Incremento de la lucha en 1958 (La Sierpe)

Incremento de la lucha en 1958 (La Sierpe)
Información sobre la plantilla
Fecha:1958
Lugar:Cuba,Sancti Spiritus, Actual Mcpio La Sierpe.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba vs Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Organizaciones involucradas:
Ejercito Libertador, Tiranía Batistiana

Incremento de la lucha en 1958 (La Sierpe) En Mapos y Natividad los combatientes de la clandestinidad realizaban por orientaciones de la instancia superiores diversas actividades.

Manifestaciones Importantes

Por las características de la zona una manifestación importante constituyó la quema de cañaverales. En El Jíbaro un grupo dirigido por Pío González prendió fuego al matadero del lugar, hecho que causó impacto en el territorio.

Ante las dimensiones que había tomado la lucha en La sierpe y subestimando la fuerza que aun tenía la tiranía se decide convocar a una huelga general que tendría lugar el 9 de abril de 1958. Los obreros del Natividad y sus colonias manifestaron de inmediato su apoyo a esta decisión, sin embargo el P.S.P que acogió esta iniciativa con recelo también la apoyó, recordándose que Amador Antúnez señaló en ese momento "cuenten conmigo para lo que sea" . Muchos de los revolucionarios de la zona fueron a Sancti Spíritus donde se les avisó del fracaso de la huelga, teniéndose que refugiar en Ciego de Ávila los dirigentes Julio Castillo e Israel García, perseguidos por la guardia rural donde permanecieron dos meses, regresando posteriormente a Natividad.

Tras el fracaso de la huelga del 9 de abril la tiranía emprende una ofensiva contra las fuerzas del ejército rebelde en la Sierra Maestra con el objetivo de aniquilarlo, sin embargo los embates batistiana fueron derrotados y el ejército revolucionario pasó a la contraofensiva.

A mediados de 1958, se incorporaron a las fuerzas rebeldes del Escambray tres nuevos miembros del M-26-7 en Natividad, fueron ellos Manuel Calzada, Daniel Armelles y Oreman Barroso. El 2 de junio de ese año, en un gesto de gran heroísmo, cae combatiendo n dos Arroyos el combatiente rebelde de Mapos Tomás Irán Rejas Acosta, cuando por salvar a un compañero herido enciende una linterna en medio de un combate. Este gesto le costó la vida.

En el territorio de El Jíbaro los meses intermedios de 1958 fueron testigos de varias acciones que pusieron de manifiesto la actividad de la Célula del 26 de Julio, ejemplo de ello fue cuando una mañana los habitantes del poblado observaron como en la cúspide de un molino de viento ondeaba una bandera roja y negra del 26. Esta acción fue llevada a cabo por Heriberto Olaya (Cubanito), José Pablo Carmenate (Carejeta) y Guillermo López (Nené).

Las autoridades vieron en este hecho un peldaño más un el vanace de los revolucionarios hacia la victoria. También hubo un incremento en la escogida de armas, ventas de bonos y otras actividades. Era rara la noche en que estos grupos no se reunieran e hicieran algo a favor de la causa. Hubo nuevos escondites de armas, como son los casos de las ruinas del antigua ingenio Santa Rosa, o en la propia bodega donde trabajaba Homero González. Ya en este momento había sido captado para la causa un grupo de jóvenes jíbareños que de una forma u otra daban su contribución a la lucha, tal es el caso de Homero Palmero, Aurelio Torres, Luis Marino Fría, Antonio Albelo, Ibrahín Cruz, Carlos Manuel González y otros que reparan algunas de las armas ocupadas. En el mes de agosto de 1958, las relaciones entre los distintos grupos guerrilleros que operaban en el Escambray se habían puesto muy tenso a tal punto que el segundo frente que dirigía el Comandante Menoyo se había convertido en un verdadero azote para los campesinos y le había declarado prácticamente la guerra al movimiento "26 de Julio".

Pero antes de que esto sucediera, el máximo dirigente del M-26-7 en el Escambray, Victor Bordón Machado partió hacia la sierra maestra Sierra Maestra junto a un pequeño grupo de compañeros para dar a conocer a Fidel esta difícil situación. El viaje lo harían atravesando toda la parte sur del territorio, para lo que se apoyarían en un grupo de personas que apoyaban la causa revolucionaria en la zona por donde debían pasar. El primer contacto que tiene al cruzar el río Zaza es con Mario Pérez quién a su vez lo guía hacia la casa de José Hernández (Cheo), en las cercanías de Vitico. Allí después de una breve estancia, reinician la marcha muy cerca de la costa para arribar la casa de Francisco González (Panchito). Era el día 18 de Agosto de 1958.

Después de recibir varias atenciones por parte de los campesinos, reinician la marcha hasta llegar a la finca El Toro, donde son recibidos por Luis Soris, y después de reponerse, parte la pequeña comitiva bajo un torrencial aguacero hacia los montes del Macío. Cruzan el Jatibonico por El Derrame y se encaminan por una zona completamente anegada hasta Atollaosa donde son atendidos por Benito Valdivia, quién después de atenderlos les indica un camino seguro para poder arribar al territorio de Ciego de Ávila.

Al arribar a los predios avileños, la pequeña comitiva conoce que ya por el surcamagueyana avanza la columna Invasora dirigida por el Ché, por lo que Bordón sigue hacia Ciego, mientras que el resto regresa por el mismo camino para ultimar detallas con los prácticos que ya antes habían visitados y que ahora debían dar un inestimable aporte a los invasores, a la vez que ordenaba a tres de los integrantes que partieran al encuentro de las tropas del Ché para guiarlas hacia las montañas del Escambray.

El hecho más importante de guerra en el territorio

El paso de la columna invasora No. 8 Ciro Redondo por Ernesto Ché Guevara

Después de una penosa marcha por el sur camagüeyano la columna invasora cruza la trocha Júcaro-Morón el día 13 de octubre de 1958 e inicia la última etapa de su recorrido para llegar a la provincia villareña.

Unas horas más tarde se produciría el encuentro entre los tres combatientes del Escambray y las tropas del Ché, los que después de una larga conversación donde explican al comandante de la Sierra la falta de unidad de los grupos armados de Las Villas, comienza a guiar a la columna por el camino que ellos habían recorrido últimamente. Por esos días habían abandonado a los invasores algunos combatientes que no pudieron resistir las adversidades; también quedaron rezagados por problemas de enfermedad el Teniente Rolando Pardillo Bravo y otros compañeros, los que luego serían ayudados a su reincorporación por el M-26-7 de El Jíbaro.

El día 8 de octubre acampa la columna en el monte Tibisal. Se había vencido un eslabón más en los propósitos de aquellos combatientes. En este lugar completamente cenagoso, donde casi era imposible el descanso, el Ché analiza un mapa junto a Otten Mensana quién le señala los lugares donde operaban los distintos grupos en el Escambray y la ruta que ahí en adelanta debían seguir. En esa ocasión es designado Ornedo Rodríguez par que parta hacia Las Villas y avíe a los jefes de las distintas organizaciones para que salieran a su encuentro. Después de establecer algunos contactos y de conocer las posiciones cercanas del ejército, parte de nuevo la columna llevando como prácticos al campesino Cuco Echemendía y al combatiente Miguel Martínez.

Después de caminar por más de 4 horas, amparadas por la oscuridad de la noche, llegan a la casa del mayoral de la finca El Escribano Rodolfo Pérez donde son atendidos. En ese lugar el Ché ordenó a Herman Mark y a Flores Gutiérrez que partieron hacia Ciego de Ávila. Conoce además de la presencia cercana de algunos cientos de hombres del ejército en La Teresa y Limones Palmero. Antes del amanecer del día 9 la columna parte a establecer campamento en un guanal cercano que era como un oasis en medio de aquellas ciénagas producidas por las torrenciales lluvias. A las dos de la tarde se ordena una exploración al canal de La Corcova que servirá de cruce hacia la finca El Macio, su próximo objetivo. A esa misma hora la aviación bombardeó los montes cercanos, explotando en el aire uno de los aviones.

Por otra parte, el ejército con la certeza de que los rebeldes se acercaban al río Jatibonico del Sur, ordenó que se recogieran todas las embarcaciones que se encontraban n dicho río, que se destruyeran las balsas y se registraran las casas próximos al mismo.

A las 4 de la tarde l Ché conoció que se encontraban muy cerca del lugar donde divisaba el macizo montañoso, noticia recibida con mucha alegría. Conoció también que a 13 km al noreste, en el Batey de Las Nuevas se encontraba el ejército.

A las 8:30 p.m, se emprendió de nuevo la marcha rumbo al canal de la Corsobada donde los esperaba la punta de Vanguardia y el campesino de la Zona Rafael Echemendía Pérez. A la 1:30 a.m del viernes 10 de octubre, después de recorrer 9 km, arriban al monte Domingo Díaz, n la finca El Macio, la cual se encontraba a 3.5 km al norte del estero Juan Hernández, a 8 km del río Jatibonico del Sur y a 14 del poblado del Jíbaro, donde el puesto de la guardia rural había sido reforzado por unidades de combate del ejército.

Durante la mañana el Ché ordenó al invasor Cesar Rubén Hernández, que había sido trabajador de este lugar, que hiciera una exploración a la arrocera Pozo Viejo para observar i allí había unidades del ejército. Este combatiente pudo comprobar, que en el Batey habían alrededor de 70 guardias y que sus vecinos lo estaban abandonando porque la aviación iba a bombardear.

Luego de comprar varias provisiones en la tienda del caserío, l obrero Manuel Gamboa Montolla fue presentado al he, quién le hizo algunas preguntas y lo envió al Jíbaro para que observara las posiciones del ejército. A su regreso informó que habían soldados en el puente de Torrijo, así como en la margen occidental del río cerca de Paso Viejo.

Ese día, cuando el sol salió y el cielo quedó despejado, un júbilo indescriptible se apoderó de aquellos aguerridos combatientes: a lo lejos se observaba nítidamente la Sierra del Escambray.

...” la tropa estaba cada vez cansada y descorazonada. Sin embargo cuando la situación era más tensa, cuando ya solamente el imperio del insulto, de ruegos, de exabruptos de todo tipo, podía hacer caminar a la gente exhausta, una sola visión en lontananza animó sus rostros e infundió nuevo espíritus a la guerrilla.

Esta visión fue una mancha azul hacia el occidente, la mancha azul del macizo de Las Villas, visto por primera vez por nuestros hombres...”

La máxima dirección del ejército opinaba que los invasores cruzarían el río, probablemente por Paso Viejo, y allí situó varias emboscada. El M-26-7 de El Jíbaro conoció de esto e hizo llegar la información al Ché, quien decidió cruzar el río unos km más al Sur de este lugar. Por la tarde de ese día se producen nuevos ametrallamientos por parte de la aviación, muy cercanas a donde se encontraban acampados los rebeldes, lo que demostró que estaban localizados por el enemigo. Ante esta situación deciden continuar y envían a los compañeros del Escambray a una exploración. Estos regresan y plantean que habían contactado con los hermanos Francisco y Argelio en Atoyaosa donde habían resuelto comida para la tropa. El Ché envía a la Punta de Vanguardia hasta esa Finca para que tome el batey como medidas de seguridad y con el resto de la tropa se trasladan hacia una casa en medio de un potrero desolado donde todos se acomodan como pueden, sin salir para que la aviación no los localizara.

Una vez ocupado el batey, la punta de Vanguardia ocupó la casa de Francisco Aquino que estaba desocupada y donde existía un teléfono que se comunicaba con El Jíbaro, el cual Otten Mensana levantó en silencio pudiendo escuchar una conversación entre el primer teniente Lázaro Castellón que estaba en Pozo Viejo y el sargento Ruperto Hernández, jefe del puesto de la guardia rural de El Jíbaro donde se enteraron de la situación del ejército. Luego escuchan otra entre el capitán Urbano Matos jefe de la compañía 34 que se encontraba en El Jíbaro y Castellón donde se decían que existía con la seguridad de que los invasores no habían cruzado aún el río y daban otros datos militares que serían de extraodinaria importancia para los combatientes.

En esos momentos había sido detenido un montero de la finca cercana llamado Alfredo Meneses que fue mantenido junto a ellos y ya con la valiosa información obtenida por teléfono la hacen llegar al Ché en su improvisado campamento.

Por otra parte El Jíbaro era un hervidero de tropas. El puesto nombrado Soldado Abstengo compuesto por 7 hombres dirigidos por el sargento Ruperto Hernández estaba ocupado ahora por la Cía 34 al mando del Capitán Matos, que tenía como segundo jefe al Teniente Manuel J. Pérez Ruíz. Ellos calculaban que los invasores eran alrededor de 200 y se mantenía un ambiente de partir en cualquier momento con el grueso de la tropa a combatir contra los hombres de la Columna Invasora. Además de esto desde Jatibonico hasta la propia Costa Sur, se había desplazado una enorme cantidad de soldados con mucho armamento, incluyendo a la Marina de Guerra.

En el improvisado campamento de los rebeldes se toma la determinación de continuar la marcha para el cruce del río, para lo que se hacen un simulacro de día que hizo que la aviación bombardeara el potrero cercano a la casa. Al anochecer emprende la marcha y a las 8:30 p.m llegan al Batey de Atoyaosa donde el montero Meneses fue presentado al Ché, el cual se le hicieron varias preguntas, a las 9:00 se reinicia la marcha extremando las medidas de precaución para no caer en una emboscada, a las 10:30 llegan al paso del río que se encontraba custodiado por los exploradores.

Este lugar era conocido por “Paso del Dios”, y que la columna bautizó como “Paso de la Ceiba” . El mismo se encuentra ubicado a 9 Km de El Jíbaro y a 4 de Paso Viejo. Al producirse el arribo el montero Meneses escapa aprovechando un descuido.

Para cruzar el río se presentaron muchas dificultades debido a la fuerte corriente que este tenía. El cruce se efectuó de forma lenta, con muchas precauciones y utilizando una soga que se había amarrado en la otra orilla, lográndose pasar todos los hombres, armamentos y caballos. En El Jíbaro, el capitán Matos, recibió una llamada de un confidente detallándole la actividad de los invasores, inmediatamente comenzó a reunir bestias en el poblado para reiniciar una supuesta persecución, no obstante esta no se realizó. La moral combativa del ejército bajaba cada vez más.

Ya en tierra de Las Villas el ánimo de los invasores mejoró ostensiblemente, a pesar de que parecían un ejército de sombras por el extraordinario cansancio, los cuerpos mojados y los pies destrozados. El Tte. Miguel Martínez guió la columna con rumbo Sur, y a las 5 a.m del día 12 de octubre arribaron al monte Blanquizal de la finca El Toro.

Después de una exploración conocen que la casa del mayoral Luis Soris estaba deshabitada, pero que había dejado gran cantidad de alimentos.

El Ché ordena trasladarlos al campamento y la tropa recibe un verdadero banquete. Mientras esto sucedía un avión B-26 lanzaba alrededor de 6 bombas en un potrero aledaño, lo que se repetiría horas más tardes.

A las 10 p.m los invasores dejan una nota al dueño de la vivienda donde le relacionaban, como constancia, todo lo que habían consumido y parten hacia la Finca Juan Débil. Luego de algunas horas de camino arriban a la Barquilla donde Miguel Martínez llega a la casa del campesino Francisco González Ibañes (Panchito), quien anteriormente había ayudado al pequeño grupo del Comandante Bordón. Inmediatamente acepta la tarea de práctico y es conducido hasta el Ché. Años más tardes daría el siguiente testimonio:

...”recuerdo que fue una gran impresión observar de cerca la figura de aquel aguerrido combatiente vestido con aquel maltrecho uniforme verde olivo y su acostumbrada boina en la cabeza...Conocí la figura de Roberto Rodríguez (Vaquerito) iba monta do en una mula prieta...”

Se reinicia la marcha. Pasan cerca de los bateyes de los Galleguitos y Romero y toman rumbo norte por el camino que conduce a Peralejos. Después de recorrer alrededor de 3 Km, la columna se detiene para reagruparse en el batey de Vitico donde recaban la ayuda de José Hernández Cruz (Cheo) quién también se encuentra dispuesto a colaborar.

En este lugar solicitan también a Lucas Conde que era chofer de una camioneta del dueño de la arrocera que partiera por el camino que habían recorrido a recoger a varios compañeros que estaban rezagados debido a sus malas condiciones físicas. La misión se cumple y son recogidos varios combatientes entre los que se encontraban el capitán Silva y Elíseo Reyes que venía enfermo.

En el Batey la tropa sé reabastece de víveres en la tienda del lugar por un valor de $ 107.00, lo luego fue pagado al instante. Después de reagrupado todos los combatientes se decide partir y Cheo Hernández los guías hacia un monte que se encontraba a unos 2.5 Km del Batey al cual arriban a las 6:00 a.m del lunes 13 de octubre. Este lugar era conocido como Monte Quemado.

Mientras tanto llegaba al batey el soldado del ejército de la tiranía Henio Cuellar, quien es informado de los últimos acontecimientos por el obrero de la arrocero Nestor García Rivero (Camagüey).

Este parte rápidamente e informa al Escuadrón 38 de la guardia rural de Sancti Spíritus. En El Jíbaro, a las 7:00 a.m, parte 16 soldados dirigidos por el Tte. Manuel Pérez guiados por el mayoral Luis Soris hacia la finca el Basto para verificar si ya la columna había cruzado el río Jatibonico. Esto es comprobado por el rastro dejada por los combatientes, y Soris regresa a comunicárselo al capitán Matos, mientras que el resto continua tras las huellas, sin embargo al llegar los soldados al batey Romero, una avioneta deja caer una botella con un mensaje que les ordenaba regresar a El Jíbaro donde en este momento había ya una gran concentración de tropas.

Informado el Ché de la presencia de los soldados, ordenó rápidamente a Miguel Martínez que partieran hacia el central Amazonas, exploraran el río Zaza y prepararan las condiciones para cruzarlo. La misión es cumplida, y después de contactar con Tomás Pérez, simpatizante del movimiento revolucionario, acuerdan hacerlo por el Paso de las Guásimas.

Al regresar al campamento se requirió de la colaboración de Ramón Meneses Partillo para que con su camión partiera a recoger a la parte de la columna que avanzaba a pie y los trasladará hacia el punto donde se intentaría el cruce del río. La marcha hacia el Zaza se inició a las 8:30 p.m llevando como práctico al campesino Manuel Pérez Gallo más adelante se aborda el camión, pero este solo pudo recorrer 1 Km por las malas condiciones del camino.

Después de algunas horas de tensa travesía arriban por in a los márgenes del Zaza, donde lo reciben Marcos Acosta Márquez, Aquilino Yero y Lorenzo Díaz con tres botes de remo. En ese momento acuden también otros Cecilio y Emiliano Acosta, Manuel Gallo, Eduardo Pérez, Zoilo Rabelo, Carlos Esponda, Mario González y Jesús Muro, vecinos de ambos lados del río.

Una vez creada todas las condiciones se proceden a la maniobra del cruce, a las 12 de la noche del día 13 de octubre de 1958, pasando en cada bote de tres a cuatro hombres con una bestia detrás. La operación fue un éxito, se había vencido un gran obstáculo en el camino hacia el objetivo mayor, llegar al Escambray.

Continua apoyo columna Invasora No 8 “Ciro Redondo” despues del paso por la zona

A pesar de que con el cruce del río Zaza, la columna Invasora No 8 “Ciro Redondo” salía de nuestro territorio, esto no significaba que los revolucionarios de la Zona cesaran en su apoyo, y tal es el caso de Amador Antunez, con el cual hizo contacto el compañero Armando Acosta Cordero, quien le solicitó alimentos, ropas y zapatos para la columna, tarea que fue cumplida sin dilación.

En su libro de La Sierra Maestra al Escambray, uno de los protagonistas de aquella epopeya, Joel Iglesias señala: ...“Llegaron al campamento en una camioneta, el compañero Amador Antunez García, del Partido Socialista Popular, Israel García y otros dos compañeros del M-26-7 en natividad. Llevaron arroz, leche condensada y otras conservas, así como cinco pares de botas y seis mudas de ropas de trabajo. Esta mercancía fue adquirida en una tienda del Batey de natividad, por los compañeros...”

Los meses finales de la Guerra

La llegada del Ché a la sierra del Escambray, y de Camilo a la Zona norte de las Villas, unidos a la expansión que alcanzado las actividades revolucionarias hacen imposibles el mantenimiento por mucho tiempo de la tiranía Batistiana.

Una de las tareas más importantes de esos días la cumplió el M-26-7 de El Jíbaro, la cual estuvo relacionada con l reincorporación a las tropas del Ché del Tte. Rolando Pardillo Bravo y los otros compañeros que no había podido continuar en l invasión por su desgastado esto físico. Este pequeño grupo después de reponerse comprendió la marcha, haciendo contacto con Benito Valdivia en Atoyaosa, al cual pardillo le manifestó sus intenciones. Este a su vez se lo comunicó al jefe de la Célula del M-26-7 en El Jíbaro, Gustavo González, quien de inmediato parte junto a Homero a recibir la pequeña comitiva. El encuentro se produce en la finca Atoyaosa, y después de una larga conversación se decide que el Tte. Pardillo y sus compañeros caminen de noche hacia el cementerio de El Jíbaro, desde donde serían trasladados en un vehículo hacia el Escambray. Se cumple lo acordado y en un camión que era propiedad de Nino Dartayet y que manejaba Ibrahín Cruz se hizo el traslado hasta Guasimal donde lo esperaba otro camión que los llevaría directamente a las montañas.

En este contexto se incorporan a las guerrillas del Escambray un grupo de compañeros de El Jíbaro integrado por:

Guillermo López Palmero (Nene) Jorge Zubiaurre (Pulguita) Alexis Gómez Olaya Rafael González (Pildurin) Pio González Humberto González Eldo Hidalgo Valdez José Luis Meneses Venegas Fernando Rodríguez Román Arturo Meneses José Manuel Villamil Ramón Dueñas Osvaldo Viera

El 22 de noviembre de 1958 un pequeño grupo dirigido por Raúl Cordero (traidor después del triunfo de la revolución) se traslada desde la zona de Bacuino hasta Galleguito para preparar una acción, en la que se debían apoderar de las armas que había en Peralejo. Pasan esa noche en la casa del Vaquero Ortelio Valle y al amanecer del día 23 toman prisionero a un guardia del Batey para que lo conduzca a un lugar donde se desarrollarían los hechos sin levantar sospechas. Llegan sin contratiempos a Peralejos y en el lugar donde se guardaban las armas se apoderan de tres sprinfields y cuatro escopetas de cartuchos con sus municiones, que eran utilizadas para la pequeña guarnición del lugar, sin embargo un confidente de la noticia al cabo Perfecto Hernández que se encontraba en la casa del interprete de los norteamericanos Charlies Mories, y este parte corriendo hacia donde estaban los rebeldes. Al llegar se les da el alto. El cabo hace un movimiento para extraer su arma pero Evelio García Hernández, uno de los hombres del grupo, dispara su rifle, dejando sin vida al cabo, el cual fue recogido horas más tardes por una patrulla que se retiró apresuradamente.

El 10 de diciembre el Capitán Armando Acosta Cordero, cuyo nombre de guerra era Erasmo Rodríguez, es designado por el Comandante Ernesto Ché Guevara jefe de operaciones de la zona sur de la provincia de Las Villas. Bajo la dirección se fraguarían los planes para a liberación de Guasimal, Mapos, Natividad y Sancti Spíritus, lugares estos donde en los meses de octubre y noviembre se hicieron múltiples actividades para boicotear la farsa electoral que preparaba el tirano Batista.

El 21 de diciembre se clausuró en General Carrillo, en la zona norte de las Villas un congreso azucarero en armas que había sido organizado por el M-26-7. A este evento asistieron en representación de los trabajadores de la central Natividad Amador Antunez, Israel García, Samuel Barroso y Julio Castillo entre otros, y por el Central Amazonas Pablo Castro Cortes, Eduardo Rojas Acosta y José Mur Leal.

El día 18 de diciembre de 1958, las tropas de Armando Acosta entran en Mapos y Natividad tomando ambos poblados sin resistencia por parte de los soldados que custodiaban estos lugares, por lo que prácticamente todo quedaba listo para la toma de la Ciudad de Sancti Spíritus que se efectuaría el 23 y en cuyas acciones participarían combatientes de nuestra zona, entre ellos 18 hombres encabezados por el M-26-7 del Jíbaro Gustavo González, quién después de la ación fue designado jefe de las milicias que en este poblado debían organizarse ya como territorio liberado.

El 30 de diciembre, cuando se desarrollaban la toma de Jatibonico, llega a las proximidades de El Jíbaro el capitán Antonio Rodríguez Pentón, en un Jeep junto a otros tres compañeros quienes intentaban dirigirse hacia ese lugar por el camino de Las Nuevas, sin embargo se le aconseja por el M-26-7 de la zona que tome por el camino de Guanal alto, ya que la vía por él escogida estaba ocupada por tropas de la tiranía. El oficial acepta y regresa hacia La sierpe (16) pero es sorprendido por dos avioneta militares, que inmediatamente le disparan y le ocasionan la muerte al no abandonar l vehículo, que incluso venía cubierto por una bandera cubana. Esta fue la última acción de relevancia que tuvo lugar en nuestra zona durante la guerra de liberación nacional.

Fuentes