Historia del municipio Encrucijada (provincia Villa Clara)


Historia del municipio Encrucijada (provincia Villa Clara)
Información sobre la plantilla
Escudoencrucijada.jpg
Escudo de Encrucijada
Cronología
Período aborigen
Período colonial
Fundación y desarrollo colonial
Guerras de Independencia
Período Neocolonial
Lucha insurreccional
Período Revolucionario
Las dos primeras décadas de la Revolución Cubana
Proceso de institucionalización y rectificación de errores
Período Especial

Historia del municipio Encrucijada (provincia Villa Clara). En Encrucijada se establecieron diferentes comunidades aborígenes. El actual municipio de Encrucijada estuvo formado por el Santo, Encrucijada y Calabazar de Sagua, fundados en diferentes momentos del siglo XIX. Su principal actividad económica colonial fue la producción azucarera. El poderío económico de esta región impidió que se desarrollaran acciones bélicas de importancia en las dos primeras gestas. Fue durante la Guerra Necesaria, donde se evidenció una mayor participación de la lucha mambisa, los combates de esta región se introducen en las operaciones militares de la Tercera Brigada de Sagua la Grande.

Con el inicio de la República mediatizada, en el territorio se comprobó la crisis de la democracia burguesa reflejada en el fuerte movimiento sindicalista azucarero dirigido por Jesús Menéndez. Igualmente, se destaca la participación de los encrucijadenses en la lucha insurreccional, tanto en la lucha clandestina como en la lucha armada del M-26-7. Al triunfar la Revolución en el año 1959 en los tres poblados coincidían como actividad económica esencial la caña de azúcar, ganadería en menor escala y algo de tabaco. De igual manera, los habitantes del territorio fueron partícipes de las mejoras sociales del nuevo sistema de justicia social implantado hasta nuestros días.

Período aborigen

Toda la zona norte de la provincia de Villa Clara ha sido testigo de la presencia del hombre primitivo. Se han investigado los municipios costeros y aledaños a Encrucijada, comprobándose que se establecieron en el territorio diferentes comunidades aborígenes. Por la magnitud de los residuarios se puede concluir que pertenecieron a grupos de vida inestable, de gran movimiento, determinado por su actividad de apropiación y merodeo continuo en una zona de influencia económica determinada.

Han sido ubicados ocho residuarios arqueológicos de diferentes magnitudes y superficialidad. También, han sido hallados restos dispersos, entre ellos herramientas en dos lugares, distantes uno del otro. Estos sitios arqueológicos han sido nominados: Calabazar 1 y 2, Purio 1, 2,3, Encrucijada 1,2 y Granadillo [1]. A partir de un patrón que incluye la cercanía de la costa y las redes fluviales, se puede concluir que el municipio de Encrucijada constituye un eslabón más en la cadena del hombre del mesolítico en la provincia de Villa Clara.

Período colonial

Fundación y desarrollo colonial

Iglesia de Encrucijada. Fotografía de 1895.

En el actual municipio de Encrucijada el primer territorio fundado fue El Santo entre los años 1820 y 1830, sobre todo por familias procedentes de Remedios. Sus primeros habitantes se ubicaron junto a la margen occidental del río Sagua la Chica. En 1845 el pequeño núcleo poblacional, que había aumentado, trasladó su centro principal a seis kilómetros al norte, en la misma orilla del río donde establecieron un caserío al que nombraron El Santo.

Encrucijada se fundó entre 1850 y 1860 por familias procedentes de Remedios, Playa San Juan y Esteros de Granadillo. Se establecieron en las proximidades del cruce de los caminos reales de Santa Clara y San Juan de las Playas y de Sagua la Grande y San Juan de los Remedios, Encrucijada de caminos reales, a lo cual debe su nombre. Con posterioridad se trasladó más al sur debido a la llegada del ferrocarril.

Por su parte, Calabazar surgió producto del desarrollo económico que alcanzaba la zona de Sagua, con el consiguiente aumento de la población rural, lo que determinó la existencia en 1789 de una Capitanía de Partido, que comprendía el territorio existente entre los ríos Sagua la Grande y Sagua la Chica. Este último poblado fue fundado en 1865 por viajeros que se dirigían a Caibarién y que debe su nombre a la existencia de un calabazar muy grande en las márgenes de un río donde saciaban la sed los viajeros [2]

Las principales actividades económicas de estos primigenios centros poblacionales —el Santo, Encrucijada y Calabazar— estaban centradas en la agricultura y la producción de azúcar, para ésta última contaba con 9 ingenios o trapiches. [3]

En los años siguientes la población aumentó a 6 064 habitantes, según cifras aportadas por el censo de 1858. Hubo un aumento discreto de la producción de azúcar, con mayor número de ingenios, esclavos y mayores extensiones de tierra dedicadas al cultivo de la caña. También contaba con algunos sitios de labor donde eran cosechados productos para la alimentación. Estas circunstancias favorecieron mayor estabilidad en las fuentes de trabajo.

Su comercio estaba limitado al trueque de azúcar, sogas de majagua, tabaco y algunas maderas por carne salada, caldos, jabón, herramientas, lienzos y lozas. El comercio marítimo se hacía casi en su totalidad por el puerto de Isabela de Sagua y el terrestre por Villa Clara, lo que se facilitó mucho por la posterior llegada al municipio del ferrocarril en 1870, y las vías que unían a Calabazar, Encrucijada y Santa Clara. El proceso de concentración y centralización en esta zona se basó, en lo esencial, en la compraventa de ingenios demolidos y en la adquisición de fincas. La fuerza de trabajo se formaba a partir de: esclavos negros y colonos asiáticos.

Guerras de Independencia

Paseo de Martí, Encrucijada, fotografía de 1947.

La situación existente en el territorio de Encrucijada no fue propicia para el desarrollo de la guerra por la independencia iniciada a fines de la década de los sesenta del siglo XIX. Primero, la composición social de sus habitantes, con una mayoría esclavista, propietaria de tierras, ingenios y esclavos; segundo, la prosperidad económica por el desarrollo que tomaba la producción de azúcar para la época, no propició la formación de una corriente independentista en los encrucijadenses. No obstante, el 15 de febrero de 1869 comenzó la guerra en el territorio con la entrada de un grupo de mambises a Calabazar y el incendio del archivo de la capitanía. Este ataque fue realizado por Agustín González, Leandro Barreto, Luis Acosta, Antonio González Elías. Joaquín Ponce (Trinitario), José Manuel Lamas, los pardos Ciriaco de los Santos, Justo Morales y Eduardo Rosselló, un mulato esclavo, un negro nombrado Margarito, uno llamado Reyes, y otros residentes en la zona [4]

Una manifestación de que el espíritu de rebeldía se mantenía fue la sublevación de los esclavos Caoba y Sabicú, en 1870. La mayoría de estos hombres permanecieron en los montes junto a los criollos que luchaban por la independencia. En esta contienda las mujeres del municipio también estuvieron representadas en las figuras de las hermanas Agustina y Belén Cabodevilla y otra, que trascendió solo por el apelativo por el que era conocida, Yaya.

A pesar de estos éxitos y la presencia de grupos armados activos, hacia mediados de 1872 la revolución declinó en la zona de Sagua la Grande. Las fuerzas del territorio reflejaron desaliento y falta de estímulo.

En esta jurisdicción las primeras noticias de la claudicación llegaron cuando el Mayor General Carlos Roloff Mialofsky, en operaciones militares en la zona de Remedios y Sagua, conoció sobre la capitulación, pero decidió no aceptar. La deposición definitiva de las armas en el territorio se produce en la segunda quincena de marzo, en El Mamey, jurisdicción de Remedios. En esta ocasión también aceptó el cese de las hostilidades el entonces comandante Emilio Núñez Rodríguez.

Durante la Guerra Chiquita, con el estímulo que significó la beligerancia mantenida por Emilio Núñez Rodríguez en la zona de Sagua la Grande, se destacaron algunas acciones militares como: ataque y toma del poblado de Viana, barrio de Calabazar de Sagua; y un combate en el ingenio Macagua. Al terminar las acciones militares de dicha gesta, la jurisdicción de Sagua la Grande entró en un período de relativa tranquilidad hasta 1884, momento en que comenzó a atravesar una crisis financiera que dio inicio a un período de decaimiento económico que influyó en la vida política y social de toda la jurisdicción. La región se vio influenciada por una fuerte corriente reformista a lo que contribuyó la circulación de los periódicos La Situación y La Voz del Pueblo.

A la par ocurrió la abolición de la esclavitud en 1886, y esta fuerza de trabajo vino a aumentar el número de asalariados en el territorio. A ellos se unirán los de otras ramas de la economía que comenzaron su introducción en estos años como la elaboración del tabaco, que contó con sus primeros centros, sobre todo en el poblado de Encrucijada.

En los primeros meses del año 1895 pasan por la región varios dirigentes independentistas vinculados al Partido Revolucionario Cubano como fueron Emilio Núñez y Juan Gualberto Gómez. Estos patriotas tenían el objetivo de aunar esfuerzos y organizar a los independentistas dispersos. El primer grupo se alzó en la zona de Vega Alta, Camajuaní el 25 de abril del mismo año, al mando de Juan Bruno Zayas.

A diferencia de la guerra de 1868, la del 1895 tuvo desde sus inicios una base social más amplia. Esta etapa de la guerra tendría mayor repercusión en el territorio, donde operaron tropas del teniente coronel José Lacret Morlot. En esa guerra este territorio aportó un numeroso grupo de combatientes que engrosaron las filas del glorioso Ejército Libertador, entre ellos: Federico Jova Díaz de Villegas, Emilio Peralta, Justiniano Rodríguez, Martín Palomino, Telesforo Machín Ortega, Hilario Moré y Miguel Depestre.

La presencia del Generalísimo en el territorio en el año 1896 dirigiendo varias escaramuzas fue de gran estímulo para los independentistas del sitio. En los días siguientes el General en Jefe se mantuvo en la zona en operaciones de gran interés estratégico para la Revolución. Las acciones continuaron en el área encrucijadense sostenidas por la Brigada de Sagua, y las incursiones que efectuaba la de Remedios, en la zona. Los encuentros armados, escaramuzas y afectaciones a la economía se mantuvieron durante el resto de la guerra. Algunos de los más importantes, desarrollados entre 1896 y 1897 ocurrieron en el ingenio Natalia; Pavón; áreas aledañas a Calabazar; El Jobo; San Juan; Sagua la Chica; San Rafael; Tuinicú y Constancia. En algunos casos estos lugares fueron escenarios de repetidas acciones bélicas.

El hecho militar más trascendente de la Guerra Necesaria en Encrucijada fue el combate de Sagua la Chica. La operación fue preparada por el Brigadier José Luis Robau para escarmentar al brigadier español Ignacio Montaner e Iraola, jefe militar de Sagua la Grande, caracterizado por su crímenes, abusos y maltratos contra la población civil.

Durante la guerra los grandes propietarios del municipio desaparecieron casi por completo. Numerosos sitios de labor fueron abandonados, campos de caña quemados y un gran número de ingenios y trapiches destruidos por la tea incendiaria para arrebatarle a España su poderío económico.

Período Neocolonial

Paseo de Maceo, Encrucijada, en 1947

El gran quebranto sufrido por la industria azucarera, propició que concluyera el proceso de centralización y concentración de esta producción. Esta misma situación facilitó algunas inversiones extranjeras en los años siguientes. Así, al arribar el siglo XX solo existían 6 centrales en el municipio: Nazábal, Purio, Macagua, Santa Lutgarda, Unidad y Constancia.

Al concluir la etapa bélica como consecuencia de la intervención norteamericana en el país deviene el período de ocupación estadounidense. La situación social se caracteriza por una gran cantidad de desocupados y caída del ritmo económico en el territorio. En cuanto a la población, a pesar de las pérdidas humanas ya citadas, el censo efectuado por las autoridades intervencionistas señalaba un crecimiento para el municipio de Calabazar —comparado con la anterior enumeración de 1887— y superiores a los de otros poblados de su alrededor. Así, de 12 957 personas censadas antes de la guerra, al concluir la contienda existían 13 419, lo que indicaba un ligero aumento. [5]

En el municipio, como en el resto de la región y el país, comenzaron a jugar su papel los partidos políticos de turno, representantes de la minoría acomodada. Estos propiciaron la penetración de capitales extranjeros, el sometimiento y explotación de los trabajadores por las clases dominantes y explotadoras.

A pesar de todos los males sociales que azotaban a los residentes del municipio, la vida tendía a organizarse. Así ocurrió con la educación elemental, que se desarrolló con la creación de nuevas escuelas, aunque no todas las necesarias, en los lugares que lo requerían. También surgieron algunas asociaciones vinculadas a las actividades de la cultura.

La cultura tuvo el sello diferente de la cubanía, que se distinguía a través de costumbres como: las llamadas fiestas populares, procesiones religiosas el día del santo Patrón, los paseos por el pueblo en horas y lugares determinados. En todas estas actividades se sentía las diferencias sociales, que se expresaban en las formas y modos de vivir, vestir y como es natural de pensar.

El siglo XX para el territorio encrucijadense se inicia con una situación económica que marcó aún más su carácter agro–azucarero. Pues, la producción azucarera se benefició de capitales europeos y americanos. En 1908 llegó el servicio eléctrico a la localidad de Encrucijada, lo que influyó en la esfera de los servicios. El comercio minorista también creció en estos años y se mostró en el funcionamiento de tiendas mixtas. Este comercio se encontraba fundamentalmente en manos de españoles. Estos mismos comerciantes refrendaban la producción a los cosecheros de tabaco. Después compraban dicha cosecha y ponían mesas de tabaquería en sus tiendas, lo que constituyó la génesis de la manufactura tabacalera encrucijadense.

Vinculado al crecimiento de las esferas productivas surgió hacia 1915 el primer banco de la municipalidad, el Banco Español, que funcionó hasta 1921. Todo lo antes descrito unido a una extensión de las comunicaciones, lideradas por el desarrollo del ferrocarril, permite afirmar que hay un florecimiento de los indicadores económicos y productivos en el territorio durante las 2 primeras décadas del siglo XX.

Al terminar la década del veinte el país vivió la sacudida de la crisis económica mundial -que abarcó desde 1929 hasta 1933- y que causó graves efectos como consecuencia de la deformada estructura económica de Cuba. Esta crisis se manifestó con crudeza en el territorio actual de Encrucijada, por su condición de productora azucarera [6]. Agravó la situación del municipio la política seguida por el gobierno de Gerardo Machado en esta rama, sobre todo a partir de las leyes restrictivas de la producción.

Aunque a partir de 1934, Cuba comenzó a salir de la terrible crisis vivida por el mundo capitalista, su recuperación fue muy lenta y durante largo tiempo las zafras no alcanzaron los niveles de producción de los años precedentes. Hasta 1940 se sufrieron las consecuencias del plan de cuotas impuestas por Estados Unidos, lo que fue un freno para el desarrollo de esta industria. Las zafras fueron cortas, los centrales no trabajaban a plena capacidad, esto reducía las posibilidades de empleo y el pueblo trabajador sufría las mayores consecuencias de la situación existente.

En los primeros tiempos republicanos en el territorio se manifestaron las luchas entre los partidos políticos, con una presencia activa de liberales y conservadores. Sin embargo, a partir de la década del veinte ocurrió un cambio favorable en el proceso de las luchas populares derivado de la situación económica y del proceso de auge de nuevas ideas en el ámbito político.

Influyeron en este proceso la frustración de los ideales de independencia; las crisis económicas capitalistas de los años veinte, sobre todo en la producción azucarera; la acción represiva del tirano Gerardo Machado y su sometimiento a los dictámenes del imperialismo norteamericano.

En el período de 1925-1926 se inició en el central Nazabal la labor a favor de la sindicalización de los trabajadores de la industria azucarera. La lucha obrera revolucionaria se inició con la constitución de las primeras células del Partido Comunista, organizado a partir de 1930 en Calabazar, Encrucijada y El Santo. El movimiento comunista en la región fue de particular interés incluso sus representantes trascienden los límites locales y alcanzan renombre nacional. Cabe destacar, los inicios de este movimiento en Encrucijada —fijado en el local de la ferretería La Bomba— tarea en la que participaron: Florencio y Nicolás Monzón, Juan Arana, Ramón Durán, Antolín Dikinson, Ruperto González, Rafael Aro, Luís Hurtado, Reina Arias y Raimundo Zacarías.

Las principales acciones en el movimiento sindicalista azucarero fueron: la fundación de la Organización Campesina de Guadalupe por Jesús Menéndez; manifestaciones de insurrección armada en el territorio vinculadas al Partido Unión Nacionalista; marcha de hambre en Encrucijada el 21 de septiembre de 1932. Además, de gran significado y trascendencia fue la lucha de los obreros del central Nazábal, dirigidos por el sindicato azucarero (SNOIA) y orientados por el Partido Comunista que incluso logran lo que se denominó el Soviet de Nazábal. En 1933 se instaura el gobierno obrero, primera experiencia de este tipo en el movimiento obrero nacional. Allí estuvo el Doctor Nicolás Monzón con un grupo de El Santo, de Encrucijada Antolín Dickinson, Luis Hurtado, Celestino Hernández Robau y otros del Distrito del Partido de Santa Clara.

A los pocos meses de los sucesos del Soviet cayó el tirano, los obreros orientados por la célula del Partido, acordaron tomar de nuevo la industria, lo que se hizo efectivo el día 29 de agosto. Se organizó la guardia roja y al lugar fue enviado por la provincia Ruperto González, dirigente del primer Soviet y por el municipio de Encrucijada: Antolín Dickinson, Luis Hurtado y otros integrantes de la organización. El movimiento terminó con una victoria, pues entre las demandas se lograron las ocho horas de trabajo, antes de que fuera decreto oficial.

Durante la brutal represión del Gobierno de Concentración Nacional se desarrolló el movimiento obrero desde la clandestinidad, marcados por hechos significativos como la participación en el IV Congreso de Unidad Sindical del delegado Ruperto González del central Nazábal. Se destaca la participación de la mujer encrucijadense en la figura de María Tomasa González inmersa en la lucha sindical. Otros dirigentes obreros destacados en esta etapa fueron: Saturnino Cabrera, Lázaro Ponce, Jesús García, Nicolás y Florencio Monzón, Ángel Torres, Medardo López, Arsenio Armenteros, Celestino Hernández, Ruperto González, Antolín Armenteros, entre otros.

Además, señalado fue el Congreso Obrero Provincial efectuado en Santa Clara del 18 al 20 de noviembre de 1938, donde Jesús Menéndez fue elegido como Secretario General de la Federación de Trabajadores de la provincia de Santa Clara [7]. En el mismo sentido, el 23 de junio de ese año, se efectuó una concentración en el batey del central Nazábal, donde intervino el líder de la Confederación de Trabajadores de Cuba, Lázaro Peña.

Las demandas esenciales del movimiento obrero antiimperialista y comunista del territorio estuvieron a tono con las esgrimidas por las instancias nacionales. Ello evidencia la integración de los líderes locales a los sistemas de reuniones y congresos, donde se orientaban las tácticas nacionales. En el Movimiento Pro Constitución 1940 se pidieron: el apoyo a la lucha antifascista internacional; aprobación de un salario mínimo y enfrentamiento a los elementos divisionistas dentro de los sindicatos. Igualmente, los obreros encrucijadenses participaron en el Congreso Obrero de la Provincia de Las Villas, II Congreso Tabacalero Provincial, Congreso Nacional Azucarero, Congreso Provincial Campesino y II Congreso Nacional de la CTC.

El enfrentamiento al autenticismo fue particularmente fuerte en el territorio encrucijadense, el protagonismo lo tuvo el sindicalismo azucarero encabezado por Jesús Menéndez. Además, el movimiento comunista que siempre fue de vanguardia tuvo un impulso con la creación del Comité Municipal de la Juventud Socialista en Calabazar de Sagua. El Comité quedó integrado por los más decididos jóvenes de esa localidad; se eligió como presidente de honor al doctor Nicolás Monzón, y como presidente en funciones, al joven Osvaldo Fernández. Durante la segunda mitad de los años 40, el sector azucarero encrucijadense luchó por el pago del diferencial dirigido por Jesús Menéndez, quien participó en las discusiones efectuadas en Estados Unidos para la definición del precio de las ventas del azúcar cubano.

El asesinato a Jesús Menéndez unido al golpe militar perpetrado por Fulgencio Batista radicalizó las posiciones sociopolíticas del movimiento revolucionario en el territorio. Muchos jóvenes revolucionarios, procedentes del Partido Ortodoxo, fueron los primeros en enfrentar el golpe, de forma clara y resuelta. Entre ellos se encontraban en Calabazar: Juan Abelleira —fundador y presidente de ese Partido— José Fuertes Jiménez y Argelio Morales Lima, entre otros. Mientras, en Encrucijada comenzaron a actuar Alberto y Aramís Taboada, Antonio García y José María García.

Lucha insurreccional

Casa Natal de Abel Santamaría Cuadrado, hoy Museo Municipal de Encrucijada.

Ante el Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, los partidos políticos de una u otra forma protestaron y mostraron su descontento, pero mayoritariamente los sectores populares son los responsables de las protestas más enérgicas. Los ortodoxos, auténticos, seguidores del movimiento de García Bárcena, representantes de la Triple A se colocan al frente de las protestas. No obstante, sindicalistas azucareros, tabaqueros, obreros, trabajadores, comunistas se incorporan también y en la base se observó unidad entre fuerzas de diferentes tendencias ideológicas.

Las acciones principales que se realizaron en el territorio son una réplica de lo que el movimiento revolucionario a nivel nacional está orientando. Estas acciones contra el régimen dejaron un grupo de detenidos. Ante lo ocurrido, la Juventud Ortodoxa de Encrucijada lanzó un documento firmado por José llamaba al pueblo a unirse y combatir para seguir el legado de los mambises. Ambos fueron detenidos, y poco después liberados [8]

En agosto de 1952, en el primer aniversario de la muerte de Eduardo Chibás, la Juventud Ortodoxa de Encrucijada, recogió una flor casa por casa para la confección de una corona gigante que sería llevada en homenaje al líder desaparecido. Esta actividad fue dirigida por Alberto Taboada y en ella participó José Arcadio García, miembro de la Juventud Ortodoxa. Este último, en algunas ocasiones recogió fondos para liberar a compañeros encarcelados. De igual manera, fue trasladado desde La Habana por José Manuel Fuertes Jiménez el periódico mimeografiado El Acusador, donde aparecía el artículo Recuento crítico del Partido Ortodoxo escrito por Fidel Castro —firmado con el seudónimo de Alejandro— y circuló por Calabazar y Encrucijada.

El 26 de julio de 1953 ocurrieron los sucesos del Moncada. En aquel empeño participaron, Abel y Haydée Santamaría Cuadrado, nacidos en Encrucijada. En el municipio, sobre todo en Encrucijada, hubo una gran solidaridad con los jóvenes asaltantes. Junto al profundo pesar por la forma en que fue torturado y asesinado Abel Santamaría, hijo glorioso de este pueblo, donde nació, creció y trabajó como dependiente de la tienda del antiguo central Constancia, que hoy lleva su nombre. Considerado como un azucarero por su procedencia, su muerte causó gran conmoción, y fue un símbolo para la juventud del municipio.

El documento programa de la Generación del Centenario, La Historia me Absolverá, fue llevado al territorio por Haydée Santamaría Cuadrado quien comenzó su distribución. En su empeño contó con el apoyo de alumnos de la Escuela Primaria Superior como: Neftalí Martínez, Aldo Romeu y Arturo Casanova, los chóferes Evelio Alonso y Roberto Pedré y los maestros Roberto Noy Bolaño y Roberto Rodríguez. Este último de Encrucijada, lugar donde se distribuyeron algunos ejemplares que habían sido tirados a mimeógrafo y así se pudo difundir en los centros de trabajo. Haydee participó además en la inauguración de la Casa del Veterano en Calabazar de Sagua, en la cual estuvo presente y fue sentada en la presidencia. [9]

Fulgencio Batista, como era de esperar, ganó las elecciones presidenciales de noviembre de 1954 e instauró su gobierno bajo el manto de una falsa constitucionalidad. En el ámbito local los políticos tradicionales obtuvieron los puestos como alcaldes y concejales, en Calabazar y Encrucijada. A partir de este acontecimiento arrecia la persecución a toda actividad pública que tuviera un carácter de protesta. Entonces, el movimiento revolucionario antibatistiano y antiimperialista en la región se va más a las tácticas de lucha clandestina. El centro de las protestas más significativas fue el movimiento sindical azucarero, protagonista de la gran huelga de diciembre, que involucró a miles de integrantes del sector. Fue una gran manifestación local de la combatividad del sector apoyados por integrantes de otras ramas de la economía en el país. [10]

Un hito significativo que profundiza la efervescencia revolucionaria en el territorio fue la estructuración del M-26-7 como vanguardia política, a finales de 1955 se organizó en Calabazar, y con posterioridad en Encrucijada. En Calabazar fue organizado por la célula matriz de Santa Clara, con la presencia de Quintín Pino Machado, y quedó integrada por José Fuertes Jiménez, Gil Ribalta Guardado, Roberto Noy, Luis Larralde y Argelio Morales Lima. Después se unieron otros grupos dispersos.

En Encrucijada este mismo proceso corrió a cargo de la célula matriz de Sagua, dirigida por Manuel Matienzo, Humberto González y Ernesto Mora, en una reunión efectuada en la casa de Francisco Pentón (Macho). La primera célula estuvo integrada por Blas Hernández, Pedro Carrillo, Pedro Urribarri, —que después abandonó la causa de la Revolución— y Florencio Naranjo.

Se extendió el movimiento por este municipio, las primeras células darían origen a otras, como la de El Santo, con Rafael Truffín al frente, y Nazábal, con Carlos García Olachea. También, se organizó en Mata, parte entonces del municipio de Calabazar.[11] Un elemento distintivo que singulariza la revolución en el territorio fue la vinculación que existió entre el Movimiento 26-7 y el Partido Socialista Popular.

El decurso de los años 56 y 57 marcó el sello clandestino de la lucha en Encrucijada, se hizo común los sistemáticos paros obreros, las interrupciones en carreteras y otras vías. Se destacó el apoyo al movimiento huelguístico originado por la muerte de Frank País. En el municipio, Roberto Rodríguez recibió la orden de paralizar la zona con una huelga, se apoyó el levantamiento de Cienfuegos el 5 de septiembre. En ese año 1957 hubo una reorganización del movimiento obrero y sus organizaciones. Las orientaciones a ese fin se impartieron en una reunión efectuada en Sagua, a la que asistió por Encrucijada Florencio Naranjo, quien en el municipio era el responsable de Frente Obrero Nacional (FON). El objetivo principal fue reestructurar las agrupaciones obreras y prepararse para una próxima huelga general. [12]

Varias fueron las acciones que se realizaron en el territorio en apoyo a la Huelga del 9 de abril de 1958. Estas actividades estuvieron muy vinculadas a la formación de pequeños grupos armados cerca de los centros poblacionales. Por ejemplo, en Nazábal se mantuvo alzado un grupo dirigido por Manuel Fanjul Casanova. Estos combatientes no realizaron acciones destacadas, pero tuvieron el mérito de mantenerse en la lucha. Fueron ayudados por un grupo de campesinos, entre los que estaban Silvio Peñate, Ramón Nodarse, que se incorporó al pequeño contingente, Menelio y Ramón Valdés y Bernardino Pérez. Después de la huelga la represión hacia los dirigentes del M-26-7 comenzó de inmediato.

Plaza Abel Santamaría en Encrucijada.

Por otra parte, los grupos armados que operaban en la zona, dirigidos por el Movimiento 26 de julio, realizaron diversas operaciones en las últimas semanas de ese año. Las acciones versaron en destruir puentes en Calabazar y en Encrucijada se abarcó la zona del central Santa Lutgarda para evitar los movimientos del ejército de la tiranía. También, fuerzas del denominado escuadrón Julio Laportilla, tirotearon el motor del Piñón, que transportaba votantes para las elecciones convocadas en noviembre.

Ante el impetuoso avance de las tropas rebeldes en las provincias orientales y los éxitos alcanzados por las columnas invasoras Antonio Maceo y Ciro Redondo en Las Villas, las fuerzas del régimen de Batista se desmoralizaron con rapidez. El 24 de diciembre de 1958 los soldados que se encontraban en los cuarteles de Calabazar y Encrucijada abandonaron sus posiciones en horas tempranas de la tarde. Un poco después, el propio día, ocuparon su lugar las milicias locales del M-26-7 y otros grupos armados que se encontraban en ambos lugares, apoyados por el movimiento clandestino y la Resistencia Cívica.

El 28 de diciembre de 1958 se inició la Batalla de Santa Clara. En esta acción combativa participó el encrucijadense Miguel Diosdado Pérez Pimentel. Pocas horas después huía el tirano, se afianzaba la victoria del Ejército Rebelde, y comenzaba, para Calabazar y Encrucijada, como para toda Cuba, una nueva etapa histórica.

Período Revolucionario

Las dos primeras décadas de la Revolución Cubana

Al tomar el poder político el 1 de enero de 1959, tuvo una muy especial relevancia la puesta en práctica de la primera Ley de Reforma Agraria como principal y más trascendente medida de la Revolución Cubana. En Encrucijada tuvieron la responsabilidad principal en la aplicación de esta Ley, Ramón Domenech como Presidente, Secretario: Alberto Taboada, Suministro: Jesús Domenech y otros representantes como, Mario Quincoses, Santiago Fernández y Julio Rodríguez. Como consecuencia de la ley se beneficiaron de inmediato 3602 campesinos. En Calabazar este proceso estuvo a cargo de Argelio Morales, Pedro Lazo y Aguedita Peñate.

En medio de la aplicación de la ley revolucionaria, se efectuó en Encrucijada el 20 de julio de 1959, una gran concentración popular frente al antiguo ayuntamiento, hoy sede del Poder Popular. En la misma estuvo presente el Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán, quien expresó en su discurso que era preciso llevar adelante la Reforma Agraria en todo el territorio municipal, por lo que la misma significaba para el campesinado cubano. [13]

También en los primeros meses de 1959, José Fuertes, Evelio Alonso y Heriberto Arbona marcharon a La Habana con el objetivo de entrevistarse con Fidel. La entrevista se produjo en el local del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA). Estuvieron presentes además Oscar Pino Santos y Antonio Núñez Jiménez. [14] El diálogo fue acerca de las cooperativas y los pueblos que se iban a construir en los centrales. Allí se le entregaron a Fuertes tres cheques, para desarrollar la tarea.

Por otra parte, desde los primeros momentos del triunfo revolucionario, comenzó la edificación de obras de beneficio social, sobre todo vinculadas con la educación y las comunicaciones. La tarea educacional más importante desarrollada en los primeros años de la Revolución fue la Campaña de Alfabetización con una importante participación popular. La política educacional benefició a Calabazar y Encrucijada, ya que se brindó la posibilidad de cursar estudios a todos los niños de ambos municipios. Junto a todas estas medidas de beneficio popular, estuvo la aplicación de la Ley de Reforma Urbana, así como las nacionalizaciones puestas en práctica en 1960.

En este período, la revolución quedó representada por las organizaciones que habían conducido el proceso que llevó a la victoria del 1 de enero: el Movimiento 26 de julio, Partido Socialista Popular y el Directorio Revolucionario 13 de marzo. El municipio no fue ajeno a este proceso, con el Movimiento 26 de Julio como agrupación rectora acompañado del Partido Socialista Popular. El primero tuvo especial fuerza en este territorio, de las filas de la tradición ortodoxa local salieron los principales dirigentes del Movimiento. Este fue el caso de Blas Hernández, delegado del mismo en el territorio que abarcaba de Sagua la Grande a El Santo y primer Coordinador en Encrucijada. Así mismo, fue José Fuertes de Calabazar de Sagua. En cuanto al Directorio, no se han encontrado evidencias de su existencia como fuerza de influencia en la zona.

En los primeros años revolucionarios, primó el espíritu de cooperación que se va a manifestar en las tareas de movilización popular hacia la producción, actos de reafirmación revolucionaria y defensa de las posiciones de la Revolución. El apoyo popular se reafirmó con la creación de varias organizaciones de masas: las Milicias Campesinas, Milicias Nacionales Revolucionarias, los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas; la depuración y fortalecimiento del movimiento sindical, entre otras.

Fue en este proceso de defensa de la Revolución y aplicación de las medidas tomadas por el Gobierno Revolucionario, que se crearon las condiciones para hacer efectiva la unidad, con una organización que enrumbara el trabajo a desplegar en aquellos primeros años. Así surgieron las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), en un proceso desarrollado después de abril de 1961.

Esta agrupación política quedó conformada en Encrucijada por 29 miembros. Su dirección la asumió Bernardino Pérez Álvarez, como Secretario General José Espinosa Pentón y Carlos García Peralta Secretario de Organización. Por su parte, en Calabazar dirigían la misma 13 personas, con Erasmo Marcelino Morrell Jiménez como Secretario General, Aldo Romero Sánchez Secretario de Finanzas y Sara Monzón Pérez Secretaria de Organización. En ambos casos otros miembros asumieron responsabilidades diversas [15].

En cuanto a la dirección del gobierno en estos municipios, se asumió de inicio una dirección colectiva. La creación de este sistema en Encrucijada se dio con la formación de un Triunvirato —estructura formada por 3 miembros— integrado por Benigno Santamaría, José Suárez y Manuel González. Esta forma dejó de existir poco después, para ser sustituidos por el denominado Comisionado Municipal. Dicha tarea la asumió un activo miembro del M-26-7, Carlos García Olachea. En este gobierno, participaron aún elementos de derecha que tenían reservas sobre la radicalización, por demás imprescindible, del proceso revolucionario [16]

En la década del 60, en el ámbito de la lucha de clases que se agudizaba en todo el país, y en la búsqueda de estructuras de gobierno que garantizaran una mayor y mejor representatividad de la clase obrera y del pueblo en general, surgieron las denominadas Juntas de Coordinación, Ejecución e Inspección (JUCEI). En Encrucijada quedó conformada la Administración Local, con 41 delegados en el municipio y comisiones con un presidente. Así, la asumieron Armando García Salazar que la preside, Rigoberto Ruiz, Carlos García, Ricardo Salar Bartuste, este último sustituyó a Armando García como Presidente. En Calabazar la institución estuvo presidida por José A. Santos primero, y después por José Ramón Morales, ambos presidentes en diferentes momentos [17]

La aguda lucha de clases que envolvió al país en estos primeros años traducida en enfrentamiento directo con los factores contrarios a la Revolución y sus leyes, también estuvo presente en el municipio. La primera organización que apareció fue La Rosa Blanca en el territorio. También, tuvo alguna influencia en la zona de Calabazar el denominado Ejército de Liberación Nacional y el Movimiento de Recuperación del Pueblo, entre otras de menor ascendencia local.

La oposición se presentó también en la formación de pequeños grupos o bandas de alzados como las de Claro Mollinedo en el área de Viana —esta fue la zona de mayor lucha— y Nano Pérez en Clavellinas. Estos grupos se dedicaron a quemar las llamadas Tiendas del Pueblo y casas de revolucionarios; y a desarrollar una labor de diversionismo y proselitismo anticomunista. Sin embargo, la respuesta popular fue inmediata. Surgieron las Milicias Campesinas en Encrucijada dirigidas por Jesús Rodríguez. Luego comenzó en el mismo año 1959, el trabajo de preparación para dejar constituidas las Milicias Obreras.

En medio de la lucha por el desarrollo económico y la defensa de la Revolución ocurre el pronunciamiento a favor de la construcción del socialismo. En 1962 los acontecimientos que dieron lugar a la Crisis de Octubre, jugaron un papel importante en el municipio por el asentamiento de cohetes en la zona del Purio. Por esta razón, fue preciso acrecentar todo lo referido a la defensa, con movilizaciones permanentes para las playas Piñón, Nazábal y otros puntos de la costa, a fin de vigilar un posible desembarco o infiltraciones en el área.

Cabe destacar, en 1963 se produjeron cambios en la División Política Administrativa, con un aumento en el número de municipios y la creación del nivel intermedio de región. Así, surgió con categoría municipal El Santo, conformado por territorios de Calabazar y Encrucijada. De gran significación en el territorio, fueron los acontecimientos económicos y sociopolíticos que se suceden alrededor de la zafra de 1970, aun cuando no se lograron los propósitos.

Proceso de institucionalización y rectificación de errores

La intensa labor desarrollada en el breve período analizado hizo posible que el territorio que hoy ocupa el municipio de Encrucijada estuviera mejor preparado para emprender la nueva etapa que se abriría a partir de la puesta en vigor de los acuerdos del Primer Congreso del Partido, donde cambiaría la fisonomía del territorio, y se integraría una vasta extensión territorial al nuevo municipio, que comenzarían sus funciones como tal en 1976.

Durante la década de los ochenta la situación sociopolítica de Encrucijada en esta etapa, la misma estuvo matizada por el cumplimiento de los acuerdos emanados del I y II Congreso del PCC, donde además de impulsar el proceso de institucionalización, estuvo elevar la calidad de vida de la población.

Los avances alcanzados en el municipio en la economía y el desarrollo social, no obvian la existencia de dificultades, como ocurrió en todo el país, los que fueron analizados por Fidel Castro a fines de 1985 y principios de 1986. Se iniciaba así una etapa de rectificación de los errores y tendencias negativas observadas, para lograr un mejor avance de la Revolución. En Encrucijada debió enfrentarse en un momento difícil, al morir de forma accidental en septiembre de 1986 el Primer Secretario del PCC, Horacio Carvajal Recino. A partir de ahí hubo una etapa de inestabilidad en los cuadros del Partido, lo que coincidió con la rectificación citada.

Período Especial

Luego de la caída del Campo Socialista, también en el municipio se enfrenta el Período Especial. El trabajo del Comité Ejecutivo del Poder Popular se basó en el análisis de la situación existente y la puesta en práctica de nuevas orientaciones y proyecciones.

El 10 de abril de 1993 fue aprobado el Consejo de Administración del territorio. Fue un año donde las labores de los Consejos Populares se orientaron hacia el cumplimiento de 28 tareas esenciales, con el programa alimentario como la más importante del momento.

Al concluir la década el municipio, como todo el país, comenzaba a encontrar las vías para superar la crítica situación enfrentada en esos difíciles años. Las autoridades políticas y gubernativas, las organizaciones de masas y todo el pueblo habían atravesado momentos críticos, pero siempre mantuvieron la disposición y la acción las vías para superar las dificultades y preservar las principales conquistas de la Revolución. En los inicios del 2000, la recuperación económica y social, y alcanzar el pleno bienestar de su población fue el principal objetivo del trabajo colectivo, de las instituciones y el pueblo todo.

Referencias

Fuentes

  • R. V. Rousset .Historial de Cuba. T. III. Imprenta Cervantes, La Habana, 1918. p. 138
  • Cuadro Estadístico de la Siempre Fiel Isla de Cuba correspondiente al año 1846: Imprenta del Gobierno y la Capitanía General por SM, Habana, 1847.
  • Antonio Miguel Alcover y Beltrán. Historia de la Villa de Sagua la Grande y su Jurisdicción. Sagua la Grande, Imprenta Unión, 1901.
  • Estados Unidos. Departamento de Guerra. Oficina del Director del Censo de Cuba. Informe sobre el censo de Cuba. 1899. Imprenta del Gobierno, Washington, 1900. p. 190-191.
  • María Antonia Pérez, et/al. Ob. Cit. Pp. 27-29, 99-101, 163-165.
  • Congreso Obrero Provincial. Memoria. Imprenta El Nacional, Sagua la Grande, 1938. p. 3-5.
  • Archivo Histórico Provincial. Fondo Movimiento 26 de Julio.
  • Entevistas a Justo Díaz, Juan Ramiro Vega Reyes y Augusto Toriza. Encrucijada. 1991.
  • Testimonios de Florencio Naranjo y Blas Hernández. Entrevista. Encrucijada, 1991.
  • Entrevista a Florencio Naranjo. Encrucijada. 1992.
  • Roberto Noy Bolaños. Ob. Cit. P. 51
  • Entrevistas a: Carlos García Peralta, Francisco Reinoso Macola, Julio Sotés Rodríguez, Armando García Salazar y Luis O’Farril Cabarroca. Encrucijada. 1991-1993.
  • Periódico El Villareño. Enero, febrero y marzo. Año. 1959. Archivo Histórico Provincial.
  • Entrevistas a Armando García Salazar y Carlos García Peralta. Encrucijada. 1991-1992.
  • Historia del municipio Encrucijada (inédita)