Cultura del valle del río Indo

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Cultura del valle del Indo
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Mapa de la cultura del valle del río Indo (Pakistán).png
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Principales ciudadesCiudad de Harappa

La cultura del valle del río Indo fue una civilización de la Edad del Bronce que se desarrolló desde el 3300 hasta el 1300 a. n. e. a lo largo del valle del río Indo, en Pakistán, el sureste de Afganistán, y el noroeste de la India. Abarcaba cerca de un centenar de asentamientos y dos ciudades importantes: Harappa y Mohenjo-Daro (ambos en la actual Pakistán. En conjunto comprendía el área más extensa de todas las civilizaciones antiguas, más de un millón de kilómetros cuadrados, y atravesó varios periodos, siendo su máximo esplendor entre el 2600 y el 1900 a. n. e.

Ocupación

Ocupaba una superficie aproximada de 1500 km², en los actuales estados de Pakistán e India. La civilización se conoció por primera vez en la ciudad de Harappa, descubierta en 1920 por el arqueólogo británico John Marshall.

Entre las ciudades más importantes, que hoy en día se consideran ciudades estados independientes, como las de Mesopotamia, destacan ―además de Jarapa―, Mojensho-Daro, Kalibangan, Surkotada y Lothal. La característica más destacada de esta civilización es la unidad urbanística de sus ciudades, así como una avanzada tecnología, que incluía un sistema de escrtitura no descifrado hasta el momento.

Fotografía de la villa de Harappa en el siglo XX.

Ubicación cronológica

El criterio para datar la civilización de Harappa se ha basado tradicionalmente en el hallazgo de sellos de la región del Indo en lugares del oeste asiático, de los cuales, al menos una docena podrían ser enmarcados en un contexto datable, que iría desde la era pre sargónida hasta la civilización de Knosos, lo cual da un espectro cronológico de aproximadamente entre el 2500 y el 1500 a. C. Investigaciones posteriores, basadas en los datos arrojados por el carbono 14, de materiales hallados en Kalibangan, Mohenjo-daro, Harappa y Surkotada, indicarían una permanencia inferior, entre el 2400 y el 1700 a. C. En todo caso, los estudios actuales han puesto de manifiesto que los niveles de actividad del carbono 14 no siempre han sido constantes en el pasado; nuevas investigaciones en los niveles inferiores de Mohenjo-daro, que aún no han sido excavados, podrían dar a la civilización de Harappa una antigüedad mayor de lo que actualmente se cree.

Sobre las causas que llevaron al súbito cese de las actividades de la cultura de Harappa, aún hay abierta una larga controversia. La causa de la invasión y la aniquilación de los habitantes parece descartada, pues no se han encontrado pruebas de una continuidad entre los últimos vestigios de la civilización neolítica del Indo y aquella más moderna de los arianos. Otra teoría pondría como causa grandes inundaciones, explicación sólo parcial, pues las inundaciones han podido ser documentadas en emplazamientos como Mohenjo daro y Lothal, pero no en otros como Kalibangan. Puede que el desecamiento gradual de los ríos que regaban las ciudades fuese otra explicación del abandono de los emplazamientos. Plagas y el agotamiento de los campos circundantes de las aglomeraciones urbanas también han sido invocados para dar una explicación al final de la civilización de Harappa.

Economía

Como la mayoría de las civilizaciones que le fueron contemporáneas, la de Harappa basó su economía en la agricultura. El uso masivo de ladrillos de barro cocido, para cuya fabricación eran necesarias grandes cantidades de madera, así como la presencia en los sellos de representaciones de animales como el tigre o el rinoceronte, sugieren que el clima de la región debía ser mucho más lluvioso que en la actualidad: en el presente es raro que Mohenjo-daro, por ejemplo, acumule más de 100 mm de lluvia al año (en comparación, en La Habana llueve un promedio de 1200 mm al año). En todo caso, la existencia de canales secos demuestra que el Indo, el Ravi, el Ghaggar, el Sutlesh y el Bhogavo, fluían respectivamente por las cercanías de Mohenjo-daro, Harappa, Kalibangan, Ropar y Lothal. Así. a la producción de trigo y cebada se unieron cultivos de regadío, como el de melones, plátanos y guisantes. Pero destacó sobre todo la producción de algodón, en la que la civilización de Harappa se anticipó incluso a los egipcios.

Los animales más relevantes fueron domesticados, lo que permitió a esta civilización consumir, además de cereales, vegetales y frutas, vacas, cerdos, pescado, aves o corderos. Ha quedado constancia de la domesticación del perro y el gato e incluso el elefante, aunque no se puede afirmar con certeza que el caballo y el camello estuviesen aún domesticados, pese que la existencia de un activo comercio apunta en esa dirección.

El cultivo dealgodón apoya la tesis de que la civilización de Harappa debía conocer el telar. Se sabe poco sobre la forma de vestir de estas gentes, aunque las representaciones antropomorfas que se conservan parecen vestir una especie de chal. Se han encontrado botones y agujas que indican que, al menos algunas prendas, iban cosidas. No sería de extrañar, ya que el gusto por el adorno personal esa muy común, testificado por la permanencia debrazaletes, anillos y pendientes. La bija, un objeto cónico encontrado en los distintos yacimientos de Harappa, se continua usando hoy en día entre las mujeres del Rajasthán.

La práctica del comercio queda fuera de toda duda ante la presencia de instalaciones como muelles y almacenes, en los que fundamentalmente se debían encontrar productos agrícolas de las aldeas circundantes. La civilización de Harappa también practicó el comercio de larga distancia y debió de mantener relaciones frecuentes con el Oriente Próximo, atestiguadas, por un lado por el hallazgo de artículos de origen de clara procedencia occidental, como alfileres espirales y con cabeza de animal, y por otro con la recuperación de improntas de sellos de Harappa en ciudades como Ur, Susa, Lagash o Tell Asmar. En los últimos años se han descubierto en Lothal sellos muy parecidos a los que se usaba en la misma época en puertos del golfo Pérsico, como Barbar y Failaka, prueba probable del carácter marítimo del comercio practicado en la región, pero el hallazgo de piezas de lapislázuli y turquesas, no indígenas en la zona, apuntan hacia un comercio clásico de caravanas, el único posible con el Asia Central y Afganistán.

Tecnología de la civilización de Harappa

Harappa y su cultura muestran un absoluto dominio del bronce, como demuestra el hecho de que fuese empleado en objetos no esenciales, como vasijas. Aunque se siguieron utilizando cuchillos de sílex para usos determinados, se fabricaban en bronce multitud de objetos domésticos, como cuchillos, sierras, navajas, anzuelos, pinzas, etc. Para la guerra se hicieron de bronce pequeñas espadas, puntas de flecha y lanzas. El hierro aún era desconocido para los antiguos pobladores.

La civilización neolítica del Indo fabricaba robustas piezas de cerámica, bien torneada, perfectamente cocida y generalmente pintada de rojo. Con frecuencia, sobre el fondo rojo aparecen trazados con pigmento negro motivos florales o geométricos. A veces también se pintaban animales, aves o figuras humanas en distintas circunstancias: escenas cotidianas como una madre amamantando a su hijo o un pescador faenando con sus redes.

Fueron muy comunes también las pequeñas figuras de terracota, con motivos animales o humanos, en la que se muestra un gran vigor y variedad. El conocido toro de cuernos cortos de Harappa tiene su réplica en Mohenjo-daro y ambas son unas de las más poderosas representaciones de la Antigüedad remota. Desde el punto de vista de la expresión también destacan la cabeza hallada en Kalibangan y las figurillas femeninas de Mohenjo-daro. De terracota también se han encontrado juguetes que llaman la atención por su ingenuidad, como un toro de cabeza móvil o un mono que podía subir y bajar por una caña.

La escultura también alcanzó un alto desarrollo y llega hasta nosotros a través de figuras como el hombre con barba de esteatita hallado en Mohenjo-daro, al que se supone un sacerdote en actitud pensativa. Las dos figuras de piedra arenisca encontradas en Harappa, una representando a un musculoso joven y la otra a un bailarín, llegan a ofrecer una sensación de movimiento que no sería conseguida hasta dos milenios más tarde, en Grecia.

Asimismo, han llegado hasta nuestros días representaciones escultóricas en bronce, de gran perfección, que dan testimonio del nivel metalúrgico de la civilización del río IndoIndo. Las más importantes encontradas son fragmentarias, como la bailarina de fina factura encontrada en Mohenjo-daro o el perro en posición de ataque de Harappa.

Composición étnica y creencias religiosas

La población de la antigua región del río Indo, particularmente en las ciudades, era cosmopolita. Estaba compuesta por elementos mediterráneos, alpinos, mongoloides y proto-australianos. Tal cantidad de razas daba lugar a una gran variedad de religiones y cultos. Varios sellos muestran una figura de tres caras y cuernos, rodeada de animales salvajes y domésticos, que podría ser el origen de la figura del dios Shiva en su forma de Pashu Pati (‘amo de los animales’). También ha sido descrito un ritual asociado con el culto al fuego, documentado en la existencia de un cierto tipo de altar característico. Se han encontrado multitud de representaciones de una Diosa Madre y se ha sugerido la adoración de los árboles o quizás de espíritus que morarían en ellos.

La creencia en la vida después de la muerte se hace patente en las prácticas funerarias, tan variopintas como los credos que las debieron sustentar, pero con la presencia común de ajuares funerarios, compuestos por espejos, objetos de metal o cerámica y en algunos casos con la presencia de animales, sobre todo aves. Lo que sí es común es el hecho de que las tumbas solían ser individuales y en ellas los cuerpos siempre presentaban la orientación norte-sur, con la cabeza apuntando hacia el norte. Destaca el hallazgo en Jarapa de un enterramiento en un ataúd de madera; se cree que el difunto podría haber sido de la zona de Irak, donde el uso de ataúdes era frecuente.

Escritura de la civilización de Harappa

Donde mejor quedó plasmado el arte de los habitantes neolíticos de la región del Indo fue en los sellos. Construidos predominantemente de esteatita, solían ser cuadrados o cilíndricos, con un lado (o un diámetro) de 20 a 30 milímetros. En el anverso solía aparecer una inscripción acompañada de alguna figura animal y en el reverso una perforación para su suspensión.

La escritura, que aún no ha sido descifrada, es de carácter pictográfico y en ella se han catalogado más de 400 signos. Antes se consideraba que esta escritura, que se realiza de derecha a izquierda, era privilegio de las clases más acomodadas, que usarían los sellos para cerrar tratos comerciales; pero la abundante presencia de inscripciones en objetos de cerámica y utensilios de uso común, hacen pensar hoy en día que la escritura no se reduciría a una élite y que la civilización de Harappa contaba con una tradición literaria. Una pintura de Lothal apoya esta hipótesis: el ave que sujeta un pescado en su pico, sobre una rama, y un zorro debajo, podrían ser una reminiscencia de la fábula del zorro listo, una de las más conocidas del Panchatantra.

El dominio de la aritmética queda de manifiesto en el elaborado sistema de pesos y medidas. Los pesos seguían una relación progresiva de 1, 2, 8/3, 8, 16, 32, etc., hasta 12 800. Las escalas llegadas hasta nuestros días, de concha o marfil, muestran un "pie" de aproximadamente 13 cm (en vez del actual de 30,48 cm) y un "codo" de entre 20 y 21 cm.

Fuentes

  • Basham, A. (1975): A cultural History of India. Oxford, 1975.
  • Civilización de Harappa, artículo publicado en el sitio web MCN Arte.