vida cultural provincial. Se destacaron también el grupo Cataluña, que estimuló canto coral, y la sociedad Proarte Cubano fundada en 1936, que agrupó a los amantes de las artes plásticas.

En la música se destacó Dulce María Serret que, a partir de 1927, dirigió el Conservatorio Provincial de la Música. Dos años antes se había fundado el Trío Matamoros; otros trovadores como Alberto Villalón, Antonio Fernández (Ñico Saquito) y Sindo Garay, desarrollaron una intensa carrera que ha trascendido hasta la actualidad.

Las escuelas públicas eran insuficientes, y la educación en las escuelas privadas y religiosas era muy costosa. En la provincia la segunda enseñanza estaba limitada a la capital provincial, Santiago de Cuba, y muy pocos jóvenes de fuera de la cuidad lograban estudios de bachillerato.

La situación política en los territorios de la provincia no se diferenciaba de la existente en el resto del país, pues la característica general fue la vinculación directa de las diferentes fuerzas políticas de los sectores burgueses locales a los partidos políticos tradicionales de carácter nacional que existieron y mantuvieron una mayor estabilidad, tales como el Partido Liberal, el Conservador, el Popular y el minúsculo Progresista, aunque, a escala local existieron otros de menor significado como la Unión Local y el Regionalista, con escasa membresía y corta vida.

Entre junio y julio de 1927, se fundó la primera célula del Partido Comunista en Santiago de Cuba. Quienes organizaron células en los principales centros de trabajo de la ciudad: tabaqueros, tranviarios, panaderos y mineros, se encontraban entre los primeros.

La década de 1930 fue de un intenso batallar por parte del movimiento obrero santiaguero, en el que como modelo organizativo predominaba el gremial que agrupaba a los trabajadores por la profesión u oficio.

Durante la lucha contra Gerardo Machado, se destacaron: La Liga Antiimperialista de Cuba (LAC), Defensa Obrera Internacional (DOI), La Liga Juvenil Comunista (LJC), el Ala Izquierda Estudiantil (AIE), el Directorio Estudiantil Universitario, DEU, con una representación en el Instituto Provincial Segunda Enseñanza radicado en Santiago de Cuba, la Escuela Normal para Maestros de Oriente y la Escuela de Comercio de Santiago de Cuba.

En 1931, ante el crecimiento del movimiento popular, la oposición antimachadista burguesa decidió organizar un alzamiento militar que pusiera fin al régimen y evitara el estallido de las masas. En Santiago de Cuba, Alto Songo, El Caney, El Cobre y San Luis se organizaron grupos armados dispuestos a tomar las armas, a estos planes insurreccionales se sumó Antonio Guiteras, quien a la postre se convirtió en el líder.

En el proceso electoral para la Asamblea Constituyente, fijado para el 15 de noviembre de 1939, en la provincia la oposición formada por el Partido Revolucionario Cubano, PRC(A), el Partido Democrático Republicano, el ABC y Acción Republicana ganó 11 puestos y obtuvo la mayoría en 13 municipios. La celebración del 1 de mayo de 1940 en Santiago, se convirtió también en tribunas para exigir que fueran aprobadas en la constitución las demandas obreras.

Al mismo tiempo las luchas campesinas se centraron en reclamar mejoras para sus pésimas condiciones de vida, mejores precios para sus productos, además de oponerse resueltamente a los desalojos. No fue hasta la fundación de la Federación Campesina de Oriente, el 15 de septiembre de 1940, dirigida por Romárico Cordero, que el campesinado de la provincia llegó a un grado superior de organización de sus fuerzas y en sus luchas.

Santiago de Cuba entre 1940 y 1952

En 1940, la provincia continuaba con una economía sustentada en la producción azucarera, con los siguientes centrales activos: Algodonal, Alto Songo; Almeida (Baltony), América, Palma Soriano; Borjita, Miranda y Santa Ana, San Luis. El de mayor volumen productivo era el Miranda. En Santiago de Cuba no había refinerías de azúcar.

El cultivo del café se concentraba en Alto Songo, El Caney, Contramaestre y El Cobre con 1071 fincas productoras del grano. Entre 1947 y 1951 la producción cafetalera en la provincia se elevó a 340 513,3 quintales.

Las minas estaban en poder del grupo Rockefeller que, a través de sus empresas, explotaba los yacimientos de manganeso en El Cristo, de manganeso en Palmarito y Palma Soriano y la de El Cobre. A partir de 1950 se reactivó la extracción de minerales producto de la guerra de Corea y por el alza de los precios del níquel. Para 1952 en Santiago de Cuba se explotaban las minas de hierro de Juraguá, Daiquirí y Sigua, y se extraía manganeso en la zona de Mayarí Arriba en Laneros, La Hormiga y Sumidero. El principal destino de estas producciones era los Estados Unidos.

Los bosques de Guamá eran talados por la Empresa Maderera Babum. En Mayarí Arriba (Segundo Frente) Antonio Casas explotaba los recursos madereros.

La fuerza laboral transformativa abarcaba los sectores azucareros, tabacalero, licoreros y zapateros, mientras el resto se ocupaba en producciones artesanales que tenían que competir con las de La Habana y las importaciones desde Estados Unidos. En las comunicaciones se empleaba el ferrocarril, pocos ómnibus y automóviles privados por caminos en mal estado. En la ciudad santiaguera funcionaba el tranvía.

Desde el punto de vista higiénico sanitario uno de los problemas más agudos era el insuficiente abasto de agua, la red hidráulica era parcial en Santiago de Cuba e inexistente en los demás municipios. Los barrios insalubres de la periferia sin agua potable, ni servicios sanitarios estaban más expuestos a las epidemias y enfermedades.

Influía también el mal estado del hospital provincial Saturnino Lora y en los municipios sólo había casas de socorro. El leprosorio de San Luis de Jagua, inaugurado en 1944, contaba con presupuesto insuficiente para sus servicios. En ese mismo año se aprobó el presupuesto para construir el hospital para tuberculosos Ambrosio Grillo.

Desde el punto de vista educativo en este período el mayor logro fue la inauguración de la Universidad de Oriente el 10 de octubre de 1947, en el edificio de la Escuela de Comercio de Santiago de Cuba.

En víspera de las elecciones generales de 1952, en la región de Santiago de Cuba, creció la penetración económica del capital extranjero en detrimento de las pocas industrias locales y los recursos naturales que eran saqueados arbitrariamente, a la vez que los centrales azucareros y empresas yanquis prevalecían sobre las nacionales. Los campesinos desalojados de sus tierras se volvían obreros agrícolas o desempleados que emigraban a las ciudades.

El golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, interrumpió el curso constitucional de la neocolonia cubana, algunos partidos políticos protestaron tibiamente. En Santiago de Cuba, el 11 de marzo, los trabajadores participaron en un acto en el parque Céspedes, de donde marcharon al cuartel Moncada a pedir armas. El Partido Socialista Popular se pronunció a favor de la democracia y llamó a las masas a unirse en defensa de la Constitución.

Luchas del pueblo por su liberación definitiva (1952- 1958)

El Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 agudizó al máximo las contradicciones existentes en la sociedad cubana de entonces, lo facilitó que se gestara una situación revolucionaria que muy pronto se hizo evidente en el territorio santiaguero.

En Santiago de Cuba, mientras los representantes de los partidos políticos burgueses adoptaron posturas de quietismo y oportunismo político, las secciones femenina y juvenil del Partido Ortodoxo, los clubes Leones y Rotario, los estudiantes del Instituto de Segunda Enseñanza, la Escuela de Artes y Oficios, así como de la Universidad de Oriente, entre otros, hicieron declaraciones públicas contrarias al cuartelazo y protagonizaron protestas populares.

Al iniciarse la conmemoración por el Centenario del natalicio del Apóstol José Martí en 1953, la mayoría de la juventud estudiantil santiaguera consideró que la mejor forma de homenajearlo era haciendo de Martí un ser vivo y en acción, por lo que, en contraposición con las actividades oficiales desarrollaron múltiples acciones de homenaje. Se creó el Bloque Estudiantil Martiano (BEM), y el Directorio Estudiantil Revolucionario (DER).

El 26 de julio de 1953 tuvieron lugar los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, que, si bien fueron un fracaso desde el punto de vista militar, puso en evidencia la crisis política en que vivía el país, y dio a conocer a una nueva vanguardia revolucionaria, con un programa político avanzado, enfilado contra los males que padecía la sociedad neocolonial.

Luego de los sucesos del Moncada, jóvenes santiagueros como Frank País, Pepito Tey y Félix Pena, crearan las condiciones para la lucha armada. La entrada de algunos de estos dirigentes estudiantiles del Instituto de Segunda Enseñanza a la Universidad de Oriente, y su ascenso posterior a la dirección de la FEU-O, le imprimió un cambio cualitativo a las posiciones de dicha organización con respecto a la lucha antibatistiana; las proyecciones de trabajo de la nueva dirigencia de los estudiantes universitarios integrada además por Jorge Ibarra Cuesta, entre otros, estuvieron encaminadas a fortalecer la unidad del sector en todos los niveles, así como los vínculos con la clase obrera y campesina, continuar la lucha por restituir la Constitución de 1940 y el establecimiento de un sistema político-social verdaderamente democrático. En la participación en las luchas estudiantiles de la FEUO destaca Vilma Espín Guillois.

La movilización popular ejerció una enorme presión sobre el gobierno, para que en mayo de 1955 fueran liberados los presos políticos y como parte de ellos los moncadistas. En Santiago de Cuba, quedó en libertad un grupo de revolucionarios entre los que se hallaba Otto Parellada, quien a su salida de la cárcel declaró que seguiría atentamente las orientaciones del doctor Fidel Castro, al que consideraba como el máximo guía y símbolo de la juventud cubana.

En junio del propio año se estructuró la dirección nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR.26-7). Y al mes siguiente se dieron los primeros pasos para la constitución de la dirección provincial santiaguera, integrada por Léster Rodríguez como Coordinador; Gloria Cuadras, en Propaganda; María Antonia Figueroa, Finanzas; Ramón Álvarez Martínez, en el Frente Obrero; Frank País, Acción y Sabotaje, y Asuntos Jurídicos y Doctrinales Baudilio Castellanos. Esta estructura sobrepasaba lo planteado por Fidel para la organización a escala provincial, e incluso poseía una sección que no tenía la nacional, la de Asuntos Jurídicos y que prestó valiosos servicios al Movimiento a todo lo largo de la lucha.

El M-26-7 en Oriente se nutrió en lo sucesivo de la membresía de otras organizaciones insurreccionales, como las lideradas por Otto Parellada, Casto Amador y Oscar Lucero Moya. Las Brigadas Juveniles de Acción y Sabotaje estaban dirigidas por Félix Pena Díaz.

La primera gran demostración de fuerza del M-26-7 en Santiago de Cuba se realizó en marzo de 1956; en varios puntos de la ciudad, incluyendo los muros interiores y exteriores del Moncada amanecieron pintadas las siglas que identificaban a la organización.

En el mes de agosto Frank asistió a una entrevista con Fidel en México, donde se acordó el plan para secundar la llegada de los expedicionarios a Cuba con levantamientos y acciones armadas en toda la Isla, especialmente en Oriente.

Poco antes de las 7.00 de la mañana del 30 de noviembre se iniciaron las acciones militares de los jóvenes del Movimiento 26 de Julio. A la Estación de la Policía Nacional en la Loma del Intendente, fueron un total de 28 jóvenes, quienes tuvieron que enfrentar la resistencia de unos 70 policías y 15 soldados.

Desde que comenzaron a sonar los primeros disparos los comercios cerraron sus puertas, varios de centros de trabajo paralizaron sus labores y gran parte del transporte no funcionó. La población santiaguera, les brindó protección a los revolucionarios perseguidos, cuidó de los heridos, guardó armas y uniformes. El domingo 2 de diciembre en medio de la incertidumbre, se produjo desembarco del Granma, por Los Cayuelos, a pocos kilómetros de Playa Las Coloradas. Después de las acciones del 30 de noviembre en Santiago de Cuba, las fuerzas de la tiranía recrudecieron la represión contra la población, en especial contra los jóvenes revolucionarios.

A partir de la llegada del Granma, se inició una nueva etapa en la que el objetivo fundamental fue el establecimiento y consolidación de la guerrilla en la Sierra Maestra, en el que desempeñó un papel fundamental el apoyo logístico del M-26-7 en el llano, dirigido por Frank País. Como parte de las acciones de apoyo al frente guerrillero se organizó un primer refuerzo en marzo de 1957, integrado por algunos de los participantes en el alzamiento del 30 de noviembre y otros combatientes de la clandestinidad que eran objeto de la persecución policiaca. La llegada de aquellos 48 hombres fortaleció a la guerrilla numéricamente, al mismo tiempo que se acrecentaron sus potencialidades combativas.

El 28 de mayo de 1957 el grupo guerrillero atacó el cuartel de Uvero. La victoria rebelde, al decir del Che, marcó la mayoría de edad de la guerrilla.

Paralelamente a lo que acontecía en la Sierra Maestra en Santiago de Cuba, se creó el primer [[ Movimiento de Resistencia Cívica|Comité de Resistencia Cívica]], que pronto se extendería por el resto de las ciudades de Oriente y del país.

Para mayo de 1957 la Dirección Nacional del M-26-7 pasó a radicar en Santiago de Cuba y quedó centralizada en Frank como máximo responsable y Léster Rodríguez como su segundo. En la circular del 17 de mayo, Frank expuso sus ideas acerca de la táctica y estrategia a seguir para derrocar a la tiranía, la reestructuración del M-26-7 en su condición de organización rectora de la lucha antibatistiana y la necesidad de realizar una transformación radical del sistema político y económico existente en Cuba.

A mediados de junio, el periodista norteamericano Mathews en su artículo “Santiago Insurreccional”, describió a la capital oriental como una ciudad en revolución contra el presidente Batista.

En la tarde del 30 de junio de 1957, mientras realizaba una acción de sabotaje, perdieron la vida Josué País, Floro Vistel y Salvador Pascual. Un mes más tarde, el 30 de julio, a causa de una delación, fueron capturados y asesinados Frank País y Raúl Pujol, lo cual significó un duro golpe al Movimiento 26 de Julio.

La muerte de Frank País abrió un nuevo proceso de reorganización del M-26-7. Fue designado a René Ramos Latour (Daniel) como nuevo Jefe Nacional de Acción. Como parte de las acciones de propaganda comenzó a publicarse en octubre de 1957, de manera clandestina, el periódico Sierra Maestra de la provincia de Oriente.

Por otro lado, Fidel insistió en la necesidad de fortalecer y consolidar el destacamento guerrillero en la Sierra Maestra; para ello decidió crear dos nuevas columnas guerrilleras que serían comandadas por Juan Almeida y Raúl Castro, encargados de abrir dos nuevos frentes de guerra, el II Frente Frank País y el III Frente Mario Muñoz.

Tras el fracaso de la huelga de abril de 1958, un importante número de milicianos perseguidos por su actividad revolucionaria, se alzó en el II Frente. Para el mes de agosto las tropas del II Frente pasaban a la ofensiva en todo el territorio que controlaban. Un proceso similar se llevó a cabo en el III Frente, cuyas tropas fueron reforzadas con nuevos combatientes y mejor armamento. La misión era de estrechar el cerco en torno a la capital oriental y para ello se fueron tomando militarmente los pueblos y barrios rurales que le circundaban.

En noviembre de 1958, Fidel partió de la Comandancia de la Plata al frente de la Columna 1 y libró la batalla de Guisa, que desencadenó la ofensiva final del Ejército Rebelde y con ella la Operación Santiago.

El 28 de diciembre, tuvo lugar la entrevista entre Fidel y el general del ejército de la tiranía Eulogio Cantillo, en el antiguo central Oriente, en la que participaron además otros jefes militares. Según el testimonio de Fidel, Cantillo reconoció que los rebeldes les habían ganado la guerra.

El 30 de diciembre el colapso de la tiranía era inminente. En Maffo, las tropas refugiadas en el Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba (BANFAIC), fueron derrotadas ante el empuje rebelde. Tras la rendición del mando militar de la ciudad, la caravana rebelde entró a Santiago de Cuba avanzada la noche del 31 de diciembre. Una vez en el Ayuntamiento Municipal y ante la multitud congregada, tuvo lugar el emotivo acto en que se anunció la derrota de la tiranía batistiana y el triunfo de la revolución.

Período revolucionario

Condecoraciones de la provincia

En el acto del Ayuntamiento, Fidel expresó que esta vez la Revolución había llegado de verdad al Poder, y enfatizaba que la toma del poder había sido el fruto del sacrificio de miles de compañeros, también precisó que para él Santiago de Cuba era la capital de la dignidad por lo que había decidido que allí se constituyera el gabinete del Gobierno Revolucionario.

El primer acto de Gobierno del recién nombrado Presidente, Dr. Manuel Urrutia, fue la designación en la madrugada del 2 de enero de 1959 de Fidel Castro como Comandante en Jefe de todas las fuerzas de aire, mar y tierra de la República de Cuba. El día 3 de enero, en el Salón Central de la Biblioteca de la Universidad de Oriente, se constituyó el primer Gabinete del Gobierno Revolucionario, que acordó las primeras medidas de Gobierno. El 5 de enero partían para la capital, no sin antes emitir una nota oficial en que expresaba el agradecimiento a la población de Santiago de Cuba que los había acogido con tanto calor en su constitución oficial.

A partir del triunfo revolucionario muchas fueron las transformaciones económicas, políticas y sociales ocurridas en la provincia emprendidas por los representantes de los gobiernos locales en sus diferentes formas: los Comisionados del Gobierno Revolucionario, los presidentes de las Juntas de Coordinación, Ejecución e Inspección (JUCEI) y las administraciones del Poder Local, hasta la constitución en 1976 de los Órganos del Poder Popular.

Durante los primeros años se llevaron a cabo numerosos planes, especialmente en zonas montañosas donde tuvieron ubicados los frentes guerrilleros, entre ellos la construcción de caminos y carreteras, como las de Santiago de Cuba a La Plata y la de Santiago de Cuba a Mayarí Arriba, que permitiría la mejoría de las condiciones de vida de la población de esos territorios. Se construyeron hospitales rurales como los de Matías, La Pimienta, Chivirico, Ocujal del Turquino, Paraíso, Jarahueca, Mayarí Arriba y Maffo.

El problema de la vivienda comenzó a ser atendido en el propio año 1959 cuando se creó el Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda (INAV) que impulsó la construcción de casas en los diferentes municipios de la provincia.

El movimiento obrero provincial, dirigido por Andrés Leyva y Juan Taquechel, se reorganizó en función de impulsar las principales tareas de la Revolución: la defensa, la producción y la educación de las masas.

La integración de todas las organizaciones de mujeres el 23 de agosto de 1960 en La Habana tuvo rápida repercusión en la provincia; a pocos días se organizó el comité provincial de la FMC que tuvo como Presidenta de Honor a Rosario García, madre de Frank País, y contó además con valiosas compañeras como Cira Ferrer, Lilian de Feria y Electra Fernández, entre otras. La FMC en el territorio apoyó la creación de los círculos infantiles, impulsó la incorporación de la mujer a la producción y actividades de la defensa, la creación de escuelas básicas de instrucción revolucionaria para la capacitación de las mujeres, y la campaña de reinserción social de las prostitutas.

El movimiento campesino también se reorganizó; la dirección provincial de la ANAP se constituyó en 1961.

En ese mismo año se produjo la agresión militar por Playa Girón; entre los objetivos estuvo el aeropuerto Antonio Maceo de Santiago de Cuba. De los ataques de los aviones enemigos resultaron heridos varios combatientes que defendían las instalaciones aeroportuarias, quedaron destruidos tres aviones estacionados en la pista y el edificio administrativo.

En este período se destaca la proclamación de la “Declaración de Santiago de Cuba” el 26 de julio de 1964 en la que Fidel ratificó los principios de soberanía e independencia nacional expuestos en las 1ra y 2da Declaración de La Habana y reafirmó el derecho del pueblo cubano a su autodeterminación.

En cuanto a la educación superior se creó el Plan de Becas de la Universidad de Oriente y nuevos centros como la Escuela de Medicina en 1962 y el Instituto Pedagógico en 1964.

Durante la segunda mitad de esta década, en Santiago de Cuba se inauguró la fábrica de helados Siboney y se incrementó el número de graduados en los centros tecnológicos. En 1967 se inició la construcción de viviendas en el Distrito Urbano José Martí y se impulsó la construcción de las presas Gilbert en Palma Soriano y la de El Mate en Contramaestre. El 6 de julio en 1968 el Comandante en Jefe inauguró la presa Carlos Manuel de Céspedes.

Al iniciarse la década de los años setenta la economía de la provincia santiaguera siguió sustentándose en el desarrollo agroindustrial, en la que tenía gran peso sus 8 centrales azucareros. Se produjo un crecimiento ascendente de la industria básica y la industria ligera, además, se avanzaba en la electrificación, la mecanización y el desarrollo químico. Por su parte la producción de café, representaba cerca del 28 % del total del recolectado en el país. Contramaestre comenzó a destacarse en los cítricos al entrar en la fase productiva las plantaciones sembradas en la zona de Bungo, donde se contaba con la colaboración de los estudiantes de las ESBEC.

En este período se estimuló el desarrollo deportivo en la provincia. Se invirtió en la construcción de instalaciones para estos fines en todos los municipios y se formaron profesores en las diferentes disciplinas. En el ámbito de la cultura también se alcanzaron importantes logros. Se destacó la realización del V Festival de Coros en 1967, que rebasó los marcos de los teatros y se cantó en plazas y centros de trabajo.

Los acuerdos del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, efectuado en diciembre de 1975, que dieron lugar, entre otras cosas, a una nueva División Político Administrativa y la creación de los órganos del Poder Popular en 1976, marcaron el inicio de una nueva etapa en el desarrollo provincial.

La actual provincia de Santiago de Cuba surgió con una extensión territorial de 6 343 Km2, estructurada con nueve municipios: Guamá, Tercer Frente, Mella, Segundo Frente, San Luis, Contramaestre, Palma Soriano, Songo- La Maya y Santiago de Cuba; para capital provincial se designó a este último.

La década comprendida entre 1976 y 1986 reviste especial importancia, desde el punto de vista socioeconómico para la evolución y desarrollo de Santiago de Cuba.

Para este período la provincia contaba con más de 90 unidades de servicios médicos. Se destaca desde 1975 la apertura del Hospital Clínico Quirúrgico Ambrosio Grillo y el primer Hospital Psiquiátrico de la provincia en la comunidad de San Luis de Jagua, municipio de Songo- La Maya, inaugurado el 17 de julio de 1976.

Instalaciones deportivas como la Academia Provincial de Deportes Náuticos, el Campo de Tiro Skeet en Punta Gorda y la Escuela de iniciación deportiva (EIDE) iniciaron sus actividades en estos años.

Asumida como obra de choque de la juventud santiaguera, la construcción de la Textilera Celia Sánchez Manduley, fue inaugurada en 1982 en saludo al XXX Aniversario del Moncada.

Una página de especial relevancia en la historia santiaguera la constituye el 1 de enero de 1984, cuando en medio de las celebraciones por el XXV Aniversario del Triunfo de la Revolución le entregado a la ciudad de Santiago de Cuba, de manos del comandante en jefe Fidel Castro, el título honorífico de Ciudad Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo, en solemne acto efectuado en la sede del Gobierno Municipal frente al Parque Céspedes.

Desde el punto de vista cultural fue importante la inauguración en 1980 de la Empresa de Grabaciones Musicales Siboney. Como resultado del Festival de la Cultura Caribeña, el 23 de junio de 1982, fue creada la Casa del Caribe, para promover los estudios culturales sobre los países del área. En julio de ese mismo año fue creado el Centro Cultural Africano Fernando Ortíz. El número de centros de Educación Superior aumentó con la incorporación, en 1984, del Instituto Superior Politécnico Julio Antonio Mella (ISPJAM).

Se incrementaron los centros de investigación científica con el propósito de atender programas territoriales relacionados con la aplicación de la Biotecnología y Farmacología, la prevención y tratamiento de enfermedades, la agricultura, la industria, los recursos energéticos y el medio ambiente.

Las cooperativas de producción agropecuarias significaron un paso de avance en los campos de Santiago de Cuba, este proceso constituyó un reto organizativo y político, en muchos casos se presentaron dificultades en cuanto a métodos, posibilidad de control y planificación.

Durante estos años la agricultura no cañera en la provincia ocupaba el 74% del área cultivable, el resto era ocupada por los planes citrícolas, las fincas cafetaleras, los frutales, y los cultivos de ciclo corto, además de una pequeña cantidad dedicada al cultivo del tabaco.

El puerto Guillermón Moncada, continuó jugando un papel determinante en el movimiento de mercancías de la región oriental.

En estos años que se construyó en San Luis el Complejo Ferroviario Antonio Guiteras, que cuenta con talleres de reparación de locomotoras, vagones y vías, ensambladoras de vagones, así como un Tecnológico para capacitar los técnicos de esta actividad. Para poder alcanzar estos logros, fue determinante el desarrollo de la industria de materiales de construcción, en especial las plantas de hormigón pre-mezclado, asbesto cemento, mármoles, mosaicos y granito, entre otros renglones.

El Hospital General Docente Orlando Pantoja Tamayo de Contramaestre, en el oriente de Cuba, fue inaugurado el 22 de julio de 1988 por el Comandante Fidel Castro Ruz.

Durante los difíciles años 90 del siglo XX, llamado “período especial”, en la provincia se mantuvieron los principales logros sociales sobre la base de técnico-material alcanzada en la etapa precedente. La contracción económica impidió que se alcanzaran mayores metas, no obstante, la adecuación de los planes económicos y de desarrollo local permitió que se avanzara en esferas como la construcción de obras para el turismo y de nuevas viviendas para la población.

A pesar de la situación económica por la que atravesó el país en estos años se llevaron a cabo importantes obras sociales en la provincia. Fue inaugurada el 14 de octubre de 1991 por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz durante las actividades de clausura del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales que posee como fundamentación conceptual o fuente de inspiración para su realización la Protesta de Baraguá, protagonizada por el Mayor General Antonio Maceo Grajales. Se inaugura el 13 de agosto de 1991 el Teatro Heredia, vinculado desde sus inicios a eventos artísticos, políticos, intelectuales y científicos; constituye una de las joyas arquitectónicas más valiosas construida después del triunfo de la Revolución. Se completó la construcción del Hospital General Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso, en Agosto de 1991 para mejorar la calidad de vida de la población de Santiago de Cuba, debido al crecimiento poblacional y las complejidades de las nuevas tecnologías para el diagnóstico, tratamiento, docencia e investigaciones. En Contramaestre se inaugura la planta procesadora de cítricos el 24 de febrero de 1999 para la molida de frutas y producción y exportación de jugos concentrados y aceites esenciales.

El 25 de octubre de 2012 la geografía de la provincia de Santiago de Cuba se vió impactada por el Huracán Sandy ocasionando daños en los sectores de la vivienda, en la generación y transmisión de energía eléctrica, y en las comunicaciones, y también en pequeños establecimientos relacionados a la industria alimenticia. Los munificios más afectados en la provincia por donde ingresó el huracán fueron Santiago de Cuba, Palma Soriano y San Luis.

Fuentes

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