Historia del municipio Colón (provincia de Matanzas)


Historia del municipio Colón (Provincia de Matanzas
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Cronología
Período precolombino
Período colonial (1492-1868)
Crecimiento entre 1855 y 1878
Las guerras por la independencia
Grandes figuras del siglo XIX en Colón
Período neocolonial (1902-1958)
Las luchas obreras y campesinas
Revolución en el poder
Transformaciones económicas y sociales
Organización del poder del pueblo

Historia del municipio Colón (provincia de Matanzas). La historia del municipio Colón aborda los diferentes asentamientos aborígenes de la llanura donde está enclavado el actual territorio.

La región aparece en los intereses económicos del gobierno colonial, con la mercedaciones de tierras realizadas entre la segunda mitad del siglo XVI y el siglo XVIII; la región colombina tuvo una importante contribución a las gestas independentistas. La compra del ingenio Tinguaro por la Cuban American Sugar Co., en 1899, fue el inicio del dominio yanqui en la economía de la región.

El movimiento obrero y campesino tuvo en Colón un accionar consecuente contra los abusos y explotación de las compañías y terratenientes como la fundación de las primeras células comunistas entre 1932 y 1934.

Después de la salida de Fidel y sus compañeros de la prisión, el ascenso en el movimiento revolucionario contra la tiranía batistiana tuvo un eslabón importante en la ciudad con la creación del Movimiento 26 de julio (M-26-7), en octubre de 1955. El 1 de enero de 1959, al conocer el derrocamiento de la dictadura batistiana, el pueblo colombino se lanzó a las calles para cumplir las orientaciones dadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Ubicación geográfica

Situado al centro de la provincia de Matanzas, tiene una extensión territorial de 603 km². Limita al norte-nordeste con el municipio de Martí; al sur-suroeste con los municipios de Calimete y Jagüey Grande; al oeste con el municipio de Perico y al este con el municipio Los Arabos.

Características generales

El territorio de Colón es llano en toda su extensión, no hay accidentes del terreno de consideración. Su suelo predominante es la arcilla de Tinguaro, caracterizándose por ser muy fértil y productivo.

La circulación de las aguas es subterránea, solo en el período de las lluvias corren algunos ríos y arroyos muy pequeños, como el Hanábana, Santa Catalina, Santa Bárbara, Palmillas y otros.

La temperatura media anual es de 24.1º C; el mes más frío es febrero con media de 20.7º C y el mes más cálido es julio, con media de 26.7º C. La temperatura máxima media anual es de 30.1º C, con máxima de 32.2º C en los meses de julio y agosto y con mínima de27.4º C en enero. La mínima media anual es de 18.9º C, con máxima de 21.8º C en los meses de julio y agosto y mínima de 14.3º C en febrero. La temperatura máxima absoluta fue de 37.59º C, ocurrida el 27 de abril de 1968, y la mínima absoluta fue de 1.9º C, en diciembre de 2010.

Período precolombino

La ubicación geográfica del territorio, alejado del mar, así como la intensa explotación de su suelo en función de la industria azucarera, motivaron durante muchos años la creencia de que la población aborigen no se asentó en esta tierra, que solo la transitaban al considerar la existencia de grupos de igual nivel de desarrollo en las costas norte y sur.

Esta teoría se frustró cuando en el año 2014, en las márgenes del río Jigüe en las proximidades de San José de los Ramos, fueron descubiertos vestigios de una comunidad aborigen. Estudios posteriores, realizados por prestigiosos arqueólogos, ratificaron el hallazgo dando origen al sitio denominado Jigüe 1, al considerar la posibilidad de la existencia de otros lugares de presencia indígena en la misma zona. Las causas de su desaparición requieren de estudios posteriores, teniendo en cuenta que los españoles llegaron a la zona sesenta años después de la conquista y colonización de Cuba.

El territorio del municipio de Colón cuenta, además, con varios asentamientos poblacionales que tienen nombres aborígenes, tales como Guareiras, Guamutas, Cunagua y otros.

Período colonial (1492-1868)

La llanura donde está enclavado el actual territorio aparece en los intereses económicos del gobierno colonial, con la mercedaciones de tierras realizadas por el Cabildo de La Habana, entre la segunda mitad del siglo XVI y el siglo XVIII.

Algunas de las principales mercedaciones fueron: la sabana Las Ciegas, en San José de los Ramos, en 1572; Sabanilla de Guareiras, en 1578; Laguna Bermeja (actual Colón), en 1590; Laguna Grande (Pijuán), en 1609; Guamutas, en 1626; Banagüises, en 1629; Jigüe, en 1631; Rio de Piedras, en 1662 y Laguna de Tinguaro, en 1664.

El Hato de Guamutas se convierte en el primer poblado del actual municipio al tener, en 1688 -cinco años antes de la fundación de Matanzas-, cuarenta casas, iglesia, cementerio, dos aserríos y un hospital.

La explotación maderera, y la ganadera después, se constituyen en las actividades económicas fundamentales hasta la llegada de la industria azucarera, que tiene en el ingenio Regalado su primer ejemplo, fundado en 1836, año en que también se funda Nueva Bermeja (Colón).

Palmillas y El Roque siguen a Guamutas en el primer cuarto del siglo XIX, formando un triángulo en cuyo centro se va a fundar Nueva Bermeja, en la caballería de tierra donada por Martín José Zozaya, el 8 de agosto de 1836.

El pueblo fue creciendo en importancia económica favorecido por la demanda y los precios del azúcar, la feracidad y relieve del suelo, lo que, unido a su posición geográfica y la gestión de sus benefactores, llevó a que el gobierno de la Isla dispusiera la creación de una nueva alcaldía mayor, la de Colón. Esta disposición se hizo oficial al ser publicada en el número 234 de la Gaceta Oficial de La Habana, del 18 de diciembre de 1855, la cual disponía la creación de la jurisdicción de Colón, segregándose de la de Cárdenas. Su nombre se debe a las gestiones de Fernando Diago y al sabio pinareño Tranquilino Sandalio de Noda.

La nueva jurisdicción nacía con unas condiciones territoriales inmejorables. Estaba formada por cinco partidos judiciales y las poblaciones correspondientes, que a continuación se relacionan:

Partido judicial La Jíquima, con las poblaciones de Quintana y Roque.

Partido judicial La Macagua, con las poblaciones de Agüica, Banagüises, Bemba, Colón, Guerrero, Macagua, Pijuán, Tinguaro, San José de los Ramos y Álava.

Partido judicial Macuriges, con las poblaciones de Corral Falso, Isabel, Medina, Montalvo, Navajas (Caserío), Navajas (Partido) y Ranchuelo.

Partido judicial Palmillas y la población de Palmillas.

Partido judicial Hanábana, con las poblaciones de Caimito de la Hanábana, Corralillo, Hanábana, Quemada y Jagüey Grande.

Crecimiento entre 1855 y 1878

La jurisdicción de Colón, con una extensión de 3 470 km2, fue la más rica de Cuba en este período. El fomento de hasta 150 ingenios azucareros llenó su geografía de torres humeantes y campos de caña; pero también de esclavos negros y chinos contratados que sufrieron para llenar los bolsillos de la sacarocracia y desarrollar la arquitectura y cultura de la ciudad con apellido de almirante.

Iglesia parroquial inaugurada el 8 de diciembre de 1872.

El crecimiento de la producción de azúcar y mieles convirtió a la jurisdicción en un referente productivo y tecnológico -exportador de hasta 102 000 toneladas métricas del dulce grano-, apoyado por un laberinto de líneas del ferrocarril que podía transportar en cualquier dirección, así como por la explotación desmedida de más de 33 000 negros y hasta 9 000 chinos culíes.

La rebeldía esclava tiene sus manifestaciones más notables en las sublevaciones de 1844 en varios ingenios de la zona -que motivaron el fusilamiento del pardo Jacobo Fernández y el chino Carlos Tillería, el 17 de enero de 1845, en Colón- y la de los chinos del ingenio Ponina, quienes dieron muerte al administrador e hirieron a parte de su familia, el 28 de agosto de 1861, como venganza por los maltratos a que eran sometidos.

Para evitar la entrada clandestina de esclavos negros por la Ciénaga de Zapata, fue enviado a Caimito del Hanábana, como capitán pedáneo, Mariano Martí, padre de nuestro Héroe Nacional quien lo acompañó y visitó Colón en 1862. Desde este lugar escribió una carta a su madre, el 23 de octubre de dicho año, considerado el primer documento conocido escrito por el Apóstol.

La cultura, en los inicios de la década de 1850, tiene como elementos iníciales la fundación, en 1852, de la primera escuela; el primer teatro en 1856; la feria agroindustrial y la rotulación de las calles, en 1857; el alumbrado público, la imprenta y el periódico El Progreso, en 1859. A partir de 1860, aparecen las primeras construcciones de mampostería, siendo la de Blas Boé, de 1861, ubicada en la esquina de las calles Máximo Gómez y Martí, la más antigua de dos plantas de la ciudad. El primer hospital, la casa del ayuntamiento, la cárcel y la nueva iglesia católica, son exponentes de dicho desarrollo en los primeros cuarenta años desde la fundación.

Monumento a Cristóbal Colón, símbolo de la ciudad, inaugurado el 2 de abril de 1893

A partir de 1875, y a pesar de la guerra, el crecimiento urbanístico continuó con la fundación de la estación de ferrocarril, la Plaza del Mercado en 1882, la colocación de la estatua de Cristóbal Colón en 1893 y otras.

Monumento a Cristóbal Colón, símbolo de la ciudad, inaugurado el 2 de abril de 1893.

La escuela Luz y Caballero comenzó a funcionar en el local que ocupaba el cuartel de infantería del Ejército Español en 1899, siendo el primero que pasó a estas funciones en el país. Durante 121 años, su larga trayectoria ininterrumpida en función de la enseñanza la convierte probablemente en la más antigua de Cuba en funcionamiento.

Las guerras por la independencia

La guerra de los Diez Años tiene en Colón su frontera occidental y se caracterizó por tener el único alzamiento ocurrido en el poniente cubano, en Jagüey Grande, el 10 de febrero de 1869, cuatro días después del de Las Villas, dirigido por Gabriel García Menocal y que contó con la participación de 195 hombres, de los cuales setenta y cuatro eran campesinos, treinta y seis obreros, dieciocho propietarios y de cuarenta y uno se desconoce la profesión. La represión del Batallón Chapelgorris, de Guamutas, provocó la muerte de varios complotados, entre los que se incluye al procurador público de Colón José Elías Guerra.

Destacaron en los primeros años de la contienda: Antonio de Armas, nombrado por Céspedes jefe militar del distrito de Colón y único general de estas tierras en dicha guerra; Francisco Antonio Figueroa Velis, quien fuera detenido en Cienfuegos, primer profesional de la medicina fusilado por los españoles el 31 de diciembre de 1870; su hermano José Sotero, jefe de sanidad del Ejército Libertador en Las Villas, muerto en combate en 1877; la familia Trujillo de Armas y los Tabío de San José de los Ramos.

La campaña del Inglesito, entre marzo y agosto de 1876, fue el más trascendente de los hechos de esta etapa por los daños provocados a la economía de la región con la quema de veinticuatro ingenios azucareros.

La represión realizada fundamentalmente por los voluntarios del batallón Chapelgorris, de Guamutas, y el Escuadrón de la Muerte dejó más de 300 campesinos fallecidos en el campo, o como solían decir: “sembrando café”, aun cuando la mayoría no estaba vinculado al proceso independentista.

Tregua Fecunda

Con el fin de la guerra, y comenzar el período al que Martí llamó de “tregua fecunda” o de “reposo turbulento”, se inició para Colón el desgajamiento territorial por la creación de los municipios de Perico, Calimete, Amarillas, San José de los Ramos, Jovellanos y Pedro Betancourt, lo que redujo la extensión a 707 km2. Asimismo, la concentración de la industria azucarera dejó al territorio, a partir de 1894 con la demolición del ingenio Agüica, con tres fábricas de azúcar: Álava, Tinguaro y Santa Rita de Baró.

El periódico La Voz de Colón publicó, el 11 de febrero de 1878, los acuerdos del Pacto del Zanjón, antes de que lo hicieran los periódicos de la capital de la Isla que copiaron de este la noticia.

El periodismo tuvo un auge inusitado provocado por la fundación de los partidos políticos Liberal Autonomista y Conservador Integrista; así aparecen La Idea y La Reforma que representaban los intereses del primero y La Unión Constitucional que fue el vocero del integrismo. Otros periódicos, como el mencionado La Voz de Colón, El Liberal, El Imparcial y La Unión de Colón, se unieron al concierto publicitario de la etapa.

El movimiento independentista en Colón, vinculado a la Guerra Chiquita, fracasó por la traición de Amador Crespo, quien abandonó a los complotados, aunque tuvo en la lucha del general Carlos Agüero, entre 1884 y 1885, su más importante momento. También destaca la labor de Eusebio Hernández, como coordinador político del plan Gómez-Maceo. El fin de la esclavitud, el crecimiento del movimiento obrero y el colonato azucarero, así como las huelgas del ingenio Flor de Cuba en 1880 y Álava en 1899, marcaron el sentimiento y pensamiento combativo de los colombinos.

La guerra de 1895

Mausoleo a los Mártires de la Independencia (1904), restaurado en 2018.

La fundación de la Junta Revolucionaria en 1894 preparó el camino para la participación colombina en la guerra de 1895. Devenida en Comité a finales de ese año, y dirigido por el Dr. José Francisco Anciano, lo integraron entre otros, Julián Godínez, Ramón Aedo, Ricardo Trujillo, el mejicano Maclovio San Cristóbal y Fernando Marcoleta.

Desde el 9 de febrero de 1895 se encontraba alzado el coronel Clotilde García Morejón; el 24 del mismo mes lo hizo Ciriaco Torres con otros tres negros, movimiento que fracasó y se entregaron a las autoridades españolas en Perico unos días después. A pesar del incuestionable fracaso del alzamiento, entre abril y agosto de ese año aparecieron grupos de alzados dirigidos por José Álvarez Arteaga, Matagás; el Tuerto Matos, Eustaquio Morejón, Rafael Águila, José Reyes y otros, que permitieron organizar en agosto la Primera Brigada, o Brigada Colón, bajo el mando del coronel santiaguero Francisco Pérez Garoz, Pancho.

La invasión de oriente a occidente, dirigida por Antonio Maceo y Máximo Gómez, atravesó el territorio el 21 de diciembre de 1895 enfrentando a los españoles en el demolido ingenio Antilla. En la noche Maceo acamparía en el ingenio Santa Elena y Gómez lo haría en el España.

La represión española y la presencia de miles de soldados en el territorio caracterizó la contienda; como consecuencia del combate de Calimete, el 29 de diciembre de 1895, en Colón fueron enterrados treinta soldados ibéricos y uno en Manguito. Durante la guerra, los españoles enterraron en los cementerios de Colón, San José de los Ramos y Manguito a 1 185 miembros de sus fuerzas militares, de los que solo 124 cayeron en combate, lo que corrobora la afirmación del Generalísimo Máximo Gómez de que sus mejores generales eran junio, julio y agosto.

Las bajas militares del ejército libertador en Colón sobrepasan los 200; de ellos, noventa y ocho están enterrados en el mausoleo de la ciudad, sesenta y ocho caídos en combate y treinta fallecidos por enfermedades. Durante la contienda se realizaron cincuenta y cinco acciones de guerra en el territorio, siendo las más grandes, por la cantidad de bajas, la realizada por las fuerzas del coronel Clotilde García contra las guerrillas y voluntarios en las cercanías de San José de los Ramos el 16 de agosto de 1896, con más de treinta muertos y donde perdiera la vida el propio Clotilde García, y el combate de Guasimal, dirigido por Felino Álvarez el primero de septiembre del propio año, con veintiocho muertos de ambas partes. La letalidad de estos combates se debe al encono con que combatían los guerrilleros y voluntarios que sabían que, por traidores, no habría otra sentencia que la de muerte si caían prisioneros.

La reconcentración decretada por Valeriano Weyler, en 1896, provocó la muerte de cientos de civiles. En 1894, año anterior a la guerra, fueron enterrados en el cementerio local 449 personas y en los cuatro años de contienda 3 861, para un promedio anual de 965. Estos datos no reflejan lo ocurrido en los cementerios de los poblados aledaños.

La guerra, concluida tras el Tratado de París sin la presencia y anuencia de los cubanos, obligó a la salida definitiva de las fuerzas españolas de la ciudad el 28 de diciembre de 1898, después de sesenta y dos años de presencia indeseada en nuestra tierra.

La ocupación militar de los Estados Unidos en 1898

El período de ocupación de Cuba por el naciente imperialismo norteamericano, entre 1899 y 1902, tuvo en Colón algunos rasgos distintivos, como mantener las autoridades españolas, entregar el cuartel de infantería del Ejército Español al gobierno local para ubicar allí una escuela primaria, la creación de la Junta Patriótica y de Auxilios, en septiembre de 1898, para promover la pronta independencia de Cuba, así como la compra del ingenio Tinguaro por la Cuban American Sugar Co. en 1899.

Grandes figuras del siglo XIX en Colón

La ciudad siempre contó con hombres y mujeres que favorecieron su desarrollo, elevaron y contribuyeron a la cultura, la educación y a forjar una identidad que nos distingue como cubanos. Algunos de los que mencionamos fueron protagonistas de las luchas por la independencia y vivieron parte del siglo XX contribuyendo al prestigio de los colombinos en la vida nacional.

Lorenzo Novo Gálvez (España, 1779 - Colón, 21 de abril de 1875). Primer maestro de escuela conque contó la localidad, se destacó también como autor de numerosas obras teatrales que dieron vida a la ciudad, contribuyendo a su desarrollo cultural.

Fernando Diago y Tato del Castillo (La Habana en 1810La Habana, 28 de diciembre de 1871). Propietario de los ingenios Ponina y Amistad, se destacó por su labor en favor del engrandecimiento de Colón. Fundó la primera escuela que tuvo la ciudad en 1852, patrocinó la primera feria exposición industria y agrícola en 1857 y apoyó con sus recursos la pavimentación de calles.

Rafael Toymil y Zapela (Madruga, 1831 - La Habana,?). Cura párroco de Colón desde el 18 de octubre de 1865 hasta febrero de 1872, se destacó por su labor como educador y por sus ideales independentistas, que le valieron la persecución de las autoridades españolas, por lo que tuvo que abandonar el territorio.

Tirso Mesa Hernández (Colón, 26 de enero de 1848 – Cienfuegos, 29 de noviembre de 1908). Acaudalado propietario, protegió las artes, el urbanismo y la educación en su pueblo natal. Fue presidente de la Empresa de Ferrocarriles de Matanzas.

Eusebio Hernández Pérez Patriota Insigne del municipio de Colón.

Eusebio Hernández Pérez (18 de enero de 1853 – 23 de noviembre de 1933). Patriota Insigne del municipio de Colón, general de la independencia, coordinador político del plan Gómez–Maceo para la independencia de Cuba entre 1885 y 1887, subsecretario de Relaciones Exteriores del gobierno de la República en Armas, candidato a vicepresidente de la República en 1902 junto a Bartolomé Masó. Eminente médico, considerado el primer ginecólogo cubano, pedagogo, promotor de la medicina preventiva y de la docencia médica. Participó, junto a Julio Antonio Mella, en la fundación de la Universidad Popular José Martí y en la lucha por la Reforma Universitaria.

Pelayo María Villanueva Valverde (Colón, 10 de diciembre de 1871 – La Habana, 9 de agosto de 1940). Dedicó más de la mitad de su vida al periodismo y al magisterio, dirigió varios periódicos locales como Paz y Libertad y La Nueva Senda. Su mayor mérito fue la redacción de La historia de Colón, de obligada consulta para los estudios locales.

Rafael Águila Guiardinu (San Juan de las Yeras, Las Villas, 1865Matanzas, 19 de febrero de 1930). Ascendido al grado de coronel del Ejército Libertador y jefe de la Brigada de Colón por sus méritos militares, entre los que se cuentan su heroica actitud y graves heridas en el combate de Hatos de Jicarita. Durante la República neocolonial fue jefe de la policía de Colón y alcalde de este municipio en dos ocasiones (1916 a 1920 y 1923 a 1927).

Ricardo Amado Trujillo y de Armas (Santa Clara, 1853 – Ciénaga de Zapata, 19 de mayo de 1897). Una de las figuras independentistas de la historia colombina más destacadas, llegó a Cuba en la malograda expedición del Virginios, que le valió estar en capilla ardiente a punto de ser fusilado. Deportado y vuelto a la patria en otra expedición, se incorporó a las huestes insurrectas, terminando la guerra de los Diez Años con los grados de comandante. Fue detenido a principios de la guerra de 1895 y se exilió poco después en EE. UU. Encabezó la expedición del Comodoro, que exitosamente desembarcó cerca de Cárdenas la noche del 20 al 21 de junio de 1896.

Período neocolonial (1902-1958)

La compra del ingenio Tinguaro por la Cuban American Sugar Co., en 1899, fue el inicio del dominio yanqui en la economía de la región, adquiriendo sucesivamente la compañía de teléfonos en 1911; la planta eléctrica en 1922 y los intereses ferrocarrileros, los ingenios Álava y Santa Gertrudis en 1916; la construcción de la planta procesadora de la piña en 1938 y de la fábrica de conservas Libertad en 1944; por lo que se puede concluir que, desde el inicio de la ocupación hasta la terminación de la segunda Guerra Mundial, la economía colombina fue propiedad de las compañías norteamericanas.

Edificio sede del gobierno municipal (1873) y, a la izquierda, el Liceo (1926).

En el año 1900 se efectuaron las primeras elecciones municipales, iniciándose medio siglo de politiquería que, en la mayoría de los hombres públicos elegidos a cargos de alcalde, se caracterizó por una actuación a favor del desarrollo local.

Notables fueron los períodos de los alcaldes Rafael Águila (de 1916 a 1920 y de 1923 a 1927) y José Manuel Gutiérrez Planes (de 1927 a 1933). El primero construyó el parque infantil, el cementerio, el Liceo y la estatua de José Martí, entre otras obras, y al segundo se deben la Escuela Primaria Luz y Caballero, el paso de la carretera central por la ciudad, además del paseo de la calle Diago, hoy Mario Muñoz.

Además de las obras mencionadas, en este período destacan la Escuela de Agricultura Álvaro Reinoso, en 1911; la de Artes y Oficios y el balcón Art Nouveau, en 1912 y el hotel Gran Continental, en 1913. Emblemáticos son también los hoteles Nuevo Continental (1938), Caridad (1950) y Santiago-Habana (1951). Con la construcción de la Ciudad Escolar Félix Varela, en 1954, concluye en lo esencial la etapa correspondiente a la República neocolonial.

La cultura en el periodo se va expresar a través de una importante cantidad de periódicos y semanarios que se publicaron, destacando La Defensa, La Nueva Senda y El Progreso; la fundación de la primera emisora radial en 1931, las proyecciones cinematográficas y la labor de las sociedades como el Liceo, el Casino Español, la Nueva Aurora y el Casino Chino. Los únicos juegos florales desarrollados en la ciudad, el 20 de mayo de 1922, para celebrar el aniversario veinte de la República, fueron ganados por el poeta habanero Gustavo Sánchez Galarraga y obteniendo el segundo lugar Bonifacio Byrne.

El deporte, deprimido permanentemente en la etapa, tiene con la inauguración del Águila Park, el 22 de noviembre de 1925, uno de los mejores terrenos de beisbol de su tiempo. La práctica del boxeo, que se inicia en 1924 en el central Álava, y la visita a la ciudad del flamante campeón mundial de ajedrez José Raúl Capablanca, el 8 de julio de 1921, para premiar un torneo local, así como las actividades deportivas en los terrenos de la Escuela de Artes y Oficios, resultan lo más notable del período.

Las luchas obreras y campesinas

El movimiento obrero y campesino tuvo en Colón un accionar consecuente contra los abusos y explotación de las compañías y terratenientes. En 1899 se crea la Alianza Obrera y en 1918 se funda el gremio de tabaqueros; en 1925 y 1927, el Sindicato de Trabajadores Agrícolas e Industriales del central Álava y San José de los Ramos, respectivamente, dirigidos por Máximo Burunate y Rafael de Hoz, el primero, y Julián Sánchez Prado, el segundo.

Con la fundación de las primeras células comunistas, entre 1932 y 1934, el movimiento obrero y campesino se fortaleció; aparecieron nuevas organizaciones sindicales que incluían choferes, costureras, azucareros y de la construcción. Huelgas como la conocida como de “la estaca”, para paralizar la construcción del hotel Nuevo Continental, en 1934; la paralización de la zafra en diferentes fincas del territorio y los reclamos campesinos contra los dueños de los centrales por el cumplimiento de las cuotas cañeras, son ejemplos del batallar de los trabajadores.

Álvaro Cano, Julián Sánchez, Máximo Burunate, Rafael de Hoz, Gabriel Valiente y el Dr. Gustavo Aldereguía organizaron a los comunistas y desplegaron una incesante labor organizativa de los obreros y los campesinos del territorio.

La lucha contra Batista

El golpe de Estado, ocurrido el 10 de marzo de 1952, consolidó el poder político directo de los magnates, grandes terratenientes y la burguesía, que pusieron la dirección del país en manos del general Fulgencio Batista, en busca de una salida a la crisis a expensas del pueblo trabajador y en perjuicio de los intereses nacionales.

Este suceso provocó un gran rechazo entre los militantes del Partido Ortodoxo y la población en general. A las dos y treinta de la tarde del 10 de marzo, un grupo de jóvenes, entre los que se hallaban Universo Sánchez Álvarez, Máximo Reyes Ramos, Jesús Hernández Costumero y Gustavo Hernández Álvarez, salieron en busca del alcalde Joaquín Cartaya Herrera para manifestarle la idea de realizar algún acto de protesta, como podía ser volcar las oficinas del Partido Acción Unitaria (PAU) que encabezaba Batista. Al no recibir apoyo oficial, decidieron actuar; se lanzaron a las calles, lograron cerrar algunos establecimientos y organizaron pronunciamientos de protestas con los estudiantes, entre los que se destacaron los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios.

Esta actitud asumida por un grupo de colombinos se corresponde con la mantenida posteriormente, en junio, en el acto realizado frente al local del Partido Ortodoxo -situado en la calle Bartolomé Masó entre Martí y Diago, hoy Mario Muñoz-, donde hiciera uso de la palabra el joven abogado Fidel Castro Ruz. La multitud reunida acogió con júbilo las palabras del abogado, invitado por Rubén Hoyos, presidente del Partido Ortodoxo, y por Julio Reyes Cairo.

No era la primera visita de Fidel Castro a la ciudad, quien, el 4 de mayo del mismo año, había visitado con Abel Santamaría Cuadrado y Jesús Montané Oropesa la casa del médico Mario Muñoz Monroy, para que este, aficionado a la radio, le construyera dos plantas para emprender la propaganda radial.

El 19 de mayo de 1953 llega a Colón Fructuoso Rodríguez Pérez, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), para organizar el acto de juramento de la Constitución. Este se efectuó frente a la estación de policía, situada en la planta baja de la alcaldía, con gran participación popular.

La primera célula del movimiento revolucionario fundado por Fidel tuvo en Colón, como miembros fundadores, al Dr. Mario Muñoz Monroy, Universo Sánchez, Gustavo Hernández y otros, que se prepararon para el ataque a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953, en el que perdieron la vida cuatro colombinos: Mario Muñoz Monroy, Julio Reyes Cairo, Mario Martínez Ararás y Gerardo Antonio Álvarez Álvarez, todos asesinados después de detenidos por el ejército del tirano. En el suceso también participaron Raúl Martínez Ararás y Héctor de Armas.

Con el fracaso momentáneo del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, no cesa la actividad revolucionaria en la ciudad. En octubre de 1953 se crea el Comité Prolibertad de Fidel Castro Ruz y sus compañeros, en el que figuraban Universo Sánchez Álvarez, Máximo Reyes, Gustavo Hernández Álvarez y Humberto Legón Fernández, entre otros.

Después de la salida de Fidel y sus compañeros de la prisión, el ascenso en el movimiento revolucionario contra la tiranía batistiana tuvo un eslabón importante en la ciudad con la creación del Movimiento 26 de julio (M-26-7), en octubre de 1955. Los encargados de esta tarea fueron Faustino Pérez Hernández y Antonio Ñico López Fernández, por la dirección nacional, y Aldo Santamaría Cuadrado y Ricardo González Tejo, por la dirección provincial.

Un hecho que conmovió a toda la nación fue el ataque realizado por un numeroso grupo de jóvenes al Cuartel Goicuría de Matanzas, el 29 de abril de 1956. El colombino Jorge Armengol Delgado, participante en la acción, fue apresado un día después en el valle de Yumurí y asesinado por los sicarios de Batista.

En la madrugada del 30 de noviembre de 1956, día señalado para el desembarco de los expedicionarios del Granma, se distribuyó un volante que decía: “Seremos libres o mártires en firmado por el M-26-7. Al amanecer, aparecieron en los teatros Colón y Canal, en la sociedad Liceo, en establecimientos comerciales y otros lugares públicos. Se colocaron petardos y cócteles molotov en diferentes puntos, se cortó la comunicación telefónica del cuartel de la Guardia Rural y se interrumpió el servicio eléctrico.

El campesinado en el territorio colombino también aportó sus esfuerzos y sangre en la lucha; organizados en el Comité de Defensa de los Pequeños y Medianos Colonos se opusieron a las arbitrariedades de la Compañía Azucarera Atlántica del Golfo, con Gabriel Valiente Martín como representante del Comité en la instancia nacional. Los campesinos contaron también en su lucha con los militantes del Partido Socialista Popular (PSP). Baste señalar el triunfo que alcanzaron al impedir el desalojo de setenta familias de la finca Flor de Cuba, en junio de 1955, por la Compañía Territorial Tinguaro, propiedad de Julio Lobo.

El año 1957 cerró con dos trágicos sucesos: la aparición en el callejón de la finca Deseada, próxima a Colón, del cadáver del activo luchador obrero Gilberto Espiñeira Cabrera y el brutal asesinato de Gabriel Valiente Martín, en el entronque de la carretera a Laberinto. Sus cuerpos presentaban síntomas de innumerables torturas.

El último año del batistato fue prolífero en acciones y propagandas revolucionarias. Para la huelga general, el 9 de abril de 1958, dispuesta por la dirección nacional del M-26-7, en el territorio se previeron un grupo de acciones que iban, desde las campanadas de aviso a la población en la iglesia católica, la destrucción de la emisora de radio, la toma de la Zona Fiscal, la Casa de Socorros, la Compañía de Teléfonos, el Liceo y la Escuela de Artes y Oficios para desde allí tomar el ayuntamiento, hasta sabotajes en lugares importantes; sin embargo, la orden recibida fue la de no moverse.

Durante este año perdieron la vida José Ramón Zulueta Hernández y Antonio Rodríguez Rodríguez.

El 24 de diciembre de 1958 se crea el destacamento guerrillero Gabriel Valiente, en la finca Flor de Cuba, con veinticuatro integrantes y Eustaquio García Rodríguez como jefe; Aroldo H. Castro Mesa, segundo jefe y José Ocaña Álvarez, Jesús A. Estévez Marrero, Heliodoro L. Cuevas Figueroa, jefes de escuadras.

Revolución en el poder

El 1 de enero de 1959, al conocer el derrocamiento de la dictadura batistiana, el pueblo colombino se lanzó a las calles para cumplir las orientaciones dadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

En horas de la mañana de ese día, un grupo de revolucionarios dirigidos por el compañero Rubén Blanco Almeida, jefe de acción y sabotaje del M-26-7 en Colón, ocupó la estación de policía que fue entregada sin resistencia alguna; además, pusieron postas en las oficinas de la Compañía de Electricidad, correos y otros puntos principales de la ciudad.

El comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán con familiares del Dr. Mario Muñoz en la ciudad de Colón.

El destacamento guerrillero Gabriel Valiente ocupó el cuartel de la Guardia Rural sin encontrar oposición de la soldadesca y, junto a los guerrilleros del destacamento Mario Muñoz, proveniente del norte de Las Villas, participó en la captura de algunos esbirros que, vestidos de civil y armados, intentaron huir de la justicia revolucionaria.

Entre los capturados se encontraba el capitán Isidoro López, jefe del Escuadrón 43 de la Guardia Rural, uno de los principales verdugos del movimiento revolucionario colombino. Días después fue detenido en la ciudad de La Habana el capitán de la Policía Nacional en Colón, Leonardo Jiménez Martínez, trasladado posteriormente a la localidad, para responder a las acusaciones que pesaban sobre él por haber cometido crímenes y atropellos.

El comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán con familiares del Dr. Mario Muñoz en la ciudad de Colón, el 2 de enero de 1959. Junto a él aparecen los oficiales del Ejército Rebelde (de izquierda a derecha) comandante Víctor Bordón, capitán William Gálvez y el teniente Ramón López, Nené.

El comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán y su columna invasora arribaron a la ciudad el primero de enero de 1959. El Héroe de Yaguajay visitó la casa del médico Fernando Pérez Díaz -actual Círculo Infantil Flores de mi Jardín-, donde sostuvo una reunión con miembros del M-26-7. En dicho lugar recibió la visita de Marceliano y Roberto Muñoz, padre y hermano, respectivamente, del médico del Moncada. En la actividad nombró a Julio Chaviano Fundora, capitán del Ejército Rebelde, como jefe del Escuadrón 43 de Colón. Le fue encomendada, además, la misión de disolver las instituciones militares de territorio, constituir el tribunal revolucionario, nombrar a los tres comisionados municipales y disponer otras medidas organizativas.

Unas horas después del paso de Camilo y sus guerrilleros por la ciudad cabecera, la Columna No. 8, dirigida por el comandante Ernesto Guevara de la Serna, cruzó por la localidad en dirección a La Habana. El Ché dejó la orientación al capitán Julio Chaviano de “garantizar el tránsito de la Columna No.1 José Martí y con su vida, la del Comandante en Jefe”.

El 7 de enero, cuando se dirigía a la capital, pasó por Colón Fidel y la Caravana de la Libertad. El máximo líder de la Revolución hizo escala en la jefatura del Ejército Rebelde, antiguo cuartel de la Guardia Rural, mostrando su interés por recorrer esa instalación militar. Formuló reiteradas preguntas al jefe del Escuadrón 43 sobre el paso de Camilo y el Che, el número de hombres bajo su mando, la situación del armamento y el parque.

A su entrada a la ciudad, el Comandante en Jefe visitó el antiguo asilo de niñas huérfanas, actual Escuela Primaria Enrique Hart, donde le formularon varias peticiones: una cocina, un televisor y clausurar dos bares próximos a ese centro, por ejercerse en ellos la prostitución. Estas solicitudes fueron posteriormente cumplidas. A ambos lados de la calle Máximo Gómez la población aclamaba con entusiasmo a Fidel y sus barbudos. En la citada calle, entre Mesa y Diago -hoy Mario Muñoz-, subido en un vehículo, pronunció un breve discurso a la multitud.

Fidel pronuncia breves palabras al pueblo colombino durante el paso de la Caravana de Libertad, el 7 de enero de 1959.

La organización del pueblo en defensa de la libertad conquistada marcó la primera etapa de estos años; las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) se crean el 15 de noviembre de 1959, de las que surgieron los Batallones 219 y 223 que combatirían con abnegación y valentía contra los bandidos y durante los sucesos de Playa Girón.

En estas operaciones murieron seis combatientes, entre milicianos y miembros de la policía revolucionaria. La ciudad se convirtió en la retaguardia de los combates durante los ataques de los mercenarios; los heridos fueron atendidos en el hospital San Fernando y la escuela Félix Varela, con la eficiente participación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y los miembros de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), mientras los bomberos suministraban agua potable a los combatientes.

La FMC y los CDR fueron organizados en septiembre de 1960, y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en 1961. A partir de este año, se da cumplimiento al trabajo de unificación de las fuerzas políticas que lucharon contra la tiranía y en Colón, el 18 de septiembre de 1961, se funda el Comité Municipal de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) bajo la secretaría general de José Martínez González. En un proceso de depuración de las ORI para eliminar el sectarismo y otros errores, se crea, el 3 de noviembre de 1963, el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC) cuyo principal dirigente fue Roberto Prado Prado. Esta organización cambia su nombre y adopta el de Partido Comunista de Cuba, formando su primer Comité Municipal el 9 de noviembre de 1965, siendo elegido primer secretario Alberto Álvarez Álvarez.

Transformaciones económicas y sociales

La Revolución dio un gran impulso constructivo, enfocado a la solución de los grandes problemas sociales heredados por el abandono oficial en el que vivía la población. La construcción de repartos residenciales para los desposeídos de siempre hizo crecer la ciudad y los campos en todas direcciones. Los repartos Conrado Benítez, Federal, Frank País y XIV Festival, así como los poblados Giraldo Díaz y Maceo, son ejemplos del esfuerzo para dar vivienda digna a los colombinos.

La industrialización del país fue también una prioridad de los dirigentes de la Revolución y su expresión en el territorio puede observarse con la construcción de la fábrica de pienso animal, el combinado lácteo, la fábrica de hielo, un matadero de reses y otro de aves, el frigorífico, la fábrica de bebidas y licores, así como la rehabilitación de la fábrica de conservas Libertad.

Las labores de construcción de todas estas obras pusieron fin al desempleo, tan común durante la república mediatizada, y se abrió un camino de realizaciones para todos.

Desde 1969 se inició la preparación de la zafra de 1970, conocida como de los diez millones, que movilizó al país y, aunque incumplida nacionalmente, los matanceros llegaron al millón de toneladas de azúcar que se propusieron y los colombinos fueron vanguardias de este suceso en Cuba.

El llamado “período especial” deprimió sustancialmente lo logrado en la economía del territorio, al tener que cerrar el central azucarero Sergio González, la fábrica de piensos, la de hielo, el matadero de aves y limitar la producción de la de bebidas y licores.

La transformación en la vida del pueblo, después del triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, llevó a una explosión de crecimiento poblacional que hizo necesario construir escuelas, centros de salud, deportivos, culturales, industriales, carreteras y caminos.

La Campaña de Alfabetización es la obra cultural más grande de la Revolución porque llevó la luz a miles de cubanos y dio inicio al proceso transformador que los liberó de la ignorancia, abriendo las puertas para el desarrollo. En la región Colón, 614 alfabetizadores lograron que 1 912 analfabetos aprendieran a leer y escribir.

La construcción de escuelas llegó a convertirse en una revolución dentro de la Revolución para todos los niveles de enseñanza; siete círculos infantiles que permitieron la incorporación de la mujer a la sociedad, veintisiete escuelas primarias, seis secundarias básicas, tres institutos preuniversitarios, cuatro centros de nivel superior, una escuela especial, cinco centros politécnicos, cuatro instituciones para la superación de adultos y un centro de diagnóstico, con una plantilla global de más de 3 000 trabajadores, de los que 2 641 corresponden a todas las enseñanzas excepto la universitaria, con 1 691 docentes.

La salud, favorecida desde los inicios, tiene en la construcción del Hospital Dr. Mario Muñoz, en 1962, el primero construido por la Revolución, al que se le agregarían posteriormente tres policlínicos, tres centros de rehabilitación, una clínica estomatológica con ocho sillones de atención en diferentes lugares del municipio, más de cincuenta postas del médico de la familia para la atención primaria de salud, tres casas de abuelos y un hogar de ancianos, un centro de higiene y epidemiología, un taller de electromedicina, un hospital psiquiátrico, un taller de ortopedia, catorce farmacias, una Óptica, y una clínica del diabético, que son atendidos por más de 3 000 trabajadores, de los que 1 808 lo hacen en la atención primaria y el resto en el hospital general. A lo que se agrega que cada colombino nace con el derecho cumplido a la protección contra trece enfermedades curables.

La cultura fue rescatada por la Revolución y a los cines, únicas instituciones existentes antes de 1959, se agregaron cinco bibliotecas públicas, tres casas de cultura, un taller de artes plásticas, dos museos, una galería de arte, dos librerías y una banda de conciertos, en los que trabajan más de 250 especialistas y personal de apoyo.

La emisora Radio Llanura de Colón, fundada en 1974, y la corresponsalía de televisión constituyen los medios masivos de comunicación con los que cuenta la llanura colombina.

El deporte, cuya primera expresión en la ciudad fueron las carreras de caballos en 1857 y sufrió el abandono oficial limitando su práctica al béisbol, el boxeo y, en menor medida, el baloncesto; recibió un impulso decisivo con la llegada del primero de enero de 1959. En los últimos sesenta años se crearon, o fundaron, un estadio de beisbol y seis terrenos para su práctica en los poblados y bateyes del municipio, diecisiete centros de entrenamiento para diferentes deportes, tres combinados deportivos, una sala de ajedrez y una piscina olímpica, en los que laboran 230 trabajadores.

La revolución energética, emprendida por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro, tuvo en la localidad de Guareiras el polígono de referencia nacional para la tarea. Se montaron unidades de generación distribuida y renovaron los viejos equipos electrodomésticos, en pos de la eficiencia energética.

Cumplimiento del deber internacionalista

Las misiones internacionalistas en África, entre 1975 y 1989, tuvieron la presencia de jóvenes y trabajadores del territorio que fueron voluntariamente a cumplir con nuestra propia deuda con los africanos, como señalara el Comandante en Jefe. En el continente africano cayeron diecisiete hijos de esta tierra, catorce de ellos en Angola y tres en Etiopía.

Otras misiones civiles en Granada, la propia Angola, Nicaragua y muchas más, a lo largo de sesenta años de Revolución, han marcado el humanismo y la solidaridad de los colombinos.

Organización del poder del pueblo

La organización de la vida política y administrativa, como en todo el país, sufrió cambios necesarios para convertir al pueblo en su propio gobernante. Fueron eliminados los partidos políticos tradicionales, las alcaldías y los órganos represivos; se nombraron tres comisionados para realizar las funciones del alcalde, el 7 de enero de 1961 se creó la Junta de Coordinación, Ejecución y Control (JUCEI), presidida por el combatiente Roberto García Benítez y el primero de enero de 1966 se constituye el Poder Local, cuyo primer presidente fue Severino Mondéjar.

En 1974 se desarrolla en la provincia de Matanzas la experiencia nacional para la constitución de los Órganos Locales del Poder Popular. En Colón el proceso comenzó desde abril de 1974 y las elecciones se efectuaron el 30 de junio, con la segunda vuelta el 7 de julio del propio año. Como resultado de dicho proceso, quedó constituida la Asamblea Municipal del Poder Popular (AMPP), siendo elegido como presidente Orlando Falcón Pérez; así comienza una nueva etapa organizativa para administrar con justeza y equidad las actividades económicas del Estado y sus recursos.

Dando cumplimiento a los acuerdos del I Congreso del Partido, celebrado en diciembre de 1975, a partir de octubre del año siguiente se eligió la nueva Asamblea Municipal del Poder Popular, se creó el Comité Ejecutivo y se aplicó la nueva división política administrativa, por la que el territorio quedó con una extensión de 597 km², al agregársele el territorio correspondiente a San José de los Ramos, que en 1988 se convirtió en el primer Consejo Popular de la provincia de Matanzas.

Además de las organizaciones políticas y de masas creadas en los primeros años de Revolución, Colón cuenta con la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, fundada el 5 de septiembre de 1993, que constituye ejemplo en la formación de las nuevas generaciones, así como también la sección de base de la Unión de Historiadores de Cuba, la Asociación de Pedagogos y la de Juristas, la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), la Asociación de Economistas (ANEC), la Sociedad Cultural José Martí y la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC) que, en su conjunto, trabajan para lograr un pueblo, además de laborioso, revolucionario y culto.

Bibliografía

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Fuentes

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