Carlos Indalecio Díaz Rodríguez
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Indalecio Díaz (Uñas, 20 de junio de 1908 - Las Tunas, 9 de noviembre de 1958) fue un combatiente revolucionario cubano que se destacó en la lucha desde Las Tunas, donde participó en manifestaciones contra los Gobiernos de turno.[1]
Síntesis biográfica
Estudió en la escuela primaria Félix Varela de Uña, su pueblo natal.
En 1926 se trasladó para la ciudad de Las Tunas junto a sus padres Cándido y Mercedes, ambos de origen campesino y pobres.
En Las Tunas comenzó a trabajar modestamente en la rama de comercio al pormenor, con lo cual buscaba el sustento para ayudar a la familia. Junto al trabajo continuó los estudios en clases nocturnas en el colegio José Martí y la academia Pitman hasta lograr el séptimo grado.
Trayectoria revolucionaria
Luchó abiertamente contra la tiranía machadista, desde las filas de La Joven Cuba, organización creada y dirigida por Antonio Guiteras. Por ser amigo de este líder antiimperialista sufrió detenciones y atropellos de todo tipo y hasta guardo prisión en el Castillo del Príncipe en La Habana.
Las manifestaciones de organización en este período se hicieron sentir también en el sector del comercio; en 1932 en Victoria de las Tunas se creó el Sindicato del Comercio, que estuvo dirigido por Indalecio Díaz, hasta enero de 1933, en que se transformó en el Sindicato General de Obreros de Victoria de las Tunas, cuya sede se ubicaba en la calle Gonzalo de Quezada entre Lucas Ortiz y Lico Cruz. Para ello se efectuó una reunión y se eligió al Comité Ejecutivo, integrado por: Eugenio Cusidó Torres (secretario general), Roberto Pérez Santiesteban (secretario de acta), Indalecio Díaz (secretario de finanzas) y Rafael Feria Rodríguez (frente de organización y propaganda). A petición de los compañeros Guillermo Dumoy, Eladio Labrada, Santiago Escobar y Eduardo Martínez, el 27 de agosto de 1933 se fundó en Bartle una delegación de este sindicato, lográndose un convenio entre los obreros y la compañía industrial (que reconoció el gremio); se tomaron acuerdos de interés mutuo.[2]
En 1934 Indalecio Díaz consiguió la partitura del himno La Internacional e hizo que la banda de música del municipio la interpretara en una de las retretas dominicales.
Victoria de las Tunas organizó varias células de La Joven Cuba,[3] como la dirigida por Juan Antonio Casariego; la llamada célula número siete conformada por Francisco Villoch Leyva, Alberto Carlos Feber Reyes, Dalio Guerra, Isabel Izada Curbelo, Luis Galano Torres y Pedro O. Verdecie Pérez; otra integrada por Monguito Villamar, Alfonso Cusidó, Manuel Artime, Mario Guerra y Martiniano Villoch Leyva. En el Comité Local se unieron Argelio Pérez Santiesteban, Indalecio Díaz, Manuel Artime López y Mario García, entre otros. Hacia el año 1935 existían treinta y tres hombres y cuatro mujeres que militaban en ella.[4]
Cuando Fulgencio Batista perpetró el artero golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, Indalecio Díaz fue de los primeros en salir a la calle como protesta, para lo cual utilizó un camión junto con Pelayo Cusidó Torres y otros antibatistanos, exhortando al pueblo a unirse a la lucha contra los golpistas.
Díaz era vigilado y fichado por los sicarios de la tiranía, sufrió vejaciones, allanamiento de su casa y registros minuciosos, pero nada le hizo cambiar su conducta revolucionaria.
Asesinato
El 9 de noviembre de 1958 una mano traidora y criminal de un esbirro le dio un balazo en una calle de la ciudad de Las Tunas, lo que le originó la muerte pocas horas después en la clínica Placencia.[1]
Fuentes
- ↑ 1,0 1,1 «Efemérides de noviembre», artículo publicado en el sitio web Universo Joven (Cubava).
- ↑ Pupo Vázquez, Alberto Antonio (2010): Las Tunas neocolonial (1898-1952), pág. 39. Las Tunas: Editorial Sanlope, 2010.
- ↑ La Joven Cuba fue una asociación política secreta y celular compuesta por jóvenes profesionales de la clase media que emplearon métodos terroristas durante la lucha contra Machado. Al caer el dictador se convirtió en partido político ABC.
- ↑ Pupo Vázquez, Alberto Antonio (2010): Las Tunas neocolonial (1898-1952), págs. 81 y 82. Las Tunas: Editorial Sanlope, 2010.
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