Cultura huari

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Cultura huari
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Concepto:La cultura wari fue una civilizacion precolombina peruana del periodo Horizonte Medio, con gran fusión cultural.

La cultura huari o cultura wari es una cultura de fusión (Tiahuanaco + Nazca + Huarpa). Aproximadamente hacia los finales de los años 600 empieza a producirse un fenómeno más o menos homogéneo con el surgimiento de la cultura huari la cual corresponde al período del Horizonte Medio (800 a 1200), y aunque no se ha precisado el tipo de control e influencia que ejerció sobre otras culturas regionales, logró cierta unificación y expansión de una cultura propia.

Historia

Sus antecedentes locales más directos son de la cultura huarpa, que se desarrolló en la sierra de Ayacucho. También se benefició de los contactos iniciales con la cultura de Nazca. Al igual que Tiwanaku, se piensa que muchos de los motivos chavinoides representados en la iconografía Wari pudieron haber sido introducidos por influencia de Pukara.

El Imperio wari se expandió mediante conquistas militares los que le permitió, hacia el año 650. alcanzar su máxima extensión de manera muy rápida. No obstante, también fue decayendo muy velozmente.

En la zona de lo que hoy es Lima, la cultura de Pachacamac desarrolló su propia esfera de influencia, convirtiéndose en uno de los principales rivales de Wari, que hacia el 800. había dejado vacía su capital.

Ubicación geográfica

Ubicación de los asentamientos de la cultura wari.

Entre los años 500 y 1000, a 20 km al noreste de la actual ciudad de Ayacucho, se construyó la capital del Primer Imperio Andino, cuya expansión alcanzó por el Norte hasta los territorios de los departamentos de Cajamarca y Lambayeque y por el Sur hasta el Cuzco y Moquegua.

Manifestaciones artisticas

Alfarería

La alfarería Wari se muestra como un crisol de tres distintos estilos. Muchos de sus diseños presentan semejanzas formales con los personajes de Tiwanaku y Pukara, tales como los chamanes alados o el "Personaje de los Cetros", mientras que las formas de las vasijas destacan por sus botellas de dos golletes que evocan la cultura de Nazca.

Textilería

Los wari también alcanzaron gran maestría en la elaboración de textiles, especialmente en telas policromas, brocadas y dobles, así como el uso de plumas para el decorado. La talla, tanto en madera como en piedra y hueso, llegó a altos niveles estéticos y tecnológicos creando objetos de índole ceremonial y de adorno personal. En Pachacámac se encontró en los alrededores del Templo Viejo una talla de madera que posiblemente representa a ese dios, dada su similitud con la descripción que hace Miguel de Estete del ídolo de Pachacámac. El dios, bifronte y hermafrodita, ocupa la parte superior del madero, lleva atributos correspondientes a sus funciones y cualidades y esta rodeado de símbolos y figuras de la mitología Wari, encontrándose actualmente en un lugar de honor en el Museo de Sitio del Santuario.

En ese mismo local y en otros repositorios limeños se pueden apreciar objetos finamente labrados en turquesa, piedras semipreciosas, obsidiana, hueso y concha, que representan personas, animales o aves, destinados tanto a fines funerarios como al acicalamiento personal al que fueron tan afectos los

Wari. Existieron pocos objetos de metal, usándose sin embargo la plata, el oro y el cobre en la fabricación de adornos y útiles diversos. El cobre también se usó en forma de planchitas que se colocaban en la boca de los muertos para asegurarles el viaje al otro mundo. Asimismo, se produjeron objetos e instrumentos de bronce, aleación que se había inventado en la época y que a la fecha todavía no lograba desplazar al cobre en la fabricación de armas y herramientas.

Cerámica

La cerámica ocupa un lugar destacadísimo entre las artes del periodo. El estilo Nieveria, coma ya se ha indicado, se enriqueció incorporando a su decoración la temática Wari y aumentando la policromía de su colorido. En las lomas de Lachay apareció un nuevo estilo Wari, bautizado con el nombre de Teatino, de formas simples y rotundas, de color rojo opaco y decoración incisa de motivos tiawanaquenses, cuya difusión se localizó en el valle de Chancay y parte de la cuenca del Chillón.

La cerámica era policroma y su acabado de superficie era muy pulido. Hay piezas policromas de grandes dimensiones y muy decoradas que, probablemente, tuvieron usos ceremoniales y demuestran el alto nivel técnico de los ceramistas, con una producción a gran escala.

Véase también

Fuentes