Historia del municipio Jobabo (Provincia Las Tunas)


Historia del municipio Jobabo (Provincia Las Tunas)
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Escudo de Jobabo
Cronología
Período aborigen
Período colonial
Principales aspectos políticos y socioeconómicos (1510 – 1867)
Guerra de los Diez Años (1868 - 1878)
Guerra de 1895
Período neocolonial
Lucha insurreccional (1952-1958)
El desembarco del Granma
Formación de grupos guerrilleros
Período revolucionario
Transformaciones económicas
Transformación de la agricultura. La Primera Ley de Reforma Agraria, impacto en el territorio
Transformaciones políticas sociales y culturales

Historia del municipio Jobabo (Provincia Las Tunas) . El municipio posee una rica historia que se narra desde lo que se le denomina etapa precolombina, y llega hasta la actualidad, pasando por la ocupación española, las luchas de independencia, la etapa republicana o seudorepública, hasta llegar a la etapa revolucionaria. El nombre de Jobabo tiene su raíz en la palabra aruaca Jobabol, que significa poblado por jobos, lo cual indica la existencia de esta especie de árbol de uso medicinal en la región.

Ubicación geográfica

Ubicación del municipio Jobabo, Las Tunas

Jobabo es uno de los ocho municipios de la provincia Las Tunas ubicado en la parte sureste del territorio, 36 km al sur de la capital provincial. Limita al sur con el Golfo de Guacanayabo, al este con los municipios Las Tunas y Río Cauto, al oeste con los municipios Colombia y Guáimaro y al norte con las divisiones políticas de los municipios Guáimaro y Las Tunas.

La cabecera municipal se encuentra localizable a los 20.9 grados de latitud norte, y los 77.3 grados de longitud oeste. Es atravesado por el río homónimo que nace en las llanuras de la antigua hacienda Rompe y desemboca en el Golfo de Guacanayabo. Hasta 1976, este río servía de línea natural que dividía las provincias de Oriente y Camagüey.

Período aborigen

Los primeros habitantes del territorio se caracterizaron por practicar la caza, la pesca y la recolección marina. Las evidencias arqueológicas localizadas en diferentes puntos de la geografía jobabense como Tunita 1, Alto de Tunita 2, Alto de Tunita 3, El Colmenar, Rancho Claro1, Rancho Claro 2, Rancho Claro 3 y Conchal Las Caguaras, corroboran tal afirmación. En los grupos del Período Medio hubo predominio de la recolección por encima de la pesca y la caza, con una marcada dependencia de la recolección marina.

Eran seminómadas; las evidencias que se encuentran en sus residuarios así lo demuestran. El hábitat estuvo vinculada a la faja litoral, franjas bajas, de manglares y cenagosas, cercanos a la desembocadura de ríos y arroyos, donde pudieron obtener el agua potable.

Hacían uso de objetos encontrados en el medio natural, la recolección marina y la pesca ocupaban lugares preferenciales, aunque la captura de moluscos y la caza también formaron parte de su sustento. Se ha demostrado la utilización de guijarros naturales y la talla de la piedra (sílex) en láminas para emplearlas como cuchillos, raederas y raspadores, además de los elaborados en conchas de moluscos marinos.

Del cobo, confeccionaron: gubias, raspadores, perforadores, picos de mano, vasijas, entre otros; logrados mediante la abrasión, fractura y rotura por percusión. Asimismo, fabrican utensilios a partir de la piedra como majadores, percutores, trituradores, entre otros, utilizados para triturar colorantes a partir de minerales y desmenuzar alimentos.

Período colonial

Principales aspectos políticos y socioeconómicos (1510 – 1867)

Antonio Herrera

Inicia con la llegada de los españoles a la región, cuando el navegante Alonso de Ojeda, junto a una docena de hombres, llega a la comarca de Cueybá, donde el cacique Cacicaná les trató amablemente y les cuidó, a los pocos días se habían recuperado y Ojeda, quien llevaba consigo una imagen de la Virgen María desde la primera vez que se embarcó a América en 1493, había prometido a esta que le dedicaría un templo en el primer poblado indígena que encontrara en su camino y que los recibiera con buenas intenciones, razón por la que levantó una pequeña ermita de la virgen en el poblado, la cual, según la leyenda, fue venerada por los aborígenes de la comarca.

En 1533, la llama de la rebeldía se manifestó a través de la rebelión de esclavos en las minas de oro de Caobilla, primera de este tipo registrada en la Isla, confirmado así por historiadores como José Luciano Franco, Felipe de Jesús Pérez Cruz, Philip S. Forner, quienes afirman que este acontecimiento tiene gran connotación. Se cuenta que cuatro esclavos comenzaron a trabajar más lento que los demás, llamándosele a esta acción El paso de la jicotea. Este hecho fue reprimido de modo cruel y fueron cercenadas las cabezas de los líderes y expuestas en la plaza pública de Bayamo, como escarmiento y evitar posibles manifestaciones de igual índole en otras localidades.

Mayor General Francisco Vicente Aguilera

Para 1868, la población de las haciendas ganaderas de Francisco Vicente Aguilera en la zona de Jobabo era de 3 393 vecinos de los cuales 2 333 eran blancos, 845 mestizos y negros libres y 215 esclavos, lo que representaba el 6 % de la población de sus predios rústicos en Las Tunas, su hacienda Cabaniguán estaba estimada en 2 906 caballerías de tierra.

Eladio Aguilera Rojas describe así la misma:

"...Cubierta de frondosos bosques vírgenes, cuajados de gigantescas caobas, cedros y otras maderas preciosas con potreros inmensos sembrados de yerba de guinea por innumerables caballerías, midiendo con la hacienda La Mina, en el mismo fundó, 3 206 caballerías..."

El fundo de Virama, también de su propiedad, con 4 500 caballerías. En esta misma zona poseía los valiosos potreros de El Lavado y Las Enceibas de Cabaniguán y alrededor de treinta haciendas de crianza, entre ellas tres hatos en El Lavado y el ingenio El Cabaniguán.

Guerra de los Diez Años (1868 - 1878)

Secundando el alzamiento cespedista ocurrido el 10 de octubre de 1868 en el Ingenio Demajagua, tres días después los tuneros encabezados por Vicente García ejecutan el asalto a la ciudad tunera. Mientras esto sucedía en los lugares comprometidos con el inicio de las gestas libertarias, en Santa Ana de Cayojo, de la zona de Jobabo, el patriota y acaudalado hacendado Francisco Vicente Aguilera, desde el día 12, se encontraba listo para partir al campo insurrecto con una fuerza conformada por dos compañías al mando de los capitanes Pedro Gómez y José Caridad Vargas.

Al respecto Eladio Aguilera Rojas anotó:

"...Ocupado se encontraba en estos y otros asuntos, cuando en su hacienda Santa Ana de Cayojo, se presentó su primo Manuel Anastasio con los pliegos que le confiara la Junta de Bayamo, después de conferenciar largamente aquella noche con Manuel Anastasio, al día siguiente muy temprano mandó segunda orden a su gente de Cabaniguán para que en el más breve tiempo se le presentara lista para salir a la campaña…"

El 17 de enero de 1869 Carlos Manuel de Céspedes se encontraba en Las Tunas y se establece en la finca Santa Ana de Cayojo, desde donde emitió importantes documentos como jefe máximo de la Revolución. Con posterioridad se establece en Ojo de Agua de los Melones, donde radicó el Gobierno de la República constituido en Guáimaro.

Vicente García

El 12 de octubre de 1873, las fuerzas cubanas comandadas por Vicente García toman el fuerte de La Zanja, en el sur de Jobabo, y logran capturar un botín de guerra consistente en 76 rifles, 200 mil cartuchos, numerosas armas blancas, víveres, ropas y otros pertrechos. El parque tomado a los españoles fue escondido en la zona de Guaramanao y por la persecución enemiga fue capturado uno de los exploradores de los cubanos llamado Joaquín Reyes. El teniente coronel Vilches, jefe de la columna enemiga, lo amenazó con ahorcarlo si no le decía el escondite del parque, pero el digno soldado cubano le jugó una estratagema y lo llevó al sitio donde estuvo escondido antes.

Por otra parte, Máximo Gómez, había hecho un amago sobre el pueblo de Guáimaro para atraer así a sus defensores y causarles algunos estragos, mientras recibe información de un confidente de los cubanos en aquel poblado, acerca de la maniobra de Vilches sobre Lajas o Zanja para tomar el parque de Vicente García. Ante la noticia envía un grupo de infantería y caballería, conforma así una patrulla con la división de Las Villas, al mando de un intrépido jefe José González Guerra. El resto de las fuerzas ocupan la zona al mando del coronel Gonzalo Moreno.

El teniente coronel Baldomero Rodríguez con cuarenta jinetes que se habían distinguido en numerosos combates, conformaría la vanguardia de la columna cubana que no rebasaba los trecientos hombres.

Máximo Gómez en breve arenga les dijo:

"... ¡soldados! una columna enemiga bastante fuerte ha salido ayer de este pueblo a cogernos un depósito de parque que guarda el general Vicente y nuestro honor está comprometido si a todo costo no evitamos esa desgracia. El general tunero a esta hora ignora lo que pasa, iremos en marcha ahora mismo y el rastro del enemigo nos conducirá hasta él..."

Luego de crear las condiciones estratégicas para atraer al enemigo se produce una cruenta batalla, en la cual los peninsulares lamentaron la pérdida de más de quinientos cadáveres, tendidos en un fatídico desorden, los espectáculos resultantes hacían de Palo Seco un cuadro dantesco. Todo quedó en poder de los cubanos y los pocos españoles sobrevivientes fueron capturados entre los espinos del lugar, incluyendo entre los vencidos a los soldados y clases mandados por el comandante Martitegui.

En la finca El Lavado, comarca de Jobabo, el 24 de septiembre de 1874 se produjo una conferencia entre el Gobierno y Vicente García, donde se le propuso la jefatura del Primer Cuerpo de Ejército tras haber caído prisionero Calixto García, quien se desempeñaba en tales funciones. Esta designación fue aceptada por el jefe cubano, quien solicita al ejecutivo se le dejara mandar las fuerzas de Las Tunas, cuyo territorio se le había agregado a Camagüey, cuestión que le fue concedida. Por tanto, a partir de esta fecha, desde el punto de vista militar, Las Tunas se incorporó a Oriente.

Guerra de 1895

En los primeros días de junio de 1895 entró el general Máximo Gómez a Las Tunas con solo veinte hombres y logra incorporar un grupo de tuneros hasta completar la cifra de cien efectivos. El seis cruzó el río Jobabo, donde hace noche en Sitio Viejo de ese territorio, de ahí continua marcha hasta San Juan de Dios del Portillo en Yáquimo, donde tuvo noticias de que una columna enemiga se dirigía hacia Camagüey, razón por la cual decidió interceptarla y tomó rumbo al mencionado río el once del propio mes y ante la confirmación de que el enemigo no saldría retornó.

El 2 de septiembre Gómez ocupa la zona de Jobabo, con el objetivo de esperar una columna española que se acercaba a este punto con la cual combate sobre la marcha al ser muy numerosa.

A decir de José Miró Argenter:

"…la jornada del día seis fue muy dura pues los caminos estaban intransitables debido a las lluvias: los caballos se habían hundido hasta el pecho. A las nueve de la noche extenuados por la fatigosa marcha, acamparon en las praderas de La Soledad, en la comarca de Jobabo. El general José Manuel Capote, combatió este día contra la tropa española acantonada en Las Pelonas, coronándose con éxito al hacerla huir de aquel lugar por donde debía pasar la columna invasora de Antonio Maceo…"

Al siguiente día Capote cursó aviso a Maceo que el enemigo se encontraba a seis kilómetros de La Soledad, informe que aprovechó el general para forzar la marcha con el objetivo de ganar cuanto antes Las Villas, evitando enfrentarse a los españoles para no agotar su escaso parque.

Al levantar el campamento de La Soledad, ubicó en este sitio algunos pelotones de caballería por si se presentaban los españoles, los entretuviese mientras ellos se dirigían a Lajas, en la zona de Jobabo. El enemigo después de reconocer el abandonado campamento mambí de La Soledad siguió el rastro de la columna invasora. Maceo colocó algunos escuadrones de infantería entre los breñales para contener al enemigo, mientras el general Capote con la caballería tunera, hostilizaba el flanco derecho de los españoles obligándolos a detenerse y acampar en la sitiería de Lajas.

El general Maceo detuvo la marcha el 7 de noviembre en Guaramanao a unas cinco leguas de Las Tunas. No previó la salida de los españoles en su persecución y ordenó preparar el almuerzo en ese lugar. Habían comenzado a desollar las reses, cuando los exploradores cubanos hacían fuego graneado de fusilería, que anunciaba la proximidad del enemigo. Los peninsulares a modo de tanteo comenzaron su ofensiva por ambos flancos, mientras el general Maceo reforzó las avanzadas de cada lado y formó las tropas en orden de batalla.

La infantería cubana integrada por orientales, montañeses en su mayoría, fue colocada en una ceja de monte, sitio por donde podían vulnerarse con facilidad las fuerzas insurrectas y la caballería fue desplegada en el centro del potrero, aprovechando los pastizales como enmascaramiento.

El cuerpo de guardia principal se colocó para una defensa escalonada, lo que provocó que el enemigo se encerrara en el polígono de operación, lo que trae como resultado que, en el primer choque por el flanco derecho, los españoles fueron recibidos con nutrido y certero fuego que los hizo retroceder. Los españoles intentan un movimiento por el lado izquierdo, pero fueron abatidos por los retenes de los invasores.

Los flancos se abrieron en forma de abanico, ocasión que aprovechó la caballería mambisa para cruzar el arroyuelo de Guaramanao y posicionarse en una altura que coronaba el lugar, de este modo dominan el escenario de combate en toda su extensión. Esta audaz operación de Maceo hizo a los españoles abandonar el campo de batalla, momento que el general aprovechó para cubrir los caminos con la infantería y continuar marcha hacia El Lavado.

Una nueva maniobra de la caballería les facilitó colocarse a los flancos de la infantería cubana, así logran salir airosos del potrero. Se destaca en este hecho el papel de la exploración tunera comandada por el general Capote, que hostiliza toda la noche con fuego intermitente al núcleo español acampado en aquel lugar para facilitar al resto de la tropa con la caballería a la vanguardia continuar la marcha triunfal.

Maceo ordenó hacer alto en el potrero El Lavado, a unos siete kilómetros del campamento anterior, ocupado ahora por el jefe español, coronel Mario Echagüe, quien pretendía impedir que la columna invasora cruzara el río Jobabo hasta el occidente cubano. En dicho lugar fechó Maceo el día ocho de noviembre su comunicación dirigida al general José M. Rodríguez (Mayía) jefe interino del Tercer Cuerpo del Ejército Libertador en la cual le ordena tuviese preparadas sus fuerzas en un punto conveniente y que facilitara el encuentro con ésta. Le manifestaba además que tuviese conocimiento sobre las columnas enemigas que pudiesen entorpecer el paso de los invasores.

En uno de los párrafos de la citada comunicación le especificaba:

"... ordene a las autoridades civiles que tengan recursos para la columna, debiendo ser estos, carne salada y viandas, así como calzado para la tropa y caballos para reponer las bajas de la caballería... "

Aún no había concluido el jefe cubano con el despacho de los asuntos de mayor urgencia pendientes, cuando en los montes de El Lavado se escucharon retumbar los disparos de la fusilería que anunciaban la presencia de las fuerzas enemigas mandadas por el coronel Echagüe, quien se había empeñado en establecer batalla campal con los cubanos.

El fuego nutrido de la infantería a corta distancia del campamento invasor demostraba que el general Capote se batía con el enemigo, cubriendo la retaguardia del contingente cubano. Una hora después la columna española casi envolvía a una de las avanzadas cubanas situadas en El Lavado, los proyectiles cruzaban por encima del alojamiento del Cuartel General. Con urgencia, los infantes se guarecen entre la arboleda extendía hacia la derecha del hato y la caballería se ubica en línea circular de frente al enemigo, protegida por una cañada. Los españoles ocultos en una arboleda cercana, que cerraba el fondo del potrero por el camino de Guaramanao procuran destronar de su puesto a la infantería insurrecta para una vez en esa posición descubrir la cañada que protegía a los escuadrones cubanos.

El jefe español inició un movimiento de flancos con heroicos empujes, el cual fue poco rebatido por los cubanos que combatían a la riposta para economizar municiones, no obstante, resistieron la avalancha. Entonces, el jefe enemigo dispuso otra maniobra para evitar que la caballería de la columna invasora corriera sobre el centro de su fuerza, mientras cañoneaba por el frente a los soldados de la infantería mambisa.

Período neocolonial

Jobabo, 1928

Frustrada las ansias de independencia del pueblo cubano con la intervención norteamericana en 1898, y la imposición de gobiernos que respondían a los intereses yanquis, de 1910 a 1911 se construyen en Jobabo las primeras viviendas y bateyes. Las primeras, destinadas a los altos empleados, las segundas para los trabajadores de puesto fijo, aunque de una tipología de menor nivel que l de altos funcionarios. La arquitectura en madera de tipología norteamericana, predomina hasta la década de los años veinte, en que aparecen las primeras construcciones de mampostería en el centro del poblado.

Los comercios se establecen de modo gradual, principalmente por inmigrantes chinos. En el poblado, además de los cubanos de origen español y afrodescendientes, habitaban inmigrantes haitianos y jamaicanos que huían de las difíciles condiciones de sus tierras natales y llegaban a Cuba en busca de mejoras económicas.

La construcción del ingenio concluyó en 1911. En noviembre de ese año fue realizada su prueba de modo satisfactorio con la materia prima de las colonias propias. La primera zafra comenzó el 12 de febrero de 1912, con una duración de 65 días, se procesan 5 917 760 arrobas de caña con un rendimiento de 12,37 que dio lugar a un total de 73 202 sacos de azúcar. En los años iníciales de la República, las pugnas por el poder político entre Liberales y Conservadores, llevan a los políticos a cometer grandes fraudes y abusos en el poder, por prevalecer en el gobierno. Esto motiva, entre otras razones, la segunda intervención norteamericana en 1906 y un enfrentamiento entre ambas facciones conocido como “La Chambelona” en 1917.

Este último acontecimiento tuvo especial repercusión en Jobabo, el central fue ocupado por los alzados, sin embargo, el cuatro de abril de 1917 las tropas gubernamentales, al mando del capitán Enrique Cadenas, logran expulsar a los ocupantes y se inicia una cruel represión contra los liberales, incluso contra personas que nada tenían que ver con estas rivalidades políticas. El incidente de mayor impacto fue el fusilamiento, sin previo juicio, de ocho jamaicanos e igual cantidad de cubanos, uno de ellos quemado vivo en los hornos del central.

Ceiba en la chambelona

En 1927, después de varios esfuerzos de la comunidad jamaicana residente en Jobabo, se funda en esta localidad una asociación garveyista, que tenía corte panafricanista y se subordinaba a la denominada Asociación Universal para el Adelanto de la Raza Negra. Según estudios realizados por el historiador José Guillermo Montero, se estableció en calle Carnicería, S/N y fueron sus fundadores: Tomás Carbine, Luther Jonson, W. C. Glamour, J. M. Dudley Clamant, L. Parkinson, L. B. Stud, E. S. Bonner, Joseph. N. Leslie, C. E. Gobbet, J. Campbell y otros.

El local de la asociación fue el resultado de la colaboración de algunos inmigrantes de la comunidad anglo-caribeña de la localidad. Fue inscripta en las oficinas centrales de la UNIA con el número 323. El local de reunión o Liberty Hall, estaba adornado con un retrato de Marcus Garvey y de otros elementos simbólicos de la asociación. Estaba presidido por la bandera de dicha organización, la cual tenía estampado el lema: Africa for Africans. Podían encontrarse en aquel sitio, ejemplares del órgano oficial Negro World, además de otra literatura relacionada con el pensamiento de Garvey, que recibían con periodicidad por vía correos. Existía además un control estricto de los asociados, como de las finanzas recaudadas por concepto de las ventas de acciones y otras colaboraciones.

A partir de la década de los años veinte comienzan algunas manifestaciones de organizaciones obreras caracterizadas, como en el resto del país, por el economicismo, el reformismo, el anarquismo, el anarco sindicalismo y algunas ideas socialistas. En consecuencia, en 1920 se origina la primera huelga organizada por los obreros ferroviarios que exigían aumentos de salarios y mejores condiciones de vida, objetivos no alcanzados. En 1924, otra manifestación tuvo un alcance superior a la anterior en la que participan varios departamentos de la industria; se extendió a veintiún centrales de la provincia de Oriente y por espacio de treinta días.

Como parte de la tradición de lucha de los cubanos, durante la época neocolonial, el campesinado libra significativas acciones contra la expresión del latifundio y en defensa de la tierra que trabajaban. Para dejar expedito el camino de la expansión del latifundio yanqui, fue dictada por el gobierno interventor norteamericano del general Wood, primero la orden número 34, de febrero de 1902, por medio de la cual se libera de trabas a la compañías azucareras para el establecimiento de líneas ferroviarias privadas, y se facilita el control de grandes extensiones de tierra del país. Después promulgó la Orden Número 62 con fecha cinco de marzo de 1902 pretextando facilitar la subdivisión de las haciendas comuneras y el paso de nuevos propietarios de aquellas tierras.

Con los años de lucha campesina contra los desalojos y otras injusticias, en la hacienda comunera Virama se protagoniza uno de los conflictos de mayor impacto en aquella época en defensa de sus legítimos derechos. Esta hacienda subsistió hasta poco después del proceso de su demolición realizado al amparo de la Orden número 62 de 1902 y número 556 de 1907.

En muchas ocasiones no faltaron intentos de deslindarla por geófagos interesados en adjudicarse la propiedad de las tierras. Siempre a cada maniobra latifundista, estuvo acompañada por la resistencia valiente de los campesinos. Así y todo en Virama, la compañía del central Jobabo se apropió de más de 200 caballerías y otros latifundistas de varios cientos de esa misma hacienda. De las 2 500 callarías en conflicto, quedaron en manos de campesinos unas 400, distribuidas en 700 familias de este sector.

En Victoria de Las Tunas, el 15 de junio de 1947, durante la asamblea efectuada en el teatro Capitolio se funda el Comité Gestor Municipal del Partido Ortodoxo. Se había logrado la afiliación de 4 335 partidarios, y se procede a la formación de los comités ejecutivos de los barrios. Razón por la cual Eduardo Chibás visita Victoria de Las Tunas en el periodo 1945 - 1949 inclusive a Jobabo.

Lucha insurreccional (1952-1958)

El 10 de marzo de 1952 Fulgencio Batista encabezó un golpe de estado apoyado por el imperialismo. El gobierno auténtico de Carlos Prío Socarrás fue incapaz de enfrentar aquel levantamiento militar. En Jobabo, la mayoría del pueblo demostró su repulsa colocando un crespón negro en el busto de Martí. José Regueiro Fernández, concejal del Ayuntamiento de Victoria de Las Tunas demostró su rebeldía renunciando al cargo, antes de firmar los Estatutos Constitucionales.

Desde su creación el Partido Socialista Popular desarrolla una intensa labor dentro del territorio de Victoria de Las Tunas que se materializó con la organización de comités de barrios, fundamentalmente en poblados como Martinillo, donde encaminan su lucha a combatir, denunciar al régimen y promover la unidad. Fue notorio el trabajo desarrollado en la defensa de los campesinos amenazados por desalojos de las compañías extranjeras y latifundistas nacionales, en la que se destacan por su prolongación en el tiempo y significado, las luchas en Martinillo y Virama. Estas acciones propició la incorporación de varios campesinos a las filas del Partido Socialista Popular (PSP) y a la Juventud Socialista.

El desembarco del Granma

En la concepción del desembarco del Yate Granma la alta dirección del Movimiento 26 de Julio consideraba cuatro posibles lugares, dentro de los cuales la zona de Puerto Padre estaba incluida, lo que implicaba directamente la Séptima Zona, correspondiente a la región de Las Tunas. Un telegrama en el que se leía "Paquete en último tren", recibido por José Rodríguez, fue la señal para indicar que se acercaba la hora del levantamiento. La dirección provincial envió a Victoria de Las Tunas una comisión militar encabezada por José García Sanjení y Enzo Infante, quienes efectuaron una reunión en la casa de los Arteaga el día 28 de noviembre de 1956, donde se dieron las instrucciones de Frank para crear una nueva jefatura en dicha Zona y lo relacionado con las acciones que se debían ejecutar. Se formó así el mando militar del M-26-7. En Jobabo le asignan esta responsabilidad a José Regueiro y Eugenio Bandes. Esa estructura militar obedecía a los imperativos del momento en que se preparaba una insurrección armada, lo cual implicaba realizar nombramientos de personas con prestigio y experiencia.

Dentro del plan se concebía acciones como la interrupción del fluido eléctrico, interrumpir las vías del ferrocarril en Jobabo, sí como volar el puente sobre el río Jobabo en la carretera central, entre otras.

Formación de grupos guerrilleros

Desde 1956, ya Marcos "el Negro" Carmenate con otros combatientes de su zona, se había incorporado al M-26-7, accionaban en la recogida de armas, captación de hombres, venta de bonos y la realización de propaganda revolucionaria. En septiembre de 1957, El Negro Carmenate se dirige a la Sierra Maestra en busca de orientaciones y logra contactar con el Ché, quien consideró que serían más útiles en El Llano en función de organizar a los revolucionarios de Las Tunas, razón por lo cual en el segundo semestre de ese año se dedican a organizar un grupo con el que se alza en armas al año siguiente.

En los primeros meses de 1958 se producen paros en los centrales azucareros, en algunas escuelas se interrumpen las clases y se organiza el alzamiento de varios grupos armados para apoyar la Huelga de Abril. Con ese objetivo en la región sur, la dirección provincial del M-26-7 orientó el alzamiento de grupos guerrilleros. En el segundo semestre de ese propio año, el revolucionario Carmenate comienza a formar un grupo con el que se alza en armas a principios de 1958.

Carmenate tenía conocimientos de una proyectada huelga en el mes de abril y que debían realizarse acciones para apoyarla, el 31 de marzo de 1958, con ese objetivo concentra la guerrilla en el monte de "Los Palmas", en la zona de Mejías. El dos de abril, fuerzas combinadas del ejército de Victoria de Las Tunas y Jobabo, comandadas por el teniente Piña atacan al campamento rebelde. Apenas se pudo ofrecer resistencia debido a las pocas armas y parque. Los guardias, temerosos, no entraron al monte, y al aproximarse la noche se retiraron para volver al siguiente día, momento que aprovechan los rebeldes para salir del lugar.

Ante la situación creada, Carmenate y Jesús Bermúdez Cutiño, deciden subir a la Sierra Maestra, donde son retornados y reciben las orientaciones de Camilo Cienfuegos de mantenerse en el llano a toda costa y garantizar un territorio rebelde en esta parte del llano.

De julio a octubre de 1958, el grupo desarrolla varias acciones armadas, de sabotajes y ajusticiamiento revolucionario, con lo cual cumplían la estrategia de la dirección del Ejército Rebelde, para la lucha en el llano, caracterizada por el hostigamiento constante. El sabotaje económico y político, la eliminación de traidores y delatores, el trabajo político e incorporación de la población al movimiento revolucionario, así como la creación de una adecuada infraestructura de suministros e información. Para ello logran organizar una amplia red de colaboradores que abarcaba las zonas rurales y urbanas del municipio Victoria de Las Tunas y algunas de Camagüey, se cumplen así las indicaciones del Comandante en Jefe y de Camilo de incorporar a todo el pueblo a la lucha, así como preparar el terreno para el asentamiento posterior de nuevas fuerzas si así se decidiera.

Por órdenes de Fidel y en el marco de la estrategia general de la guerra revolucionaria, dos columnas rebeldes comandadas por Camilo y el Che, respectivamente, y procedentes de la Sierra Maestra, atraviesan los llanos para llevar la guerra a otras regiones. Su paso por Las Tunas hacia los llanos de Camagüey, fue apoyado por los colaborados tuneros con alimentos, bestias y prácticos para conducirlos más allá del río Jobabo.

Los combates contra los cuarteles enemigos se inician cuando el día ocho de noviembre, la Comandancia de la Columna 12 decide atacar el cuartel de la Guardia Rural de Jobabo, donde estaban acantonados una decena de soldados bajo el mando del sargento Viamonte. Este enclave era de singular importancia por estar ubicado en la ruta hacia Camagüey, en una región económica que abarcaba una considerable zona, poblada en lo fundamental por obreros agrícolas que vivían en condiciones infrahumanas.

El primer intento de tomarlo no fructifica por imprecisiones de los guías y existir una cerca de alambre electrizada alrededor del cuartel. El parque de los rebeldes se agota con rapidez y se tienen que ordenar la retirada. La fuerza aérea de Camagüey, aunque tarde, apoya a los guardias del cuartel. Un B-26 bombardea el poblado y como consecuencia se destruyen varias casas y muere la niña de cinco años Gisela Zayas. En la acción resulta herido grave el cabo Jesús Sáez Arredondo del ejército de la tiranía quien fallece luego y heridos dos soldados enemigos. Por los rebeldes muere Ángel Carbajal y resultan dos heridos.

El día 29 sólo queda en poder del enemigo como ciudades y poblados de importancia, Puerto Padre, Victoria de Las Tunas, Manatí y Jobabo. Este día se inició el segundo ataque contra el cuartel de este último poblado, inicialmente se procede al acoso con tiroteos a intervalos. Los guardias se percatan de la inseguridad del cuartel y se refugian en el central. Lalo Sardiñas, jefe de la Columna 12, se instala en el centro telefónico para comunicarse con los soldados y proponerles rendición, pero no logra el objetivo. Alrededor de las 12 meridiano del día treinta, un B-26 sobrevuela el poblado y realiza algunos ametrallamientos, pero se retiró apresuradamente ante la riposta rebelde.

Frente a la negativa de rendición Lalo ordenó a sus hombres avanzar sobre el central, penetran por una tubería de hormigón, pero se encuentran con una plaza enemiga vacía, pues sus ocupantes, al detectar el avance de los guerrilleros, huyeron a territorio camagüeyano. Pero en las márgenes del río Jobabo fueron sorprendidos y capturados por las emboscadas rebeldes.

Sobre este hecho militar el general Bermúdez Cutiño expresó:

" Habíamos rechazado varios intentos de los guardias para cruzar de Camagüey hacia Oriente y sostenido prologados combates en el tramo comprendido entre el río Jobabo –límite entre ambas provincias- y el Crucero de Domínguez, a 7 kilómetros de Victoria de Las Tunas. Sin embargo, entrábamos en una etapa de relativo descanso después de lograr derribar el puente de Jobabito. Estos hechos decidieron el ataque, por segunda vez, al Cuartel de Jobabo; pero en esta ocasión se pondrían en práctica las experiencias adquiridas en el anterior intento. Se decidió agrupar varios pelotones para asegurar la toma del Cuartel, mediante un ataque combinado donde se incluían el cerco y las emboscadas al posible refuerzo, en todas las direcciones posibles."

Período revolucionario

Transformaciones económicas

Entre las acciones agresivas emprendidas por el gobierno norteamericano contra la Revolución Cubana al inicio de la década de los años sesenta, ocupa un lugar destacado el bloqueo sistemático y criminal que se reforzó y perfeccionó con el paso del tiempo. El mismo afectó de inmediato a todos los sectores económicos y sociales del territorio tunero y del país en general.

Central Perú en Jobabo

Con especial fuerza se evidenciaron las consecuencias del bloqueo en la agroindustria azucarera, principal actividad económica de Las Tunas. El primer gran reto que tuvieron que enfrentar los seis centrales nacionalizados fue la realización exitosa de la primera zafra del pueblo en 1961.

Las reparaciones con vistas al desarrollo de dicha contienda se vieron afectadas ya que toda la industria estaba equipada con maquinaria norteamericana y se carecía de piezas de repuesto, de las materias necesarias como la sosa cáustica y los aceites lubricantes, además, por la actividad saboteadora de los antiguos dueños que comenzaron el proceso con cierto atraso. Frente a las dificultades y el bloqueo imperialista, la reacción de la clase obrera fue convincente. Se trabajan horas extras voluntarias, se intercambian piezas de repuesto entre las fábricas, los técnicos y trabajadores desarrollaron toda su iniciativa y capacidad innovadora para suplir cualquier necesidad tecnológica.

Debido al empeño mancomunado de todos los factores, el día dos de enero de 1961 comenzó la molienda en el territorio tunero y se mantuvo por espacio de 131 días. El saldo final de la contienda fue una zafra superior a todas las realizadas durante la década de los años cincuenta, exceptuando la de 1952.

Unido al bloqueo, desde los Estados Unidos se estimuló la emigración de la fuerza laboral calificada, aspecto éste que generó el éxodo de técnicos e ingenieros. Un ejemplo de ello, fue el caso del central Perú (Jobabo), donde solo quedaron dos de los ocho técnicos que había. En contraposición con esta tendencia aparecen actitudes positivas para suplir los vacíos de personal calificado y se realizan enormes esfuerzos para lograr la continuidad del proceso productivo.

Las siguientes zafras que se llevaron a cabo después de 1961, también se desarrollaron en condiciones muy tensas, incluso hubo años en que algunos centrales no molieron, tal fue el caso del "Perú" en 1963. A partir de ese año, no obstante la persistencia del bloqueo yanqui y sus nocivos efectos sobre la región, los esfuerzos mancomunados de obreros y especialistas comprometidos con la Revolución, junto a la solidaridad del campo socialista, permitieron vencer los inconvenientes y sentaron las bases de un nuevo despegue.

A medida que se avanzaba en la solución de los problemas relativos a las zafras, también lo hacían otros planes de desarrollo económico de la región, en especial el plan de diversificación agrícola. En las granjas y cooperativas del territorio se crearon cientos de nuevos empleos y se intensificó la lucha contra el monocultivo azucarero, se crean así nuevas fuentes de producción agrícola.

Transformación de la agricultura. La Primera Ley de Reforma Agraria, impacto en el territorio

La Primera Ley de Reforma Agraria fijó las normas generales que regirían las expropiaciones, creó el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) e instituyó la formación de Zonas de Desarrollo Agrario (ZDA).

En esas condiciones hubo un factor especial a tener en cuenta: la presencia de extensas propiedades de compañías norteamericanas, dedicadas en lo fundamental al cultivo de la caña de azúcar. La expropiación de estas tierras fue realizándose en la medida en que iba finalizando la zafra de 1960, en correspondencia con las orientaciones del Gobierno Revolucionario que no estimó prudente interferir la marcha de la contienda azucarera.

Para realizar la Reforma Agraria, efectuar las expropiaciones y asumir la dirección administrativa de las tierras expropiadas se crearon las Zonas de Desarrollo Agrario, bajo la dirección del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). El país se dividió en 28 Zonas de Desarrollo Agrario que, por lo regular, comprendían varios municipios dentro de cada provincia. Inicialmente los términos municipales de Puerto Padre y Victoria de Las Tunas formaron parte de la ZDA O-23, que comprendía además los territorios de Bayamo, Holguín y Gibara.

El dos de febrero de 1960 el INRA dispuso mediante la Resolución número 136 la segregación de la ZDA O-23 del territorio correspondiente a los términos municipales de Holguín, Gibara, Puerto Padre y Victoria de Las Tunas, incluido Jobabo, los cuales pasaron en lo sucesivo a formar parte de la ZDA O-28 Fernando de Dios que se constituyó por medio de la mencionada Resolución, al frente de la cual se designó al entonces capitán Fernando Vecino Alegret.

En marzo de 1960 estas zonas se dividieron en haciendas ganaderas que se ocupaban de la parte pecuaria, y las zonas agrícolas. Se crearon también once cooperativas cañeras en la región de Jobabo. A mediados de ese propio año se creó una agrupación de cooperativas cañeras que abarcaba Jobabo, Elia, Manatí, Delicias, Chaparra y el Francisco, dirigidas por Camagüey. Contaba con un delegado en cada central. La agrupación de cooperativas cañeras creada a mediados de 1960 se independizó de la ZDA O-28, y quedó dirigiendo las cooperativas agrícolas que no fueran cañeras, más las haciendas ganaderas.

Las Granjas del Pueblo fueron organizadas a partir de enero de 1961, ellas abarcaban el sector agrícola no cañero y la parte ganadera. A partir de esta fecha, dichas granjas junto a las cooperativas cañeras pasan a ser dirigidas por una delegación provincial independiente una de otra, desaparece con ello la Zona de Desarrollo O-28.

Como resultado inmediato de la Reforma Agraria en la región creció con rapidez el número de campesinos, convertidos en propietarios privados en un masivo acto celebrado en Puerto Padre el seis de enero de 1961 en el que fueron entregados unos 500 títulos de propiedad a pequeños colonos, aparceros y arrendatarios de Puerto Padre, Manatí y Jobabo, a partir de ese momento fueron exonerados del pago de la renta en todas sus expresiones.

A partir de las medidas señaladas (la liberación del pago de la renta y la dotación de tierras a los campesinos), el Gobierno Revolucionario adoptó una serie de medidas complementarias de la Ley Agraria que tuvieron amplia repercusión social en la región. Entre ellas, la creación de las Tiendas del Pueblo encargadas de facilitar a la familia campesina los artículos de primera necesidad al detalle, tales como víveres, ropa, etc., a precios normales.

En función de extender la educación a todas las zonas de la región, en el curso del año 1960 y 1961 empezó a funcionar en Jobabo la secundaria básica Raúl Perozo, la cual marcó la génesis de la socialización de la educación en el poblado luego de heredar decenas de analfabetos. Fue el preámbulo para nuevas medidas de carácter social que aplicaría el Gobierno Revolucionario.

Como parte de las acciones propuestas por la Revolución para dar cumplimiento a uno de los problemas planteado por Fidel en su alegato de autodefensa, La Historia me Absolverá, en todo el territorio nacional, se emprendió la paradigmática Campaña de Alfabetización, la respuesta de aquellos que sabían leer no se hizo esperar, los maestros profesionales desempeñaron un papel de marcada importancia en la realización de la misma. Ellos renunciaron a sus vacaciones y en conjunto a maestros populares y los brigadistas partieron hacia las regiones más intrincadas. A su cargo estuvo la asesoría de la fuerza alfabetizadora y la confección de todo el material utilizado.

En muchos lugares los alfabetizadores cumplieron con otras tareas, tal es el caso de los brigadistas que se encontraban en el cuartón Los Sitios, del barrio Jobabo, al formar allí un grupo de teatro que ofreció funciones para los campesinos de la zona.

La realización de la Campaña exigía grandes gastos, por lo que además de la asignación estatal, el pueblo a través de diferentes organizaciones e instituciones brindó una importante contribución. En el territorio se hicieron colectas públicas y donaciones colectivas e individuales.

Al conmemorarse el Día del Campesino el 17 de mayo de 1976, Fidel intervino en La Plata y trazó una línea a seguir con respecto al trabajo con los campesinos. Surgieron entonces las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA). Con esta nueva forma de explotar la tierra y con la agrupación cada vez mayor de los campesinos, se fortalece el desarrollo agrícola en el territorio. El proceso de cooperativización en Jobabo se inició con la fundación de la CPA Liduvino Valera el 27 de diciembre de 1977.

Transformaciones políticas sociales y culturales

Forma parte de la radicalización del proceso de formación del Partido Comunista la fundación del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba en 1963. La asamblea constituyente de construcción del PURSC en el municipio se efectuó el 16 de julio de 1963. Esta organización, continúa su labor hasta el tres de octubre de 1965, fecha en que se efectúa el activo nacional y adopta el nombre de Partido Comunista de Cuba: Jobabo estuvo representado en dicho activo por Gilberto Ávila. El comité municipal del partido comunista de Cuba en Jobabo, quedó constituido en la asamblea efectuada el 27 de noviembre de 1965.

Fundadores del Partido en Jobabo

El tres de julio de 1976, de acuerdo con las resoluciones del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, fue aprobada por el Consejo de Ministros la Ley 1 304, que sancionó la nueva División Político-Administrativa. En el articulado de la mencionada Ley se puntualizó que el nombre de la provincia sería Las Tunas, integrada por los municipios Puerto Padre, Jesús Menéndez, Manatí, Majibacoa, Amancio, Colombia y Jobabo. Asimismo se determinó que la capital sería la ciudad de Las Tunas, aprobándose que la cabecera de los municipios estuviese en las ciudades o pueblos de su propio nombre, de ese modo surgía el municipio Jobabo.

Durante los meses de octubre y noviembre de 1976 se celebraron las elecciones generales a los órganos del Poder Popular y se constituyeron las ocho asambleas municipales y la Asamblea Provincial en Las Tunas. En este proceso en el municipio Jobabo, la dirección del Comité Ejecutivo quedó integrado por Abel González como Presidente, acompañado en el cargo de Vice-presidente por Juan B. Zamora, en tanto fue electa como Secretaria, la compañera María E. Amador.

Salud

Priorizada el área de salud en todo el territorio nacional, Las Tunas se dio a la tarea de desarrollar todos los rincones de la provincia. El moderno hospital de Jobabo es muestra de ello, medida adoptada por ser esta una de las regiones más atrasadas en término de salud pública antes del triunfo revolucionario. Como complemento de esta instalación de salud, se han construido diferentes consultorios de los Médicos de la Familia que se encargan de la atención primaria de salud en las comunidades. Posee además un Hogar Materno, un Hogar de Ancianos y una Casa de los Abuelos

Deporte

La práctica de la cultura física, el deporte y la recreación como elemento fundamental en la formación de la juventud, se hizo realidad con el triunfo del primero de enero de 1959. El esfuerzo de más de tres décadas posibilitó la existencia de un pujante movimiento deportivo que dio lugar a la condición de provincia LPV (lista para vencer) por la fuerza extraordinaria de la participación del pueblo.

Gimnasio de boxeo jobabo

Hay múltiples instalaciones deportivas, entre ellas el estadio Batalla de Palo Seco, sede de algunos partidos de la serie nacional, provincial y de categorías inferiores de béisbol, así como complejos rurales ubicados en zonas intrincadas, la fuerza calificada para el movimiento incluye decenas de técnicos que trabajan frente a las áreas y profesores de Educación Física controlados por Educación, quienes tuvieron el apoyo de los activistas voluntarios. En las áreas deportivas, practican sistemáticamente cientos de alumnos, que ha posibilitado que los más talentosos sean incluidos en la EIDE Provincial logrando el perfeccionamiento de estos talentos.

El acceso masivo a la actividad deportiva ha posibilitado la aparición de atletas de alto rendimiento que se han promovido a los equipos nacionales de sus respectivas disciplinas, tal es el caso de los peloteros Roldán Guillén, Ermidelio Urrutia, y Osmany Urrutia, convertidos en Glorias deportivas de nuestro país. En este ámbito es significativa la labor realizada por el y promotor y comentarista deportivo Evaristo Barrios, quien se convirtió en vocero del quehacer deportivo en su terruño.

Panorama Cultural

El territorio se ha caracterizado por poseer un gran movimiento cultural, resaltándose varias actividades y eventos que se hacen a lo largo del año, entre ellas podemos destacar la tradicional Cucalambeana en cada una de las Circunscripciones y el arduo trabajo de los promotores culturales por todo el municipio, sin dejar de reconocer el trabajo de los Instructores de Arte que laboran con los estudiante de primaria y secundaria. Influyen mediante las actividades recreativas, deportivas y culturales y con la puesta en marcha de Proyectos de Desarrollo Sociocultural implementados en el municipio como las tradicionales Verbenas de San José, en la que participan diferentes instituciones, organismos y organizaciones y que los principales protagonistas son los habitantes de cada comunidad, para lograr contribuir a mejorar el nivel de vida de la población en el territorio. Artistas que resaltan, los escritores Amparo Ramírez y Modesto Hidalgo.

Se destacan además, dentro del quehacer cultural jobabense las diferentes acciones del Museo Municipal Rosendo Arteaga Guerra, encargado de preservar el patrimonio cultural, la memoria histórica y la promoción y animación sociocultural. Importantes fondos museables atesora dicha institución en la que resalta una valiosa colección de muebles de la etapa republicana, objetos relacionados con personalidades del ámbito local y nacional como los héroes nacionales de la Zafra, Domingo Urrutia y Caridad Borges.

Museo municipal, Jobabo

Además del museo, el territorio posee otras instituciones culturales que sustentan la política cultural establecida por el Estado cubano, tales como la Casa de Cultura Perucho Figueredo, la Galería de Arte Lucilo León, la Biblioteca Pública José Domínguez Olázabal, la Casa del Escritor, la Librería Mis libros, el Cine 30 de diciembre, la Banda Municipal de Conciertos, así como el Conjunto Campesino Clave Cubana y el Grupo Danzario Los Albores con Categoría Nacional.

Fuentes

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